A finales del siglo XIX, las únicas colonias españolas eran Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La Guerra de los Diez Años y la Guerra Chiquita aún estaban latentes. Durante la última década del siglo XIX, los problemas coloniales se agravaron debido al auge del imperialismo europeo y, especialmente, de Estados Unidos, que se había convertido en una gran potencia militar e industrial.
Causas del Conflicto
Las causas del desastre fueron principalmente tres:
- Descontento en las colonias: Se demandaba representación en las Cortes, participación en el gobierno, libertad de comercio y el fin de la esclavitud (esta última otorgada por Sagasta en 1888).
- Creación de partidos independentistas: Surgieron organizaciones como el Partido Autonomista de Puerto Rico, el Partido Revolucionario Cubano y la Liga Filipina.
- Política colonial ineficaz: El incumplimiento de las promesas de la metrópoli y la represión radicalizaron el independentismo.
La entrada de Estados Unidos en el expansionismo se debió a una serie de intereses económicos. Se convirtió en el principal socio económico de Cuba al comprar la mayor parte del azúcar y el tabaco. El Arancel de Cánovas había aumentado los aranceles a las importaciones para mantener el monopolio español, pero esto provocó que, a mediados de la década de 1890, Estados Unidos importara el 88% de las exportaciones cubanas, mientras que solo exportaba el 32% de las importaciones cubanas. El presidente McKinley protestó, exigiendo un cambio en la política arancelaria de la isla.
La Guerra Hispano-Cubana y la Intervención Estadounidense
En 1895, se produjo la insurrección nacionalista que dio lugar a la última guerra cubana, que enfrentó al ejército español con los independentistas nativos. Más tarde, intervino Estados Unidos. La guerra hispano-cubana se desarrolló en cuatro etapas:
- Primera fase (febrero 1895 – mayo 1895): Desde la sublevación hasta la muerte de José Martí, líder de la independencia.
- Segunda fase (octubre 1895 – enero 1896): Mayor avance de los sublevados.
- Tercera fase (enero 1896 – diciembre 1897): El general Weyler sustituyó a Martínez Campos, pero fracasó. Estados Unidos comenzó a intervenir.
- Cuarta fase (diciembre 1897 – abril 1898): Con el general Blanco al mando y en un ambiente hostil, se produjo la intervención directa de Estados Unidos.
Consecuencias del Conflicto en España
Tras la guerra, hubo numerosas consecuencias en todos los ámbitos en España:
Economía
A pesar de los gastos y las pérdidas ocasionadas por la guerra en las colonias, en la península no hubo una grave crisis. Paradójicamente, entre 1899 y 1901, se produjo un superávit de la hacienda pública debido a las reformas del ministro de Hacienda, Raimundo Fernández Villaverde. También hubo un impulso positivo en la economía española por la repatriación de capitales, que renovaron la industria.
Política
La pérdida de las colonias generó una sensación generalizada de fracaso y decadencia, provocando el abatimiento moral de la población. Surgió el regeneracionismo, un replanteamiento general llevado a cabo por intelectuales y políticos que buscaban la dignificación de la política, la modernización social y la superación del atraso cultural. Comenzó con el regeneracionismo conservador de Francisco Silvela (1889), que fracasó debido a protestas como el «cierre de cajas».
Cultura
Apareció el regeneracionismo de intelectuales como Macías Picavea, Lucas Mallada y Joaquín Costa, y la Generación del 98, con escritores como Unamuno o Machado. Joaquín Costa, con su obra Oligarquía y caciquismo, fue el más destacado. A través de la Liga Nacional de Productores, planteó reformas agrarias, municipales y educativas. La Liga y las cámaras de comercio de Basilio Paraíso excluyeron a obreros y campesinos, reduciendo el protagonismo a las clases productivas intelectuales.
Nacionalismos Periféricos
El crecimiento del españolismo provocó el malestar del Centre Nacional Català y de la Unió Regionalista, que juntos formaron la Lliga Regionalista.
Impacto Social y Político
El regeneracionismo, sin ser revolucionario, se convirtió en parte de la cultura política compartida, asumida por todos los partidos y por el propio Alfonso XIII. Esto facilitó la creación del Instituto de Reformas Sociales.
Cuando Alfonso XIII subió al trono en 1902, ya habían desaparecido figuras clave como Cánovas, Castelar, Pi i Margall y Sagasta.
Antimilitarismo y Corporativismo Militar
El desastre del 98 inició críticas a la labor del ejército, al que una parte de la opinión pública responsabilizó de la derrota. Una parte del ejército se sintió traicionada y adoptó una postura más autoritaria, lo que a la larga llevaría a la vuelta del intervencionismo militar en la política.