Roosevelt y la Confiscación de Oro en EE. UU.: Impacto y Consecuencias

Roosevelt y la Confiscación de Oro en EE. UU.: Un Giro Decisivo en la Política Monetaria

Un análisis de la controvertida decisión de Franklin D. Roosevelt de confiscar el oro a los ciudadanos estadounidenses y sus consecuencias económicas.

José Ignacio del Castillo

El Contexto: Promesas Electorales y Realidad Económica

Franklin D. Roosevelt llegó a la presidencia de los Estados Unidos con promesas de equilibrio presupuestario, reducción del gasto público y mantenimiento del patrón oro. Su predecesor, Herbert Hoover, había implementado medidas impopulares como la subida de impuestos en plena Depresión y el arancel Smooth-Hawley, que obstaculizó el comercio internacional. Hoover también había recurrido a un elevado déficit público para financiar obras públicas y subvenciones.

La Ley de Emergencia Bancaria y la Confiscación del Oro

Sin embargo, tras su victoria electoral, Roosevelt implementó medidas aún más drásticas. El 9 de marzo de 1933, el Congreso aprobó la Ley de Emergencia para el Socorro de los Bancos, otorgando al gobierno poderes extraordinarios en materia monetaria. El 5 de abril de 1933, una orden presidencial obligó a los ciudadanos a entregar su oro al gobierno a cambio de papel moneda, a un precio fijado de 20 dólares por onza, bajo pena de hasta diez años de cárcel.

Como señaló Henry Hazlitt en su libro ¿Qué es la inflación?: «Se declaró ilegal la tenencia de oro para todo el mundo excepto para el ladrón».

La Devaluación del Dólar y la Prohibición de la Tenencia de Oro

Tras la confiscación, el gobierno devaluó el dólar. Roosevelt redefinió su valor como la 35ª parte de una onza de oro, accesible solo para extranjeros. La prohibición de poseer oro y divisas tenía un doble objetivo: eliminar al oro como competidor del dólar como depósito de valor y facilitar la imposición del papel moneda estatal.

Justificaciones Legales y Controversias

El 5 de junio de 1933, otro decreto estableció:

  1. Que la tenencia y comercio de oro afectaban al interés público y, por tanto, debían ser regulados. (Una justificación similar a la utilizada por Stalin para la colectivización de tierras en la URSS).
  2. Que las cláusulas contractuales que permitían el pago en oro iban contra el poder del Congreso de regular el valor del dinero. (Una interpretación controvertida de la Constitución, similar a si se usara la potestad de regular pesos y medidas para alterar la longitud del kilómetro o el peso del kilogramo).
  3. Que las cláusulas valor-oro eran ilegales y todas las obligaciones serían pagaderas en dólares de curso legal. (Prohibiendo, de facto, el uso del oro como dinero alternativo).

Esta medida afectó a quienes habían comprado bonos del gobierno con la promesa de reembolso en oro. El senador Gore de Oklahoma llegó a cuestionar directamente a Roosevelt: «Pero eso es robar, ¿no, señor Presidente?».

La Consolidación del Robo: El Tesoro y los «Certificados-Oro»

El 30 de enero de 1934, el gobierno federal se apoderó de todo el oro acumulado en el Tesoro, entregando a cambio «certificados-oro» que no garantizaban ningún derecho futuro al reembolso. El profesor Benjamin Anderson, experto en moneda y banca, recibió la cínica explicación de un senador: «Doctor, es que usted no lo entiende. No son certificados de que usted tiene derecho a ese oro, sino de que se lo han quitado.»

El Caso Nortz contra EE. UU. y el Tribunal Supremo

El yellowback (certificado de depósito de oro de 20 dólares emitido antes de 1933) mantuvo un estatus incierto hasta 1935. El Tribunal Supremo falló en contra de los acreedores del gobierno en el caso Nortz contra EE. UU., argumentando que el gobierno no había actuado inconstitucionalmente, ya que los certificados eran «dinero de curso legal». El juez McReynolds, uno de los cuatro votos disidentes, afirmó: «Los certificados eran compromisos de devolver oro depositado o en su caso pagar su valor en dinero.»

Consecuencias Económicas y el Legado de Roosevelt

Estas medidas, junto con otras políticas intervencionistas (impuestos confiscatorios, cartelización de la economía, subvenciones), no lograron estabilizar la economía. En 1937, el desempleo alcanzó el 20%, la Bolsa sufrió un nuevo crack y la producción seguía contrayéndose. La recuperación económica no llegó hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Algunos argumentan que el aumento del gasto público durante la guerra impulsó la renta nacional, pero esto se basaba en estadísticas keynesianas ad hoc y no reflejaba una verdadera recuperación basada en la creación de riqueza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *