Transformación Demográfica y Crisis Social en España (1880-1923): Un Análisis Histórico

La Transformación Demográfica y Crisis Social en España (1880-1923)

La transición demográfica es un fenómeno en los países en proceso de industrialización, iniciado en el siglo XX, caracterizado por el descenso de la mortalidad y la natalidad. La mortalidad descendió como resultado de la mejora en la alimentación y las infraestructuras sanitarias e higiénicas. La población española creció, pero la modernización demográfica tuvo un retraso en comparación con otros países europeos y no se completó hasta finales del siglo XX, y solo en Cataluña, Levante y el norte cantábrico.

En 1880 se inició una emigración de ultramar causada por la escasez de empleo como resultado de transformaciones económicas y mejoras en la navegación, con destino a Latinoamérica. Tras ello, apareció la migración interior. Entre 1900 y 1931, la población activa agraria se dirigió a Madrid y Barcelona, que eran los principales centros industriales, y Bilbao y Sevilla se convirtieron en polos de atracción de inmigrantes. Madrid y Barcelona aumentaron su población, Bilbao dobló sus habitantes, y otras aumentaron su población gracias a la minería, como Baracaldo.

La agricultura se inició en el siglo XX y se extendió por Europa, orientada al cultivo de cereales, lo que causó la crisis cerealista, causada por la llegada de productos de otros países más baratos. La reducción de ingresos llevó a la caída de beneficios y al descenso de salarios, lo que produjo agitaciones en el siglo XX. La crisis cerealista estuvo acompañada de la crisis de la viticultura. La exportación de vinos subió la venta al exterior. La crisis agraria se superó gracias al crecimiento de la producción por las nuevas roturaciones, la intensificación y la especialización de los cultivos. El producto agrario subió de modo desigual y el producto ganadero igual.

En 1899, María Cristina otorgó su confianza a Francisco Silvela y se inició una política reformista y presupuestaria. Los nuevos cargos fiscales impulsaron un boicot de los contribuyentes. Los ministros más renovadores acabaron dimitiendo. En 1901, la regente otorgó de nuevo un gobierno a los liberales. En 1902 subió al trono Alfonso XIII, y en 1903 murió Sagasta y Antonio Maura alcanzó la jefatura de los militares. En el partido liberal se afianzaba José Canalejas e impulsó proyectos de reforma interna. En 1904, A. Maura se convirtió en jefe de gobierno, intentó la regeneración del sistema a partir de una base social y se llevó a cabo una ley electoral que no acabó con la corrupción ni democratizó el sistema, pero hizo más difícil el fraude electoral.

En 1910, Canalejas formó un gobierno liberal intentando limitar el poder de la iglesia y atraer a republicanos y socialistas, y profundizó la separación de la iglesia y el estado. La ley del candado limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas. También elaboró la ley de las mancomunidades, que aceptaba la posibilidad de unión de diputaciones provinciales para hacerse cargo de la gestión de algunos servicios públicos.


En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. España quedó fuera del conflicto, lo que le permitió exportar productos industriales y agrarios. Los precios subieron demasiado, la carestía fue un problema para los pobres y esto fue a más y provocó un movimiento huelguístico en 1917. También se produjo la revolución bolchevique. El descontento militar y el conflicto social provocaron una protesta antigubernamental. El ejército español estaba muy completo y solo se ascendía por mérito de guerra, y esto provocó la formación de juntas de defensa que reclamaban el aumento de salario y se imponían al ascenso por mérito de guerra. El gobierno conservador fue destituido por un gabinete que siguió con la corrupción. La liga regionalista organizó en Barcelona una asamblea parlamentaria que exigió la formación de un gobierno que convocase las cortes, que fue disuelta por la guardia civil.

En 1917, la CNT y UGT declararon mantener bajo los precios y tras un conflicto en Valencia, UGT llamó a la huelga general, provocando 70 muertes y su gobierno entró en crisis definitiva. Los partidos dinásticos se fragmentaron en grupos dirigidos por diferentes políticos. En 1917 se recurrió al gobierno nacional que configuró un gabinete con la participación de líderes dinásticos y regionalistas catalanes. Los conservadores entraron en 1919 y 1922 gobernando y después los liberales.

En 1921 se intentó controlar a los rebeldes y para controlarlos se nombró al General Silvestre, que hizo una ofensiva hacia el interior del territorio y el ejército fue derrotado en Annual con 13.000 bajas y perdieron el territorio. Primo de Rivera defendía la solución que acababa con la crisis política. Primo justificó el golpe y quería limpiar el país, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional, quería evitar la democracia. El gobierno de García Prieto fue una dictadura de solución inconstitucional para frenar la reforma del sistema. El general Berenguer le sustituyó para volver a la normalidad constitucional. La oposición firmó el pacto de San Sebastián. Berenguer no preparó las elecciones y fue sustituido por el almirante Aznar y convocó unas elecciones municipales para hacer volver todo sin que hubiese pasado nada, pero Alfonso XIII se comprometió con la dictadura y las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.

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