La fuerza de los movimientos nacionalistas
Al calor de esa libertad mínima lograda durante la contienda mundial, los movimientos nacionalistas, que subrayaban la independencia e identidad cultural propia de cada colonia, comenzaron a extenderse. Los hubo de perfiles diversos, como los cercanos a los partidos comunistas, los puramente nacionalistas con especial tendencia a subrayar la diferencia religiosa y, finalmente, en la zona africana, los movimientos ligados a etnias que habían sido atrapadas por las fronteras arbitrarias realizadas por las metrópolis.
Ligados a estos movimientos aparecieron líderes carismáticos, muchos de ellos propios de cada país pero educados en la metrópolis, que abanderaron las protestas y los cambios. Tales fueron Nehru, Gandhi, Ho Chi Minh, Nasser o Lumumba.
La independencia de la India
Durante parte del siglo XVIII, todo el XIX y parte del XX, la India, el llamado subcontinente, había sido la auténtica joya de la corona británica. Centro neurálgico para el transporte comercial con Asia y África, auténtico proveedor de materias primas y de manufacturas, había resultado todo un motor de apoyo esencial para Gran Bretaña.
La 1ª G.M. había sido un punto extraordinario de apoyo para Gran Bretaña, cuya lucha europea no fue aprovechada, aunque sí se prometieron mayores grados de autonomía a cambio del apoyo incondicional en la guerra. En el período de entreguerras supuso el despertar del Partido del Congreso Nacional Indio. Este partido había sido fundado en 1885, pero sin un perfil independentista, sino participativo del poder. Logró pronto un trato ventajoso a nivel económico y educativo gracias a sus pactos con el virreinato británico. Hacia 1907, el partido se partió en dos mitades, una tendente a la acción directa y dura; y otra partidaria de la acción pausada. Hª del mundo contemporáneo, 1º Bach. CIDEAD I.E.S. Cardenal Cisneros (Alcalá de Henares) Prof.: Juan Francisco de Dios Hernández
Algunos años antes, Mohandas Gandhi había viajado a Londres (1888) para estudiar derecho para regresar a la India en 1891. Pasará 21 años en Sudáfrica donde sufre y trabaja contra el racismo como abogado. Su regreso definitivo a India en 1915 supuso un fuerte avance para el Partido del Congreso, y junto a Pandit Nehru, lograrán reunir bajo las mismas siglas a campesinos y clases urbanas pobres con el objetivo de lograr la independencia de la India. Gandhi probó numerosas opciones y tipos de protestas, de las cuales sobresalen la desobediencia civil con la que pretendías con huelgas y boicoteos provocar una baja producción para Gran Bretaña; y la no violencia, que impedía una acción violenta contra una manifestaciones pacíficas pero constantes. Aquel tipo de protestas provocaron la ilegalización del partido en 1942 en una acción en la que se detuvieron a 60 000 personas con 100 muertos y 600 heridos. El tipo de protesta acuñada por Gandhi le llevó a ser tratado como Mahatma (Gran alma).
Pero la India británica no era un país íntegramente hindú, sino también y de forma creciente, musulmán. La Liga Musulmana se había creado en 1906 y luchaba de forma paralela al Partido del Congreso. Su ideario perseguía la independencia de los musulmanes de India y la creación de un estado propio liderado por Muhammad Alí Jinnah.
En 1945, la derrota de los conservadores llevó al poder en Londres a Clement Attlee, proclive a las ideas descolonizadoras, lo que facilitó el proceso. Se fijó 1948 como fecha límite de salida para los británicos. El proceso fue complicado, pues Lord Mountbatten, último virrey de la India, reunió a los líderes del Partido del Congreso Nacional Indio y de la Liga Musulmana para proceder a la partición de la colonia. El proceso se aceleró y en agosto de 1947 se produjo la salida británica de la joya de la corona y la fundación de dos países independientes, India y Pakistán.
Las desavenencias entre indios y paquistaníes fueron, y son aún hoy en día, muy fuertes. El Partido del Congreso pretendió siempre una India unida, cosa que los musulmanes estimaron imposible. Tras la independencia de ambos países se produjo un éxodo masivo de hindús y musulmanes que cambiaron de países por estar en la zona equivocada. Pero la mayor fuente de conflicto se produjo con el aislamiento de un Pakistán Oriental poblado por bengalíes de religión musulmana, que había quedado encerrados por India y sin posibilidad de unión con sus hermanos occidentales. Tras una larga guerra de secesión, el Pakistán Oriental se convirtió en 1971 en país independiente bajo el nombre de Bangladesh.
Pero los conflictos aún permanecen en las zonas limítrofes de la provincia de Cachemira, donde las fronteras nunca quedaron claras y es considerada hoy en día una zona de permanente conflicto entre dos naciones que detentas armas atómica.
La invasión japonesa y la revolución comunista
En 1937, Japón invade China, lo que provocó la unión del Kuomintang y los comunistas. El grado de brutalidad japonesa sólo es comparable al de los nazis en Europa. Pero la unión de fuerzas chinas desembocó con la derrota de Japón en una guerra civil.
En 1947, los comunistas controlan el Norte y las grandes zonas agrarias. Sólo quedaba Pekín, que cae en 1949 proclamando la República Popular de China. Los restos del Kuomintang y el propio Chiang Kaichek se refugian en la isla de Taiwán, donde crearon una república nacionalista que se sostiene hoy en día con el apoyo norteamericano.
La China de Mao supuso el mayor cambio y modernización de un país en la historia, pues supuso el paso de una país medieval a un país moderno en tiempo récord. Pero esa revolución fue muy complicada. De la noche a la mañana se acabó con el sistema de propiedad ancestral, la idea de la familia y la cultura. La política quedó en manos de un partido único aunque no en el sentido represivo de la URSS, sino sujeta a discusiones dentro de la ortodoxia. Asentadas las bases fundamentales, China se propuso su propia expansión colonial, que planteó de maneras diversas: militar como en el caso del Tíbet o de forma económica en África.
Del modelo soviético al capitalismo
Pese a que el modelo de República Popular seguido por China cuenta con 60 años de antigüedad, su desarrollo ha sido muy dinámico y cambiante. De inicio el modelo soviético se convirtió en el paradigma a seguir: colectivización de la tierra e industria pesada. Pero su desarrollo resultó un fracaso porque no se adaptaba a la singularidad china. A esto cabe unir la creciente enemistad de Mao con los sucesores de Stalin y sobre todo con la política de estos contra el modelo stalinista. Esa ruptura se hizo evidente en 1958, cuando la joven república propugnó el Gran Salto Adelante.
Aquel proyecto consistía básicamente en apartar momentáneamente la industria para centrarse en el campesinado y ubicarlo en una nueva fórmula de producción y orden, la comuna. 24 000 comunas se repartieron por el país, produciendo artesanía y agricultura de forma masiva. Nuevamente el proyecto de Mao fracasó y el modelo de partido más abierto que el soviético le valió al líder grandes críticas que fueron acalladas con una limpieza de dirigentes y la Revolución Cultural. Se enfrentaron los maoístas más radicales frente a los más moderados y conciliadores. La revolución se produjo entre 1965 y 1969 con un momento de cierre completo de China a la cultura del resto de mundo además de una limpieza de personalidades incómodas en el partido. Mao salió vencedor y con él la gran movilización juvenil bajo el nombre de la Guardia Roja.
Pero, lejos de lo que se pudiera pensar, el último período de Mao en el poder supuso un ligero aperturismo o más bien una provocación contra Breznev personalizada en la visita del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, a China.
La muerte de Mao en 1976 podría haber sido un antes y un después para la República, pero la prudencia de su sustituto, Deng Xiaoping, fue trascendental para la pervivencia del modelo comunista. Deng, partidario de la línea moderada del partido, inició el desmantelamiento de la Revolución Cultural y puso las bases para llegar a una economía flexible con inicios de propiedad privada y capitalismo pero bajo un control social, político y educativo comunista. Los aires de cambio en China quedaron pronto circunscritos al terreno económico, pues cuando en 1989 se produjo la gran revuelta de la plaza de Tiananmen, el estado comunista actuó de forma sumaria con arrestos y ejecuciones.
La muerte de Deng acabó con la generación que había protagonizado la Larga Marcha y la Revolución, pero al contrario de Mao, Deng sí dejó una herencia con continuidad. Jiang Zemin y el actual Hi Jintao, siguen la estela de liberalización de la economía comunista obteniendo un crecimiento extraordinario de China, cuyos índices de productividad la sitúan al frente del mundo.
Las Guerras Árabe-Israelíes
La posición de Israel rodeado de países árabes, se hizo incómoda para el resto del mundo. El exilio o la expulsión de los musulmanes fue motivo de enormes tensiones. Israel tomó cualquier movimiento de resistencia como actos terroristas contra su estado. Los árabes pretendían recuperar sus territorios y crear un estado libre palestino sin reconocer a Israel. El apoyo de EEUU a Israel fue un nuevo movimiento de la Guerra Fría, lo que acercó a los árabes hacia el sector soviético.
En 1956 se produjo la 2ª Guerra árabe-israelí con motivo del conflicto del Canal de Suez. Israel volvió a barrer a las tropas árabes presentándose a las puertas del Canal dominando en días la Península del Sinaí. La presencia de intereses americanos y soviéticos cerró en falso en conflicto con una victoria moral de Egipto, que mantuvo el control del Canal, pero una nueva victoria de Israel a nivel militar.
En 1967 se produjo la 3ª Guerra, llamada de los Seis Días, con un ataque preventivo de Israel sobre Egipto que en seis días aplastó de nuevo el Sinaí y la ocupación de territorios y ciudades estratégicas como Belén, Jerusalén, Jericó y los Altos del Golán. Dentro de Israel se produjo un vuelco político con la llegada al poder de Golda Meir, laborista, que inició un proceso de entendimiento que acabó abruptamente con el asesinato de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972. En 1973, el día de la fiesta sagrada de los judíos, Yom Kippur, se produjo un ataque de egipcios y sirios en busca de la recuperación de territorios (Sinaí y los altos del Golán). La acción fue rápida y fructífera, pero en apenas tres semanas Israel recuperó el territorio e inició un proceso de afianzamiento de fronteras para evitar la situación.