Organización Política e Instituciones en los Reinos de Castilla y Aragón
La Corona de Aragón era una confederación de estados (Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia). El poder del rey estaba limitado por la nobleza a través de las Cortes, debido a su origen pactista (el rey estaba obligado a pactar con los nobles). Castilla, en cambio, era una monarquía unitaria donde el rey mantenía la autoridad debido al escaso poder de las Cortes y la aceptación del origen divino de su poder.
Instituciones del Gobierno Central
Alrededor del rey se creó una corte, a partir de la cual surgieron dos instituciones principales:
- El Consejo Real: Órgano de asesoramiento en el que participaban la nobleza y el alto clero (que no pagaban impuestos).
- Las Cortes: Órgano de representación estamental: nobleza, clero y estado llano (un voto por estamento). En Castilla apenas tenían poder, ya que eran consultivas. En Aragón, había Cortes en cada reino y sus decisiones eran vinculantes. Para vigilar el cumplimiento de lo aprobado en ellas, se creó en Cataluña y Valencia la Generalitat, que es la actual diputación permanente de los congresos de los diputados.
Administración Territorial
Los reinos estaban divididos en merindades (Castilla) y veguerías (Cataluña). Las ciudades gozaban de autonomía gracias a los fueros, progresivamente controlados por el patriciado urbano. Por ello, distinguimos los concejos abiertos de la alta Edad Media de estos concejos monopolizados por el patriciado urbano.
Crisis Demográfica, Económica y Política de los Reinos Cristianos en el Siglo XIV
El siglo XIV fue un periodo de crisis en los reinos cristianos:
Crisis Demográfica
La población disminuyó. La causa fundamental fue la Peste Negra de 1348, que afectó a una población mal alimentada, sin defensas y con escasa higiene y medicamentos.
Crisis Económica y Social
Hubo una crisis de subsistencia debido a que la población creció más que la producción agraria, que se redujo por las malas cosechas y la disminución de las tierras fértiles dedicadas a cultivos de primera necesidad. La crisis agraria desencadenó la ruina de la artesanía por la caída de la demanda. Como consecuencia de la crisis económica, tuvo lugar una fuerte conflictividad antiseñorial, que dio lugar a revueltas campesinas (irmandiñas), y urbana, que dio lugar a conflictos como la Biga y la Busca en Barcelona y asaltos a las juderías.
Crisis Política
En Castilla se desencadenaron guerras civiles por el intento de fortalecimiento del poder real, que contó con la oposición de la nobleza y el clero. En 1369, la guerra entre Pedro I «El Cruel» y su hermanastro Enrique II llevó al trono castellano a la dinastía Trastámara, que años después, por el Compromiso de Caspe, reinaría también en Aragón. También hubo una guerra civil catalana que enfrentó al rey Juan II de Aragón con las instituciones (Generalitat y Consejo de Ciento). Castilla y Aragón participaban en la Guerra de los Cien Años, que enfrentaba a Francia con Inglaterra.
La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
En la baja Edad Media, la Corona de Aragón creó en el Mediterráneo un imperio territorial y económico que competía con Francia, Génova y Venecia. La expansión contó con el apoyo de la monarquía, la nobleza y la burguesía. La monarquía estaba interesada en aumentar sus dominios una vez terminadas las posibilidades de expansión en la Península Ibérica. La nobleza era favorable a las empresas guerreras, de las que obtenían tierras, títulos, botines, prestigio y cargos. La burguesía era igualmente favorable, ya que se beneficiaban comerciantes y artesanos urbanos, en especial de Barcelona.
Las conquistas exigieron un importante esfuerzo militar y económico, que llevó a los reyes a pedir el apoyo de los estamentos. Estos se aprovecharon para conseguir contrapartidas que limitaron el poder real. La expansión territorial la inicia Pedro III, que conquista Sicilia en 1282. Jaime II anexionó los ducados de Atenas y Neopatria en 1311 y Cerdeña en 1324. Por último, Alfonso V conquistó Nápoles en 1443. Sobre estos territorios también tenía aspiraciones la casa francesa de Anjou, lo que provocó enfrentamientos entre Aragón y Francia por el control del sur de Italia.
Las Rutas Atlánticas Castellanas y Portuguesas: Las Islas Canarias
Desde principios del siglo XV, la ruta para llegar a las Indias estaba controlada por los turcos en el Mediterráneo oriental. Con el objetivo de hacerse con el control del comercio de las especias, Castilla y Portugal, las principales potencias, organizaron expediciones para encontrar una nueva ruta circunnavegando África.
Castilla
La Corona castellana inició su expansión, al igual que Portugal, por la costa atlántica, comenzando con la ocupación de las Islas Canarias, que fue lenta por la falta de recursos económicos y la resistencia indígena. A principios del siglo XV fueron ocupadas las islas de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, y posteriormente La Gomera. A mediados de siglo, hubo disputas coloniales entre castellanos y portugueses, que se resolvieron en 1479 con el Tratado de Alcaçovas, por el que se reconocía la soberanía de Castilla sobre las Islas Canarias. Finalmente, las tropas castellanas conquistaron Gran Canaria y Tenerife.
Portugal
Una vez terminada la reconquista de los territorios musulmanes en la Península Ibérica, los portugueses comenzaron las grandes navegaciones por la costa atlántica de África. Contaron con el apoyo del rey Enrique el Navegante, que dirigía la escuela de navegación en la que reunía a numerosos eruditos, navegantes y cosmógrafos. Los descubrimientos y conquistas se sucedieron a lo largo del siglo XV. La primera conquista fue la de Ceuta, seguida de las islas de Madeira y Azores, y en la costa africana, el cabo Bojador en el Sáhara occidental. En 1460 llegaron a Guinea, cuya costa les proporcionó el comercio de oro y esclavos. En 1488, Bartolomé Díaz llegó al cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África, lo que abrió el camino para que Vasco da Gama, en 1497, llegara al océano Índico y a las Indias.