Corrientes Ideológicas del Movimiento Obrero en España
El desarrollo del movimiento obrero en España fue un proceso más lento en comparación con el resto de Europa. Sin embargo, los contactos con otros países facilitaron la llegada de las ideas marxistas y anarquistas a la península ibérica. Los orígenes de este movimiento se encuentran en las duras condiciones de trabajo y las condiciones de vida precarias que sufrían los obreros.
Primeras Manifestaciones del Movimiento Obrero
El primer movimiento significativo fue el ludismo, una reacción contra las máquinas, consideradas responsables de la reducción de mano de obra y de los bajos salarios. Este movimiento se desarrolló a lo largo de los años 30 del siglo XIX.
Posteriormente, en los años 40, surgieron las sociedades de socorro mutuo. Estas sociedades agrupaban a los obreros por oficios, y les ofrecían ayuda mutua mediante el pago de una cuota en casos de accidente, paro o enfermedad.
El Sexenio Democrático y la Expansión del Movimiento Obrero
La época del Sexenio Democrático fue un período de expansión y avance para el movimiento obrero. Adquirió madurez y vieron la luz en España las dos grandes corrientes ideológicas: el anarquismo y el socialismo. Durante este período, se formaron los primeros núcleos vinculados a la AIT (Primera Internacional).
Influencia de la AIT y el Socialismo Utópico
A. El socialismo utópico, que aspiraba a la creación de sociedades idílicas sin diferencias sociales, donde cada individuo aportaría al proceso de producción según sus capacidades.
B. La introducción en España de la ideología de la AIT, en sus dos versiones, culminaría con la expulsión de los anarquistas. En el Congreso de Barcelona se fundó la FRE (Federación Regional Española) de la AIT, que recomendaba la huelga, la necesidad de la revolución y la no participación de los obreros en agrupaciones que buscaran transformar la sociedad a través de reformas políticas.
La Restauración y la Consolidación de las Corrientes Obreras
Durante la época de la Restauración, las organizaciones obreras resurgieron. El movimiento obrero se desarrolló plenamente y se consolidaron las dos grandes tendencias: el anarquismo y el marxismo.
El Anarquismo
La FRE se transformó en la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), y una parte de ella se dedicó a la acción directa. Se formaron grupos autónomos revolucionarios con el objetivo de atentar contra los pilares del capitalismo. Los atentados dividieron al anarquismo entre los que continuaron con la acción directa (grupos violentos que realizaron numerosos atentados) y los que abandonaron la idea de destrucción del Estado, planteando la revolución social a través de la organización de una resistencia solidaria mediante la huelga general y la fundación de organizaciones sindicales. El anarquismo se extendió principalmente por Barcelona, Zaragoza y la Baja Andalucía.
El Marxismo
Pablo Iglesias fundó el PSOE, procedente de la antigua Federación Madrileña. El partido proponía la posesión del poder político, la abolición de las clases sociales y la necesidad inmediata de medidas políticas y económicas. Paralelamente, nació el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT). El socialismo se extendió por Madrid y los núcleos mineros de Asturias, Vizcaya y Extremadura. La UGT englobaba a todos los sectores de producción y se organizaba en secciones de oficios por localidad, declarándose poco después independiente del partido.
Diferencias entre Socialismo y Anarquismo
El socialismo y el anarquismo constituyeron las dos grandes tendencias del movimiento obrero. Ambas criticaban el sistema capitalista y aspiraban a una sociedad sin clases sociales y con igualdad para todos. Sin embargo, presentaban diferencias significativas:
- Socialismo: Mantenía la ortodoxia de las ideas de Marx, aceptaba los sistemas parlamentarios, aspiraba a la conquista del poder político y de los medios de producción para transformar la sociedad, y defendía la organización de los obreros en un partido político fuerte y centralizado.
- Anarquismo: Seguía las ideas de Bakunin, era individualista, promovía la acción directa y la huelga general revolucionaria, rechazaba el Estado, el parlamentarismo y la acción política, y favorecía las organizaciones sindicales.
Ambas corrientes alcanzarían su plenitud organizativa en el primer tercio del siglo XX.
Las Desamortizaciones en España
Durante el reinado de Isabel II, se llevó a cabo una gran reforma para implantar los principios del liberalismo económico y desarrollar una economía de libre mercado. Esta reforma agraria, que se inició en Cádiz y duró hasta mediados de siglo, incluyó principalmente el proceso de desamortizaciones, pero también otras reformas relacionadas con la propiedad de la tierra.
¿Qué fueron las Desamortizaciones?
Las desamortizaciones consistieron en la incautación por parte del Estado de los bienes eclesiásticos y de los ayuntamientos, y su posterior puesta en venta mediante subasta pública. Este proceso se había iniciado con Carlos III en 1791, con Godoy en 1812 en Cádiz y en 1820 con el Trienio Liberal. Sin embargo, las más conocidas e importantes por su volumen y significado fueron las siguientes:
Desamortización de Mendizábal (1837)
Afectó a los bienes de la Iglesia, poniendo en venta los bienes del clero regular y, posteriormente, del clero secular. Los objetivos de los progresistas con esta medida eran obtener fondos para ganar la guerra carlista, eliminar la deuda pública del Estado y atraer a los beneficiarios de esta medida a las filas liberales. A cambio, la Iglesia sería reformada y el Estado se comprometía a mantener económicamente el culto.
Desamortización de Madoz (1855)
En este proceso se pusieron en venta los bienes de los ayuntamientos, tanto los bienes de propios (arrendados por los ayuntamientos) como los bienes comunes (no arrendados y utilizados por los vecinos). Esta desamortización se motivó por la necesidad de obtener dinero para la industrialización del país. El Estado no era propietario de esas tierras, sino que custodiaba los fondos recaudados en bien de todos.
Consecuencias de las Desamortizaciones
Las desamortizaciones tuvieron numerosas consecuencias:
- Gran parte de las tierras se convirtieron en propiedad privada.
- Se conformó una burguesía terrateniente que fue la principal beneficiaria de estas medidas.
- Apareció un proletariado agrícola, compuesto principalmente por jornaleros y campesinos sin tierra.
- A largo plazo, se produjo un desarrollo de la producción y se pusieron en cultivo muchas más tierras.
Otras Reformas Agrarias
Además de las desamortizaciones, se llevaron a cabo otras reformas agrarias importantes:
Supresión de los Mayorazgos
Los mayorazgos eran propiedades de la nobleza que pasaban al hijo primogénito y que, por lo tanto, estaban vinculadas a un linaje y no estaban en el mercado. Esta institución, propia del feudalismo, permitía a la nobleza reunir grandes patrimonios. La supresión de los mayorazgos, iniciada en Cádiz y retomada en el Trienio Liberal y en 1837, liberó estos bienes para su venta en el mercado.
Abolición de los Señoríos
La abolición de los señoríos, iniciada en Cádiz y continuada en el Trienio Liberal, supuso el fin de las relaciones de dominio que los señores tenían sobre los habitantes de un determinado territorio y la conversión de esas tierras en propiedad particular, marcando el fin del feudalismo y del régimen señorial. Los antiguos señores se convirtieron en propietarios liberales, mientras que los campesinos pasaron a ser arrendatarios o jornaleros.