Felipe V y la instauración del absolutismo monárquico
Con Felipe V se implanta el absolutismo monárquico. El rey, encarnación del Estado, poseía un poder ilimitado: era la fuente de la ley, la máxima autoridad del gobierno y la cabeza de la justicia.
Los Decretos de Nueva Planta supusieron la aplicación práctica del modelo centralizador y reformista, integrando los territorios de Aragón en la administración castellana. Se llevó a cabo la pacificación del principado de Cataluña para imponer un nuevo modelo político-jurídico y administrativo. Se creó la Audiencia, liderada por un Capitán General, transformando los reinos en provincias. Se disolvió la Diputación y las Cortes catalanas, imponiendo el castellano como idioma oficial. Se estableció el sistema de administración local castellana, con regidores y corregidores, y se creó un nuevo cargo económico. Se disolvieron todos los grupos armados y desaparecieron las instituciones tradicionales de la Corona de Aragón, instaurando una monarquía absoluta basada en la centralización y uniformización política y administrativa.
Se firmaron los tratados de Utrecht y Rastadt, que marcaron la pérdida de poder e influencia de España en Europa. Se inició una época de paz, con la firma de los Pactos de Familia con Francia para actuar conjuntamente con los Borbones franceses, y se intentó mejorar el comercio con las colonias americanas.
Guerra de la Independencia (1808-1814)
La familia real se preparaba para partir a Bayona cuando estalló una revuelta popular para impedir su partida, reprimida por las tropas del general Murat. La población se alzó contra la invasión francesa, creando Juntas de armamento y defensa, inicialmente locales y luego provinciales, que asumieron la autoridad en ausencia del rey, declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Gran Bretaña.
Las juntas enviaron representantes a Aranjuez para formar una Junta Suprema Central que coordinase la lucha y dirigiese el país. Ciudades como Girona, Tarragona y Zaragoza resistieron bombardeos y hambre, paralizando al ejército francés. Las derrotas francesas en Bruc y Bailén impidieron la conquista de Andalucía y provocaron la retirada de José I de Madrid. Sin embargo, Napoleón contraatacó, reinstalando a José I en Madrid y extendiendo el dominio francés.
Surgieron las guerrillas, una forma de lucha espontánea y eficaz, con miembros civiles dirigidos por élites cultas. La retirada de tropas francesas para la campaña de Rusia, junto con la acción de las tropas españolas, las guerrillas y el ejército británico al mando del general Wellington, condujo a la derrota francesa y a la firma del Tratado de Valençay, que restauró a Fernando VII en el trono.
Se formaron dos grupos:
- Los afrancesados: Minoría compuesta por funcionarios que colaboraron con José I, con un programa reformista y partidarios de un poder fuerte para modernizar España. Tras la guerra, se exiliaron.
- El frente patriótico: El resto de los españoles, opuestos a la invasión. El clero y la nobleza buscaban la vuelta al absolutismo, mientras que los ilustrados deseaban un programa de modernización. Los liberales aspiraban a un cambio político basado en una constitución, soberanía nacional y división de poderes.
La Constitución de 1812
Promulgada el 19 de marzo, contenía una declaración de derechos del ciudadano. Establecía una monarquía limitada basada en la división de poderes: el legislativo en las Cortes, el ejecutivo en el rey y el judicial en los tribunales. Planteaba la reforma de los impuestos y la hacienda, la creación de un ejército nacional y una enseñanza primaria pública y obligatoria. El territorio se dividía en provincias, con ayuntamientos y la Milicia Nacional. Se aprobaron leyes para eliminar el Antiguo Régimen e instaurar un régimen liberal: supresión de señoríos, eliminación de mayorazgos, desamortización de tierras, abolición de la Inquisición y, posteriormente, la reimplantación del absolutismo.
El reinado de María Cristina y las Guerras Carlistas
Los carlistas organizaron grupos armados como guerrillas, principalmente en el norte de España. La guerra tuvo dos etapas:
- Primera etapa: Victorias carlistas en el norte. El general Zumalacárregui conquistó Tolosa, Vergara y Eibar, pero fracasó en Bilbao, donde murió. El general Cabrera se convirtió en uno de los líderes carlistas.
- Segunda etapa: La guerra se decantó por los liberales. Los carlistas organizaron expediciones a otras regiones, incluyendo un intento de tomar Madrid. El carlismo se dividió entre transaccionistas (partidarios de un acuerdo con los liberales) e intransigentes (que querían continuar la guerra). El general Maroto firmó el Convenio de Vergara, que mantuvo los fueros del norte e integró a los oficiales carlistas en el ejército.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El general Miguel Primo de Rivera declaró el Estado de Guerra y solicitó al monarca que el poder pasase a manos de los militares. Alfonso XIII aceptó un Directorio Militar presidido por Primo de Rivera, debido a la inestabilidad política, el miedo a una revolución, el auge del republicanismo y los nacionalismos, y el descontento del ejército.
Primo de Rivera anunció su intención de acabar con los caciques, el bandidaje político y las amenazas nacionales. La dictadura tuvo dos fases: el Directorio Militar (con miembros militares) y el Directorio Civil.
Las primeras medidas del Directorio Militar fueron la suspensión del régimen constitucional, la disolución de las cámaras legislativas y la prohibición de los partidos políticos. El conflicto de Marruecos fue un foco de atención, con el exitoso desembarco de Alhucemas. Tras varias derrotas, Abd el-Krim se rindió.
Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen, convocando una Asamblea Nacional y creando un partido único, la Unión Patriótica. Se promovió la nacionalización de sectores económicos, con grandes monopolios financiados mediante Presupuestos Extraordinarios.
La Primera República Española (1873-1874)
Estanislao Figueras fue elegido presidente. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, con victoria republicana. Figueras dimitió y el gobierno pasó a Francisco Pi y Margall. Se presentó una constitución que no fue aprobada, que proponía una nación compuesta por 17 estados y un estado descentralizado.
La República enfrentó problemas como la insurrección carlista y la guerra en Cuba. Pi y Margall, contrario a sofocar la revuelta por las armas, fue sustituido por Nicolás Salmerón, quien inició una acción militar contra el movimiento cantonalista. Salmerón dimitió al negarse a firmar penas de muerte, y la presidencia recayó en Emilio Castelar, más conservador. Castelar, sin mayoría en las Cortes, las cerró y gobernó autoritariamente.
Al reabrirse las Cortes, Castelar fue derrotado, lo que llevó al golpe de Estado del general Manuel Pavía, que disolvió las Cortes. El poder pasó al general Serrano. El pronunciamiento de Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII, y el príncipe Alfonso de Borbón firmó el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas.
La Segunda Guerra de Independencia Cubana (1895-1898)
El levantamiento comenzó desde el exilio, liderado por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, quienes regresaron a Cuba. Se inició en el este con el Grito de Baire. Las fuerzas rebeldes contaban con apoyo popular y ayuda de Estados Unidos. El ejército español enfrentó dificultades debido a la lluvia y las enfermedades.
España envió a Martínez Campos para pacificar la isla, pero su política no tuvo éxito y fue sustituido por el general Valeriano Weyler, quien reforzó el ejército e inició una política de concentración de campesinos.
Estados Unidos intervino por motivos económicos y estratégicos. Habían intentado comprar la isla, y el presidente William McKinley volvió a intentarlo, pero el gobierno español se negó. La prensa estadounidense influyó en la decisión de intervenir directamente en la guerra.
Tras la muerte de Antonio Maceo en combate, la lucha continuó y los rebeldes se fortalecieron. Se concedió la autonomía a Cuba, pero llegó tarde, ya que los cubanos deseaban la independencia, y la intervención de Estados Unidos era inminente.