España Bajo el Franquismo: Transformación Política, Económica y Social (1940-1975)

Tras la Guerra Civil, España se enfrentó a años de carestía, marcados por el uso de cartillas de racionamiento y el auge del estraperlo (mercado negro). La década de 1950 trajo consigo cambios significativos debido a la Guerra Fría y la pérdida de protagonismo de Falange en favor de la Iglesia Católica, que se convirtió en un actor internacional clave.

En 1951, se restablecieron las relaciones diplomáticas con el regreso de los embajadores. En 1953, se firmaron el Concordato con la Santa Sede y los Pactos de Madrid, un acuerdo hispano-norteamericano que permitía el uso conjunto de las bases militares de Rota, Morón de la Frontera, Zaragoza y Torrejón de Ardoz a cambio de ayuda económica. En 1955, España ingresó en la ONU.

El Plan Marshall, implementado por Estados Unidos tras la II Guerra Mundial, no benefició significativamente a España, que solo recibió una ayuda limitada debido a las exigencias norteamericanas de democratización y laicismo.

La Era de los Tecnócratas (1959-1969)

En el aspecto ideológico, entre 1959 y 1969, surgieron los tecnócratas, quienes llevaron a cabo una reforma de la administración pública. Estos se enfrentaron a los aperturistas, antiguos miembros de Falange, y a los inmovilistas del búnker.

En 1962, tuvo lugar el Contubernio de Múnich, un término peyorativo acuñado por el diario falangista Arriba para ridiculizar la reunión de intelectuales y políticos (algunos aperturistas del régimen) celebrada en Múnich a favor de la democracia en España. Franco reprimió esta reunión con el encarcelamiento de algunos asistentes.

En 1969, estalló el Caso Matesa, un escándalo de corrupción financiera que involucró a tecnócratas y miembros del Opus Dei. Aunque Franco prohibió la difusión de noticias sobre el caso, el entonces ministro de Información, Manuel Fraga Iribarne, lo propagó en la prensa, lo que llevó a Franco a formar un nuevo gobierno monocolor con franquistas puros.

En política exterior, hubo un acercamiento a la Europa comunitaria (la CEE se creó en 1957), una estrecha relación con Estados Unidos, la concesión de la independencia a Guinea Ecuatorial y la cesión del Ifni a Marruecos.

Política Económica y el Plan de Estabilización

En el aspecto económico, desde 1941, con la creación del INI (Instituto Nacional de Industria), se buscó incentivar la inversión privada. Sin embargo, la autarquía había convertido al Estado en el principal inversor, acumulando deudas. Los tecnócratas, ligados al Opus Dei, dirigieron la economía española a partir de 1959, con ideas basadas en más acción y menos burocracia, buscando crear un estado del bienestar dentro de una dictadura.

Pusieron en marcha el Plan de Estabilización Económica, que incluía la restricción de la concesión de préstamos, la congelación de salarios y la desaparición progresiva de los controles del gobierno en la economía. El objetivo era reducir la inflación, y tuvo efectos inmediatos y positivos: se redujo la demanda interna y la inflación. Sin embargo, también hubo un descenso de la actividad industrial y una subida del paro, lo que provocó la emigración de españoles a la Europa en desarrollo o a regiones españolas más industrializadas como Cataluña.

También se pusieron en práctica una serie de planes de desarrollo que pretendían impulsar el desarrollo industrial y del transporte, pero que fracasaron en cuanto a comercio y creación de empleo.

Oposición y Crisis Final (1969-1975)

Desde 1969 hasta el final de la dictadura en 1975, el régimen estuvo marcado por una fuerte oposición por parte de universitarios, obreros y partidos en la clandestinidad, como el PCE. Se implantó la EGB con la obligatoriedad de la escolarización hasta los 14 años. La banda terrorista ETA se mostró muy activa, y el gobierno respondió endureciendo la Ley de Orden Público de 1959.

En 1970, tuvo lugar el Proceso de Burgos, en el que 16 miembros de ETA fueron condenados a muerte por el asesinato de un policía. Ante la crítica y la presión internacional, Franco se vio forzado a conmutar la pena de muerte por la cárcel.

A partir de 1973, el enfrentamiento entre aperturistas y franquistas puros provocó una crisis de gobierno que Franco resolvió separando por primera vez la jefatura del Estado y la del Gobierno, nombrando presidente del gobierno al almirante Luis Carrero Blanco, un franquista puro, que murió asesinado en Madrid víctima de un atentado de ETA.

Franco nombró a Carlos Arias Navarro como presidente del gobierno, representante de la línea más dura del franquismo, y autor de medidas conocidas como «El Espíritu del 12 de febrero», donde anunciaba los deseos de legalizar asociaciones políticas que después no se harían realidad. Además, tuvo que hacer frente a la crisis del petróleo con medidas no muy eficaces. La economía mostraba claras fragilidades.

En julio de 1974, Franco enfermó y Don Juan Carlos asumió la jefatura del Estado de forma provisional hasta septiembre. El 30 de octubre de 1975, Don Juan Carlos asumió de nuevo la jefatura del Estado ante la gravedad de la salud de Franco, teniendo que hacer frente al problema del Sahara con Marruecos, cuyo rey Hassan II organizó la Marcha Verde invadiendo el territorio español. Don Juan Carlos viajó a Marruecos.

El problema concluyó con la firma de los Acuerdos de Madrid, por los cuales el Sahara Occidental sería administrado por España, Marruecos y Mauritania. España abandonó la zona, pasando esta a estar bajo el dominio militar marroquí. La pervivencia del franquismo era ya difícil.

En Portugal cayó la dictadura de Salazar tras la Revolución de los Claveles. La CEE presionaba a Franco, ya que era necesaria la democracia para su ingreso. El Vaticano y Estados Unidos exigían libertades. El 20 de noviembre de 1975, Arias Navarro anunció la muerte de Franco, comenzando una nueva etapa marcada por el no continuismo de la dictadura. Don Juan Carlos fue proclamado rey por las Cortes franquistas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *