Antecedentes y Estallido de las Guerras Coloniales
La Paz de Zanjón y la Persistencia de la Insurrección
La primera guerra de Cuba concluyó con la firma de la Paz de Zanjón en 1878. Sin embargo, la insurrección siguió latente debido a las aspiraciones de la población criolla y los intereses de Estados Unidos, que controlaban casi la mitad de las exportaciones de la isla. En 1893, Antonio Maura, ministro de Ultramar, propuso la autonomía de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, pero fue muy criticado por la minoría españolista de las Antillas y por buena parte de los políticos y medios de comunicación de la metrópoli.
El Grito de Baire y la Guerra en Filipinas
En 1895, tras el Grito de Baire (pronunciamiento independentista realizado por los hermanos Mariano y Alfredo Lora en el pueblo cubano de Baire el 24 de febrero de 1895, considerado el punto de partida de la guerra), estalló de nuevo la insurrección en Cuba, dirigida por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. Al año siguiente se inició la lucha por la independencia en Filipinas, encabezada por Emilio Aguinaldo y José Rizal. Este último, convertido en héroe nacional, fue hecho prisionero y ejecutado en 1896 por orden del gobernador español del archipiélago.
La Guerra Hispano-Estadounidense (1898)
La Injerencia de EE. UU. y la Política Española
Aunque al principio la guerra de Cuba se limitó al enfrentamiento entre las tropas españolas y la guerrilla independentista, la injerencia estadounidense fue en aumento. Su prensa creó un estado de opinión que, bajo la excusa de llevar la libertad a la isla, escondía intereses imperialistas.
El Gobierno español quiso acabar a toda costa con el problema cubano. Primero envió a la isla a un negociador, el general Arsenio Martínez Campos, que fracasó. Después, envió al enérgico general Valeriano Weyler que, con numerosos soldados y recursos, practicó una fuerte y cruel represión. Sin embargo, esta táctica tampoco logró apaciguar el conflicto e incluso incrementó la resistencia de los rebeldes cubanos.
Tras el asesinato de Cánovas, Sagasta modificó la política seguida en Cuba. Destituyó al general Weyler y volvió a ofrecer la autonomía, pero los resultados fueron estériles. Los cubanos, cada vez más apoyados por Estados Unidos, reclamaban la independencia.
El Incidente del Maine y el Camino a la Guerra
El Gobierno de Washington ofreció comprar Cuba por 300 millones de dólares, propuesta que España rechazó. En febrero de 1898 se produjo la explosión del Maine, acorazado norteamericano fondeado en La Habana. Estados Unidos culpó a España del hecho y, aunque el Gobierno de Sagasta propuso una comisión para investigarlo, el incidente se convirtió en la excusa anhelada por Washington para declarar la guerra a España.
Derrota Española y la Paz de París
Las escuadras norteamericanas, con navíos acorazados y superioridad en armamento, destruyeron a las flotas españolas en Cavite (Filipinas) y en Santiago de Cuba.
La guerra entre España y Estados Unidos concluyó con la derrota española. A finales de 1898 se firmó la Paz de París, por la que España perdió sus últimas posesiones ultramarinas en América y el Pacífico. Se produjo la independencia de Cuba como nación tutelada; sin embargo, Estados Unidos recibió Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas. Poco después, España vendió a Alemania los archipiélagos restantes de las Carolinas y las Marianas. En junio de 1899, un grupo de soldados españoles, desconocedores del fin de la guerra, se resistió a la rendición en Baler. Con ellos desaparecían los últimos restos del viejo imperio colonial.
Consecuencias de la Pérdida Colonial: El Desastre del 98
La derrota y la pérdida de las colonias provocaron numerosas consecuencias:
Impacto Político y Militar
- Desde el punto de vista político, supuso una profunda reflexión para los grupos dirigentes, que intentaron modificar sus comportamientos y propusieron medidas para adecuar el país a la realidad que la derrota había puesto al descubierto.
- En el ámbito militar, se puso de manifiesto la incapacidad de un Ejército volcado hacia los problemas internos, pero inadecuado para hacerse respetar en el exterior en un momento de plena expansión imperialista por parte de las grandes potencias. Otro problema era el excesivo número de mandos y una tropa reclutada por el injusto sistema de quintas. Como constató Santiago Ramón y Cajal, quien participó como oficial médico en la Guerra de los Diez Años, las bajas por enfermedad superaron a las de los campos de combate.
Repercusiones Económicas
- En el terreno económico, la pérdida de las colonias supuso la desaparición del principal mercado para las manufacturas españolas y de las importaciones que desde allí llegaban (como el azúcar). No obstante, también implicó la repatriación de una gran cantidad de capitales españoles invertidos en las colonias, que sirvieron para dinamizar la economía peninsular en los años posteriores.
El Regeneracionismo y la Generación del 98
- El movimiento regeneracionista tuvo como punto de partida el Desastre del 98. Intelectuales y políticos buscaron diagnosticar los males de la patria y proponer soluciones. Empezaron a soñar con una España más digna, más cercana a Europa y más adecuada a su tiempo, aunque sin perder sus peculiaridades.
- La Generación del 98, formada por escritores e intelectuales de la época, reflexionó críticamente sobre la realidad española y la pérdida del imperio. Se habló de europeización y de un nuevo compromiso intelectual. La integraron, entre otros, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, José Martínez Ruiz ‘Azorín’ y Antonio Machado.