Los Grandes Imperios Coloniales
El Imperio británico fue el mayor de la época. Sus colonias estaban repartidas por todo el mundo, pero la más importante era la India. Para asegurar la ruta hacia la India, los británicos se hicieron con el control del canal de Suez y de Egipto, y para protegerla frente al avance ruso y francés conquistaron territorios en Asia.
En África, el Reino Unido avanzó hacia el norte desde su colonia de El Cabo, en el sur del continente, intentando enlazar con Egipto mediante un corredor continuo. Esto le llevó al enfrentamiento con los franceses en Fachoda.
El Reino Unido también poseía Canadá y gran parte de Oceanía.
El Imperio francés fue el segundo en importancia. En África, la expansión francesa comenzó con la conquista de Argelia y Túnez y la creación de un protectorado en Marruecos. Después, obtuvo importantes territorios en el centro y el oeste del continente. En Asia, Francia ocupó Indochina.
Alemania e Italia se incorporaron tarde a la expansión imperialista. Ambos países, al igual que Bélgica, que se hizo con el Congo, consiguieron algunas colonias en África.
Rusia incorporó Siberia, se extendió hasta el Himalaya y la India y llegó al territorio chino.
Estados Unidos, tras derrotar a España en 1898, ocupó Filipinas y Puerto Rico y controló Cuba. Además, sometió a los países iberoamericanos a una fuerte dependencia económica.
Japón se enfrentó a China y Rusia, anexionó Formosa y Corea y creó un protectorado en Manchuria.
La expansión colonial produjo fricciones y conflictos entre las potencias. Para tratar de solucionarlos se reunió la Conferencia de Berlín (1884-1885), en la que las principales potencias se repartieron casi todo el continente africano.
Las Formas de Dominio
Los Estados europeos establecieron en los territorios colonizados tres formas fundamentales de dominio:
Colonias. Eran territorios sometidos a la soberanía de la potencia colonizadora y administrados por esta. La fórmula implicaba la pérdida de la soberanía del país colonizado. Un ejemplo fue el Congo Belga.
Protectorados. La potencia colonial controlaba la política exterior y las riquezas del país colonizado, mientras que las autoridades nativas se ocupaban de la política interior. Fue el caso del Reino Unido en Egipto y de España y Francia en Marruecos.
Concesiones. Eran territorios que pertenecían a un país independiente, pero en los que las potencias colonizadoras obtenían ventajas comerciales. Esto ocurrió en China, donde la penetración de los productos occidentales arruinó a los comerciantes locales y provocó varias rebeliones.
La colonización sentó las bases de una administración y una organización política modernas, pero en muchos casos las fronteras de las colonias se trazaron sin tener en cuenta las diferencias tribales, lingüísticas o religiosas de las poblaciones autóctonas. Esto ocasionó graves conflictos tras la descolonización.
La Explotación Económica y sus Consecuencias
Las metrópolis explotaron los recursos naturales de las colonias en su propio beneficio. Se impuso una economía basada en la agricultura de plantación y en la explotación de la riqueza mineral de su subsuelo (oro, diamantes, carbón…). Las poblaciones nativas fueron desposeídas de sus tierras por compañías privadas de las metrópolis, que crearon grandes plantaciones de caucho, café, té, etc.
Las metrópolis no tenían interés en desarrollar la industria de las colonias y los artesanos locales no resistieron la competencia de los productos industriales europeos, por lo que se empobrecieron. Los indígenas se convirtieron en mano de obra barata que trabajaba en las plantaciones y en las minas en condiciones similares a la esclavitud.
Los colonizadores construyeron infraestructuras de transporte, como puertos y vías férreas, para desarrollar sus actividades, pero estas no beneficiaron al conjunto de las colonias, que siguieron mal comunicadas.
Los Efectos Sociales y Culturales La introducción de las prácticas sanitarias occidentales permitió reducir la mortalidad de las poblaciones indígenas. Sin embargo, la natalidad siguió siendo elevada, lo que ocasionó un notable incremento de la población, que se tradujo en frecuentes hambrunas.
La colonización provocó la ruptura de la sociedad tradicional. Los colonizadores ocuparon los niveles más altos de la sociedad colonial: controlaban la economía y ocupaban los altos cargos. Los indígenas, considerados inferiores, fueron marginados: se les obligó a vivir en barrios separados, se les prohibió la entrada en ciertos lugares, etc. En algunas regiones, como Australia y Nueva Zelanda, incluso fueron sistemáticamente exterminados.
La difusión de las formas de vida occidentales en las colonias originó una profunda crisis de las culturas autóctonas, dando lugar a un fenómeno de aculturación, es decir, de pérdida de la propia cultura por la imposición de otra. Las élites indígenas estudiaron en universidades europeas y se occidentalizaron.
Las Alianzas Bismarckianas y la Paz Armada (1870-1914)
Tras su unificación, Alemania se convirtió en la potencia rectora de la política internacional europea, gracias a la política de su canciller, Bismarck. Este ideó un sistema de alianzas entre Alemania, Austria y Rusia, al que también se asoció Italia, que tenía dos objetivos principales:
El aislamiento de Francia, ya que la pérdida de Alsacia y Lorena en 1870 había alimentado el revanchismo francés y la convertía, por tanto, en un potencial adversario.
El mantenimiento del equilibrio en los Balcanes: Bismarck sabía que Austria y Rusia tenían intereses opuestos en los Balcanes y que estas tensiones podrían ser el origen de un conflicto europeo.
Para lograr estos objetivos Alemania llegó a acuerdos con otras potencias: la Dúplice Alianza con Austria-Hungría y la Entente de los Tres Emperadores con el Imperio austro-húngaro y el Imperio ruso.
La muerte del emperador alemán Guillermo I llevó al trono a Guillermo II, partidario de una política más agresiva en Europa y de potenciar la expansión colonial alemana, lo que provocó la dimisión de Bismarck (1890). Se inició así un nuevo periodo en las relaciones internacionales, conocido como Paz Armada (1890-1914). Esta época presenta dos características:
Las potencias europeas se agruparon en dos bloques militares. Alemania, Austria e Italia renovaron la Triple Alianza, formada en 1882. Por otro lado, la agresiva política exterior de Guillermo II llevó a Francia, Rusia y el Reino Unido a formar la Triple Entente (1907). Rusia había abandonado su alianza con Alemania a causa de los problemas en los Balcanes.
El temor mutuo llevó a una carrera de armamentos. En casi todos los países se incrementó el tamaño de los ejércitos y se fabricaron nuevas armas (acorazados, submarinos, cañones, etc.). En este ambiente de desconfianza y tensión, cualquier enfrentamiento podía dar origen a un conflicto a gran escala.
Las Crisis Prebélicas
Las cuestiones coloniales fueron una fuente continua de problemas. Las potencias tradicionales (Reino Unido y Francia) habían ignorado a los nuevos Estados (Alemania e Italia), manteniéndoles en un segundo plano en la expansión imperialista, pero estos deseaban formar un imperio colonial propio y amplio.
En Marruecos tuvieron lugar varios conflictos protagonizados por Guillermo II. En 1905, el emperador alemán se manifestó a favor de la independencia de Marruecos. Para evitar una guerra, se celebró la Conferencia de Algeciras (1906), en la que se reforzó la presencia francesa en este territorio. Posteriormente, se creó un protectorado hispano-francés en Marruecos. A cambio de reconocerlo, Alemania obtuvo parte del Camerún francés, pero la alianza entre el Reino Unido y Francia salió reforzada, lo contrario de lo que deseaba el emperador alemán.
El segundo foco de tensión fue la Cuestión de Oriente. El Imperio otomano se desmoronaba y Austria y Rusia pretendían aprovechar esta situación para aumentar su poder en la zona. Rusia, además, apoyaba a los Estados eslavos (Serbia y Bulgaria) para que no cayeran bajo poder austriaco. Por su parte, Austria deseaba expandirse en la costa del mar Adriático. Entre 1908 y 1913 se produjeron tres crisis que se saldaron con la anexión de Bosnia-Herzegovina al Imperio austro-húngaro y el reparto de gran parte de Bulgaria entre los países vecinos.
La Crisis del Verano de 1914
El 28 de junio de 1914, el heredero del Imperio austro-húngaro, el archiduque Francisco Fernando y su esposa fueron asesinados durante una visita oficial a Sarajevo (Bosnia). El asesino fue un bosnio proserbio que formaba parte de la organización llamada Mano Negra, cuyo objetivo era crear una Gran Serbia, libre del dominio austriaco.
El 23 de julio, Austria, con el respaldo de Alemania, planteó un ultimátum a Serbia amenazándola con la guerra si no permitía investigar el asesinato. Serbia, que estaba apoyada por Rusia, rechazó el ultimátum el 25 de julio. Tres días más tarde el Imperio austro-húngaro declaró la guerra a Serbia.
Rusia inició la movilización general en apoyo de Serbia. Alemania le exigió que detuviera las operaciones. Al no recibir respuesta, Alemania declaró la guerra a Rusia, y después a Francia. El Reino Unido declaró la guerra a Alemania. Italia no apoyó a Austria ni a Alemania, lo que rompía la Triple Alianza. Había estallado la Primera Guerra Mundial.
La Guerra de Movimientos (1914) Los alemanes pretendían obtener una rápida victoria sobre Francia para atacar después a Rusia (plan Schlieffen). Sin embargo, fueron detenidos por los franceses en la batalla del Marne.
Rusia, atendiendo a las peticiones de Francia, lanzó una ofensiva sobre Alemania. Los rusos fueron derrotados en Tannenberg y los lagos Masurianos, pero consiguieron forzar a los alemanes a desviar tropas hacia el este, lo que salvó a Francia.
La Guerra de Posiciones (1914-1917). Las tácticas defensivas de los ejércitos (trincheras, ametralladoras, etc.) superaban sus capacidades ofensivas, por lo que los frentes se estabilizaron. Se construyeron kilómetros de trincheras, donde los soldados pasaron meses en condiciones durísimas. Los alemanes intentaron romper el frente occidental en la batalla de Verdún y los británicos en la batalla del Somme, ambas en 1916, pero produjeron resultados escasos y cientos de miles de muertos. Ante la estabilidad de los frentes principales, los aliados atacaron zonas secundarias:
En el Mediterráneo, los británicos intentaron tomar el Bósforo y los Dardanelos para aislar a Turquía, pero fracasaron en Galípoli (1915-1916).
Las colonias alemanas en África –excepto África Oriental– fueron conquistadas por los británicos y las de Asia, por Japón.
En Oriente Próximo, los aliados ocuparon varias posesiones otomanas con ayuda de los nacionalistas árabes.
El Año Decisivo: 1917
El Año 1917 fue crucial. El frente ruso se derrumbó por el estallido de la Revolución bolchevique, que supuso la retirada de Rusia del conflicto. Sin embargo, el hecho decisivo fue la entrada de Estados Unidos en la guerra a favor de los aliados, lo que proporcionó importantes recursos materiales y humanos, y decantó el conflicto a favor de este bando.
La Ofensiva de 1918 y el Final de la Guerra
Los alemanes firmaron en 1918 la paz con Rusia mediante el Tratado de Brest-Litovsk. Esto les permitió trasladar sus tropas al oeste y lanzar una ofensiva. En respuesta, Francia atacó en todos los frentes utilizando carros de combate y la aviación. Los Imperios centrales no pudieron resistir y se rindieron: primero Turquía, después Austria y finalmente Alemania, tras la abdicación del káiser Guillermo II. El 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio entre Alemania y los aliados. La guerra había terminado.
Grandes Pérdidas Demográficas y Materiales
La Primera Guerra Mundial provocó más de 8 millones de muertos y 9 millones de heridos. El país más afectado fue Alemania.
Las Pérdidas Materiales fueron menos significativas que las humanas, debido, sobre todo, a la gran estabilidad de los frentes. Solamente en el noreste de Francia, en Bélgica y en el norte de Italia fue considerable la destrucción, que afectó a terrenos agrícolas, minas y núcleos de población.
Para Sufragar los Gastos Ocasionados por la Contienda, muchos países pidieron préstamos en el exterior, sobre todo a Estados Unidos, por lo que al finalizar la guerra el endeudamiento de los países europeos era elevadísimo.
La Paz de París
Se Conoce como Paz de París al conjunto de tratados firmados por los países vencidos: tratados de Versalles (firmado con Alemania), Saint Germain (con Austria), Trianon (con Hungría), Sèvres (con Turquía) y Neuilly (con Bulgaria).
A Principios de 1919 se inició la Conferencia de París en la que participaron 27 Estados, sin incluir a los vencidos. Las principales decisiones las tomaron Estados Unidos, Francia, el Reino Unido e Italia, que obligaron a los países derrotados a aceptar las condiciones impuestas.
Los Objetivos Principales de los Tratados de la Paz de París fueron:
Impedir el resurgimiento de Alemania como gran potencia.
Conseguir un equilibrio de poderes entre los vencedores, particularmente en los Balcanes y en las colonias, para evitar posibles conflictos.
Mantener aislada a Rusia, donde se había implantado un régimen comunista, evitando el «contagio» revolucionario al resto del mundo.
En esta conferencia se acordó crear la Sociedad de Naciones, una organización internacional basada en los Catorce Puntos expuestos por el presidente estadounidense Wilson para lograr una paz justa. El objetivo de esta organización era mantener la paz y resolver los conflictos entre países mediante negociaciones. Sin embargo, Alemania, Rusia y Estados Unidos no participaron en ella, lo que unido a otros problemas, hizo que su eficacia fuese limitada.
Los Cambios Territoriales Los imperios alemán, austro-húngaro y otomano dejaron de existir y sufrieron importantes pérdidas territoriales.
Alemania entregó sus colonias, y se convirtieron en mandatos, territorios administrados por la Sociedad de Naciones; devolvió Alsacia y Lorena a Francia y entregó Poznan y Prusia a Polonia. Además, el Sarre quedó bajo administración de la Sociedad de Naciones.
El Imperio austro-húngaro se dividió en cuatro países: Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia.
El Imperio otomano cedió Siria a Francia, Iraq y Palestina al Reino Unido, y diversos territorios a Italia y Grecia. Tras una revolución, se convirtió en la República de Turquía.
Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania se independizaron del Imperio ruso.
Polonia resurgió como país con territorios rusos, austriacos y alemanes. Además, logró una salida al mar por el corredor de Danzig, que pasó a ser una ciudad libre, administrada por la Sociedad de Naciones.
Rumania recibió Transilvania del Imperio austro-húngaro.