La Economía Española bajo el Franquismo: De la Autarquía al Desarrollismo

La Economía Española bajo el Franquismo (1939-1973)

La Autarquía (1939 – 1952)

La autarquía (1939 – 1952) tuvo importantes efectos demográficos derivados de la Guerra Civil e influencia en la economía. Este fue un período de desarticulación de la economía. La producción agraria e industrial fue inferior a la de 1935, a pesar de que la destrucción de la industria y las infraestructuras fue moderada. En el ámbito económico, el franquismo tomó una serie de decisiones arbitrarias y poco eficaces, como la fijación de precios por debajo de la oferta y la demanda. El desabastecimiento y el racionamiento hasta 1952, así como el estraperlo (mercado negro), generaron una situación de hambre y miseria. La corrupción y el tráfico de influencias fueron endémicos. La escasez energética fue otro problema grave.

El objetivo de la autarquía fue el de mantener la autosuficiencia económica a partir del aislamiento del exterior. Los resultados fueron un bloqueo del crecimiento económico y una reducción de la competitividad. España se incorporó a la fase de crecimiento y cambio tecnológico europeo (1945 – 1973) tardíamente. Los ejes de actuación se centraron en la reglamentación de las relaciones económicas con el exterior y el fomento industrial, priorizando actividades de interés militar e industria de bienes de equipo. En este contexto, se creó RENFE y el Instituto Nacional de Industria (INI).

Las Primeras Medidas Liberalizadoras (1952 – 1959)

España había quedado fuera del Plan Marshall (1948 – 1952) debido a la política del régimen franquista. Sin embargo, el recrudecimiento de la Guerra Fría y el estallido de la Guerra de Corea provocaron un cambio de actitud de Estados Unidos hacia el régimen: se concretaron los acuerdos hispano – americanos de 1953, que supusieron ayuda económica, militar y técnica a cambio del establecimiento de bases militares en suelo español. España recibió productos estadounidenses como algodón, que no resolvieron los flagrantes problemas de escasez. El ingreso español en la ONU en 1955 implicó una reducción del intervencionismo estatal y el proteccionismo.

Plan de Estabilización y Desarrollismo (1959 – 1973)

Esta fue la etapa económica de la dictadura del General Franco caracterizada por un crecimiento económico rapidísimo. Se inició en 1959 con el Plan de Estabilización y duró hasta 1973.

El Plan de Estabilización de 1959

En 1959, el Plan de Estabilización reformó la economía del régimen, estableciendo objetivos claros: la estabilidad de los precios, la flexibilización de la actividad económica nacional y la liberalización de las relaciones económicas con el exterior. Fue un conjunto de medidas de reajuste, como la devaluación de la peseta o la supresión de los rígidos controles estatales de la economía, diseñado por el FMI y el Banco Mundial, que aceptaron financiarlo con cientos de millones de dólares. Como consecuencia, se produjo la entrada de capitales de las multinacionales. El Decreto Ley de Nueva Ordenación Económica puso fin a la autarquía, dando paso a la liberalización económica, que actuó como motor de desarrollo hasta la crisis de 1973. El plan estableció medidas para lograr la estabilidad económica, la integración en el ámbito del capitalismo europeo y el equilibrio de la balanza comercial.

Los efectos iniciales fueron traumáticos, pero era el precio que había que pagar para abandonar una absurda autarquía. Entre 1959 y 1960 se produjo un fuerte parón económico; sin embargo, se redujo el déficit y se acumularon capitales. En 1961 se inició un proceso de relanzamiento. La expansión industrial se basó en los bajos salarios y en la inversión extranjera. Este crecimiento industrial produjo una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las grandes ciudades (éxodo rural), que tuvo como resultado un alza de los salarios en el campo, que a su vez impulsó la mecanización de las tareas agrícolas. La balanza de pagos dejó de ser deficitaria gracias a la entrada de divisas obtenidas por la llegada masiva de turistas, a las que se sumaron las inversiones extranjeras y las aportaciones de los emigrantes que enviaban a sus familias parte de sus ganancias en Europa.

Los Planes de Desarrollo (1963-1975)

En 1963 el gobierno puso en marcha los Planes de Desarrollo, siguiendo el modelo francés de la planificación económica indicativa. Se desarrollaron tres Planes Cuatrienales, con una serie de objetivos de crecimiento en sectores clave, mediante incentivos fiscales y ayudas estatales. Uno de los aspectos más destacados de estos Planes fue la creación de los polos de desarrollo, con el objetivo de promocionar la instalación de nuevas industrias y así generar empleo en zonas deprimidas, concediendo importantes ayudas y ventajas a las empresas que se establecieran en ellas. Se crearon entre 1964 y 1972 doce polos de desarrollo: A Coruña, Vigo, [etc.]. El resultado de los polos fue decepcionante, porque no se cumplieron los objetivos esperados.

No obstante, el crecimiento económico español entre 1961 y 1973 fue elevado y constante, lo que supuso una profunda transformación del tejido productivo y la apertura al exterior. Los efectos positivos de estas medidas se apreciaron durante la década de 1960, con un crecimiento económico anual del PIB de un 7% de media.

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