La Revolución Alemana de 1848
En medio de un clima político, económico y social bastante preocupante, se decide convocar en Frankfurt un Parlamento con el fin de formar un Estado federal. Mientras, el prestigio de Federico Guillermo IV había quedado mermado en Berlín. La inesperada caída de Metternich por un simple motín popular acabó en un enfrentamiento entre la muchedumbre y varios regimientos de dragones acuartelados en el castillo real. Días después, el rey estaba dispuesto a la unificación de Alemania, la cual habría de fundirse en Prusia.
El Desmoronamiento del Parlamento de Frankfurt y la Contrarrevolución
El Parlamento reunido dejó bien sentado que se encargaría de elaborar la futura Constitución alemana y, también discutió qué territorios comprendería una supuesta Alemania unificada. Existieron dos grandes facciones: los que apoyaban la creación de una Gran Alemania y los de una Pequeña Alemania. Después de una serie de sucesos, el Parlamento decidirá entregar la corona a Federico Guillermo IV, pero éste la rechazará, deshaciendo todo lo planteado anteriormente. Finalmente, los dos Estados alemanes más poderosos, Austria y Prusia, consiguieron restablecer la autoridad estatal y se dispusieron a reprimir por la fuerza los últimos sobresaltos revolucionarios.
Alemania en los Años Cincuenta
Este decenio está marcado por el claro antagonismo político, militar y económico austro-prusiano y la revitalización económica alemana cada vez más destacada. Los inicios del decenio estuvieron marcados por conflictos políticos y económicos entre Austria y Prusia. La actuación austríaca de Félix de Schwarzenberg será fundamental en estos años, ya que se opondrá contra los deseos de predominio prusiano en los territorios alemanes, consiguiendo atraerse hacia su causa a los Estados alemanes del sur. Alemania se encontró de esta forma dividida en dos zonas de influencia. Finalmente, las acciones de Schwarzenberg no llegaron a buen puerto y se firmó un tratado defensivo austro-prusiano por tres años. Las disputas económicas surgieron con el deseo del ministro austríaco de Comercio de conseguir que Austria entrase en la Zollverein. Como conclusión, se redujeron las tarifas de la Zollverein a favor de los productos austríacos, pero no consiguió acceder a ésta.
Las Potencias Alemanas, la Guerra de Crimea y la «Neue Ära»
La Guerra de Crimea permitió a Prusia volver a conseguir su independencia de Austria. Esta ocasión será explotada por Otto von Bismarck. Obtendrá grandes éxitos y Alemania conseguirá tener las manos libres para definir las grandes líneas de su política europea, aislando a Austria. Más tarde, el 26 de octubre de 1858, el príncipe Guillermo prestó juramento a una nueva Constitución, conocida como la neue Ära (nueva era). La Guerra de Italia de 1859 iba a poner a prueba las nuevas ideas del Gobierno prusiano. Rápidamente surgieron dos tendencias: la opción de Prusia de ayudar a Austria para obtener ciertos territorios italianos del norte y conseguir de manera definitiva la supremacía política y militar. La segunda tesis no fue sostenida más que por algunos individuos aislados, y tanto esta decisión como la ineficaz actuación prusiana en este conflicto serán duramente criticadas.
Bismarck y la Creación de la Confederación de Alemania del Norte
Crisis Constitucional en Prusia y Ascenso de Bismarck
Los sucesos de 1859 demostraron la necesidad de aumentar el poderío militar de Prusia. Se decide realizar una importante reforma militar, a la cual se opondrán gran parte de los liberales del Gobierno. Rápidamente surge una incompatibilidad de pareceres entre la Corona y el Parlamento. Finalmente, el rey responde con la disolución y la constitución de un Gabinete ministerial en el que sólo entraron los conservadores y el ministro de la Guerra. Para llevar a la práctica esta política, el rey, que cada vez se sentía más aislado y que ya pensaba en la abdicación, decidió llamar a Bismarck.
La Crisis de los Ducados Daneses
Regulado en el plano internacional por el tratado de Londres de mayo de 1852, firmado entre Prusia y Austria, el problema de los ducados volvió a suscitarse. El intento de imposición de una Constitución común en tales territorios provocó una fuerte reacción en Alemania, en la cual el movimiento nacional a favor de la anexión de tales ducados fue bastante vehemente. Finalmente, con el Tratado de Gastein, Prusia recibió la administración del Schleswig, y Austria, la del Holstein.
La Expulsión de Austria del Cuerpo Germánico
La oposición entre las dos grandes potencias alemanas tenía ya un claro vencedor. Antes de emplear la fuerza, hubo una intensa preparación diplomática. Bismarck intentó aprovechar al máximo todo lo que Austria podía aportar a Prusia y decidió jugar de manera inteligente la carta revolucionaria, realizando acciones como la de contactar con húngaros para encender un foco revolucionario en los propios Estados de los Habsburgo o incluso apoyando una expedición de Garibaldi a Dalmacia. Austria acaba por declarar la guerra y, con la Batalla de Königgrätz o Sadowa (1866), Prusia consigue una victoria total y decisiva.
Tanto la guerra como el propio año de 1866 significaron un corte profundo en la Historia de Alemania: representaba la exclusión definitiva de Austria del cuerpo germánico y la obligación para ésta de trasladar su centro de gravedad a los países danubianos. Al antiguo Reich germánico de carácter supranacional sucedió un Estado nacional bajo la dirección de Prusia.
La Creación de la Confederación de Alemania del Norte
Bismarck emprendió la reorganización de Alemania del Norte, dejada a la voluntad de Prusia. Se realiza un tratado de alianza con 21 Estados alemanes, lo que originó el nacimiento de la Confederación de Alemania del Norte, considerándose Bismarck como padre de la nueva Constitución. Su preocupación esencial era la de conseguir que un día no lejano los Estados del Sur pudieran formar parte de la Confederación. Desde luego, la hegemonía prusiana quedaba asegurada por el derecho del rey de Prusia a declarar la guerra, como presidente de ésta.
La Fundación del Imperio Alemán
Después de las victorias de 1866, Bismarck tenía aún que atravesar la línea del Main. Pero entonces se puso de manifiesto que el particularismo seguía siendo un sentimiento alemán ampliamente extendido y con el que Bismarck no deseaba chocar de frente. Ante el estancamiento de su política interna, Sedan le permitiría acabar con la última resistencia.
La Alemania del sur será una preocupación constante de Bismarck. Se establecerán dos tipos de relaciones: de tipo militar (tratados de alianza ofensivo-defensiva) y económico (nuevos acuerdos comerciales integrados en la Zollverein). Aunque surgiesen pequeñas decepciones con dosis de particularismo, tal clima se calmó progresivamente.
La Tensión y Guerra Franco-Prusiana (1870-1871). La Fundación del Imperio Alemán
La cuestión del Luxemburgo iba a ser decisiva en la deterioración de las relaciones franco-prusianas. Napoleón III abandonó a partir de este momento la idea, tanto tiempo mantenida, de una alianza con Prusia, inclinándose hacia Austria. La candidatura de un príncipe de la casa Hohenzollern al trono de España fue la circunstancia determinante de la creación del Imperio Alemán. Napoleón III decide declarar rápidamente la guerra a Prusia. Ésta, en una campaña realmente rápida y sin sobresaltos, consigue imponer sus designios. La Batalla de Sedan (1870) será un duro varapalo para los franceses.
La guinda del pastel a la vergonzosa actuación francesa, al derrumbamiento del Segundo Imperio francés y a la consolidación y expresión de la gran superioridad prusiana en Europa será la fundación del Segundo Reich alemán con la figura de Guillermo I como emperador en el propio palacio de Versalles.