Carlos I y la Crisis Demográfica del Siglo XVII en España

El Imperio de los Austrias con Carlos I

En Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, recayó la corona española en 1516 comprendiendo su herencia: los Estados de los Habsburgo, el título Imperial de Alemania, las coronas de Castilla y Aragón, los Países Bajos y el Franco Condado. Llegó a España en 1517 y nombró a Adriano de Utrecht regente del reino. No conocía el idioma y, al llegar, convocó a las Cortes para sufragar su campaña política en Alemania. Esto provocó revueltas en Castilla de carácter político y antiseñorial llamadas Comunidades (1520-21). Algunas ciudades se opusieron al rey a través de la Santa Junta demandando: la protección de la industria textil lanera, respeto a las leyes del reino, expulsión de extranjeros de cargos políticos, mayor participación política o reducción de impuestos. Fueron derrotados y ajusticiados sus líderes, Juan Bravo, Padilla y Maldonado, por Carlos y los nobles castellanos en Villalar en 1521. Paralelamente, en Aragón surgió el movimiento de las Germanías (1520-22) de carácter social; fue una rebelión de una milicia de artesanos para luchar contra los piratas berberiscos. Un brote de peste provocó la huida de los nobles, la milicia llegó a tomar las ciudades demandando una reducción de los privilegios de los nobles y reformas agrarias. La fuerte represión del virrey acabó con la rebelión.

En Europa, Carlos tuvo que luchar en Alemania donde el protestantismo de Lutero se había extendido. El conflicto terminó con la Paz de Augsburgo en 1555 concediendo la libertad religiosa a los príncipes. También tuvo enfrentamientos con Francia por el Milanesado y el control de Flandes y Borgoña, pero salió victorioso tras la batalla de Pavía en 1525 y el saqueo de Roma en 1527. Por último, venció a los turcos otomanos en Viena. Carlos I abdicó en su hijo Felipe II en 1556 dejando los territorios de los Habsburgo a su hermano Fernando.

Crisis y Decadencia de la Monarquía

Ante la minoría de edad de Carlos II, su madre, Mariana de Austria, será la regente, teniendo como valido al Padre Nithard; ante los fracasos de éste (independencia de Portugal en 1668), le sustituirá José de Valenzuela, aunque un sector de la Corte apoya al hermanastro del rey, Juan José de Austria. Carlos II accede al trono en 1675, a pesar de sus deficiencias físicas y psíquicas, mantiene a Valenzuela como valido. En 1677, Juan José de Austria toma el poder por la fuerza, expulsando a Valenzuela y convirtiéndose en valido hasta su prematura muerte en 1679. La crisis económica se agrava hasta que el Conde de Oropesa (nuevo valido) inicia una reforma financiera que devalúa la moneda, reduce los gastos del Estado y aumenta la recaudación. La injerencia de Luis XIV en la política española lleva a varios países a aliarse con la Monarquía Hispánica en una guerra con Francia. En la Paz de Ryswick en 1697, Luis XIV, vencedor, tendrá una actitud muy amistosa, devolviendo plazas en Cataluña y Países Bajos, ya que aspiraba a conseguir para su nieto la sucesión al trono español.

Principales Factores de la Crisis Demográfica del Siglo XVII

El siglo XVII fue una etapa de depresión económica en casi toda Europa. En España, las guerras y el descenso de metales preciosos de América, junto con el despilfarro de la corte, llevaron a la hacienda real a una situación de endeudamiento constante con banqueros genoveses y portugueses. También se produjo un gran descenso demográfico causado por el aumento de la mortalidad debido a la propagación de epidemias, las guerras y las dificultades económicas que provocaron: escasez de matrimonios, incremento de la emigración a Europa y América, y aumento del número de clérigos. Esta situación se vio acentuada por la expulsión de los moriscos en 1609, sobre todo en Valencia y Aragón. La recesión económica se manifestó en la caída de la producción agraria, la disminución de la ganadería y de la industria textil castellana. Los llamados arbitristas aportaron soluciones tales como la creación de nuevos impuestos, devaluación de la moneda (vellón de cobre), o la Unión de Armas del conde duque de Olivares para un reparto equitativo de las cargas fiscales.

La crisis también afectó a todas las capas sociales. La nobleza aumentó a consecuencia de las ventas de títulos, vio disminuir sus rentas y tuvo que endeudarse para mantener su nivel de vida. Los clérigos también aumentaron, no por el incremento de vocaciones sino por la necesidad de buscarse un medio de vida. El campesinado fue el sector más afectado, sobre todo en Castilla, donde muchos se vieron obligados a vender sus tierras y a emigrar. La escasa burguesía abandonó sus negocios e invirtió en tierras, señoríos y rentas fijas, incluso llegando a comprar títulos nobiliarios. La crisis finalizó en 1680 cuando se registró un aumento de la natalidad y una lenta aunque constante recuperación de la producción y el comercio. Esto condujo a una expansión demográfica y económica en el siglo XVIII.

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