Tema 10: La segunda República (1931-1936)
Los años que pudo mantenerse la dictadura, solo sirvieron para estancar más aún la sociedad española. Sin embargo, solo un grupo minoritario de intelectuales y políticos intentaron el sueño republicano de 1931.
Lo que otras naciones europeas habían tardado largos años en conseguir, los republicanos españoles acariciaban alcanzarlo en poco tiempo.
El cambio de régimen
La victoria electoral de los republicanos en las ciudades trajo consigo la caída de la monarquía. El cambio de régimen se realizó sin derramamiento de sangre el 14 de Abril de 1931. Cuando el general Sanjurjo, jefe de la Guardia Civil, hizo saber que sus hombres no lucharían por la monarquía, Alfonso XIII tomó el camino del exilio.
En la mayoría de las capitales, el resultado electoral fue celebrado con jubilosas manifestaciones pacíficas.
El gobierno provisional y sus tareas
Un gobierno provisional, presidido por el conservador Niceto Alcalá-Zamora, asumíó pacíficamente el poder y puso manos a la obra para la transformación del Estado.
Muchos españoles compartían la idea de que era necesario cambiar, por ello recibieron con esperanza un régimen que estaba llamado, en apariencia a enterrar la vieja España cacique de la Restauración.
La reacción eclesiástica
Los obispos, cautelosos, recordaron a sus fieles el respeto que debía guardarse a los nuevos gobernantes.
Poco duró la calma. No había cumplido el gobierno provisional su primer mes de vida cuando, un centenar de edificios eclesiásticos eran incendiados por provocadores anónimos o viejos anticlericales que consideraban el poder de la Iglesia como el más grave problema español.
Las Cortes Constituyentes
Las elecciones para Cortes Constituyentes se celebraron el 28 de Junio con una participación no conocida hasta entonces. La conjunción republicano-socialista obtuvo una aplastante mayoría en casi todas las provincias. El Congreso estaba, pues, muy inclinado a la izquierda.
La Constitución republicana
La redacción de una nueva Constitución fue la primera tarea que se impusieron los diputados. El ardor en los debates constitucionales alcanzó las cotas más altas al afrontar las relaciones de la Iglesia con el Estado, provocando la primera crisis de gobierno. La nueva legalidad impuso la disolución de órdenes religiosas y el fin del presupuesto del clero.
Por la Constitución aprobada el 9 de Diciembre de 1931, España se convertía en un Estado democrático, laico, con una única cámara y un Gobierno responsable ante ella. La nueva Constitución definía un Estado central fuerte, capaz de aplicar las reformas democráticas necesarias.
La Constitución republicana
La redacción de una nueva Constitución fue la primera tarea que se impusieron los diputados. El ardor en los debates constitucionales alcanzó las cotas más altas al afrontar las relaciones de la Iglesia con el Estado, provocando la primera crisis de gobierno. La nueva legalidad impuso la disolución de órdenes religiosas y el fin del presupuesto del clero.
Por la Constitución aprobada el 9 de Diciembre de 1931, España se convertía en un Estado democrático, laico, con una única cámara y un Gobierno responsable ante ella. La nueva Constitución definía un Estado central fuerte, capaz de aplicar las reformas democráticas necesarias.
El Bieno Reformista
Las grandes reformas del Bienio
Durante el Bienio Reformista y aún antes de aprobar la nueva Constitución, se llevaron a cabo un conjunto de reformas estructurales que pretendían la modernización social y política de España.
La reforma educativa
El gobierno se entregó a la difícil tarea de sustituir los métodos y profesores religiosos por otros, partidarios de una enseñanza progresista.
A pesar de la decidida voluntad de la República, ni el tiempo ni el dinero permitieron eliminar el monopolio docente de la Iglesia; pero a principios de 1933, cerca de diez mil nuevas escuelas primarias manifestaban la apuesta del Gobierno por la mejora de la educación.
La reforma militar
A la vez que intentaba dar un giro radical a la enseñanza, el Gobierno republicano abordaba la espinosa tarea de modernizar el Ejército, cuya abundancia de mandos, escasa formación de los soldados y anticuado material le habían hecho perder capacidad técnica.
La República no se atrevíó a disolver la Guardia Civil, aunque sí procuró acabar con su hegemonía en cuestiones de orden público.
La reforma agraria
La esperanza republicana lleva sobre todo el nombre de reforma agraria, grave problema social y técnico que se arrastraba desde hacía dos siglos.
La Ley, que comenzó a aplicar el Instituto de Reforma Agraria en catorce provincias, autorizaba la expropiación con indemnización, aunque no podía dar respuesta la demanda de cientos de miles de campesinos, prestos a cualquier movimiento insurreccional.