Expansión Atlántica y Consolidación de la Monarquía Hispánica: Siglos XV-XVII
Rutas Atlánticas Castellanas y Portuguesas: El Papel de las Islas Canarias
En el siglo XV, Castilla intensificó sus relaciones político-militares con Europa Occidental, impulsada por intereses económicos. Un objetivo clave era el dominio del Estrecho de Gibraltar, crucial para impedir refuerzos al reino de Granada desde el norte de África. Alfonso XI aseguró este control tras las victorias en la Batalla del Salado (1340) y la reconquista de Algeciras (1344), abriendo el camino hacia Granada.
Las relaciones con Portugal fueron otro foco de atención. El intento de Juan I de Castilla de ocupar Portugal, basándose en sus derechos a la corona, resultó en la derrota de Aljubarrota (1385).
La expansión hacia las Islas Canarias generó un nuevo conflicto con Portugal. En 1402, un vasallo normando de Castilla llegó a Lanzarote, iniciando la colonización. Se ocuparon también Fuerteventura, Gomera y Hierro. Aunque inicialmente la Corona no mostró gran interés, la expansión marítima y comercial castellana del siglo XV aumentó la importancia de estos enclaves. La disputa con Portugal se resolvió con los tratados de Alcaçovas (1479) y Tordesillas (1494), que reservaron el litoral africano a Portugal, excepto las Islas Canarias.
Los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Expansión Territorial
Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón
El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón unió ambas coronas bajo una misma dinastía. Sin embargo, se adoptó el modelo de la Corona de Aragón: cada corona mantuvo sus instituciones, moneda y leyes. A pesar de esto, hubo unidad de acción en política exterior, especialmente en la defensa de los intereses aragoneses en el Mediterráneo.
Los inicios del reinado fueron complicados debido a la guerra civil en Castilla por la sucesión tras la muerte de Enrique IV. Aunque el rey tenía una hija, Juana, considerada ilegítima por algunos, Enrique IV firmó con su hermana Isabel el Pacto de los Toros de Guisando (1468), reconociéndola como heredera, con la condición de que no se casara sin su consentimiento. El matrimonio secreto de Isabel con Fernando llevó a Enrique IV a nombrar heredera a Juana. La guerra civil enfrentó a:
- Isabel, apoyada por parte de la nobleza, las ciudades y Aragón.
- Juana la Beltraneja, apoyada por otra parte de la nobleza y Portugal.
Isabel triunfó tras la Batalla de Toro, firmándose la paz con Portugal mediante el Tratado de Alcaçovas (1479), que reconocía a Isabel como reina de Castilla a cambio de no intervenir en el África atlántica, exceptuando Canarias.
El centro de la monarquía se inclinó hacia Castilla, un territorio más extenso, poblado, económicamente dinámico y más unido que la Corona de Aragón, que estaba formada por cuatro reinos distintos. Además, Castilla mostraba menor oposición al intervencionismo real.
Conquista del Reino Nazarí e Incorporación de Navarra
El reino de Granada mantuvo sus territorios desde el siglo XIII, salvo conquistas cristianas como Gibraltar o Antequera. Las luchas internas eran frecuentes, pero se requirió un gran esfuerzo militar para su conquista, con más asedios que batallas campales y un uso importante de la artillería. Tras un largo asedio, cayó Baza en 1489 y, con ella, la zona oriental y Almería. Granada fue tomada en enero de 1492. Las capitulaciones fueron generosas, pero la convivencia fue breve. El cardenal Cisneros utilizó métodos coactivos para la conversión, y la imposición de tributos no pactados provocó una revuelta. Sofocada en 1501, se obligó a la conversión o al exilio, perdiéndose la mitad de la población granadina.
En Navarra, tras la muerte de Isabel en 1504, Fernando conquistó el reino en 1512 en nombre de Castilla, declarando su unión a Castilla en 1515.
Integración de las Canarias y Aproximación a Portugal
El Atlántico era prioritario para Castilla, chocando con la expansión portuguesa en la costa africana. En Canarias, Castilla y Portugal disputaron el control de las islas. Los Reyes Católicos conquistaron Tenerife, Gran Canaria y La Palma. El Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479) finalizó las disputas, aceptando la soberanía castellana de las islas y reservando a Portugal el dominio de la costa atlántica.
Se buscó una unión dinástica mediante el matrimonio de Isabel (hija de los Reyes Católicos) con Manuel de Portugal. Su hijo Miguel debía heredar las tres coronas, pero tras su muerte y la de su madre, el rey casó con María, otra hija de los Reyes Católicos. Su hija, Isabel de Portugal, sería la esposa de Carlos V y madre de Felipe II, bajo cuyo imperio se unieron los reinos hispánicos.
Organización del Estado: Instituciones de Gobierno
Isabel y Fernando fortalecieron las instituciones que consolidaban el poder monárquico. Potenciaron la figura del corregidor en las ciudades, nombraron virreyes en los diferentes reinos y crearon nuevos Consejos, destacando el de Castilla. Los secretarios fueron nombrados entre la baja nobleza y la burguesía. Se reorganizaron las Audiencias y se potenciaron las Chancillerías (Valladolid y Granada). Se reforzó la Hacienda (Contaduría Mayor) y se creó un ejército permanente (Santa Hermandad). Las Cortes se reunieron con menos frecuencia. Se promovió la unidad religiosa, con la expulsión de judíos, la conversión forzosa de los mudéjares y la creación del Tribunal de la Santa Inquisición (1478), utilizado políticamente para reducir la disidencia.
Política Exterior: Italia y el Norte de África
La política exterior de los Reyes Católicos buscó la hegemonía española en Europa occidental, oponiéndose al dominio francés. Los matrimonios de sus hijos buscaron alianzas con potencias contrarias a Francia, como Inglaterra y Austria. Aragón mantenía disputas con Francia por el control del Rosellón, la Cerdaña, Navarra e Italia. Las guerras con Francia se iniciaron tras la invasión francesa de los Estados Pontificios y Nápoles. La actuación de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, llevó a la victoria de Fernando (1505) gracias a las modernas estrategias militares. Una nueva guerra en Italia permitió a Fernando invadir y anexionar Navarra (1512). Para evitar invasiones musulmanas y amenazas turcas, se conquistaron plazas norteafricanas entre 1497 y 1510, como Melilla, Mazalquivir, Orán y Trípoli.
El Descubrimiento y la Conquista de América
El Descubrimiento de América
El descubrimiento de América marcó una nueva etapa en la historia de España, iniciando la colonización de ultramar. El viaje respondía a la necesidad de llegar a la India por una nueva ruta, libre de turcos y portugueses. Cristóbal Colón defendió esta idea ante los Reyes Católicos, quienes aceptaron el viaje. En 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, otorgando a Colón el título de almirante. Tres carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María, partieron de Palos y llegaron el 12 de octubre a una isla llamada San Salvador. Américo Vespucio fue el primero en proponer que esas tierras eran un nuevo continente. En 1521, Magallanes y Juan Sebastián Elcano completaron la primera vuelta al mundo.
Conquista y Colonización
El descubrimiento atrajo a castellanos en busca de fortuna. Mediante las capitulaciones, obtenían permiso de la Corona para explorar y conquistar. En 1519, Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca, incorporando México a los dominios hispanos en 1521. En 1531, Francisco Pizarro apresó al emperador inca Atahualpa y conquistó el Imperio Inca, fundando Lima en 1535.
La colonización empleó fórmulas españolas como el repartimiento y la capitulación, junto a la encomienda (cesión de indios a un español como siervos) y la mita (trabajos forzados de las comunidades incas). Las críticas de los misioneros al trato de los indios llevaron a la abolición de la encomienda y a la protección legal de los indios (Leyes de Burgos, 1512; Leyes Nuevas, 1542).
El Imperio de Carlos V y la Monarquía Hispánica de Felipe II
El Imperio de Carlos V: Conflictos Internos
Herencia de Carlos V:
- Herencia materna: Corona de Aragón, Castilla y Navarra, posesiones italianas y norteafricanas, y las Indias.
- Herencia paterna: Países Bajos y Franco Condado.
- Territorios de su abuelo Maximiliano I (1515): sur de Alemania, Austria y Tirol, y derechos a la corona imperial (Carlos V en 1519).
Este vasto patrimonio estaba formado por estados heterogéneos. Los ingresos de Carlos V provenían principalmente de Castilla y de los metales preciosos de las Indias. Castilla se convirtió gradualmente en el centro de su política.
Comunidades y Germanías: La llegada de Carlos V a Castilla fue vista con recelo, ya que era extranjero y su principal preocupación era obtener el título de emperador. El malestar degeneró en revueltas.
- Revuelta de las Comunidades (1520-1522): Protagonizada por ciudades castellanas como Toledo, Segovia y Salamanca. Los comuneros se opusieron a las autoridades que acompañaban a Carlos V y a la alta nobleza. Exigían prescindir de consejeros extranjeros, limitar el poder real, reducir impuestos y proteger la industria textil. El movimiento fue derrotado en la Batalla de Villalar (1521), y sus líderes (Bravo, Padilla y Maldonado) fueron ejecutados.
- Revuelta de las Germanías (1519-1523): Estalló en Valencia y se extendió a Mallorca. Tuvo un marcado carácter antiseñorial. Artesanos, campesinos pobres, bajo clero y comerciantes se rebelaron contra los señores feudales y sus siervos mudéjares. La rebelión fue dominada por las tropas reales y nobiliarias.
La monarquía salió fortalecida de ambas revueltas. Las Cortes de Castilla se volvieron sumisas, y los nobles, aliados del rey. La costosa política exterior se financió con recursos de Castilla.
Política Exterior de Carlos V: Se centró en la defensa de su herencia dinástica y su hegemonía en Europa.
- Enfrentamiento con Francia: Marcado por la rivalidad personal con Francisco I y disputas por Navarra e Italia. Carlos V libró seis guerras con Francia. La primera en 1521, con la invasión francesa de Navarra y el intento de asegurar su hegemonía en el norte de Italia, culminó con la derrota francesa en Pavía (1525) y el control de Milán por Carlos V. La lucha se reanudó en 1536 y se prolongó durante 20 años. La última guerra terminó con Felipe II, quien derrotó a los franceses en San Quintín (1557). La Paz de Cateau-Cambrésis (1559) estableció la hegemonía de la casa de Austria.
- Guerra contra los Turcos: Se desarrolló en dos escenarios:
- Europa central: El sultán Solimán el Magnífico ocupó Hungría y sitió Viena.
- Mediterráneo occidental: Los corsarios protegidos por Solimán (Barbarroja) ocuparon Trípoli y Bujía. La guerra contra los turcos no fue prioritaria para Carlos V hasta la Batalla de Lepanto (1571).
- Guerra en Alemania: Carlos V luchó contra la Reforma de Lutero y los príncipes alemanes que la apoyaban. Carlos V buscó un compromiso entre Lutero y el Papa, convocando una reunión en Worms (1521). La ruptura se consumó con el Concilio de Trento (1545), originando una guerra entre los príncipes protestantes y Carlos V. La Paz de Augsburgo (1555) reconoció el derecho de los príncipes a imponer su religión a sus súbditos.
En 1555-1556, Carlos V renunció a sus dominios en la península Ibérica, Borgoña e Italia a favor de Felipe II, y cedió sus derechos imperiales y dominios austríacos a su hermano Fernando, retirándose al monasterio de Yuste.
La Monarquía Hispánica de Felipe II. La Unidad Ibérica
Felipe II (1556-1598) fue un monarca español, nacido y criado en Castilla. Gobernó un imperio más español, con base en la corona de Castilla, estableciendo la capital en Madrid y su residencia en El Escorial. Sus principios fueron fortalecer el catolicismo y mantener el Imperio. Enfrentó problemas con los turcos (victoria en Lepanto, 1571), los ingleses (derrota de la Armada Invencible, 1588) y Flandes. Su mayor triunfo fue la anexión de Portugal.
En 1578, el rey Sebastián de Portugal murió sin descendencia. Felipe II logró que las Cortes portuguesas reconocieran sus derechos (Cortes de Tomar, 1581), creándose el Consejo de Portugal. Con la unión, España obtuvo poderío naval y control del litoral atlántico, pero estas ventajas fueron desaprovechadas. En 1640, una revolución buscó la independencia de Portugal, proclamando rey al duque de Braganza como Juan IV.
En el exterior, Felipe II venció a los franceses en San Quintín (1557). La armada española y veneciana vencieron a los turcos en Lepanto (1571). El problema más grave fue la rebelión de los Países Bajos, donde se unieron deseos autonomistas y la extensión del calvinismo. La intervención del duque de Alba no impidió la división entre el norte protestante y el sur católico. Contra Inglaterra, que apoyaba a los protestantes y hostigaba los dominios españoles en América, Felipe II envió la Armada Invencible, que fracasó (1588).
El Modelo Político de los Austrias y la Sociedad del Siglo XVI
El Modelo Político de los Austrias. La Unión de Reinos
Los dominios de los Austrias tenían en común la figura del rey, con todos los poderes. El gobierno se organizaba en consejos: territoriales (Consejo Real de Castilla, Consejo Real de Aragón, Consejo de Indias, Consejo de Italia, Consejo de Flandes y Consejo de Portugal) y temáticos (Consejo de Estado, Consejo de Hacienda, Consejo de la Inquisición, Consejo de Órdenes y Consejo de Guerra). Este sistema garantizaba autonomía a las diferentes partes del imperio, pero complicaba la coordinación. Existían virreyes que representaban al rey en Navarra, Aragón, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Nueva España y Perú. Siguieron existiendo las Cortes de los diferentes reinos y los municipios, con el Corregidor como representante real.
Los nobles no pagaban impuestos, y la Iglesia colaboraba con una parte del diezmo (tercias reales), la bula de cruzada, el subsidio y el excusado. El déficit se cubría con crédito y préstamo. Los asentistas contrataban con el rey el asiento de una cantidad de dinero a cambio del cobro de impuestos.
Economía y Sociedad en la España del Siglo XVI
El siglo XVI fue de crecimiento demográfico, estimulando la actividad económica. El sector agrario dominaba, con el cultivo de cereales como el más extendido. Aumentó la superficie de olivo y vid. La Mesta siguió explotando los recursos ganaderos. La actividad artesanal vivió el auge de la ordenación gremial, y surgió una burguesía comercial gracias al comercio con América. Sin embargo, las guerras y una mentalidad orientada al ennoblecimiento asfixiaron la actividad comercial.
La sociedad respondía a los patrones del Antiguo Régimen. La nobleza suponía el 10% de la población, con diferencias entre ricos y pobres. En Aragón existía una clase intermedia, los ciudadanos honrados. El clero presentaba grandes diferencias. El 90% de la población era el Estado Llano, con grandes diferencias económicas. Los Estatutos de Limpieza de Sangre diferenciaban a los cristianos viejos de los nuevos (judeoconversos), siendo exigidos para acceder a cargos.
Cultura y Mentalidades. La Inquisición
El siglo XVI fue un periodo de esplendor cultural. La fundación de la Universidad de Alcalá (1499) impulsó estas instituciones. Destacan la Biblia políglota, la formación de juristas y teólogos, el inicio del Derecho internacional (Suárez y Francisco de Vitoria) y el auge del pensamiento económico (Azpilicueta, Tomás de Mercado, Juan de Mariana). La literatura vivió un periodo de esplendor, con la novela picaresca (El Lazarillo de Tormes) y la renovación del teatro (La Celestina). Destaca la poesía mística (Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz) y el espíritu contrarreformista (San Ignacio de Loyola).
La Inquisición se consolidó como herramienta para la cohesión religiosa. Actuó contra los judeoconversos, eliminó el protestantismo en España y estableció una homogeneidad ideológica en torno al catolicismo de Trento. Fue empleada como instrumento político por la Corona (caso de Antonio Pérez) y obtuvo reconocimiento social. Fue eje de la propaganda antiespañola conocida como Leyenda Negra.
Los Austrias del Siglo XVII: Decadencia y Crisis
Gobierno de Validos y Conflictos Internos
El siglo XVII marca la decadencia del Imperio español. Reinan los Austrias menores, con escaso interés y capacidad para gobernar, delegando en validos. Este sistema supuso el triunfo de la alta aristocracia. Felipe III (1598-1621) dejó el gobierno en manos del duque de Lerma, sustituido por su hijo, el duque de Uceda (1618). Felipe IV (1621-1665) dejó el gobierno en manos de Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares, quien intentó devolver a España su papel hegemónico. La dinastía terminó con Carlos II (1665-1700), monarca enfermizo. Durante sus primeros años gobernó su madre, Mariana de Austria, y luego el poder basculó entre Fernando Valenzuela, Nithard y Juan José de Austria.
España sufrió graves problemas en el siglo XVII: descenso demográfico debido a pestes, hambrunas, emigración a América y la expulsión de los moriscos (1609). Hubo problemas agrarios pese a la introducción de nuevos cultivos (maíz, patata). El problema más grave fue el déficit de la Hacienda pública. Surgieron voces críticas como los arbitristas, que culpaban de la decadencia a la política exterior y al atraso económico. Con Felipe IV, la Hacienda sufrió graves problemas debido a las guerras, aumentando los impuestos y vendiendo cargos públicos (venalidad). Hubo conspiraciones nobiliarias en Andalucía.
La Crisis de 1640
En 1640, hubo sublevaciones en Cataluña y Portugal. En 1625, Olivares creó la Unión de Armas para distribuir los costes del ejército. Aragón y Valencia aceptaron, Cataluña no. El problema se agravó con la guerra contra Francia (1636). En 1640, se aprobaron medidas para obligar a los catalanes a pagar y alojar soldados. La revuelta estalló, primero en el campo y luego en Barcelona, adquiriendo un carácter social. La Diputación de las Cortes catalanas acordó con Francia, que envió soldados. En 1641, Cataluña se convirtió en un protectorado francés. El ejército de Felipe IV tomó Cataluña en 1652, prometiendo preservar sus fueros. Portugal se separó de España en 1640, ante la pretensión del Conde-Duque de emplear tropas portuguesas en Cataluña. La independencia de Portugal fue reconocida en 1668.
El Ocaso del Imperio Español en Europa
El reinado de Felipe III fue una época de paz, motivada por la muerte de Isabel de Inglaterra y la ruina financiera española. Esta tendencia se rompió en los años 20, con Felipe IV, cuando España entró en el conflicto religioso alemán apoyando a Austria y retomando las hostilidades contra los holandeses.
Los tratados de paz firmados tras treinta años de lucha significaron la independencia holandesa y la consagración de Francia como gran potencia europea tras la Paz de Westfalia (1648). La Paz de los Pirineos (1659) supuso la entrega a Francia de Cerdaña, Artois, Rosellón y plazas flamencas. En 1668 se produjo la independencia portuguesa y, en 1678, la pérdida del Franco-Condado, signos de la decadencia de los Austrias españoles.