La Renaixença popular La Renaixença literaria y culturalUna nueva cultura catalanista
La persistencia de la identidad catalana
A principios del Siglo XIX, tras un siglo de la promulgación del Decreto de Nueva Planta, que había derogado toda la estructura político-de la antigua Corona de Aragón, persistía en Cataluña un rechazo claro del proceso de centralización administrativa y de la tentativa de identificación con las leyes y la lengua de Castilla.Como resultado de esta política, a comienzos del Siglo XIX el catalán había prácticamente desaparecido como lengua administrativa y de cultura.
Pero a pesar de este retroceso, el catalán continuaba vivo como lengua en el habla cotidiana entre la mayoría de la población.
Además, a pesar de la tendencia uniformadora del Estado, la sociedad catalana mantuvo no sólo la lengua propia, sino también sus costumbres y sus tradiciones, especialmente su manera de vivir, representada por una forma específica de la organización familiar y del trabajo, d ela propiedad y del desarrollo económico.
La Renaixença literaria y cultural
Se inicia una campaña de recuperación del catalán como lengua literaria, que culmina en 1859 en la restauración de los Juegos Florales.El objetivo del certamen era premiar textos poéticos escritos en catalán antiguo (lemosín) o literario moderno y pronto se convirtieron en una auténtica fiesta cívica.
Pero el Renacimiento no se redujo a un llamamiento en favor del catalán, sino que conlleva también una búsqueda de las raíces de la identidad catalana.
La Renaixença popular
se desarrolló un movimiento cultural de carácter popular que defendía la utilización del catalán «que se habla» y que contaba con la tradición de una literatura de un teatro populares, que trataba temas cotidianos.Los inicios del catalanismo político tico
El federalismo
Desde la década de 1840, en un contexto de luchas políticas y sociales, el federalismo se inició de la mano del republicanismo con Abdón Terrades como primer referente.
Valentí Almirall y el Centro Catalán
Valentí Almirall fue una figura capital en la definición del catalanismo político, es decir, la transformación del movimiento catalanista en doctrinas y en partidos con voluntad de intervenir en la Administración pública.
Lo hizo desde una perspectiva de izquierdas y de progreso: fundó el primer diario escrito íntegramente en lengua catalana, el Diario Catalán (1879), además sistematizar la doctrina del catalanismo político en el libro Lo catalanisme (1886) .
El fracaso del proyecto de Almirall
El proyecto de Almirall de hacer una organización interclasista que reuniera todas las corrientes del catalanismo y que se convirtiera en una fuerza política con capacidad para intervenir en las elecciones se mostró inviable.
Por un lado,
Almirante representaba un catalanismo demasiado republicano para atraer amplios sectores de la burguésía catalana, que estaba en la órbita política de los partidos monárquicos.
Por otra, el proyecto de Almirall, que no remarcaba tanto el contenido social del movimiento como el republicanismo federal, no supo atraerse tampoco las bases populares.
Las discrepancias ideológicas de algunos miembros del Centro Catalán condujo a la escisión dentro del movimiento y el Centro Catalán desaparecíó.
La Liga de Catalunya y el Mensaje a la Regente
Se fundó una nueva organización la Liga de Cataluña (1887), la nueva organización tenía un carácter más conservador que el proyecto de Almirall, con lo que sintonizar mejor con una burguésía cada vez más descontenta con la política dinástica.
Una de sus primeras iniciativas fue las Mensaje a la reina regente María Cristina (1888), que conténía un programa de reivindicaciones autonómicas y la campaña contra el proyecto de código civil que se estaba discutiendo en las Cortes españolas (1889),
Finalmente, el gobierno accedíó a cambiar la redacción del Código Civil y este hecho fue presentado como «la primera victoria del catalanismo».
El impacto del 98 en Cataluña
El desastre de 1898 tuvo un alcance económico y militar, pero en Cataluña supuso también cambios políticos que significaron la irrupción del catalanismo en la vida política.La coyuntura del 98 favorecíó la consolidación de una nueva generación de intelectuales y activistas que defendían un nuevo programa político y la creación de un partido que se presentara a las elecciones como estrategia para acceder a la autonomía.
Criticaban la manera de hacer política de los partidos dinásticos, sobre todo la corrupción electoral y reclamaban reformas políticas y sociales.
El galleguismo
La sociedad gallega era eminentemente rural. La aparición del galleguismo fue mucho más minoritaria y tardía que en Cataluña y el País Vasco, aunque la sociedad gallega era mucho más homogénea y que la lengua y las tradiciones culturales se habían mantenido mucho más arraigadas en el seno de la sociedad campesina.
Valencianismo, aragonesismo y andalucismo
valencianismo, que nacíó como un movimiento cultural de reivindicación de la lengua y la cultura propias y que tuvo en Teodoro Llorente y Constantí Llombart sus máximos representantes.
Más adelante, el valencianismo político se inició con la creación de la organización Valencia Nova (1904), que promovíó la celebración de la Primera Asamblea Regionalista Valenciana.
El aragonesismo tuvo sus orígenes en la segunda mitad del Siglo XIX por la acción de una incipiente burguésía que impulsó la defensa del derecho civil y la recuperación del patrimonio cultural Aragónés vez que difundía una mitificación ROMántica de los orígenes del reino y de sus instituciones medievales.