La Restauración Borbónica y el Sistema Canovista (1874-1902)

La Restauración Borbónica, que abarcó el reinado de Alfonso XII (1874-1885) y la regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902), surgió tras el fracaso del Sexenio Democrático. La crisis política, las revueltas sociales y las guerras civiles facilitaron el regreso de la monarquía, apoyada por la burguesía conservadora y el Vaticano. El general Pavía disolvió las Cortes en 1874, dando paso a la dictadura de Serrano, y posteriormente, el general Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII en el pronunciamiento de Sagunto.

El Sistema Canovista y la Constitución de 1876

Con el retorno de la monarquía, Antonio Cánovas del Castillo diseñó un sistema político basado en la alternancia pacífica de partidos, consolidado en la Constitución de 1876. Inspirada en la de 1845, establecía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, que eran bicamerales. Su carácter flexible permitió su vigencia hasta 1923. El sistema bipartidista quedó representado por:

• Partido Conservador: Dirigido por Cánovas, defendía la tradición y la autoridad monárquica.
• Partido Liberal: Liderado por Mateo Sagasta, promovía ciertas reformas.

Ambos partidos se turnaban en el poder mediante un fraude electoral sistemático, facilitado por la oligarquía y los caciques locales.

Reformas y Oposición al Sistema

Durante los gobiernos liberales, se aprobaron medidas como el Código de Comercio y el Código Civil, la Ley de Asociaciones y el sufragio universal masculino. España logró pacificar conflictos como la Tercera Guerra Carlista y la Guerra de los Diez Años en Cuba con la Paz de Zanjón. Sin embargo, la estabilidad política se vio amenazada por la oposición de republicanos, socialistas, anarquistas y nacionalistas periféricos.

La muerte de Alfonso XII en 1885 dejó un vacío de poder ocupado por la regente María Cristina. En ese contexto, el Pacto del Pardo aseguró la continuidad del sistema, pero no frenó la creciente oposición.

Nacionalismos Periféricos y Movimiento Obrero

La industrialización y la centralización política avivaron el nacionalismo en Cataluña y el País Vasco:

• Cataluña: La Renaixença promovió la recuperación de la lengua y la cultura catalana. En 1892, Prat de la Riba formuló las Bases de Manresa, y en 1901 se fundó la Lliga Regionalista Catalana, liderada por Francesc Cambó.
• País Vasco: Sabino Arana fundó en 1894 el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que defendía la independencia vasca.

El movimiento obrero también cobró fuerza:

• PSOE: Fundado por Pablo Iglesias en 1879, promovió la lucha obrera mediante huelgas y la fundación de la UGT en 1888.
• Anarquismo: Dividido entre grupos violentos y sindicalistas, impulsó la CNT en 1910.

Las Guerras de Cuba y la Crisis de 1898

El Conflicto Colonial

A finales del siglo XIX, España mantenía varias colonias, entre ellas Cuba y Puerto Rico. La economía cubana se basaba en un sistema colonial que beneficiaba a la metrópoli. El movimiento cubano evolucionó de autonomista a independentista. La Guerra de los Diez Años (1868-1878) terminó con la Paz del Zanjón, sin conceder autonomía real. La falta de reformas desencadenó la Guerra Chiquita (1879) y el movimiento independentista cobró fuerza bajo el liderazgo de José Martí y el Partido Revolucionario Cubano.

Guerra de Independencia Cubana e Intervención de EE. UU.

En 1895, la insurrección del Grito de Baire marcó el inicio de la Guerra de Independencia cubana. España envió tropas dirigidas por Martínez Campos y Valeriano Weyler. La guerra se prolongó hasta 1898, coincidiendo con la insurrección filipina de 1896.

La intervención de Estados Unidos fue determinante. En 1898, la explosión del crucero Maine en La Habana sirvió como pretexto para que Estados Unidos declarara la guerra a España. La guerra evidenció la inferioridad española, con derrotas en Cavite y Santiago de Cuba. En diciembre se firmó la Paz de París.

Consecuencias del Desastre de 1898

El tratado estipuló el fin del dominio español en América y Asia. Cuba obtuvo la independencia, mientras que Puerto Rico, Filipinas y Guam fueron cedidas a Estados Unidos. El desastre de 1898 marcó la decadencia del imperio español y tuvo importantes consecuencias:

• Pérdidas humanas: Afectaron principalmente a los soldados reclutados.
• Económicas: Pérdida del mercado colonial y de materias primas baratas.
• Ideológicas: Crisis de conciencia y fuerte pesimismo, reflejado en la Generación del 98.
• Políticas: Auge de los nacionalismos, el republicanismo y el movimiento obrero.

Reinado de Isabel II: Regencias, Guerras Carlistas y Evolución Política (1833-1868)

Las Guerras Carlistas

La Primera Guerra Carlista (1833-1839) fue un conflicto sucesorio tras la muerte de Fernando VII, quien derogó la Ley Sálica para que su hija Isabel heredara el trono. Su hermano, Don Carlos, reclamó el trono, iniciando una guerra civil entre isabelinos (liberales) y carlistas (absolutistas).

La guerra terminó con la derrota carlista y el Convenio de Vergara (1839). Las consecuencias fueron devastadoras: fractura social, pérdidas humanas y económicas, y un retraso en la industrialización.

Regencia de María Cristina (1833-1840)

Durante la Regencia de María Cristina, se promulgó el Estatuto Real de 1834, que establecía una monarquía parlamentaria con Cortes bicamerales. En 1836, las protestas llevaron al poder a Juan Álvarez Mendizábal, quien impulsó la Desamortización de 1836. La Constitución de 1837 estableció la soberanía nacional y Cortes bicamerales.

Regencia de Espartero (1840-1843)

Con apoyo de los progresistas, Espartero asumió la regencia y consolidó el régimen liberal, pero su gobierno se volvió autoritario. Su caída y exilio en 1843 marcaron el fin de la regencia.

Reinado Efectivo de Isabel II (1843-1868)

Las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II, quien asumió el trono con 13 años. Durante su reinado, destacaron los partidos Moderado (Narváez) y Progresista (Espartero).

Década Moderada (1844-1854)

Bajo los moderados de Narváez se promulgó la Constitución de 1845, que reforzaba el poder de la reina. Se implementaron reformas como la creación de la Guardia Civil y el Concordato con la Santa Sede (1851).

Bienio Progresista (1854-1856)

Este periodo intentó restaurar el régimen progresista con medidas como la Desamortización de Madoz (1855) y la Ley de Ferrocarriles (1855). La crisis llevó a la dimisión y exilio de Espartero.

Gobierno Largo de O’Donnell y Crisis Final (1858-1868)

O’Donnell reinstauró la Constitución de 1845. Desde 1863, los gobiernos moderados y unionistas enfrentaron una grave crisis. En 1868, la Revolución de la Gloriosa forzó a Isabel II al exilio, marcando el inicio del Sexenio Democrático (1868-1874).

El Sexenio Democrático (1868-1874): Intentos de Democratización

Gobierno Provisional de Serrano (1868-1871)

Tras la Revolución de La Gloriosa, se instauró un Gobierno Provisional dirigido por el general Serrano. Se promulgó la Constitución de 1869, que estableció la soberanía nacional y una monarquía parlamentaria. Se llevaron a cabo reformas como la legalización del matrimonio civil y la creación del registro civil.

Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)

El reinado de Amadeo I estuvo marcado por una fuerte inestabilidad política y social. La falta de apoyos políticos y el inicio de la Tercera Guerra Carlista debilitaron su posición, llevando a su abdicación.

Desamortizaciones y Desarrollo del Ferrocarril

Desamortizaciones

Durante el reinado de Isabel II, se impulsaron las desamortizaciones para obtener recursos y modernizar la economía:

• Desamortización de Mendizábal (1836-1837): Afectó a bienes de la Iglesia.
• Desamortización de Madoz (1855-1856): Incluyó bienes municipales, estatales y eclesiásticos.

Ferrocarril

El desarrollo del ferrocarril transformó las comunicaciones en España. La primera línea en la península se inauguró en 1848, conectando Barcelona con Mataró. La Ley General de Ferrocarriles de 1855 impulsó su expansión.