De la Revolución Gloriosa a la Restauración: El Sexenio Democrático Español

El Sexenio Democrático (1868-1874): Un Periodo de Cambios en España

El Sexenio Democrático (1868-1874) fue un periodo de profundos cambios en la historia de España. Constituyó el primer intento de establecer una democracia basada en el sufragio universal masculino. Este periodo concluyó con la proclamación de Alfonso XII, hijo de Isabel II, como rey de España.

1. La Revolución de 1868 y la Caída de la Monarquía Isabelina

El Sexenio Democrático comenzó con la Revolución de septiembre de 1868, conocida como «La Gloriosa». Se inició en Cádiz tras el pronunciamiento de la Armada, liderada por el almirante Topete, y de parte del ejército, dirigido por los generales Serrano y Prim.

Las causas de la rebelión se encontraban en la crisis del sistema político, la depresión económica y la impopularidad de la reina Isabel II. Los sublevados expresaron sus ideas en el manifiesto «España con honra», en el que proclamaban la expulsión de la soberana y el establecimiento de un gobierno provisional que llevara a cabo reformas.

Los demócratas formaron juntas revolucionarias. Las tropas de la reina fueron derrotadas en la Batalla del Puente de Alcolea, y la reina Isabel II se exilió a Francia.

2. El Gobierno Provisional y la Regencia de Serrano (1868-1870)

El Gobierno Provisional que surgió de la revolución estuvo constituido por los partidos que habían aceptado el Pacto de Ostende, con la exclusión de los demócratas.

Las primeras medidas que adoptó fueron la disolución de las juntas revolucionarias locales y el desarme de los Voluntarios de la Libertad, una milicia progresista y revolucionaria.

El Gobierno Provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes. Surgieron divergencias entre las distintas fuerzas políticas, principalmente sobre la elección entre monarquía democrática o república. Unionistas y progresistas eran partidarios de la primera opción, mientras que los demócratas se dividieron: los «cimbrios» apostaban por una monarquía democrática con sufragio universal (Manuel Becerra y Cristino Martos), y otros por una república federal (Pi y Margall, Emilio Castelar y Estanislao Figueras).

El resultado electoral dio la victoria a los partidos del Pacto de Ostende, coaligados en el Gobierno Provisional.

En las Cortes, a la derecha se situaron los carlistas (antidemocráticos, partidarios de la unidad religiosa y de los fueros) y los moderados o «alfonsinos» (apoyaban el regreso de los Borbones y el sistema político constitucional de 1845, liderados desde 1873 por Cánovas del Castillo).

A la izquierda se encontraba el Partido Republicano Federal. Exigían la abolición de las quintas, la supresión de la esclavitud en las colonias y una legislación social favorable a las clases trabajadoras. Tenían fuerte implantación en Aragón, Cataluña y Andalucía. Un sector, los «intransigentes», propugnaban una insurrección armada y la construcción del federalismo desde abajo.

Se aprobó la Constitución de 1869, la más liberal hasta entonces, que recogía el ideario democrático. Sus principios más destacados fueron:

  • Soberanía nacional y sufragio universal directo (varones mayores de 25 años). El Senado era elegido por sufragio indirecto.
  • Estricta división de poderes: legislativo (dos cámaras), ejecutivo (monarca) y judicial (jueces).
  • Amplia declaración de derechos individuales: libertad de culto religioso, libertad de enseñanza, derecho de reunión.

2.1. La Regencia de Serrano y el Gobierno de Prim

El general Serrano fue elegido regente, y el general Prim, jefe del Gobierno y ministro de Guerra.

El ministro de Hacienda, Laureano Figuerola, adoptó medidas librecambistas: rebaja de aranceles y reforma del sistema monetario (establecimiento de la peseta como moneda única en 1868). Se promulgó la Ley de Minas (1868). No se abordó una reforma fiscal, por lo que la deuda pública continuó alta.

El nuevo régimen tuvo que hacer frente a dos situaciones:

  • La Guerra de Cuba: Manuel de Céspedes lanzó el «Grito de Yara» y liberó a sus esclavos. Otros terratenientes le imitaron, sublevándose contra la dominación española. El motivo era el descontento criollo ante la desastrosa situación de las explotaciones, los anticuados métodos de trabajo y el monopolio comercial. La revuelta fue conocida como la Guerra de los Diez Años.
  • Insurrecciones populares y republicanas: El desengaño político y la depresión económica provocaron levantamientos campesinos, motines de subsistencia y huelgas industriales. Los republicanos federalistas protagonizaron sublevaciones en Andalucía, Cataluña y Valencia, sofocadas por el Gobierno.

La inestabilidad llevó al general Prim a buscar un rey. El elegido fue Amadeo de Saboya. Amadeo I llegó a España en diciembre de 1870.

3. El Reinado de Amadeo I (1871-1873)

La desaparición de Prim debilitó la monarquía de Amadeo, que solo duró dos años. La inestabilidad política aumentó por la ruptura entre los partidos que habían participado en la revolución de 1868. Los progresistas se dividieron en el Partido Constitucionalista (Mateo Sagasta) y el Partido Radical (Manuel Ruiz Zorrilla).

Amadeo no logró establecer un turno entre partidos. La oposición al régimen provino de:

  • La Iglesia católica: contraria a la libertad de culto y a la separación Iglesia-Estado.
  • Los grandes propietarios de industrias: temían que el librecambismo perjudicara a la industria textil.
  • El temor a la revolución social: hubo debates en las Cortes para ilegalizar la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores).
  • La abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico: amenazaba las propiedades de la aristocracia terrateniente y los hacendados del Caribe.

A la Guerra de Cuba se añadió la oposición de republicanos y el estallido de la Tercera Guerra Carlista en 1872. Amadeo, sin apoyo y sin un gobierno fuerte, abdicó en febrero de 1873.

3.1. La Tercera Guerra Carlista

Resurgió el carlismo. En 1872, se impuso la facción más ultra, que apoyó una nueva sublevación a favor del pretendiente Carlos VII. La insurrección prendió en Cataluña, Navarra y el País Vasco. Los carlistas obtuvieron triunfos, pero fracasaron en la ocupación de Bilbao. La restauración de los Borbones hundió el carlismo. En 1876, Carlos VII huyó a Francia.

4. La Primera República (1873-1874)

El vacío de poder obligó a una reunión de las dos cámaras legislativas, proclamándose la República. El nuevo régimen fue inestable. En un año se sucedieron cuatro presidentes. El primer gobierno fue presidido por Estanislao Figueras.

Los radicales eran partidarios de una república unitaria, mientras que los republicanos defendían la fórmula federal. Figueras abortó intentos de golpe de Estado e intentó constituir un Estat Catalá dentro de la República federal.

Se aprobaron medidas democráticas y leyes para mejorar la situación de las clases trabajadoras.

El siguiente presidente fue el federalista Pi y Margall, que obtuvo mayoría en las elecciones a Cortes. Su actuación fue ineficaz por la división interna: la derecha («benevolentes», Castelar y Salmerón), el centro (Pi y Margall) y la izquierda («intransigentes», Roque Barcia). Se inició la elaboración de una Constitución (1873) que establecía la república federal, pero no llegó a desarrollarse.

La Constitución de 1873 tenía como principios la soberanía popular y la separación Iglesia-Estado. Se intentaron reformas sociales.

Los «intransigentes» desencadenaron una revolución política que alentó la formación de cantones, gobiernos territoriales teóricamente independientes. Fue una revolución protagonizada por la clase media. El levantamiento cantonalista se inició en Cartagena y se extendió por Andalucía y Murcia, resistiendo hasta 1874.

El Gobierno de la República dio un giro a la derecha y se apoyó en mandos del ejército, como los generales Pavía y Martínez Campos, que sofocaron las insurrecciones.

Se sucedieron las presidencias de Nicolás Salmerón (que renunció por razones morales) y de Emilio Castelar (septiembre de 1873), que practicó una política unitaria y autoritaria, disolviendo las Cortes.

El temor a un sistema federalista llevó al general Pavía a disolver las Cortes en enero de 1874.

El poder pasó al general Serrano, que siguió la línea autoritaria de Castelar: suspendió la Constitución de 1869, disolvió las Cortes, ilegalizó el movimiento obrero e impuso el orden. Prosiguieron la Guerra de Cuba y la Tercera Guerra Carlista, y hubo dificultades financieras. El 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto acabó con la República e impuso la Restauración monárquica.

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