Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas
A partir del 800 a.C., convivieron en la Península Ibérica diversos pueblos prerromanos:
- Los tartessos: Localizados en el Valle del Guadalquivir, basaban su economía principalmente en la minería y el comercio con los fenicios.
- Los íberos: Se localizaban en el litoral mediterráneo y el Valle del Ebro. Tenían una economía agrícola y mantenían relaciones comerciales con los pueblos colonizadores. Desarrollaron una cultura distintiva con escritura propia y poblados fortificados (*oppida*).
- Los celtas: Se asentaron en el norte y oeste peninsular, con una economía basada en la ganadería, la agricultura y la metalurgia. Vivían en castros.
- Los celtíberos: Localizados en la Meseta Central, surgieron de la fusión de elementos celtas e íberos. Se asentaron en poblados fortificados y eran conocidos por su habilidad guerrera.
Estos pueblos fueron influenciados por los colonizadores que llegaron por el Mediterráneo:
- Los fenicios (procedentes de Fenicia, actual Líbano): Fundaron factorías comerciales como Gadir (Cádiz) desde el siglo IX a.C. Su principal interés era el comercio de metales.
- Los griegos (procedentes de *Massalia*, actual Marsella): Fundaron colonias (*polis*) como Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas) a partir del siglo VI a.C. Al igual que los fenicios, buscaban principalmente comerciar e introdujeron la vid, el olivo y la moneda.
- Los cartagineses (procedentes de Cartago, actual Túnez, antigua colonia fenicia): Inicialmente continuaron la labor comercial fenicia, pero a partir del siglo III a.C. su intención fue la conquista militar del sur y sureste peninsular, buscando recursos para enfrentarse a Roma. Finalmente, serían expulsados por los romanos tras su derrota en las Guerras Púnicas (264-146 a.C.).
Conquista y Romanización de Hispania
La romanización fue un largo y complejo proceso de aculturación mediante el cual los pueblos conquistados adoptaron, de forma gradual y desigual, la lengua (latín), las estructuras económicas y sociales, las formas de organización político-administrativas, la cultura y la religión de los romanos.
Etapas de la Conquista
Los romanos llegaron a la Península Ibérica en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (218 a.C.). La conquista se desarrolló en varias fases:
- Ocupación del litoral mediterráneo y los valles del Ebro y Guadalquivir (218-197 a.C.): Tras vencer a los cartagineses, Roma se anexionó estos territorios ricos en recursos.
- Conquista del interior (Meseta) (155-133 a.C.): Fue una fase de duras luchas contra los pueblos autóctonos, como celtíberos (Numancia) y lusitanos (Viriato).
- Sometimiento de la franja cantábrica (29-19 a.C.): Las Guerras Cántabras, dirigidas por el propio emperador Augusto, finalizaron la conquista. Con ello se estableció la Pax Augusta en todo el territorio.
Legado Cultural Romano
Hispania se convirtió en una provincia profundamente romanizada, integrada en el Imperio. Las aportaciones fundamentales de Roma fueron:
- La lengua latina, base de las lenguas romances peninsulares.
- El Derecho Romano, fundamento del derecho occidental.
- La organización administrativa y social: división provincial, ciudades como centros económicos y políticos.
- El modelo urbanístico: ciudades planificadas (foro, termas, templos, teatros, anfiteatros), calzadas, puentes y acueductos.
- La religión politeísta romana y, posteriormente, el cristianismo, que se difundió ampliamente a partir del siglo III d.C. y se convirtió en religión oficial en el siglo IV.
Las Invasiones Bárbaras y el Reino Visigodo
Desde el año 409 d.C., bandas de suevos, vándalos y alanos (pueblos germánicos y sármatas) penetraron en la Península Ibérica aprovechando la debilidad del Imperio Romano. Para intentar contener la invasión, los romanos recurrieron a los visigodos como federados (aliados), quienes entraron en la península en el 416.
Formación del Reino Visigodo
En una primera fase, los visigodos expulsaron a los alanos y vándalos (que pasaron a África), mientras los suevos quedaron reducidos al noroeste (Gallaecia). Tras la caída del Imperio Romano de Occidente (476), los visigodos establecieron un reino con capital en Tolosa (sur de la Galia), pero fueron derrotados por los francos (Batalla de Vouillé, 507) y se replegaron definitivamente a la Península, estableciendo la capital en Toledo. En el siglo VI, el rey Leovigildo consolidó el reino conquistando a los suevos y conteniendo a bizantinos y vascones.
Instituciones y Cultura Visigoda
- Monarquía: Era electiva entre la nobleza, lo que generaba gran inestabilidad política y frecuentes luchas internas por el poder. El rey ostentaba el máximo poder político y militar.
- Instituciones de Gobierno: El rey se apoyaba en el Officium Palatinum (magnates que le ayudaban en las tareas de gobierno) y el Aula Regia (asamblea consultiva formada por nobles y clérigos que asesoraba al rey y actuaba como tribunal supremo).
- Unificación Religiosa y Legislativa: Inicialmente, la nobleza visigoda era de religión arriana, mientras que la mayoría de la población hispanorromana era católica. La unificación religiosa llegó con la conversión del rey Recaredo al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589). Posteriormente, Recesvinto promovió la unificación legislativa con el Liber Iudiciorum (Fuero Juzgo), aplicable a ambas poblaciones.
A pesar de estos esfuerzos de unificación, las luchas internas por el trono debilitaron el reino, que se hundió en el 711 con la llegada de los musulmanes a la península.
Al-Ándalus: Evolución Política
Conquista y Emirato Dependiente (711-756)
En el año 711, tropas musulmanas (compuestas mayoritariamente por bereberes del norte de África y dirigidas por el árabe Tariq ibn Ziyad) cruzaron el Estrecho de Gibraltar y derrotaron al último rey visigodo, Don Rodrigo, en la Batalla de Guadalete. En apenas tres años, conquistaron la mayor parte de la península, encontrando escasa resistencia debido a la crisis interna del reino visigodo y a la tolerancia inicial mostrada hacia cristianos y judíos (considerados»gentes del libr»). Solo la franja cantábrica y las zonas pirenaicas escaparon a su control, donde fueron frenados por los astures en la Batalla de Covadonga (c. 722) y por los francos en la Batalla de Poitiers (732). Tras la conquista, la península (denominada al-Ándalus) se convirtió en un emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco.
Emirato Independiente (756-929)
En el año 756, Abderramán I, príncipe omeya superviviente de la matanza de su familia por los Abasíes en Damasco, llegó a al-Ándalus y se proclamó emir independiente, rompiendo la dependencia política (pero no la religiosa) con el nuevo Califato Abasí de Bagdad. Se estableció así el Emirato Omeya de Córdoba.
Califato de Córdoba (929-1031)
En el 929, Abderramán III se autoproclamó califa, asumiendo la máxima autoridad política y espiritual y rompiendo definitivamente cualquier lazo de dependencia con Bagdad. Se inició así el Califato de Córdoba, la época de mayor esplendor político, económico y cultural de al-Ándalus. A finales del siglo X (hacia 976), el hachib (primer ministro) Almanzor convirtió el califato en una dictadura militar, lanzando numerosas campañas victoriosas (aceifas) contra los reinos cristianos del norte. Sin embargo, tras su muerte (1002) y las subsiguientes luchas internas (fitna), el califato se desintegró.
Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos (1031-1212)
En 1031, el Califato de Córdoba desapareció oficialmente y al-Ándalus se fragmentó en numerosos Reinos de Taifas (pequeños reinos independientes), a menudo enfrentados entre sí y organizados en torno a distintas etnias (árabes, bereberes, eslavos). Esta debilidad política fue aprovechada por los reinos cristianos del norte, que les exigieron el pago de tributos (parias) y avanzaron militarmente, culminando con la conquista de Toledo por Alfonso VI de Castilla en 1085.
Ante el avance cristiano, los reyes taifas solicitaron ayuda a los almorávides, un imperio bereber rigorista del norte de África. Su líder, Yusuf ibn Tashufin, cruzó el Estrecho, venció a los cristianos en la Batalla de Sagrajas (o Zalaca, 1086) y, pocos años después, unificó al-Ándalus bajo su dominio, anexionando los reinos de taifas.
El poder almorávide, sin embargo, no logró consolidarse y entró en crisis a mediados del siglo XII, dando lugar a los Segundos Reinos de Taifas (c. 1145). Además, los almorávides fueron desplazados en el norte de África por otro movimiento bereber aún más rigorista: los almohades. Estos invadieron la península, reunificaron al-Ándalus e intensificaron la guerra santa (yihad) contra los cristianos, a los que infligieron una severa derrota en Alarcos (1195).
Como respuesta, los principales reinos cristianos (Castilla, Aragón y Navarra) se unieron en una cruzada y consiguieron una victoria decisiva sobre el ejército almohade en la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Esta derrota marcó el inicio del fin de la presencia almohade y abrió el valle del Guadalquivir a la conquista cristiana. Tras esto, surgieron los Terceros Reinos de Taifas, que fueron cayendo progresivamente, quedando únicamente el Reino Nazarí de Granada como último reducto musulmán en la península hasta 1492.
Economía y Sociedad en Al-Ándalus
Organización Económica
El dominio musulmán supuso un notable desarrollo económico en al-Ándalus:
- Agricultura: Experimentó un gran avance gracias al desarrollo de técnicas de regadío (norias, acequias) y la introducción de nuevos cultivos como los cítricos (naranjas, limones), el arroz, la caña de azúcar, el algodón y hortalizas (alcachofa, berenjena).
- Ganadería: Predominaba la ovina, aunque también era relevante la cría de caballos.
- Minería: Sufrió cierto retroceso respecto a la época romana, aunque se mantuvo la extracción de algunos metales bajo control estatal.
- Artesanía y Manufacturas: Se desarrolló notablemente la industria textil (seda, lana, lino), la cerámica, el trabajo del cuero, la fabricación de armas, el vidrio y el papel.
- Comercio: Se vio muy favorecido por la acuñación de moneda (dinar de oro, dírham de plata) y la existencia de una extensa red urbana y de comunicaciones. Hubo un activo comercio interior (zocos urbanos) y exterior, tanto con otros países islámicos (Norte de África, Oriente Próximo) como con la Europa cristiana. Se exportaban productos agrícolas y manufacturados (tejidos, cerámica) y se importaban materias primas, metales, esclavos (de África y Europa oriental) y especias.
Organización Social
La sociedad de al-Ándalus se caracterizó por su gran diversidad étnica y religiosa:
- Musulmanes: Constituían el grupo dominante, aunque diverso:
- Árabes: La élite conquistadora original, minoritaria pero poseedora de las mejores tierras y los altos cargos.
- Bereberes: El grupo musulmán más numeroso, asentado principalmente en zonas montañosas y la Meseta. A menudo protagonizaron revueltas contra el poder árabe.
- Muladíes: La mayoría de la población hispanovisigoda que se convirtió al islam.
- No Musulmanes (Dhimmíes):
- Mozárabes: Cristianos que vivían en territorio musulmán. Conservaban su religión y autoridades propias a cambio del pago de impuestos específicos. Con el tiempo, muchos emigraron a los reinos cristianos del norte.
- Judíos: Minoría activa en el comercio, la artesanía, las finanzas y la cultura. Vivían en juderías y gozaban de autonomía jurídica y religiosa, también a cambio de impuestos.
- Esclavos: Procedentes de África negra (subsaharianos) o de Europa oriental (eslavos), ocupaban el escalón más bajo de la sociedad.
En cuanto a la estructura social, se distinguían:
- Una aristocracia (jassa) de origen árabe, que poseía grandes latifundios y ocupaba los altos cargos de la administración y el ejército.
- Grupos sociales medios, formados por comerciantes, artesanos cualificados, funcionarios y miembros del ejército.
- Las clases populares (amma), que incluían a campesinos, pequeños artesanos y el resto de la población urbana.
- Los esclavos.
Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana y Expansión (Reconquista)
Formación de los Reinos Cristianos
Tras la invasión musulmana del 711, surgieron varios núcleos de resistencia formados por poblaciones autóctonas y refugiados visigodos en las zonas montañosas del norte, fuera del control efectivo de al-Ándalus:
- Reino de Asturias: Surgió en la Cordillera Cantábrica. Hacia el 718-722, un noble llamado Don Pelayo lideró la resistencia y obtuvo una victoria simbólica en la Batalla de Covadonga (c. 722), considerada el inicio de la *Reconquista*. Este núcleo se expandió hacia el sur y oeste, trasladando su capital a Oviedo y luego a León (dando lugar al Reino de León en el siglo X).
- Condado y luego Reino de Castilla: Nació como un condado fronterizo oriental del Reino de León, poblado por gentes del Valle del Ebro. Se independizó en el siglo X y se convirtió en reino en 1035 con Fernando I.
- Reino de Pamplona (luego Navarra): Se formó en los Pirineos occidentales en el siglo IX en torno a la familia Arista. Alcanzó su máxima expansión con Sancho III el Mayor (principios del siglo XI).
- Condados Pirenaicos Orientales:
- Condado de Aragón: Surgido en los valles pirenaicos centrales, inicialmente bajo influencia franca y luego pamplonesa. Se convirtió en reino en 1035 con Ramiro I.
- Condados Catalanes: Originados en la *Marca Hispánica* (frontera sur del Imperio Carolingio). El Condado de Barcelona adquirió la hegemonía y se independizó de facto de los reyes francos en el siglo X con Borrell II.
- Formación de las Coronas: En el siglo XII (1137), la unión dinástica del Reino de Aragón y los Condados Catalanes (mediante el matrimonio de Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona) dio origen a la Corona de Aragón. Por su parte, los reinos de León y Castilla se unieron definitivamente en 1230 bajo Fernando III, formando la Corona de Castilla.
Tras la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212), el mapa peninsular quedó configurado por cinco grandes entidades políticas: el Reino Nazarí de Granada, el Reino de Portugal (independizado de León en el siglo XII), la Corona de Aragón, la Corona de Castilla y el Reino de Navarra.
Principales Etapas de la Expansión Cristiana (*Reconquista*)
La *Reconquista* fue un largo proceso (de casi ocho siglos) durante el cual los reinos cristianos del norte peninsular se expandieron militarmente hacia el sur, recuperando los territorios ocupados por los musulmanes. No fue un proceso continuo, sino con fases de avance rápido, estancamiento e incluso retroceso.
- Siglos VIII-X: Lenta expansión de los núcleos iniciales (Asturias, Pamplona, condados pirenaicos) hasta la línea del Duero y el piedemonte pirenaico. Superioridad militar musulmana (Califato de Córdoba).
- Siglo XI y primera mitad del XII: Aprovechando la disgregación del Califato en Reinos de Taifas, los cristianos avanzan significativamente. Conquista de Toledo (1085) por Castilla. Avance hasta la línea del Tajo y el valle del Ebro. La llegada de los almorávides frena temporalmente el avance.
- Segunda mitad del XII y principios del XIII: La crisis almorávide y la llegada de los almohades reactivan el conflicto. Tras la derrota cristiana en Alarcos (1195), la unión de los reinos cristianos en la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212) marca un punto de inflexión decisivo y abre el sur a la conquista.
- Siglo XIII: Gran avance conquistador de Castilla (Fernando III y Alfonso X) por Extremadura, el valle del Guadalquivir y Murcia, y de Aragón (Jaime I) por Valencia y Baleares. Portugal completa su expansión hasta el Algarve.
- Siglos XIV y XV: La expansión cristiana se ralentiza. La presencia musulmana queda reducida al Reino Nazarí de Granada, que sobrevive como vasallo de Castilla hasta su conquista final por los Reyes Católicos en 1492.
Formas de Ocupación del Territorio y Organización Social en los Reinos Cristianos
La expansión militar cristiana fue acompañada de un proceso de repoblación, es decir, la ocupación y puesta en explotación de las tierras conquistadas. Las formas de repoblación variaron según la época y la zona:
Modelos de Repoblación
- Repoblación por *Presura* o *Aprisio* (siglos VIII-X): Se dio al norte del Duero y en el piedemonte pirenaico (Navarra, Aragón, Cataluña). Consistía en la ocupación simple de tierras despobladas o abandonadas por parte de campesinos libres, que las cultivaban y adquirían su propiedad (*presura*). Dio lugar a una estructura de pequeña y mediana propiedad libre.
- Repoblación Concejil (siglos XI y XII): Aplicada en las zonas entre el Duero y los Montes de Toledo, y en el valle del Ebro. El territorio se dividía en grandes términos o concejos, a los que el rey otorgaba privilegios colectivos (Fueros o Cartas Puebla) para atraer pobladores. Predominó la propiedad mediana y libre, y surgieron importantes comunidades de villa y tierra con autonomía.
- Repoblación de las Órdenes Militares (primera mitad del siglo XIII): Se utilizó en zonas extensas y poco pobladas, peligrosas por su carácter fronterizo, como La Mancha, Extremadura, Teruel y el norte de Castellón. El rey encomendó la defensa y repoblación a las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa), que recibieron enormes extensiones de tierra (latifundios) dedicadas principalmente a la ganadería ovina.
- Repoblación por Repartimientos (segunda mitad del siglo XIII): Se aplicó en las últimas grandes conquistas: valle del Guadalquivir, Murcia, Valencia y Baleares. Las tierras y bienes conquistados se repartían (*repartimientos*) entre quienes habían participado en la conquista. Los grandes lotes (donadíos) fueron para la alta nobleza y el clero, y los lotes menores (heredamientos) para la baja nobleza y soldados de a pie. Esto consolidó la gran propiedad latifundista en el sur. En muchas zonas, la población musulmana (mudéjares) permaneció, aunque tras revueltas (como la de Andalucía bajo Alfonso X) fueron expulsados o relegados a zonas específicas (morerías).
Sociedad Feudal
Como resultado de estos procesos, se consolidó una sociedad feudal, estructurada en tres estamentos:
- Nobleza: Grupo privilegiado, dedicado a la guerra, poseedor de grandes señoríos territoriales y jurisdiccionales. Dividida en alta y baja nobleza.
- Clero: Grupo privilegiado, con gran influencia espiritual, cultural y económica (poseedor de señoríos). Dividido en alto y bajo clero.
- Pueblo llano o Tercer Estado: Grupo no privilegiado, muy heterogéneo. Incluía a:
- Campesinos: La mayoría de la población. Podían ser libres (propietarios o arrendatarios) o siervos (adscritos a la tierra de un señor).
- Artesanos y comerciantes: Habitantes de las ciudades (burguesía), que fueron ganando importancia económica y política.
Además, coexistían minorías religiosas:
- Mudéjares: Musulmanes que vivían en territorio cristiano. Eran importantes como agricultores y artesanos (especialmente en la construcción, dando lugar al arte mudéjar). Sufrieron crecientes restricciones y presiones para su conversión.
- Judíos: Vivían en barrios separados (juderías o aljamas). Desempeñaron un papel destacado en el comercio, las finanzas y profesiones liberales. Sufrieron una creciente hostilidad y persecuciones a partir del siglo XIV.