Economía y Transportes en la España del Siglo XIX
Agricultura: Base Económica y Reformas
La agricultura durante el siglo XIX siguió siendo la base de la economía española. Se emprendieron reformas significativas para intentar modernizarla:
- Supresión del Mayorazgo, del régimen de manos muertas y de los señoríos.
- Desamortizaciones:
- Desamortización de Mendizábal (1835-1837): Consistió en la expropiación por parte del Estado liberal de tierras y bienes de la Iglesia para ser vendidos en subasta pública. El Estado compensó a la Iglesia asumiendo los gastos de culto y clero. Los objetivos eran múltiples: desarrollar un capitalismo agrario, obtener fondos para el Estado, debilitar el poder económico de la Iglesia y consolidar la Revolución liberal. Sin embargo, muchos objetivos no se cumplieron: el reparto de tierras favoreció la concentración (latifundismo), no se solucionó la deuda estatal y la burguesía adinerada fue la principal beneficiaria. No obstante, se consiguió aumentar la superficie cultivada.
- Desamortización General de Madoz (1855): Impulsada por el ministro de Hacienda Pascual Madoz durante el Bienio Progresista, pretendía completar la de Mendizábal. Afectó no solo a bienes eclesiásticos aún no vendidos, sino principalmente a los bienes municipales (de propios y comunes). El objetivo principal era reducir el déficit público y conseguir financiación para obras públicas, destacando la expansión del ferrocarril.
Las consecuencias de las desamortizaciones, especialmente la de Madoz, fueron:
- Consolidación y aumento del latifundismo.
- Perjuicio para los campesinos más pobres, que perdieron el acceso a los bienes comunales, provocando movilizaciones en defensa de una reforma agraria más justa.
- La deuda estatal no se cubrió completamente con la venta de tierras.
- El clero, afectado de nuevo, reforzó su apoyo al carlismo.
- Enriquecimiento de la burguesía terrateniente y financiera.
- Los ayuntamientos perdieron una fuente crucial de ingresos al ser desamortizados los bienes de propios.
- Aumentó la superficie cultivada, aunque los rendimientos agrícolas siguieron siendo bajos en comparación con otros países europeos.
Desarrollo Industrial: Lento y Desigual
El desarrollo de la industria en España fue, en general, mediocre y geográficamente concentrado. Los focos industriales más importantes se localizaron en Cataluña (textil), País Vasco (siderurgia) y Asturias (minería).
Los principales obstáculos fueron:
- Escasez de fuentes de energía (carbón caro y de baja calidad) y materias primas.
- Bajo nivel de inversión de capital en la industria.
- Pérdida de los mercados coloniales americanos y de sus materias primas.
- Un mercado interior débil con baja capacidad adquisitiva.
Los principales sectores industriales fueron:
- Industria textil: Dominada por la industria algodonera en Cataluña. La industria lanera (tradicionalmente en Castilla) y sedera (Valencia) también acabaron concentrándose en Cataluña.
- Siderurgia: Inicialmente lastrada por el alto coste del carbón nacional. A partir de 1880, se impuso la siderurgia vasca gracias a la calidad de su mineral de hierro (exportado en parte a Inglaterra, lo que generó capital) y a la creación de los Altos Hornos de Vizcaya.
- Minería: Estuvo estancada por la falta de demanda, capitales y tecnología. La Ley de Bases sobre Minas de 1868 intentó revitalizar el sector, liberalizando las concesiones, lo que atrajo capital extranjero pero también llevó a que gran parte de la riqueza minera fuera explotada por empresas foráneas.
- Otras industrias: Tuvieron cierto desarrollo la industria naval, la harinera (molinera), las industrias agroalimentarias (vino, aceite) y la industria mecánica.
Comercio y Transportes: El Impacto del Ferrocarril
El desarrollo del comercio interior fue lento debido a una red viaria precaria y a la escasa demanda interna. El comercio exterior se caracterizó por la importación de productos manufacturados (siderúrgicos, maquinaria), fibras textiles y carbón, y la exportación de productos agrarios (vino, aceite, naranjas) y minerales (plomo, hierro, cobre). Estuvo condicionado por políticas arancelarias, a menudo proteccionistas.
En cuanto al transporte, el transporte marítimo obtuvo mejoras con el perfeccionamiento de la navegación a vela y la introducción paulatina de la navegación a vapor. Sin embargo, la verdadera revolución en los transportes fue el ferrocarril. Su gran desarrollo comenzó a partir de la Ley General de Ferrocarriles de 1855, aprobada durante el Bienio Progresista, que ofrecía grandes incentivos a la inversión, atrayendo capital extranjero (principalmente francés). Aunque crucial para la articulación del mercado nacional, la red se construyó con un ancho de vía diferente al europeo y con una estructura radial centrada en Madrid, lo que generó problemas a largo plazo.
Evolución Política: Del Bienio Progresista a la Gloriosa
El Bienio Progresista (1854-1856)
La Revolución de 1854 puso fin a una década de gobierno moderado. Diversos factores influyeron:
- Descontento militar y político: Moderados puritanos (reformistas) liderados por O’Donnell protagonizaron la Vicalvarada (junio de 1854). Junto a Serrano, publicaron el Manifiesto de Manzanares (redactado por Cánovas del Castillo), prometiendo una regeneración liberal con reformas políticas (ley electoral, imprenta) y administrativas (descentralización), y rebaja de impuestos.
- Movilización popular: La intervención popular, con la formación de Juntas Revolucionarias en muchas ciudades, forzó a Isabel II a llamar al poder al general Espartero (progresista), que gobernó junto a O’Donnell (Unión Liberal).
La política del Bienio Progresista estuvo marcada por un intenso esfuerzo reformista:
- Constitución non nata de 1856: Proyectada para sustituir a la moderada de 1845, nunca llegó a promulgarse. Sus principios eran más progresistas: soberanía nacional, tolerancia religiosa (aunque manteniendo el culto católico), sistema bicameral, y una amplia declaración de derechos y libertades.
- Reformas económicas: Se impulsaron leyes clave para modernizar la economía, como la mencionada Desamortización de Madoz (1855), la Ley de Ferrocarriles (1855) y las leyes bancarias de 1856 (Ley de Sociedades Anónimas de Crédito).
- Conflictividad social: El Bienio fue también un periodo de creciente conflictividad social. Aparece con fuerza el proletariado industrial y, con él, el movimiento obrero organizado. En 1855 estalló en Barcelona la primera huelga general de la historia de España, reclamando mejoras laborales y el derecho de asociación.
La Vuelta al Moderantismo y la Unión Liberal (1856-1868)
La inestabilidad política y social (conflictos obreros, levantamientos carlistas y republicanos) y las divisiones internas en la coalición gobernante llevaron a la caída del Bienio Progresista en 1856. Isabel II retiró su confianza a Espartero y llamó a O’Donnell, quien reprimió las protestas.
- Breve gobierno moderado (1856-1858): Tras O’Donnell, Narváez lideró un gobierno moderado que anuló parte de la legislación del Bienio y restauró la Constitución de 1845 con un Acta Adicional más liberal.
- Gobierno de la Unión Liberal (1858-1863): O’Donnell volvió al poder al frente de la Unión Liberal, partido que intentaba ser una vía intermedia entre moderados y progresistas. Este periodo se caracterizó por una relativa estabilidad política y cierto desarrollo económico, coincidiendo con una coyuntura internacional favorable. Se impulsó una activa y costosa política exterior de prestigio, con campañas militares en Indochina, México y, sobre todo, Marruecos (Guerra de África, 1859-1860). Estas campañas buscaron recuperar prestigio internacional pero aportaron escasos beneficios tangibles (ampliación de Ceuta y Melilla y una indemnización de guerra).
- Crisis final del reinado (1863-1868): La caída de O’Donnell en 1863 dio paso a una sucesión de gobiernos moderados cada vez más autoritarios e inestables, liderados por Narváez y González Bravo. Se ejerció una fuerte represión contra la oposición (progresistas, demócratas, republicanos), recortando libertades y derechos. En 1866 confluyeron una grave crisis financiera (quiebra de bancos y compañías ferroviarias), una crisis de subsistencias (malas cosechas, alza de precios) y un creciente descontento político. Se descubrieron también casos de corrupción que afectaban a la Corona.
Todo ello preparó el terreno para la Revolución de 1868, «la Gloriosa». Tuvieron lugar intentos fallidos como el pronunciamiento del general Prim (progresista) en Villarejo de Salvanés y la sublevación de los sargentos demócratas del cuartel de San Gil en Madrid (ambos en 1866), duramente reprimidos. Progresistas, demócratas y, más tarde, la Unión Liberal (tras la muerte de O’Donnell) firmaron el Pacto de Ostende (1866) y el Pacto de Bruselas (1867), con los siguientes objetivos:
- Poner fin al gobierno moderado.
- Expulsar a Isabel II del trono.
- Convocar Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino.
- Determinar la futura forma de Estado (monarquía o república).
La Revolución («la Gloriosa»), iniciada en septiembre de 1868 con un pronunciamiento militar en Cádiz liderado por Topete, Prim y Serrano, culminó con la derrota de las tropas leales a la reina en la Batalla de Alcolea, tras la cual Isabel II tuvo que exiliarse.
Sociedad: Del Estamentalismo a la Sociedad de Clases
La sociedad española del siglo XIX transitó de una estructura estamental (propia del Antiguo Régimen) a una sociedad de clases, donde el dinero y la propiedad, y no el nacimiento, se convirtieron teóricamente en el principal factor de diferenciación social. Sin embargo, persistían grandes desigualdades:
- Políticas: El sufragio censitario (limitado a los más ricos) excluía a la mayoría de la población de la participación política. El sufragio universal masculino solo se implantó brevemente (1869-1874) y luego de forma definitiva en 1890 (aunque con fraude electoral).
- Económicas: Enormes diferencias en cuanto a niveles de renta y propiedad.
- Culturales y de género: Analfabetismo extendido y discriminación legal y social de la mujer.
Distinguimos los siguientes grupos sociales:
- Nobleza: Aunque perdió sus privilegios señoriales y jurisdiccionales, mantuvo gran parte de su poder económico (propiedad de la tierra) y prestigio social, adaptándose al nuevo régimen liberal y fusionándose en parte con la alta burguesía.
- Clero: Perdió poder económico (desamortizaciones) e influencia social con la secularización impulsada por el liberalismo, aunque mantuvo un considerable peso ideológico.
- Burguesía: Fue el grupo social ascendente, aunque con diferencias internas:
- Alta burguesía: Grandes terratenientes (nobles y burgueses enriquecidos con la desamortización), financieros, grandes comerciantes e industriales. Conformó, junto a la vieja nobleza, la nueva oligarquía dominante en lo económico y político, apoyada en el liberalismo moderado.
- Pequeña y mediana burguesía: Creció en las ciudades, formada por funcionarios, profesionales liberales (abogados, médicos), pequeños comerciantes e industriales. Políticamente tendía hacia el liberalismo progresista, demócrata o republicano.
- Proletariado: Surgió con la incipiente industrialización en zonas como Cataluña, País Vasco o Asturias. Eran los trabajadores de las fábricas y minas, sometidos a duras condiciones laborales (largas jornadas, bajos salarios, inseguridad) y de vida. De su toma de conciencia nació el movimiento obrero.
- Campesinado: Seguía siendo el grupo más numeroso de la sociedad. Incluía desde pequeños y medianos propietarios (abundantes en el norte y este peninsular) hasta arrendatarios y, sobre todo, jornaleros sin tierra (muy numerosos en Andalucía y Extremadura). Las míseras condiciones de vida de los jornaleros provocaron constantes revueltas y su posterior vinculación a movimientos revolucionarios como el anarquismo.
El Movimiento Obrero: Anarquismo y Socialismo
El movimiento obrero español, aunque incipiente en comparación con otros países europeos, mostró una actividad creciente a lo largo del siglo XIX, marcada por la división ideológica entre anarquismo y socialismo.
- Primeras manifestaciones (hasta 1868): Entre 1820 y 1840, la conflictividad social se manifestó a menudo en movimientos luditas (destrucción de máquinas, como en Alcoy o Barcelona). Durante el reinado de Isabel II surgieron las primeras sociedades de socorros mutuos (ayuda en caso de enfermedad o paro), toleradas a veces. Durante el Bienio Progresista (1854-1856) hubo una mayor permisividad que favoreció el asociacionismo y culminó en la primera huelga general en Barcelona (1855).
- Sexenio Democrático (1868-1874): La Revolución de 1868 y la Constitución de 1869 reconocieron la libertad de asociación, lo que permitió un gran impulso al movimiento obrero. Llegaron a España las ideas de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional. Se fundó la Federación Regional Española (FRE) de la AIT (1870), donde pronto se impuso la corriente anarquista (bakuninista) sobre la socialista (marxista).
El Anarquismo
Fue la corriente ideológica mayoritaria dentro del movimiento obrero español durante gran parte del siglo XIX y principios del XX. Sus orígenes se remontan al Sexenio Democrático, con la difusión de las ideas anarquistas (antiautoritarias, colectivistas, apolíticas) por el italiano Giuseppe Fanelli, enviado de Bakunin. Tuvo sus principales focos en Cataluña (proletariado industrial) y Andalucía (campesinado).
Principios y acciones:
- Rechazo del Estado, la Iglesia, la propiedad privada y toda forma de autoridad.
- Defensa de la revolución social para establecer una sociedad sin clases basada en la libre federación de comunas y asociaciones de productores (comunismo libertario).
- Rechazo de la acción política parlamentaria y los partidos políticos.
- Defensa de la acción directa (huelgas, boicots, insurrecciones) y la organización en sindicatos.
- En 1881, aprovechando una mayor tolerancia, se fundó la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), sucesora de la FRE-AIT.
- En la década de 1880, el campo andaluz sufrió una fuerte crisis y agitación social, vinculada en parte a la organización clandestina «La Mano Negra», acusada (con o sin fundamento real en muchos casos) de actos violentos para exigir el reparto de tierras, lo que sirvió de pretexto para una dura represión contra la FTRE.
- Una corriente minoritaria derivó hacia la»propaganda por el hech» (atentados terroristas).
El Socialismo
Comenzó a organizarse también durante el Sexenio Democrático, en torno a un pequeño núcleo madrileño influido por Paul Lafargue (yerno de Marx). Tuvo menor implantación inicial que el anarquismo, pero arraigó entre los tipógrafos madrileños, mineros de Asturias y siderúrgicos de Vizcaya.
Principios y acciones:
- Análisis marxista de la sociedad capitalista y la lucha de clases.
- Objetivo final: la conquista del poder político por la clase obrera para establecer una dictadura del proletariado y una sociedad socialista/comunista.
- A diferencia del anarquismo, defendía la acción política: creación de un partido obrero, participación en las elecciones y presencia en las instituciones burguesas para defender los intereses de los trabajadores y alcanzar el poder.
- Métodos de lucha: protestas, manifestaciones, huelgas organizadas.
- En 1879 se fundó clandestinamente en Madrid el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Su figura clave fue Pablo Iglesias.
- En 1888, el PSOE fundó su sindicato afín, la Unión General de Trabajadores (UGT).
- Crearon las Casas del Pueblo, centros de reunión, formación, cultura y resistencia obrera.
Durante el siglo XIX, el anarquismo tuvo una implantación significativamente mayor que el socialismo en España.
Análisis de Textos Históricos Clave
Constitución de la Primera República Española (Fragmento o Justificación)
(Análisis basado en la descripción proporcionada, ya que el texto no está incluido)
El texto parece ser un fragmento relacionado con la proclamación o justificación de la Primera República Española (1873-1874). Su naturaleza es histórico-política. El autor sería colectivo (las Cortes o el Gobierno Provisional) y los destinatarios, la nación española.
La idea principal sería defender la legitimidad de la recién proclamada República. Las ideas secundarias (argumentos) podrían ser:
- La República se ha implantado de forma pacífica y legítima, tras la abdicación del rey Amadeo I, sin violencia ni usurpación.
- Se presenta como la única opción viable para mantener el orden, la libertad y la justicia, elementos necesarios para el progreso del país, ante el fracaso de la opción monárquica (corrupción de Isabel II, inviabilidad de Amadeo I).
Contexto histórico: El texto se enmarca en el Sexenio Democrático (1868-1874), específicamente en el momento de la proclamación de la Primera República (febrero de 1873) tras la abdicación de Amadeo de Saboya. El fracaso de la monarquía democrática llevó a las Cortes a proclamar la República, aunque esta nació con una base social y política débil. Muchos monárquicos la aceptaron inicialmente como un mal menor para evitar el vacío de poder, pero pronto se opusieron a su programa de reformas progresistas, contribuyendo a su inestabilidad (junto con la guerra carlista, la guerra de Cuba y el movimiento cantonalista).
La Desamortización de Madoz (Fragmento de Ley)
(Análisis basado en la descripción proporcionada)
El texto es un fragmento de la Ley de Desamortización General de 1 de mayo de 1855, impulsada por el ministro de Hacienda Pascual Madoz. Su naturaleza es histórico-jurídica, con importantes implicaciones políticas y económicas.
La idea principal es declarar en estado de venta diversos tipos de bienes raíces hasta entonces amortizados (no vendibles libremente), destacando los pertenecientes a los municipios (propios y comunes), pero también del Estado, clero (los que quedaban), instituciones benéficas, etc. La intencionalidad principal era recaudatoria: obtener fondos para amortizar la deuda pública y, sobre todo, para financiar obras públicas, especialmente la construcción de la red ferroviaria.
Contexto histórico: La ley se encuadra dentro de las medidas reformistas del Bienio Progresista (1854-1856), durante el reinado de Isabel II (1833-1868). Buscaba modernizar la estructura de la propiedad de la tierra y obtener recursos para el Estado. Aunque continuaba la línea de la desamortización de Mendizábal (1836), su impacto sobre los bienes municipales fue mucho mayor y socialmente más perjudicial para las clases rurales más desfavorecidas, que perdieron el acceso a tierras comunales. Provocó la ruina de muchos ayuntamientos y acentuó la concentración de la propiedad (latifundismo).
Constitución de 1869 (Fragmento)
(Análisis basado en la descripción proporcionada)
El texto es un fragmento de la Constitución española de 1869. Es una fuente primaria de naturaleza jurídico-política. Su autor es colectivo: las Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino tras la Revolución de 1868. Va dirigida a la nación española.
Las ideas principales que se desprenden de la Constitución (reflejadas probablemente en el fragmento) son:
- Soberanía Nacional: El poder reside en la Nación, de la que emanan todos los poderes del Estado (preámbulo, Art. 32). Rompe con la soberanía compartida Rey-Cortes de los moderados.
- Sufragio Universal Masculino: Se establece para la elección del Congreso (Art. 16, 65).
- Amplia Declaración de Derechos y Libertades: Es la parte más avanzada de la Constitución. Se recogen por primera vez de forma sistemática y con garantías derechos individuales considerados inviolables (seguridad jurídica, inviolabilidad del domicilio y correspondencia, libertad de expresión, reunión, asociación – Art. 2 al 17, 29).
- Libertad de Cultos: Se garantiza el ejercicio público y privado de cualquier culto a españoles y extranjeros (Art. 21), aunque el Estado se compromete a mantener el culto y clero católicos. Es la primera vez que se establece la libertad religiosa.
- Monarquía Parlamentaria: Establece una monarquía democrática, donde el Rey reina pero no gobierna, con poderes limitados y supeditados a la soberanía nacional (Art. 33-34). El poder legislativo reside en las Cortes (Congreso y Senado).
Contexto histórico: Esta Constitución es fruto de la Revolución «la Gloriosa» de 1868, que destronó a Isabel II. Representa el intento más avanzado del liberalismo español del siglo XIX por establecer un sistema democrático. Estuvo vigente durante el Sexenio Democrático (1868-1874), incluyendo la regencia de Serrano y el reinado de Amadeo I.
Abdicación de Amadeo de Saboya (Discurso)
(Análisis basado en la descripción proporcionada)
El texto es el discurso de abdicación de Amadeo I de Saboya, presentado a las Cortes en febrero de 1873. Es una fuente primaria de naturaleza política.
La idea principal es la comunicación oficial y justificación de su renuncia irrevocable al trono de España para sí y sus descendientes.
Las ideas secundarias que utiliza para justificar su decisión son:
- Se presenta como víctima de la ingobernabilidad y las profundas divisiones internas de España «lucha intestin»).
- Expresa su frustración ante la imposibilidad de llevar a cabo sus propósitos de gobernar para el bien del país «estériles mis esfuerzo»).
- Realiza una crítica implícita a la clase política española y a los diversos grupos que obstaculizaron constantemente su reinado.
- Sugiere que los problemas de España son endémicos y que ningún monarca extranjero podría solucionarlos fácilmente.
Contexto histórico: El reinado de Amadeo I (enero 1871 – febrero 1873) fue el intento de consolidar una monarquía democrática en España tras la Revolución de 1868, de acuerdo con la Constitución de 1869. Su breve reinado estuvo marcado por una enorme inestabilidad: asesinato de su principal valedor (Prim), fuerte oposición (carlistas -inicio de la Tercera Guerra-, alfonsinos, republicanos, Iglesia), disensiones dentro de los partidos que debían apoyarle, insurrecciones y problemas sociales. Su abdicación, motivada por esta acumulación de dificultades y la sensación de impotencia, abrió paso a la proclamación de la Primera República Española.