Conflicto Civil Español: Orígenes, Bandos y Repercusiones (1936-1939)

La Guerra Civil Española (1936-1939): Un Conflicto Decisivo

La Guerra Civil Española (1936-1939) constituye uno de los episodios más trágicos de la historia de España. Tres años de enfrentamiento entre las «dos Españas» dejaron un saldo de cientos de miles de muertos y exiliados, y un país devastado. La guerra concluyó el 1 de abril de 1939 con la victoria de los sublevados, dando paso a una dictadura que se prolongaría durante 36 años.

Causas y Clima Prebélico

Durante los meses previos a la Guerra Civil, bajo el gobierno del Frente Popular en la fase final de la II República, la violencia se generalizó en España. Este clima favoreció el avance de la opción golpista de la derecha. Se intensificaron las acciones de milicias políticas de diversas ideologías (falangistas, monárquicos, socialistas, anarquistas, etc.), compuestas por jóvenes radicalizados en unidades paramilitares. Más de 200 personas perdieron la vida en enfrentamientos políticos. Los atentados y disturbios, a menudo represalias por acciones de adversarios, sembraron el miedo y el odio, obstaculizando la vida política.

Dos atentados resultaron cruciales: el 13 de julio, el asesinato en Madrid de José Castillo, teniente socialista de la Guardia de Asalto, y la posterior represalia de sus compañeros, que secuestraron y asesinaron a José Calvo Sotelo, líder de la derecha. Estos crímenes conmocionaron al país y aceleraron el golpe militar y la guerra.

El Alzamiento y el Estallido de la Guerra

El 17 de julio de 1936, la guarnición militar de Melilla se sublevó. El golpe había sido preparado por el general Mola, con la colaboración del general Sanjurjo (en Portugal) y Franco (en Canarias). El 18 de julio, Franco se sublevó en Canarias. Tras asegurar el control de Las Palmas, voló a Tetuán para liderar el ejército de África. Franco fue uno de los últimos generales en unirse al golpe. El plan golpista consistía en controlar el norte de África y trasladar el ejército a la Península.

Ante el levantamiento, estalló la Guerra Civil. Las organizaciones obreras exigieron armas para enfrentarse a la rebelión. En Barcelona, los anarquistas de la CNT lograron neutralizar a los golpistas el 19 de julio. En Madrid, los sindicalistas atacaron el Cuartel de la Montaña, donde se encontraban los sublevados, logrando la victoria tras una masacre. La República no actuó de forma unificada: algunos buscaban un Estado fuerte para ganar la guerra, mientras que otros pretendían llevar a cabo una revolución. Al gobierno republicano de Largo Caballero le sucedió, en mayo de 1937, un nuevo gobierno liderado por Juan Negrín, con creciente influencia comunista.

División de España y Apoyos Internacionales

El alzamiento militar no triunfó ni fracasó completamente, dividiendo a España en dos bandos: los defensores de una España tradicional, de derecha y católica, y los partidarios de una España progresista y anticlerical, de izquierda. España se fracturó entre dos extremismos: en una parte estalló la revolución, en la otra, la contrarrevolución.

En la zona republicana, el gobierno perdió el poder, que pasó a manos de las organizaciones obreras. En la zona rebelde, el general Franco fue nombrado jefe supremo del ejército y del gobierno, recibiendo el título de Generalísimo. Los rebeldes controlaron la España rural (Castilla la Vieja, Galicia, Navarra, Aragón y parte de Andalucía), mientras que el gobierno armó a los trabajadores para defender el resto. Canarias y Baleares quedaron bajo control de la derecha. Madrid y las ciudades industriales se opusieron al levantamiento.

La guerra dividió a las familias. 14 millones de personas vivían en territorio republicano y 11 millones en zonas sublevadas. Las grandes potencias europeas observaban los acontecimientos, pero las democracias firmaron un pacto de no intervención. Sin embargo, algunos países europeos intervinieron, proporcionando armamento, soldados y técnicos. Los nacionales recibieron el apoyo de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, mientras que los republicanos compraron armas y aviones a la Unión Soviética de Stalin. La ayuda extranjera fue clave en la victoria de Franco. El bando republicano también contó con el apoyo de las Brigadas Internacionales, 60.000 milicianos voluntarios comunistas de 60 países.

Represión y Violencia en Ambos Bandos

Desde el inicio de la guerra, hubo terror en ambos bandos. En Paracuellos del Jarama, más de 2.000 prisioneros nacionales fueron fusilados. Las denuncias entre vecinos y los «paseos», que implicaban el asesinato de «sospechosos», fueron frecuentes. En la zona republicana, se desató una represión contra los enemigos políticos, con miles de detenciones y fusilamientos. En la zona sublevada, el terror se aplicó de forma similar, con detenciones y fusilamientos de «rojos». La Iglesia sufrió una de las persecuciones más sangrientas de su historia en la zona republicana (7.000 asesinados, incendios, etc.).

La guerra supuso un enorme avance en los recursos movilizados y la capacidad destructiva. Fue una guerra total, con terrorismo sistemático contra la población (bombardeos y represalias). Los primeros combates y la Batalla de Madrid (1936-1937) incluyeron intensos enfrentamientos por el control de la capital. Los combates más violentos tuvieron lugar en la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria. Tras fracasar el ataque frontal, los nacionales intentaron maniobras envolventes, que también fracasaron. La campaña del Norte concentró el esfuerzo bélico y acabó bajo control nacional, destacando el bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor alemana.

El Final de la Guerra y sus Consecuencias

Los republicanos se vieron debilitados por sus divisiones internas. Tras casi tres años de guerra, el avance del ejército franquista era imparable. Tras duras batallas, los nacionales controlaron todo el país. Cuando la derrota republicana era inminente, Gran Bretaña y Francia reconocieron al gobierno de Franco. La guerra terminó el 1 de abril de 1939, cinco meses antes del estallido de la II Guerra Mundial.

La guerra dejó un profundo rastro de sufrimiento y destrucción. Muchos españoles se exiliaron a Francia, donde tuvieron que adaptarse en condiciones desfavorables, con la guerra mundial a punto de comenzar. Los efectos económicos fueron graves, afectando a infraestructuras, viviendas y edificios. La pérdida demográfica, con cerca de 600.000 muertos y exiliados, fue devastadora.

La Guerra Civil Española, que se extendió desde 1936 hasta 1939, fue uno de los capítulos más dramáticos de la historia de España. Comenzó con un levantamiento militar y acabó siendo una férrea dictadura, sin concesiones al vencido, que se extiende hasta 1975.

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