La España del Siglo XVII: Crisis y Transformación bajo los Austrias Menores
Introducción
El siglo XVII español, dominado por los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, conocidos como los Austrias Menores, es un período crucial en la historia de España. Tradicionalmente, estos monarcas han sido percibidos como figuras débiles, que delegaron el poder en manos de validos como el Duque de Lerma y el Conde-Duque de Olivares. Esta delegación de poder, junto con una serie de factores complejos, a menudo se ha asociado con la decadencia española en los ámbitos demográfico, económico y político, culminando con el fin de la hegemonía española en Europa. Sin embargo, es fundamental entender que las causas de esta crisis son multifactoriales y no se limitan a la supuesta debilidad de los monarcas.
El Ocaso del Imperio Español en Europa
Felipe III (1598-1621): La Política Pacifista del Duque de Lerma
El reinado de Felipe III se caracterizó inicialmente por una política exterior pacifista, impulsada por su valido, el Duque de Lerma. Esta política fue el resultado tanto de una mejora en el contexto internacional como del agotamiento financiero de la Hacienda española, que había sufrido una bancarrota en 1607. Los hitos de esta política fueron:
- Paz de Vervins (1598): Puso fin a las Guerras de Religión en Francia y a la intervención española en ellas.
- Paz con Inglaterra (1604): Favorecida por la muerte de Isabel I y el ascenso de la dinastía Estuardo, más tolerante con el catolicismo.
- Tregua de los Doce Años con Holanda (1609-1621): Un respiro en el conflicto con las Provincias Unidas.
A pesar de este período de paz, no se aprovechó para sanear la Hacienda, ya que los gastos suntuarios de la corte reemplazaron los gastos militares.
Felipe IV (1621-1665): El Conde-Duque de Olivares y la Pérdida de la Hegemonía
El reinado de Felipe IV, con el Conde-Duque de Olivares como valido, marcó un giro hacia una política exterior más agresiva. España se vio inmersa en una serie de conflictos que culminaron con la pérdida de su hegemonía en Europa a favor de Francia. Destaca la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un conflicto político-religioso en Alemania en el que España se involucró como defensora del catolicismo y por la proximidad de los Países Bajos. La guerra contra Francia (1635), que apoyó al bando protestante a pesar de ser católica, agravó la situación. Los conflictos internos de 1640 y las derrotas militares (Batalla de las Dunas, Batalla de Rocroi, 1643) llevaron al agotamiento de España.
Los tratados de paz que marcaron el fin de la hegemonía española fueron:
- Tratado de Westfalia (1648): Fin de la Guerra de los Treinta Años y reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas de Holanda.
- Paz de los Pirineos (1659): Fin de la guerra contra Francia. España perdió el Rosellón, la Cerdaña, Artois y varias plazas en Flandes. Se acordó el matrimonio de la hija de Felipe IV con Luis XIV, lo que prepararía la llegada de los Borbones a España en el siglo XVIII.
Carlos II (1665-1700): La Decadencia y el Problema Sucesorio
Durante el reinado de Carlos II, España, en plena decadencia, adoptó una postura defensiva frente a las agresiones de Luis XIV, perdiendo el Franco Condado y varias plazas en Flandes. La intervención francesa se intensificó con el problema sucesorio tras la muerte de Carlos II sin descendencia en 1700. En su testamento, legó todos sus reinos a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, con la condición de que se mantuvieran unidos bajo una misma corona.
Gobierno de Validos, Conflictos Internos y la Crisis de 1640
El Valimiento como Forma de Gobierno
Los Austrias Menores delegaron las tareas de gobierno en validos o privados, figuras favoritas con gran influencia sobre el rey. Sin embargo, no todos los validos tuvieron la misma influencia ni actuaron de la misma manera.
- Duque de Lerma (Felipe III): Utilizó su posición para enriquecerse y mantuvo una política exterior pacifista. Su hecho más relevante fue la expulsión de los moriscos (1609-1614), con graves consecuencias demográficas y económicas, especialmente en Valencia y Aragón.
- Conde-Duque de Olivares (Felipe IV): Intentó reformas económico-políticas para fortalecer la monarquía, pero su carácter autoritario y las guerras impidieron su éxito.
Las Reformas de Olivares
Olivares buscaba fortalecer la monarquía mediante la uniformización de leyes e instituciones de los diferentes reinos hispánicos:
- Creación de una Red de Erarios: Un banco estatal para obtener capitales privados y préstamos para el rey, liberándolo de los prestamistas extranjeros. Fracasó.
- Unificación Jurídica e Institucional: Propuso que todos los reinos adoptaran las leyes e instituciones de Castilla. El método para lograrlo era presionar a los reinos con el ejército para que se sublevaran y, tras ser derrotados, perdieran sus fueros. Se intentó en Cataluña (1640), pero con resultados inesperados.
- Unión de Armas: El proyecto más ambicioso. Creación de un ejército permanente de 140.000 hombres, mantenido por todos los reinos, no solo por Castilla. Buscaba mantener la hegemonía militar y reforzar la solidaridad entre los reinos. Fracasó por la oposición de las Cortes de Aragón, Valencia y Cataluña.
La Crisis de 1640
En 1640, varios factores provocaron la caída de Olivares (1643) y pusieron en peligro al Imperio:
- Las reformas de Olivares generaron oposición entre los privilegiados de Castilla y en otros reinos.
- Las guerras exteriores agotaron los recursos de Castilla y empobrecieron a los no privilegiados.
Estos factores desencadenaron:
- Rebelión de Cataluña (1640-1652): El ejército español (mayoritariamente castellano) ocupaba Cataluña, en la línea del frente contra Francia. La población catalana sufría los abusos del ejército, y Olivares exigía que Cataluña contribuyera a su mantenimiento. La tensión derivó en la rebelión de los segadores, que asesinaron al virrey Santa Coloma (Corpus de Sangre de 1640). Cataluña se rebeló contra Felipe IV y entregó el principado a Francia. Felipe IV recuperó Cataluña en 1652, comprometiéndose a respetar sus fueros.
- Rebelión e Independencia de Portugal (1640-1668): Portugal se veía perjudicado por su pertenencia a España, ya que los holandeses capturaron su imperio colonial. España no pudo defender estos territorios. En 1640, el Duque de Braganza se proclamó rey (Juan IV), apoyado por Francia e Inglaterra, y se rebeló contra España, que reconoció su independencia en 1668.
Durante la regencia de Mariana de Austria y el reinado de Carlos II, no hubo un valido claro, sino una sucesión de figuras en un contexto de inestabilidad política (Padre Nithard, Don Juan José de Austria, Valenzuela, etc.). Esto debilitó el poder real y reforzó el poder de la alta nobleza.
Evolución Económica, Social y Cultural en el Siglo XVII
Crisis Demográfica y Económica
El siglo XVII fue un período de decadencia demográfica y económica en toda Europa, pero especialmente grave en España. La crisis demográfica se debió a:
- La persistencia de la peste (Peste Atlántica de 1597-1602; 1647-52; 1676-85).
- La expulsión de los moriscos.
- Las dificultades económicas.
- Las guerras constantes.
La crisis económica afectó a la agricultura y la artesanía debido al descenso demográfico, la mala política fiscal y la competencia extranjera. El contrabando inglés, holandés y francés hundió el monopolio comercial con América.
Crisis Fiscal
La crisis fiscal se agravó, especialmente con la reanudación de la guerra durante el reinado de Felipe IV. Los gastos bélicos y el cese de los caudales de Indias llevaron a constantes bancarrotas. Las reformas de Olivares (Red de Erarios, Unión de Armas) fracasaron. Se recurrió a soluciones nefastas:
- Venta de títulos y cargos públicos.
- Aumento de impuestos indirectos (servicio de millones, impuestos sobre la sal).
- Alteraciones y manipulaciones monetarias (acuñación de moneda de vellón, adulteración de la cantidad de metales preciosos).
Las manipulaciones monetarias provocaron inflación y desbarajuste monetario.
Recuperación a Finales del Siglo XVII
La recuperación económica comenzó a finales del siglo XVII, a partir de 1680, siendo más temprana en la periferia que en el centro. El peso demográfico y económico se desplazó hacia las zonas litorales, mientras el interior se debilitaba. Cataluña, a partir de 1700, se convirtió en una de las regiones más prósperas.
Sociedad
La sociedad española del siglo XVII experimentó un retroceso conservador. Mientras la burguesía se desarrollaba en el norte de Europa, en España aumentó la nobleza y el clero. La nobleza recuperó influencia política. La débil burguesía española adoptó ideales nobiliarios, haciéndose rentista y abandonando el riesgo empresarial («traición de la burguesía»). El campesinado, perjudicado por la crisis económica y la presión fiscal, se empobreció y, en parte, se vio abocado al bandolerismo.