El Escenario Europeo en el Tercer Milenio
La vieja Europa está pagando las culpas de 5 siglos de pedantería y arrogancia, en los que todos sus pueblos se consideraban la raza superior. Hoy, cuando los que lideran el crecimiento global son las potencias emergentes encabezadas por los **BRICS** (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) salen a pedir ayuda para intentar sobreponerse al estancamiento que los agobia. Pero todo resulta en vano, porque se han acostumbrado a vivir como ricos, cuando sus bases económicas son pobres.
China ayudará a financiar el consumo europeo y norteamericano, pero a los excedentes dinerarios los empleará en comprar las empresas de estos países que les resulten buenos negocios. Con más de 2 billones de dólares de reserva, los chinos están convencidos de que cada día que pasa esas divisas pierden poder adquisitivo. Los europeos tendrán que aprender a vivir con un menor nivel de vida al que estaban acostumbrados.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa se volvió cautelosa y auto protectora. Si bien su recuperación económica fue notable, su protagonismo en la política internacional fue muy relativo. Alemania en el nuevo siglo está concentrada en transformar su economía, y la justicia social en algo más rígida. El proceso, acentuado por una brecha cada vez más ancha entre ricos y pobres, es más lento y más perturbador de lo esperado, y se complica por la perspectiva de que llevará varias décadas elevar a la ex Alemania del Este a un nivel de desempeño similar al de los Estados de la antigua República Federal.
El desempeño de Italia, a nadie le da seguridad. Se ha rezagado como factor económico detrás del ciclo económico de los otros países europeos. El flojo comportamiento del euro hizo bastante difícil que Gran Bretaña se decidiera por una participación plena en la Unión Monetaria Europea, con lo que se visualiza un continente económicamente incompleto. La gestión de Berlusconi en la primera década del tercer milenio le quitó credibilidad a la política italiana. La amplitud del déficit fiscal italiano hizo que se convocara a un gobierno de tecnócratas dirigido por Mario Monti, con lo que el riesgo país italiano dejo de subir. Poner las cuentas en orden, racionalizar a la administración pública, empezar a ordenar la recaudación fiscal, no era tarea para políticos improvisados, pero a fines de 2012, el retiro de apoyo por parte de la Liga del Norte y del propio Berlusconi hizo que Monti presentara su renuncia. En los primeros meses de 2013, el llamado a elecciones aclaró el panorama político.
Francia, con un gobierno socialista, adoptó medidas populistas, como achicar la semana laboral para combatir el desempleo, con lo que quitó competitividad internacional a la producción francesa. Durante la presidencia liberal de Nicholas Sarkozy se restauró la semana de cuarenta horas laborales, pero en el 2013, el gobierno socialista de François Hollande estuvo intentando demostrar la ineficacia de la austeridad a ultranza para recuperar el crecimiento económico. A pesar de que propicia la ampliación de la capacidad de defensa europea, no oculta el hecho de que considera a los Estados Unidos como el competidor directo de Europa, pero no se arriesga a subordinar sus propios intereses para encabezar una nueva gran potencia colectiva.
Estas realidades, sobrecargadas por las ideologías de izquierda y de derecha que penden sobre la política europea, y la vacilante tendencia al cambio de los países ricos, hacen presumir que no surgirá un liderazgo bien definido o con un sentido de unificada misión.
La **Unión Europea** no es un lugar capaz de iniciar una relación más espinosa y contrapuesta con los Estados Unidos. Además, con la incorporación de países que pertenecieron al ex bloque soviético se presume un incremento del nivel de incertidumbre acerca de su futuro.
El fenómeno de la «tangentópolis» o ciudad de las coimas que caracterizó el enjuiciamiento a la clase política italiana a comienzo del 90, se ha extendido ahora a Alemania, donde la Unión Demócrata Cristiana alemana se ha visto salpicada por los sobornos recibidos por Helmut Kohl, el padre de la reunificación alemana.
Pero esto también compromete al ex presidente francés, François Mitterrand, quien habría regalado unos 15 millones de dólares a su amigo Kohl, para apoyar su campaña en 1994. La refinería Leuna fue vendida en 1992 al consorcio petrolero francés ELF Acquitaine, en una operación muy cuestionada a nivel europeo, porque se sospecha que hubo cálculos de inversión excesivamente elevados.
Europa fue el mejor ejemplo de globalización hasta que entró en vigencia el Tratado de Maastricht en 1991; se está viviendo un euro pesimismo con problemas muy graves. La zona de los Balcanes y el conflicto en la ex Yugoslavia demostraron que no hay política exterior común ni seguridad común en Europa.
Después de Maastricht debió trabajarse en pro de la profundización de la integración, logrando la efectiva vigencia de una política y una economía común (con la entrada en vigencia del euro el 1º de enero de 1999), y la extensión o generalización de la comunidad con la discusión sobre la incorporación de países como Suiza, Austria, Suecia, Noruega y los del bloque oriental.
En Italia, todo un proceso político armado para enfrentar al comunismo, al desaparecer la Unión Soviética y terminar la Guerra Fría, perdió su razón de ser.
De pronto, aparece la corrupción generalizada de toda su clase política, la que, unida al agravante de organizaciones mafiosas, llevó a este país a un grave caos político y económico.
En Francia, convivieron un presidente socialista (Jacques Chirac) con un Primer Ministro de derecha (Alain Jospin). No obstante, Francia sigue muy de cerca a Alemania, pues es la que lidera a Europa.
Después de esta experiencia, el gobierno francés paso a manos de la derecha, liderada por Nicholas Sarkozy, hasta que en 2012, François Hollande, líder del socialismo francés, ganó las elecciones y dio un nuevo rumbo a la economía francesa.
En la mayoría de los países de Europa del Este falta seguridad jurídica. Rusia no compite con Occidente en esta región, pero nadie puede negar su existencia. Por su desesperación por conseguir divisas, Rusia inundó los mercados internacionales de materias primas, deprimiendo los precios vigentes. Está surgiendo el nacionalismo como última etapa del comunismo.
Ante la falta de seguridad jurídica, los capitales privados no se invierten, pues el capital no asume el riesgo político.
La ex Checoslovaquia (actualmente la República Checa y Eslovaquia tras su división en 1993) y Hungría eran comunistas más bien de nombre, pues tenían un sistema semicapitalista. Polonia también está encarrilada, y es por ello que estos tres países, además de Alemania Oriental, son los que mejor viven la transición.
El Brexit de Gran Bretaña
Con respecto a Gran Bretaña, recordemos que recién logró su ingreso a la Unión Europea en 1973, tras vencer la férrea resistencia a su incorporación realizada por el gobierno de Charles De Gaulle. Después del “mayo francés de 1968”, De Gaulle debió dejar la presidencia de Francia y así se allanó su ingreso.
En 1979, Margaret Thatcher empezó a tener una actitud más euroescéptica, alentada por la crisis económica y el desempleo, pero la llegada de Tony Blair con el laborismo, suavizó las relaciones con el continente, aunque Londres no abandonó la libra por el euro en 1999. Gordon Brown ratifico el Tratado de Lisboa.
Pero con David Cameron en el poder, las relaciones con el resto de Europa se volvieron cada vez más tensas, sobre todo en momentos en que la Unión Europea atraviesa una dura crisis económica. Presionado por el ala más euroescéptica de su partido, el premier británico dijo que si gana las elecciones de 2015, convocará, dos años después, un referéndum sobre el futuro de su país en el bloque.
Somos o no somos europeos…, esta es la duda existencial de Gran Bretaña sobre su pertenencia a la Unión Europea. Cameron anunció que si el Partido Conservador gana las elecciones de 2015, renegociará la relación con la U.E. Luego consultará a los británicos antes de 2017, si dan su visto bueno al nuevo acuerdo o si la isla abandona de una vez Europa, para retomar su tradicional y flemática distancia de los asuntos del continente.
El primer ministro apuntó contra la falta de competitividad, la rigidez de las regulaciones europeas y la frustración pública por las decisiones de Bruselas, sobre todo en cuanto a la austeridad. Su intención es reclamar más flexibilidad en las normas, y que los países recuperen derechos y atribuciones.
Cameron dijo de todos modos que, en lo personal, prefiere seguir siendo socio de la U.E., pero pidió mantener la cabeza fría, en vista de las ventajas que ofrece, en la imagen y en la práctica, ser parte del mayor bloque comercial del mundo.
Les digo a nuestros compañeros europeos, frustrados como algunos de ellos están por la actitud de Gran Bretaña: trabajen con nosotros en esto, en referencia a la renegociación que pretende encarar en 2015.
La frustración se hizo escuchar desde las capitales de la desdeñada Europa continental, donde el anuncio fue visto como una extorsión a los socios comunitarios para acomodar el interés general a los intereses británicos. El canciller francés, Laurent Fabius, advirtió a Londres que un abandono de la Unión Europea “puede ser peligroso también para Gran Bretaña” rechazando la hipótesis de “una Europa a la carta”, es decir, servida al gusto británico.
La situación de Francia
El presidente de Francia, François Hollande, sostuvo que ser miembro del bloque, conlleva cierto número de obligaciones. Alemania, el socio más influyente del bloque, dijo, a través de su ministro de Relaciones Exteriores, que Europa no es una suma de intereses nacionales, sino una comunidad con el mismo destino en los desafiantes tiempos de la globalización. Otros dirigentes sostuvieron que la decisión es “ignorante y egoísta”.
Desde hace treinta años, Francia es el único gran país europeo que no le ganó al desempleo masivo, por qué su funcionamiento no está adaptado a la economía de la innovación. El electorado francés, harto de la vieja política, eligió en 2017 a Emmanuel Macron como presidente de Francia, dejando de lado a la extrema derecha de Marine Le Pen, a Los Republicanos (derecha conservadora) y a los socialistas. Macron, un joven economista de 39 años, planteó una reforma laboral con gran aceptación de las empresas y un fuerte rechazo de las centrales obreras.
La reforma laboral era una de las promesas de la campaña electoral para modernizar el mercado del trabajo, creando nuevas formas de representación de los obreros en las empresas. Se propone enmendar el Código Laboral, reformar el seguro de desempleo, promover la formación profesional, e incluso, el régimen jubilatorio.
De la reacción de los actores sociales dependerá el clima de un quinquenio presidencial que Macron quiso poner bajo el signo de las reformas. En el segundo semestre de 2017 la tasa de desempleo en Francia era de 9,2% de la población activa, lo que es muy superior a la de Alemania que es de 3,8% y la de Gran Bretaña de 4,4%.
No se puede ignorar otros dos grandes países como Italia y España que tienen el 11% y el 17% respectivamente en el frente de empleo, pero el sindicato comunista CGT no esperó a conocer el contenido del Decreto para llamar a manifestar el 12 de setiembre. Por su parte, el movimiento de extrema izquierda Francia Insumisa de Jean –Luc Melenchon llamó a protestar en la calle el 23 de setiembre, a fin de luchar contra lo que consideran un golpe de Estado social.
Divididas en cuatro ejes, las 36 medidas anunciadas en gran parte la organización en el seno de las empresas y podrían cambiar profundamente la vida de los asalariados. Es el caso del piso y el techo fijados a las indemnizaciones otorgadas por la Justicia ante un despido abusivo. Hoy, esas indemnizaciones dependen de los tribunales laborales. A partir de setiembre, un asalariado que estima haber sido despedido sin causa real obtendrá un máximo de 20 meses de salarios después de 30 años de trabajo.
Desde una óptica más general, las medidas anunciadas podrían leerse como una declaración de amor a las pequeñas y medianas empresas, presentadas desde hace años como el principal reservorio de empleos en Francia. Ciertas disposiciones se refieren directamente a esas pequeñas estructuras que, a partir de ahora, tienen la posibilidad de negociar sin la participación del sindicato.
Pero la mayoría de los especialistas estiman que el remedio decidido por Macron no bastará para reanimar “la máquina de dar empleo”, “flexibilidad no es sinónimo de facilidad para emplear”, porqué el principal problema que existe para las pymes es encontrar candidatos con el perfil adecuado. Macron ha opinado que las fuerzas del viejo mundo se oponen al éxito del país. Pero el objetivo de esta reforma pro-business es liberar a las empresas de las “rigideces” que pesan sobre su competitividad. Y piensa que estas reformas atraerán a la inversión extranjera.
“Política de oferta, desregulación, flexibilidad,.. no es un nuevo Código Laboral, sino su desmantelamiento y todo esto es realmente muy inquietante” opinó Eric Coquerel , diputado de Francia Insumisa.
El día 12 de setiembre de 2017, se produjo la primera pulseada de Macron con los sindicatos por la reforma laboral, pues parte del movimiento obrero reclama contra la nueva legislación, pero no tuvo la adhesión esperada. El presidente Macron viajó al Caribe para visitar las islas de Saint-Barthelemy y Saint Martin en las Antillas francesas que fueron devastadas por el huracán Irma, donde prometió una reconstrucción ejemplar.
Aunque parte del sector público, de los ferrocarriles y de los trabajadores de la energía se sumó al movimiento, la respuesta resultó inferior a la del año pasado cuando el presidente socialista, Francois Hollande, lanzó su reforma laboral. La explicación reside en las profundas divisiones que existen entre las principales centrales obreras. La CGT parece decidida a oponerse a lo que considera el “desmantelamiento” de los logros sociales, mientras que la CFDT (reformistas) y FO (trotskista) parecen dispuestas a llegar a un compromiso con el gobierno.
Las primeras medidas fiscales convencieron a mucha gente de que actúa como “el presidente de los ricos” en detrimento de las clases populares. Pero el viaje de Macron a las Antillas fue un mensaje a la opinión pública de que no hay posibilidades de dar marcha atrás con su nueva ley laboral.
Volviendo a la separación británica de la Unión Europea, debemos tener en cuenta que el premier italiano, Mario Monti, dijo que quiere seguir teniendo a los británicos a su lado, pero les reclamó un mayor compromiso. “Yo no creo que la pregunta deba ser si se quedan, pero manteniendo este o aquel acuerdo, o si se van. La pregunta fundamental es preguntarse si prefieren quedarse o irse”.
Pero en la propia Inglaterra se gestó un gran debate. Tony Blair sostuvo que “sería un error fundamental”. Otros sostienen “una catástrofe”. El nuevo contrato con Europa hace temblar a muchos empresarios.
Cuando todavía no terminó de salir de la crisis del euro y la recesión económica, lo único que no necesita Europa es sumergirse en una incertidumbre devastadora sobre el futuro estatus de Gran Bretaña. Por esa razón, conscientes del tsunami que desataría Cameron con su anuncio, los gobiernos del bloque llamaron a la mesura.
Los socios más cercanos a los ingleses sostuvieron en el caso de Irlanda, su voluntad de que permanezca en la U.E. al ser un actor esencial, y su separación sería desastrosa para todo el bloque. Tampoco ven la razón de modificar los tratados europeos para beneficiar a un solo país.
En ese sentido, la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la U.E., afirmó: “No existe ningún consenso para modificar los tratados”. El empresariado británico, en una carta publicada por el periódico Financial Times, advirtió sobre los riesgos para el empleo, ya que la U.E. absorbe más de la mitad de las exportaciones inglesas.
Para Europa, la pérdida de Gran Bretaña será un terrible golpe, un signo de división e incluso de descomposición a contracorriente de la construcción europea. La primera consecuencia se hará sentir sobre la estabilidad del bloque, con un efecto directo sobre el euro.
“La U.E. necesita a Gran Bretaña. De su tradición democrática, de su pragmatismo, de su influencia mundial y de su papel de puente con los Estados Unidos” sostiene Dominique Moisi, del Instituto Francés de Relaciones Exteriores. El resto del mundo, y en especial los países emergentes, tendrían sobrados motivos para menospreciar su valor. “El argumento será simple: los europeos se hicieron la guerra durante siglos. Hace casi 60 años decidieron trabajar por un futuro común y ahora vuelven a tirar todo abajo. ¡Qué desperdicio!
En el plano económico las consecuencias no serán menos complicadas. La City de Londres es la plaza que utilizan las empresas europeas para sus operaciones de fusión-adquisición. En el terreno financiero, y aunque Gran Bretaña no forme parte de la eurozona, su partida sería una pésima noticia para la moneda única. El mundo económico sabe muy bien que la salud del euro depende también de la salud de la libra esterlina, y el mensaje hacia el mundo exterior sería: un país, con una de las principales plazas financieras del planeta, ha dejado de confiar en la moneda única.
Tampoco es imposible que otros miembros euroescépticos del bloque decidan seguir el ejemplo británico, y ese abandono en cadena, sería, sin ninguna duda, el fin de la Unión Europea. Llama la atención la bravuconada de Cameron en medio de la crisis que tiene en vilo a toda Europa, cuando la posibilidad de una nueva recesión se registra en Inglaterra.
Según cifras divulgadas por la Oficina Nacional de Estadísticas de Gran Bretaña el 25 de enero de 2013, el PBI británico cayó un 0,3% en el último trimestre de 2012. La menor producción de petróleo en el Mar del Norte, sumada a la baja actividad fabril y al declive posterior al impulso generado por los Juegos Olímpicos, hizo que la economía del país se redujera más de lo esperado, lo que la ubica peligrosamente cerca de una nueva recesión.
Recordemos que Gran Bretaña estuvo en recesión entre 2008-2009 y entre 2011-2012, por lo que estaría enfrentando una tercera recesión, y no habría que descartar un nuevo período recesivo entre enero y marzo de 2013 por la debilidad de su producción, el mal tiempo que afecta al país y los problemas en las exportaciones debido a la crisis de la eurozona.
Hasta ahora, el gobierno conservador viene apostando a un plan de austeridad para reducir la abultada deuda pública del país, estimada en un 88% de su PBI. Los recortes aplicados generaron cuestionamientos dentro del mismo partido y en el Fondo Monetario Internacional, que sugirió al ministro de Finanzas, George Osborne, desacelerar los recortes frente a un panorama económico sombrío.
Al día siguiente de sus declaraciones, Cameron concurrió al 43° Foro Económico Mundial de Davos para tratar de tranquilizar a Europa, sosteniendo que lo que busca es que Europa sea más competitiva, abierta y flexible, y garantizar un lugar para Gran Bretaña en ella. Esto es necesario para Europa, fustigo la pesada maquinaria europea y el exceso de regulación para empresas que no hace más que encarecer sus costos. Europa está perdiendo competitividad, y está dejando de ser un lugar atractivo para las inversiones, por lo que es hora de convertirla en un motor de crecimiento, y no en una fuente de quejas para empresarios y ciudadanos.
Gran Bretaña será una isla en medio del océano Atlántico, en algún lugar entre Estados Unidos y Europa. No estaría conectada a ninguno de los dos, por lo que pienso que es vital para nosotros que continué dentro de la U.E. A pesar de este diagnóstico, en 2016, para consolidar su posición en la política británica, Cameron convocó a un referéndum para que el pueblo decidiera si continuarían en la Unión Europea o no, y contra todos los pronósticos gano el “no”. Esto provocó la renuncia del Primer Ministro, y la decisión de salir del grupo, decidiéndose que el BREXIT se realizara en los próximos dos años.
La sucesora de Cameron fue Theresa May, quien asumió el cargo de primer ministro en junio de 2016, había sostenido un bravucón “Brexit es Brexit”, postulando una salida dura de la Unión Europea, pero en el corto plazo comenzó a ablandar su dureza, sosteniendo que “nos vamos, pero no del todo”. Ahora quiere proponer un nuevo acuerdo aduanero con el bloque, al que un alto cargo comunitario describió como una “fantasía”.
Catorce meses después del referéndum en que, por escaso margen, los británicos decidieron “divorciarse” de la Unión Europea, el debilitado gobierno conservador de May se vio forzado a establecer de forma oficial, algunas premisas de negociación para despejar la incertidumbre sobre el futuro.
Para lograr estos objetivos, publicaron los llamados “Brexit position papers”, donde el gobierno inglés fijó lo que le gustaría lograr en su negociación con Bruselas. En el primero de ellos se habla de “Unión Aduanera Temporal” a partir de 2019, proponiendo que durante dos o tres años después de su salida de la U.E., Gran Bretaña siga gozando de los mismos beneficios aduaneros que ahora tiene –o sea, arancel cero- aunque nada diga de las obligaciones que conlleva.
En la Unión Europea piensan que Londres empieza a temer “las derivaciones reales” que el divorcio puede acarrear a su economía. Angela Merkel , la canciller alemana, sostuvo que “esto no es un paseo para recoger frutillas”, ya que si Londres abandona el bloque, no puede esperar tener los mismos beneficios que los otros 27 países miembros. El libre tránsito de personas debe estar garantizado, algo a lo que Londres se resiste. Pero Bruselas juega su mejor juego: el del silencio.
El Reino Unido podría perder unos 10.000 empleos financieros por el Brexit, los cuales serían trasladados desde Reino Unido o serían creados en el exterior en los próximos años, pues las empresas financieras deberán reubicar a su personal o reestructurar sus negocios debido al Brexit. Frankfurt en Alemania es el destino más popular para las nuevas vacantes.
El 21 de setiembre de 2017, Theresa May en una reunión en Florencia, Italia, sostuvo que el Reino Unido podría contribuir al presupuesto de la Unión Europea hasta 2020, a cambio de una “transición” de dos años después de que Londres salga oficialmente del bloque comunitario. En ese tiempo, los británicos se mantendrían bajo las normas de la U.E. y tendrían acceso al mercado único. En su discurso, al que no asistió ninguna autoridad comunitaria, May prometió que los lazos con la U.E. seguirán siendo firmes, incluso, después del Brexit.
La Primera Ministra ofreció a Bruselas una nueva alianza y pidió creatividad y ambición para superar las diferencias que han mantenido hasta ahora bloqueadas las negociaciones para hacer efectiva la salida de Inglaterra del bloque europeo, prevista para el 29 de marzo de 2019. Pero criticó las cifras exageradas que hasta ahora se han manejado, como la factura de divorcio del Brexit (entre 71.000 y 119.000 millones de dólares) que pedirían los 27 países por la ruptura del compromiso comunitario. En Gran Bretaña han acusado a May como obsesionada por apaciguar a la élite de Bruselas.
La recuperación económica de la Eurozona
El rebote de la economía europea que lleva ya tres años de recuperación sostenida, ayudada por la política de estímulos económicos prevé el final de la austeridad fiscal y el robustecimiento del sector financiero. La Comisión Europea señala que el PBI real de la eurozona ha cumplido en enero de 2017 quince trimestres de continuo crecimiento. Pero este crecimiento ha sido más sostenido que espectacular, pues los índices son de apenas el 1,6% anual.
Pero esta estabilización económica ha venido acompañada de una crisis migratoria por la cantidad de migrantes que invadieron el territorio proveniente de África y de Medio Oriente, y que han hecho resurgir la xenofobia y los nacionalismos extremos en muchos de los países.
Hace mucho tiempo que los economistas sostienen que la eurozona no puede competir dentro de las economías líderes sin una reforma estructural profunda, especialmente en Francia e Italia. Pero en estos dos países habrá elecciones en 2017 y hay fuerzas nacionalistas muy fuertes que se resisten a reformar la estructura económica vigente.
La crisis de la Península de Crimea
La península de Crimea forma una barrera natural entre el Mar de Azov y el Mar Negro, estando unida al continente por el istmo de Perekop. Está ubicada en el sudeste de Ucrania y tiene una superficie de 27.000 kilómetros cuadrados, contando con 2. 300.000 habitantes.
En el conflicto bélico entre Rusia y Turquía (1853-56), apoyada está última potencia por Inglaterra y Francia, Rusia fue derrotada por los ejércitos de Napoleón III y del Imperio Otomano.
La causa inmediata del conflicto fue el protectorado que el zar ruso ejercía sobre los monjes ortodoxos griegos que vivían en los límites del Imperio Otomano. Al caer el puerto de Sebastopol, el 30 de marzo de 1856 los rusos debieron firmar la Paz de Paris, cediendo Rusia a Moldavia y parte de Besarabia, con lo que se garantizo la integridad del Imperio otomano. Se declaró también que el Danubio se abría a la navegación y que el Mar Negro quedaba neutralizado y abierto al comercio internacional. Al producirse la revolución de octubre de 1917 contra el régimen zarista Ucrania debió incorporarse a la Unión Soviética en 1920 y fue ocupada por la Alemania nazi en 1941, para después reintegrarse al dominio soviético en 1944.
Al disolverse la Unión Soviética en 1991, la península quedó anexada a Ucrania, pero Sebastopol era el puerto operativo de la marina rusa en el Mar Negro, por lo que revestía una importancia geopolítica enorme para los intereses de Federación Rusa.
En marzo de 2014, tras una crisis política entre las autoridades regionales de Crimea con el gobierno ucraniano, y con la abierta intervención militar rusa en favor de los habitantes pro rusos, se convocó a un referéndum, donde la población decidió mayoritariamente incorporarse a Rusia como distrito federal.
Por estos motivos, se proclamó el 16 de marzo de 2014 a la República de Crimea, adherida como distrito federal a Federación Rusa.
El conflicto con Ucrania
Desde fines de 2013 se desató una guerra civil en Ucrania, al ser destituido el presidente pro ruso y elegir por votación directa a Petro Poroshenko, un líder pro europeo.
El sur y el este de Ucrania están habitados por una población rusa o pro rusa, mientras que el centro, el oeste y el norte del territorio sueñan con ser admitidos en la Unión Europea y convertirse en miembros de la OTAN.
Las antiguas repúblicas que pertenecían a Unión Soviética continúan ligadas a Federación Rusa en forma parcial, y por eso se torna un tema delicado el alejamiento completo del viejo régimen. El diplomático estadounidense George Kennan, autor de la Doctrina de la Contención, recomendaba en los años cincuenta del siglo pasado “no provocar inútilmente a la dirigencia del Kremlin, dejando siempre una puerta abierta para salvar la dignidad del liderazgo ruso”, y eso es exactamente lo que no ha hecho Occidente después de la implosión soviética.
Durante todo el año 2014 se acrecentó la violencia entre separatistas y las fuerzas que responden a Kiev, y recién en los primeros meses de 2015 comenzaron las negociaciones para lograr un alto el fuego.
La guerra civil en Ucrania resulta costosa no sólo por el gasto que genera, sino también por su repercusión en la economía nacional. Ya se han registrado más de 15.000 muertes, y la hostilidad entre ambos bandos persiste.
En febrero de 2015, se reunieron en la ciudad de Minsk, la capital de Bielorrusia, la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, y los presidentes de Francia, Francois Hollande, de Federación Rusa, Vladimir Putin, y de Ucrania, Petro Poroshenko, para establecer un alto el fuego incondicional.
La región separatista está ubicada en la zona de las Dombas, que fue el corazón siderúrgico de la Unión Soviética porque allí se encuentra la cuenca carbonífera del Donest y en las cercanías el yacimiento ferrífero de Krivog Roig, por lo que naturalmente se puede de disponer de acero a precios competitivamente rentables a escala internacional.
La cercanía de este territorio con Europa, hizo que en 1941 fuera uno de los primeros objetivos que cayeron en manos del ejército nazi, y por ello, al finalizar la guerra, Unión Soviética desarrolló en la pos guerra los yacimientos de carbón de los Urales, del Volga y de Siberia.
La agricultura de Ucrania se desarrolla principalmente en la zona sudoccidental y meridional. La región sudoccidental (incluidos Kiev y Ucrania occidental) forman el núcleo de la producción de cereales, remolacha azucarera y ganado, como también de las industrias elaboradoras correspondientes. La región económica meridional comprende las estepas áridas cercanas al Mar Negro y la península de Crimea; esta zona está también dominada por la agricultura y las industrias relacionadas con la misma, en particular la viticultura y cultivos como trigo, semillas de girasol, hortalizas, frutas y arroz. Gracias a los suelos ricos, los rendimientos de los cultivos son muy elevados en comparación con las demás ex – Repúblicas Soviéticas, y compiten con los rendimientos de los Estados Unidos, o los superan, salvo para el cultivo de maíz. A lo que se suma, que los rendimientos de los cultivos ucranios, normalmente superan los de la Federación de Rusia en el 50-100%.
La república de Ucrania tiene una superficie de 603.700 kilómetros cuadrados y 48 millones de habitantes, con un clima continental templado, están ubicados en el Oriente europeo. Ejerce su soberanía sobre el puerto de Sebastopol, que en la actualidad alberga a la flota rusa del Mar Negro bajo un contrato de arrendamiento.
Las relaciones con su vecina Rusia han sido siempre conflictivas, pero durante el siglo XIX, los cosacos provenientes de Ucrania conformaron la élite del ejército zarista por su bravura y habilidad de jinetes, por lo que se constituyeron en la guardia privada del Zar. Al producirse la Revolución de Octubre de 1917, Ucrania se proclamó República independiente, pero la invasión germánica por una parte, y las luchas civiles entre bolcheviques y blancos por otra, llevaron a la formación de dos repúblicas, una de ellas sometida a los alemanes. Victoriosos finalmente los bolcheviques en 1920, Ucrania quedó convertida en república socialista federada.
Entre 1931 y 1933, seis millones de campesinos ucranianos, murieron de hambre fieles a sus tierras, defendiéndolas con sus vidas del despojo estalinista, sin poder acceder para su alimentación al producto de sus cosechas que fueron incautadas por los comisarios del régimen. Este exterminio por hambruna es conocido por la palabra “holodomor”, pero la muerte de los campesinos ucranianos fue tabú para la prensa soviética, y sólo pudo conocerse la magnitud de la masacre después de la Perestroika. Hasta 1953, los ucranianos conformaron el 20% de todos los deportados de la Unión Soviética.
La existencia de grandes recursos carboníferos en la península de Crimea, particularmente en la Cuenca del Donest, y a menos de 200 kilómetros los yacimientos ferríferos de Krivog Roi, determinaron que está región se convirtiera en el corazón industrial de la Unión Soviética. Esta localización en la denominada zona de las Dombas, le permitió a la Unión Soviética concentrar su gran parque industrial en Ucrania, donde la proximidad del hierro y el carbón le otorgaban ventajas competitivas similares a la de Alemania en la Cuenca del Ruhr o de Estados Unidos en la Cuenca de Pittsburg.
Además, a 300 kilómetros estaban ubicados los yacimientos petrolíferos de Bakú, sobre el Mar Caspio, que durante la época zarista fueron explotados por los Hermanos Nobel, la banca judeo francesa Rothschild y la anglo holandesa Royal Dutch Shell. Estas compañías habían tendido ramales ferroviarios que unían a Bakú con el puerto de Batum, sobre el Mar Negro.
Todas estas inversiones y yacimientos pasaron al poder del Estado soviético sin ningún tipo de indemnización, por lo que el petróleo ruso era calificado como “petróleo robado” en el mercado europeo después de la Primera Guerra Mundial
. Esta expropiación sirvió para alimentar a la maquinaria comunista después de 1920, y transformó a la geografía industrial soviética. (3)
La localización de la industria siderúrgica en Ucrania hizo geopolíticamente muy vulnerable a la Unión Soviética, pues la primera zona invadida por Alemania en la Segunda Guerra Mundial fue justamente la región de las Dombas, y por ello, al finalizar la guerra, Unión Soviética desconcentró la industria haciendo entrar en producción a las zonas carboníferas de los Urales y de Siberia.
El territorio ucraniano fue devastado primero por el régimen estalinista, luego, desde 1941, por la Alemania nazi, y durante 1946-47 por la sequía y la ruptura de la infraestructura que ocasionaron nuevamente millones de muertes por hambruna.
Hasta 1953, los ucranianos conformaron el 20% de todos los deportados del régimen soviético. Pero al asumir Nikita Jrushchov como 1er. Ministro de la URSS, las cosas cambiaron. Jrushchov había sido Secretario del Partido Comunista Ucraniano desde 1939 hasta 1949, y empezó a estrechar relaciones entre Rusia y Ucrania. Pronto Ucrania comenzó a volver a ser líder de la producción industrial soviética, y también en el área armamentista y de investigación de alta tecnología. La proximidad de Ucrania con Alemania Oriental, hizo que muchos científicos alemanes fuesen a trabajar a la región de Ucrania.
Uno de los líderes de la URSS que sucedieron a Jrushchov fue Leonid Brézhnev, que era originario de Ucrania, por lo que la relación ruso ucraniana continuo intensificándose
Ucrania ha sido uno de los países más comedidos de la región en la aplicación de reformas económicas. Desde la independencia en 1991, la producción total no detuvo su caída, mientras que la inflación se ha mantenido alta. Para contrarrestar las reducciones de producción, el gobierno subvencionó a las empresas y las explotaciones agrícolas. En la actualidad, las perspectivas de recuperación económica no son favorables, si no se adoptan reformas más decisivas y políticas macroeconómicas rigurosas.
Los productos pecuarios representan actualmente el 53% del valor de la producción agropecuaria total de Ucrania. Se produce principalmente carne de bovino, de ternera y de cerdo, que representan el 49% y 35% respectivamente, de la producción total en peso de carne. Los cultivos representan el restante 47,5 del valor total de la producción agropecuaria de Ucrania. Los cereales principalmente cultivados son trigo de invierno, y cebada de primavera. En este marco, la producción agropecuaria de Ucrania ha venido disminuyendo paralelamente al PBI desde 1990.
La estructura de la producción agropecuaria ha variado también desde 1990, ya que la demanda y la producción de productos pecuarios ha disminuido en relación con la de cultivos; ello se debe a la reducción de los ingresos efectivos y al aumento de los precios al consumidor de productos pecuarios, tras la desregulación de precios y la reducción de las subvenciones al consumidor para la producción pecuaria en 1992. De hecho, en el régimen soviético, las subvenciones al consumidor estimulaban el consumo de carne y otros productos pecuarios, dando lugar a un consumo per cápita de carne en Ucrania y la URSS en 1990 considerablemente superior a la de los demás países con un PBI per cápita parecido.
Ucrania ha producido regularmente un excedente exportable de productos agropecuarios, salvo cereales. Las exportaciones netas de cereales han dependido de las cosechas, que normalmente oscilaban de alrededor de 0,5 millones a 2 millones de toneladas en los años favorables.
En materia de reformas económicas, hasta la fecha, se han observado pocas reformas eficaces en la economía de Ucrania, con la excepción de la reforma de precios a partir de 1992. Las organizaciones estatales siguen suministrando insumos a las explotaciones agrícolas, aunque a precios desregulados. Las explotaciones que funcionan con pérdidas continúan recibiendo apoyo del Estado mediante subvenciones presupuestarias y créditos generosos. Los productores agrícolas tienen libertad de comercializar los productos por canales no estatales, pero reciben subvenciones e insumos, así como licencias de exportación, solamente si venden parte de su producción a los elaboradores estatales a los precios establecidos por el Estado. Conforme a un decreto del gobierno, están obligados a vender, como promedio, el 40% de su producción al Estado. Por último, prácticamente no ha habido privatización de productores o elaboradores ucranios de productos agrícolas, y los agricultores privados son pocos y disponen de recursos limitados.
Al haberse convertido en líder de la producción industrial soviética, y también en el área armamentista y de investigación de alta tecnología, se hizo necesario dotar a Ucrania de fuentes de energía que le proveyeran autonomía, por lo que la mayor cantidad de plantas de energía nuclear soviéticas se instalaron en su territorio. Una de ellas, la de Chernóbil, en el norte del territorio, sufrió el estallido de uno de sus reactores el 26 de abril de 1986, lo que contaminó no sólo a las tierras adyacentes, sino también a varios de los países vecinos.
No obstante, una parte creciente de los productos agropecuarios son actualmente objeto de trueque, o son vendidos directamente al público. Como consecuencia, el porcentaje de la producción adquirida por el Estado ha disminuido notablemente. Recordemos que el territorio ucraniano fue devastado primero por el régimen estalinista, luego desde 1941 hasta 1944 por la Alemania nazi, y durante 1946 y 47 por la sequía y la ruptura de la infraestructura, por lo que nuevamente millones de ucranianos murieron por hambruna.
Con relación a la medida implementada de «reforma de precios», Ucrania comenzó en enero de 1992, siguiendo a la Federación de Rusia, la desregulación de la mayoría de los precios al por menor y al productor. La desregulación significaba que la mayoría de los precios al por menor quedaban libres del control directo del Estado. Ello no determinó -sin embargo- la liberalización completa de los precios al por menor, ya que se impusieron márgenes de ganancia máximos para la mayoría de los elaboradores, mayoristas, y minoristas, como así también a la mayoría de los precios de los factores de producción.
A pesar de los controles, tanto los precios al por menor, como al productor, han venido aumentando a un ritmo creciente. Los controles de precios determinaron la persistencia de la escasez de alimentos en Ucrania durante los primeros años de la década de los 90, aunque los precios en los almacenes del Estado, fueron aumentándose periódicamente para seguir los de los mercados libres, pero manteniéndose más bajos.
Por lo que respecta a los precios en la explotación agrícola, en enero de 1992, se desregularon los de los insumos agrícolas y en adelante no se exigió formalmente a las explotaciones que entregaran la producción agrícola a las empresas del Estado a precios fijos. No obstante, el Estado mantuvo una variedad de modalidades para influir en los precios de los productos y en la comercialización, con la consecuencia de que las explotaciones agrícolas continúan entregando gran parte de los productos agropecuarios al Estado a precios fijos.
Con relación a la tenencia de las tierras, Ucrania ha promulgado una legislación que permite el establecimiento de la propiedad privada de tierras limitada. No obstante, esta legislación no prevé derechos de propiedad claramente delineados y transferibles. Además, en la agricultura, a las explotaciones privadas se les reconoce una función complementaria a la agricultura colectiva, que sigue siendo todavía la forma dominante de organización agrícola.
El Soviet Supremo, ha sido quien ha dado, los primeros pasos hacia el establecimiento de la propiedad privada de tierras en la Unión Soviética entre noviembre de 1989 y marzo de 1990, en virtud de la Ley del Arrendamiento, la Ley de la Propiedad, y la Ley de la Tenencia de Tierras. Estas leyes permitieron el arrendamiento a largo plazo de las tierras y concedieron a los privados el derecho a la propiedad privada. El título de propietario era bastante limitado, en el sentido de que permitía derechos vitalicios heredables para trabajar las tierras, pero sin el derecho a comprarlas, venderlas o hipotecarlas.
La legislación ucraniana posterior, amplió el derecho de propiedad de las tierras ya que, la Ley sobre Granjas de Campesinos asignaba derechos vitalicios heredables sobre las tierras, así como la propiedad privada de las tierras, después de haberlas trabajado durante seis años. El agricultor adquiría entonces el derecho a transferir las tierras a otra persona, pero sólo con el permiso del Consejo local, y a un precio reglamentado. El Código de Tierras de 1992, ampliaba las disposiciones de la Ley sobre Granjas de Campesinos. Los propietarios privados podían arrendar sus tierras para uso agrícola durante un período de hasta tres años, aunque la legislación más reciente ha impuesto límites para los pagos del arriendo (Ley del Pago de las Tierras).
La legislación sobre la propiedad de las tierras permite la formación de explotaciones agrícolas privadas en Ucrania, aunque la Ley es altamente restrictiva. Un privado puede establecer una explotación agrícola privada, independientemente de que en la fecha de adquisición se dedique o no a la agricultura. No obstante, para que se tenga en consideración la solicitud de tierras, se requiere alguna capacitación o experiencia en agricultura. Las tierras se proporcionan sin pago inmediato, concediéndose un plazo de seis años para el pago de las tierras, y no se permite contratar mano de obra. La superficie máxima de las tierras es de 100 hectáreas, 50 de las cuales pueden ser de tierras cultivables. No obstante, los agricultores pueden arrendar tierras cultivables adicionales.
Entre 1991 y 1999, Ucrania perdió el 60% de su PBI, desacelerándose su economía y soportando una inflación de 5 dígitos. Entre 2006 y 2009 se produjeron conflictos con Rusia por el elevado precio que está le cobraba a Ucrania por las importaciones de petróleo y gas, a lo que Ucrania respondió con la elevación del precio del peaje por cruzar su territorio para abastecer a la demanda europea. Como es lógico, todas estas rispideces tornan difíciles las relaciones entre ambas repúblicas y Ucrania realiza esfuerzos para tratar de incorporarse a la Unión Europea.
Más de medio millón de ucranianos se juntaron desde el 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2013 en la Plaza de la Independencia de Kiev para pedir la renuncia del gobierno de Víctor Yanucóvich, en la protesta más multitudinaria desde la Revolución Naranja de 2004, a raíz de la negativa de las autoridades de refrendar un acuerdo comercial y político con la Unión Europea por la presión de Federación Rusa.
Quienes concurrieron a la principal plaza de Kiev, rompieron barreras colocadas por la policía desde que en la madrugada del sábado 30 de noviembre disolvió a los manifestantes allí acampados. La oposición declaró una huelga general y fueron tomados varios edificios de la Administración Pública. El Ayuntamiento de Kiev cayó en manos de los manifestantes que fue declarado “cuartel general de la Revolución”. (4)
Los manifestantes denunciaron el giro de Yanucóvich, que el viernes no quiso firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea que llevaba meses gestándose, bajo fuerte presión de Rusia. El documento estrechaba la cooperación y la liberalización del comercio con el bloque. Rusia había amenazado con retirar a Ucrania sus ventajas comerciales. Ucrania es altamente dependiente del gas ruso.
El líder del movimiento ucraniano, Yuri Lutsenko, que pretende crear la Tercera República de Ucrania sostuvo “La República Socialista Soviética de Ucrania está muriendo hoy aquí. Estamos asistiendo a su funeral.” A Europa le interesa sobremanera lograr el acuerdo con Ucrania por el potencial de incorporar a su mercado a los 46 millones de ucranianos.
Sin embargo, los separatistas del este ucraniano han sido apoyados con armas, asesoramiento militar y recursos económicos por el gobierno de Federación Rusa, lo cual ocasionó que la Unión Europea bloqueara las cuentas de varios oligarcas y funcionarios rusos como sanción por su intromisión en Ucrania.
Ante la caída del precio internacional del petróleo a menos de la mitad del valor de 2014, la situación económica rusa se ha visto muy comprometida, siendo reemplazados del consumo europeo por las provisiones de shale gas y shale oil procedentes de Estados Unidos.
Para demostrar la intolerancia del régimen de Putin con la disidencia política, cabe destacar que el 26 de febrero de 2015 fue asesinado a balazos, en pleno centro de Moscú el político opositor Boris Nemtsov, quien había sido vice primer ministro durante el gobierno de Boris Yeltsin, y que se había convertido en un duro crítico de las políticas de Putin. (7)
Esta actitud le valió ser encarcelado en varias ocasiones, y había convocado a una marcha para el domingo 1 de marzo de 2015 en repudio a la política aplicada por Putin en el caso de Ucrania.
El político opositor Vladimir Ryshkov advirtió de “un creciente odio contra los que piensan diferente en la sociedad. Estoy consternado. Ningún opositor se puede sentir seguro en el país.
La relación de la Eurozona con China, La construcción del nuevo “Camino de la Seda”
China no quiere gobernar países y pueblos extranjeros, solo quiere acceso a sus mercados y recursos.
Hay que fijarse más en los mapas de facto que muestran los intercambios de bienes, energía, comunicaciones y productos que en los mapas políticos, o de iure, que solo exhiben una realidad fija, que en la práctica no existe.
La iniciativa de la Franja y Ruta (BRI por sus siglas en inglés), por la cual China busca interconectar Eurasia y África a través de millonarios proyectos de infraestructura fue expuesta en la Cumbre de los países BRICS de 2017 por el presidente chino, Xi Jinping, quien dijo: Déjenme ser claro con esto: La Iniciativa de la Franja y de la Ruta no es una herramienta para adelantar ninguna agenda geopolítica, sino una plataforma para la cooperación practica.
No hay avances geopolíticos sin conectividad –ni para los romanos antiguos ni para los chinos modernos- y por ello la BRI puede ser denominada una plataforma para la cooperación comercial mutua a través de infraestructura o una herramienta estratégica de expansión de influencia. Ambas ocurren al mismo tiempo.
La conectividad agrega valor a las cadenas productivas, en términos de volumen comercial. Estos volúmenes serán siempre trasladados por barco para economizar costos y por ello dominan los flujos. Pero las rutas terrestres no son tanto sobre volumen, como sobre otros dos propósitos: resiliencia y rapidez. Por resiliencia hay que entender la creación de una ruta alternativa en caso de bloqueo de vías marítimas como el Canal de Suez o el estrecho de Malaca. Y por rapidez, los trenes de carga que atraviesan Eurasia toman 13 días o menos frente a un mes o mas por barco. Fundamentalmente, China quiere tener opciones y no ser tan dependiente del comercio marítimo.
En los últimos 25 años, la Unión Europea ha conducido de forma coordinada su expansión hacia el Este financiando proyectos de infraestructura hacia el Mar Caspio. Y durante el mismo período, China condujo proyectos similares de oleoductos, líneas férreas y carreteras a través de las ex repúblicas soviéticas, también hacia el Mar Caspio. Hoy ambos continúan con sus esfuerzos bilaterales, pero además se coordinan en el Banco Asiático de Inversión e infraestructura. Y están organismos como el Banco Mundial y el Banco Asiático de Inversión y otros que están cumpliendo varios roles. Muchos proyectos tienen el ímpetu o liderazgo chino, otros no. Habrá mucho dialogo y coordinación a medida que se desarrolle la infraestructura, sin la necesidad de un único zar, por lo que debemos ponernos a conversar.
Los mismos países sobre los que Occidente tiene sospechas de un doble juego estratégico, por ejemplo Irán y Paquistán, son los mismos países en los que China más quiere construir puentes hacia y a través de ellos. Son además, mercados de alto crecimiento, que entusiasman a los inversionistas asiáticos más que ahuyentarlos. De hecho, los europeos están llegando y adoptando una visión asiática sobre estos países. Las empresas europeas rechazan las sanciones de EE.UU. y quieren tener un gran acceso a esos mercados.
China está construyendo un imperio comercial más enfocado en el comercio que en el territorio, como lo hicieron los holandeses en el siglo XIX. China no es una potencia militar global, y su influencia exterior se expresa a través de relaciones de mercado y del establecimiento de zonas económicas especiales con sus socios. Esto es muy similar a como operaba la Compañía de Indias Orientales de Holanda en los siglos anteriores. Donde los españoles y portugueses se hacían con grandes territorios, los holandeses estaban en un “imperio de enclaves”. China no quiere gobernar países y pueblos extranjeros, solo quiere acceso a sus mercados y recursos.
La nueva estrategia de China para intensificar sus conexiones con el mundo radica en lo que popularmente se conoce como “la nueva ruta de la seda”. Desde el año 2013, Xi Jinping comenzó a hablar de mejorar la conectividad entre Asia, Europa y África.
Con fondos disponibles por casi un billón de dólares, China se lanzó a construir una red de seis corredores hacia el este y el sureste que consisten en carreteras, líneas férreas, puertos, redes digitales, oleoductos y gasoductos, y básicamente, todo lo que quede entre Eurasia y África.
Esto beneficia a todo el mundo. El BRI es un proyecto ya en marcha del que participan 69 países, desde Singapur a Siria. Un tren que une a Laos con China, otro que atraviesa parte de Indonesia y el desarrollo del puerto de Gwadar en Pakistán han empezado a materializar la iniciativa.
Las obras ya han creado 200.000 puestos de trabajo
La región a la que apunta la BRI tiene un déficit de infraestructura, pero conlleva un cambio de paradigma y una solución creativa para los problemas internos de China. De un país identificado por la construcción de una muralla para protegerse de sus enemigos, ahora se pasa a una potencia que busca más y mejor globalización. Así se abandona la mentalidad defensiva, y si bien China es el país que más relaciones fronterizas tiene en el mundo, a la vez se ha convertido en el principal socio comercial de más de 120 naciones en el mundo.
Pero el BRI sirve para desahogar a la economía china. Exporta inversión, canaliza el exceso de productividad y ayuda a la industria de la construcción que prácticamente colmo la capacidad local. También se reorienta la enorme cantidad de reservas internacionales, de modo que los activos chinos se empiezan a trasladar de bonos del Tesoro de los EE.UU., de valor fluctuante, a proyectos de infraestructura concretos.
En términos geográficos e ideológicos, Europa representa el destino final de la BRI, ya que China reequilibra su comercio que ha estado hacia el Pacífico en las últimas décadas. Ante el neo aislacionismo de Estados Unidos, China puede ser un buen socio.
A comienzos del siglo XX, Mackinder había sostenido que quien domine Eurasia dominará al mundo, y China ya adoptó a África, por lo que esta iniciativa económica se pondrá al servicio de la geopolítica China. Ante la abdicación de EE.UU. a su liderazgo global de la mano del cortoplacista
Donald Trump, se están abriendo vacíos de poder para otras potencias en distintos ámbitos.
Solo con apertura puede haber desarrollo. No se puede ir por la vía del proteccionismo, pues hay que asumir que la fuerza más poderosa del mundo es el mercado y hoy, desde Oriente, se está ofreciendo al mundo lo que Occidente no quiere ni puede ofrecer. Y puede que desde Asia, y China en particular, se esté construyendo un nuevo orden mundial, recorriendo caminos conocidos y probados como la Ruta de la Seda que ya la recorrió Marco Polo en el siglo XII