El Reinado de Alfonso XIII y los Desafíos de la Restauración
Introducción: El Regeneracionismo y el Inicio del Reinado
La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el regeneracionismo, una corriente política surgida como respuesta a la crisis del 98. Esta corriente, representada por figuras de la Generación del 98 como Azorín y Unamuno, criticaba la situación de España y la inacción de sus gobiernos.
El 17 de mayo de 1902, Alfonso XIII juró la Constitución de 1876, que establecía una soberanía compartida. Sin embargo, su marcado carácter castrense y su apoyo a los sectores conservadores del ejército, así como su aceptación de la Dictadura de Primo de Rivera, marcaron su reinado.
La Restauración, para sobrevivir, debía abordar varios problemas:
- Democratizar el sistema político y combatir el caciquismo.
- Atender las reivindicaciones de las clases populares.
- Integrar en el sistema al PSOE, el catalanismo y el republicanismo.
- Controlar el protagonismo del ejército, que buscaba resarcirse del Desastre del 98 interviniendo en Marruecos.
- Resolver la inestabilidad de los partidos del turno, debilitados tras la muerte de sus líderes: Cánovas, Silvela (fallecido en 1905), Sagasta (fallecido en 1903) y Canalejas (asesinado en 1912).
La Cuestión de Marruecos y la Semana Trágica
La Intervención Española en Marruecos
España buscó participar en el reparto de África, con Marruecos como objetivo principal. Esto requería un acuerdo con Francia, que tenía intereses en la zona.
En la Conferencia Internacional de Algeciras (1906), España obtuvo la administración del Rif. La ocupación militar de esta zona tenía como objetivos:
- Recuperar el prestigio nacional perdido tras el desastre del 98.
- Mantener el equilibrio estratégico en el Estrecho de Gibraltar.
- Garantizar la seguridad en la región del Rif.
La Semana Trágica de Barcelona (1909)
La cuestión de Marruecos generó un profundo descontento popular debido al reclutamiento forzoso de tropas, que afectaba principalmente a las clases bajas que no podían pagar para evitar la incorporación.
Desde 1905, Cataluña vivía una grave crisis. La victoria de la Lliga Regionalista en las elecciones de 1906 alarmó al ejército, que veía amenazada la unidad del país. Los incidentes relacionados con la revista satírica «Cu-cut», que publicó viñetas consideradas antimilitaristas, llevaron al ejército a incendiar las imprentas. Maura cedió a las presiones y aprobó en 1906 la Ley de Jurisdicciones, que permitía que las críticas al Ejército fueran juzgadas por tribunales militares.
En 1907, una nueva coalición, Solidaritat Catalana, obtuvo una victoria electoral, reduciendo la representación de conservadores y liberales en Cataluña.
La guerra de Marruecos fue el detonante del conflicto. Los ataques de los habitantes del Rif a los trabajadores españoles de la Compañía de Minas del Rif llevaron al envío de reservistas catalanes. Los primeros enfrentamientos resultaron en el Desastre del Barranco del Lobo y del monte Gurugú, con más de 1200 bajas españolas.
El 26 de julio estalló una huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT. La autoridad militar proclamó el estado de guerra. Se produjeron barricadas, quema de iglesias y conventos: fue la Semana Trágica. El 31 de julio, la insurrección fue sofocada. Se ejecutó a Ferrer Guardia, un pedagogo anarquista. Estos hechos provocaron la dimisión de Maura. Tras un breve gobierno de Moret, Canalejas asumió la Presidencia del Gobierno.
La Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917
Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España
Esta segunda fase del reinado de Alfonso XIII marcó el declive progresivo del sistema, que culminó con la dictadura.
España se mantuvo neutral durante la Primera Guerra Mundial. La opinión pública se dividió entre aliadófilos y germanófilos. La neutralidad impulsó un crecimiento económico debido al aumento de la demanda exterior. Sin embargo, este crecimiento no se tradujo en mejoras salariales equivalentes, lo que provocó un aumento del descontento social debido a la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y la escasez de algunos productos.
La Crisis General de 1917
La crisis de 1917 reflejó un descontento generalizado, que abarcaba desde los oficiales del ejército hasta la clase obrera.
Crisis militar: Las Juntas Militares de Defensa, asambleas de jefes y oficiales surgidas a partir de 1916, defendían sus intereses salariales y profesionales. Protestaban contra el favoritismo del Ministerio de la Guerra, que ascendía a los militares destinados en Marruecos (los «africanistas») por méritos de guerra, mientras que los que permanecían en la Península ascendían por antigüedad. El gobierno conservador de Dato terminó cediendo a sus demandas y reconociéndolas oficialmente en junio de 1917.