Oposición y Movimientos Sociales Durante la Restauración en España

Durante el período de la Restauración, diversos grupos políticos, sociales e ideológicos se opusieron al régimen, aunque con éxito limitado. La amplia libertad de prensa permitió la difusión de diversas ideas y críticas políticas (anticlericales, antimilitaristas, antiliberales, antidemócratas, antiborbónicas, antimonárquicas, antiespañolas o separatistas) a través de periódicos, aunque con actividades de impacto reducido.

Grupos Opositores

  • Los carlistas: Fuerza cada vez más residual, que finalmente renunció a las armas. Perdieron apoyos del clero español y del Vaticano, con muchos ultracatólicos integrándose en el partido canovista.
  • Los republicanos: Defendieron la democratización del régimen y reformas sociales. Fragmentados, acumularon fracasos políticos y perdieron apoyos, desacreditados por la experiencia de la I República.
  • El movimiento obrero: Anarquistas y socialistas.
  • La oposición intelectual: Pensadores y profesores contrarios a un sistema que impedía la modernización del país y su acercamiento a la Europa avanzada.

Nacionalismos Periféricos

A fines del siglo XIX, surgieron en Cataluña y el País Vasco movimientos que cuestionaban la existencia de una única nación española. Estos movimientos afirmaban que Cataluña y el País Vasco eran naciones con derecho al autogobierno, basándose en diferencias lingüísticas, derechos históricos (fueros), cultura y costumbres propias. Sus planteamientos variaban desde el autonomismo hasta el separatismo.

El Nacionalismo Catalán

Cataluña y los demás reinos de la Corona de Aragón habían perdido sus leyes y fueros particulares con los Decretos de Nueva Planta, tras la Guerra de Sucesión. Durante el siglo XIX, el sentimiento nacionalista se reavivó entre la burguesía y los campesinos.

Etapas del Nacionalismo Catalán
  • Década de 1830: Renaixença. Movimiento intelectual, literario y apolítico inspirado en el Romanticismo, para la recuperación de la lengua catalana.
  • 1882: Valentí Almirall creó el Centre Català, organización política que reivindicaba la autonomía y denunciaba el caciquismo de la España de la Restauración.
  • 1891: Prat de la Riba fundó la Unió Catalanista, de ideología conservadora y católica, muy nacionalista pero no separatista. Al año siguiente, esta organización aprobó las Bases de Manresa, programa que reclamaba el autogobierno y una división de competencias entre el estado español y la autonomía catalana.
  • 1901: Nació la Lliga Regionalista con Francesc Cambó: partido conservador, católico y burgués. Sus objetivos eran:
    • Autonomía política para Cataluña dentro de España. La Lliga nació alejada de cualquier independentismo.
    • Defensa de los intereses económicos de los industriales catalanes y de una política comercial proteccionista.

El Nacionalismo Vasco

La defensa de los fueros vascos quedó ligada a la causa carlista durante el siglo XIX. Las sucesivas derrotas llevaron a la abolición de los fueros en 1876. La burguesía vizcaína, enriquecida por la naciente revolución industrial, fue el terreno social en el que nació el nacionalismo vasco.

El Partido Nacionalista Vasco, PNV (Euzko Alderdi Jeltzalea, EAJ) fue fundado por Sabino Arana Goiri en 1895. Nacido en una familia carlista y ultracatólica, formuló los fundamentos del nacionalismo vasco:

  • Independencia de Euskadi y creación de un estado vasco independiente que incluiría siete territorios, cuatro españoles (Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Navarra) y tres franceses (Lapurdi, Benafarroa y Zuberoa).
  • Radicalismo antiespañol, exaltación de la etnia vasca y mantenimiento de la pureza racial. Esta actitud racista implicaba la oposición a los matrimonios entre vascos y maketos (habitantes del País Vasco procedentes de otras zonas de España), rechazo y desprecio ante estos inmigrantes, en su mayoría obreros industriales.
  • Integrismo religioso católico: “Euskadi se establecerá sobre una completa subordinación de lo político a lo religioso”. El lema “Dios y Leyes Viejas” es un claro elemento de continuidad con el carlismo.
  • Promoción del idioma y de las tradiciones culturales vascas. Euskaldunización de la sociedad vasca y rechazo de la influencia cultural española, calificada de extranjera y perniciosa.
  • Apología de un mítico mundo rural vasco, contrapuesto a la sociedad industrial «españolizada».

Su influencia caló en Vizcaya y Guipúzcoa, entre la pequeña burguesía y en el mundo rural. La gran burguesía industrial y financiera se distanció; y el proletariado abrazó el socialismo. Su influencia en Álava y Navarra fue menor.

El Regionalismo Gallego

Nació como una demanda de desarrollo en una región social y económicamente atrasada y sin una burguesía consolidada. Su origen se debe a iniciativas culturales (O Rexurdimento), que abogaban por la recuperación de la lengua y la cultura gallegas a la vez que criticaban el subdesarrollo de la región. Destaca Manuel Murguía, quien presidió la Asociación Regionalista Gallega, grupo autonomista que defendió un regionalismo liberal y de la que acabaría surgiendo una corriente más tradicionalista con Alfredo Brañas. La esposa de Murguía, Rosalía de Castro, fue la máxima exponente del Rexurdimento.

El Movimiento Obrero

La tardía y muy localizada industrialización española explica la debilidad de la conciencia de clase obrera hasta el Sexenio Democrático. No obstante, ya desde la década de 1830 nacieron algunas asociaciones, como las “sociedades de auxilio mutuo”; se produjeron algunas protestas de carácter ludita, como los conflictos en Barcelona, o las protestas contra las “selfactinas” en 1854; y la aparición de los primeros periódicos. Estas primeras manifestaciones del movimiento obrero fueron duramente reprimidas.

Las libertades políticas dieron un importante impulso al movimiento obrero durante el Sexenio. En 1864 se había creado en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), donde durante un cierto tiempo convivieron los seguidores de las ideas de Karl Marx (socialistas) y los de Mijaíl Bakunin (anarquistas). Nacieron periódicos como La Emancipación, La Solidaridad y La Federación. El Sexenio permitió la creación de la Sección Española de la A.I.T, gracias al impulso del anarquista italiano Fanelli. Desde un principio entre los «internacionalistas» españoles hubo claro predominio de la ideología anarquista de Bakunin, especialmente en Cataluña. Por otro lado, Paul Lafargue, yerno de Marx, propagó en España las ideas del marxismo. En 1872, creó un pequeño grupo madrileño que más tarde daría lugar al PSOE.

Tendencias Ideológicas a Finales del Siglo XIX

A finales del siglo XIX, la cultura obrera se expresó en ámbitos ideológicos diferentes y contrapuestos:

  • Republicanos: Un sector del republicanismo en España estaba impregnado de las ideas de la Internacional.
  • Tras el golpe de Pavía en 1874 y el inicio de la Restauración, los «internacionalistas» fueron reprimidos. Al igual que en toda Europa, la ruptura entre Marx y Bakunin en el Congreso de La Haya en 1872 propició la escisión de las fuerzas obreras internacionalistas:
    • Anarquistas: Mayoría en España. Tras la ley de Asociaciones de 1881 se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales, y nació la Federación de Trabajadores de la Región Española. A partir de 1901 diversos grupos se organizaron en torno a la publicación “Solidaridad Obrera”. Finalmente en el Congreso en Barcelona (1910), nació la Confederación Nacional del Trabajo, la CNT, el mayor sindicato español, con gran fuerza entre los obreros agrícolas andaluces y los obreros industriales catalanes. Los anarquistas tenían una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria.
    • Socialistas: Minoritarios en nuestro país. Todavía de forma clandestina, en 1879 nació en Madrid el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, con Pablo Iglesias como principal figura. En 1888, el PSOE celebró su primer congreso y se fundó la Unión General de Trabajadores, la UGT, sindicato socialista. Opuestos a los anarquistas, mantuvieron una ideología anticlerical y antiburguesa, pero defendían la lucha política. Pablo Iglesias se convertirá en diputado en 1910.

El Movimiento Campesino

Los conflictos en el campo fueron constantes en el siglo XIX. El aumento de la población agraria asalariada, sin un crecimiento paralelo del trabajo y los recursos, provocó un grave problema social.

Los jornaleros sin tierra constituían la abrumadora mayoría de la población rural, especialmente en Andalucía y Castilla-La Mancha. Sus precarias condiciones de vida provocaron un incremento del descontento, que será la base de la progresiva politización de las áreas rurales.

El liberalismo no permitió a los campesinos el acceso a la propiedad de la tierra, pasando a unas condiciones de vida aún más duras, con rentas abusivas y épocas de hambre. A pesar de la desaparición de la servidumbre jurídica, los campesinos siguieron sujetos al poder del propietario, del notable y del cacique. Sobre ellos recaía además el mayor peso del analfabetismo y la marginación social.

En la década de 1840 se sucedieron las manifestaciones y ocupaciones de tierras donde los años de malas cosechas provocaban hambre crónica y sumían en la miseria a miles de campesinos. La situación provocó quemas de cosechas y matanzas de ganado, en un movimiento que podría asemejarse al ludita.

La situación se agravó en 1855 con la desamortización de los bienes comunales de los municipios, pues estas tierras de aprovechamiento común pasaron a manos privadas. Como consecuencia se produjeron alzamientos campesinos, duramente reprimidos por el ejército y la Guardia Civil. Los movimientos más intensos tuvieron lugar en Andalucía, en algunos lugares de Castilla y en las zonas montañosas de Aragón.

En 1861, un levantamiento en Loja (Granada) alcanzó gran virulencia y se extendió por las provincias de Jaén y Málaga. La represión del movimiento provocó numerosas víctimas entre los campesinos sublevados.

A raíz de estas luchas sociales, el bandolerismo se extendió por Andalucía como respuesta individual y violenta a las grandes desigualdades sociales. Fue la época de los bandidos que tenían su refugio en Sierra Morena, y que reunidos en cuadrillas asaltaban caminos, cortijos y pequeños pueblos.

Más adelante el anarquismo tendrá una gran influencia en el movimiento obrero y campesino durante la primera mitad del siglo XX. Será la guerra civil (1936-1939) y la represión posterior la que pondrá fin al protagonismo que tuvo durante este período.

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