Surgimiento del partido nacional fascista

1. La crisis de las democracias liberales

Tras la Primera Guerra Mundial, el prestigio de las democracias europeas parecía reforzarse. Sin embargo, la coyuntura económica y social de la posguerra, la depresión de 1929 y el triunfo de la revolución bolchevique, crearon un ambiente favorable para la desestabilización de estas democracias.

1.1 Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial

Crisis económica: en la Europa de la década de 1920 se vivieron unas difíciles circunstancias económicas, En primer lugar se produjo una altísima inflación. Gran parte de las producciones ligadas a la guerra (alimentación, metalurgia, etc.) se hundieron, las empresas acumularon stocks y el paro aumentó de forma espectacular. La crisis de 1929 acabó de complicar la situación económica.

Crisis social y política: estas dificultades se vieron acompañadas de una crisis social que revistió en ocasiones carácterísticas revolucionarias. En 1919 y 1920 se produjeron huelgas en Gran Bretaña, Francia, Alemania Italia, etc. Las movilizaciones fueron duramente sofocadas por la policía y el ejército, y se acabó limitando los derechos sindicales. Los sindicatos y partidos socialistas y comunistas se reforzaron recortando a los trabajadores que la Revolución soviética había llevado al poder a la clase obrera. Todo ello condujo a una fuerte oposición hacia las democracias, tanto por parte del proletariado, insatisfecho con la represión de sus derechos, como desde la burguésía, temerosa de una situación revolucionaria.

1.2 Las democracias ante la crisis

Ante la crisis económica y la agitación social, los países con fuerte arraigo del parlamentarismo y una mejor organización de las fuerzas democráticas consiguieron integrar en el sistema al socialismo emergente, a través del sufragio universal y de la formación de coaliciones políticas amplias. Así fue posible aislar a los partidos más radicales y consolidar la democracia parlamentaria.

1.3 La aparición de regíMenes autoritarios

En los países donde el sistema liberal-parlamentario tenía escasa tradición y los partidos liberales o conservadores se veían impotentes ante la crisis económica y la revuelta social, se establecieron sistemas políticos autoritarios. Eran dictaduras que prometían restablecer el orden, exaltaban el nacionalismo y se apoyaban en los grandes propietarios, el Ejército o la Iglesia, con el objetivo de combatir el avance de las ideas socialistas y comunistas. Hungría, Polonia, Lituania, Portugal, Austria, Letonia, estonia, gracia, Rumanía, Bulgaria y en España.

De todos estos procesos cabe destacar, por su enorme trascendencia y por la importancia de su contenido ideológico, la llegada al poder en Italia, del Partido Nacional Fascista dirigido por Mussolini (1922), y la del partido nazi en Alemania (1933) liderado por Adolf Hitler.

2.La Italia Fascista (1922-1939)

Los años de la posguerra mundial fueron para Italia un período de crisis económica y de fuertes agitaciones sociales que, sumadas a un sentimiento de frustración por los resultados del conflicto, prepararon el ascenso del fascismo.

2.1 La crisis de la posguerra

Durante la Primera Guerra Mundial, el coste de la vida en Italia había subido mucho más rápidamente que los salarios.

Crisis económica y social: éste fue el origen de un movimiento huelguístico que alcanzó gran virulencia y que a menudo presentó objetivos revolucionarios. En 1919 se produjeron más de 1800 huelgas, y en 1920 los obreros ocuparon numerosas fábricas en el Norte de Italia. En el campo, sobre todo en el centro del país, se desarrolló un movimiento de ocupación de tierras de los grandes propietarios. Todos estos movimientos fueron reprimidos, pero el temor a la bolchevización y al estallido de una revolución social se extendíó entre la burguésía, que reclamó la necesidad de soluciones más estrictas.

Crisis política: en el ámbito político, la monarquía constitucional atravesaba una situación de fuert4e inestabilidad, entre 1919 y 1922, se sucedieron cinco gobiernos.

Nacionalismo: a todo lo anterior hay que sumar el nacionalismo exaltado, derivado de la frustración, tras la Primera Guerra Mundial, ya que las promesas de recuperar las tierras irredentas no se habían cumplido totalmente.


2.2 La formación del Partido Nacional Fascista

En 1919, Benito Mussolini, un ex militante socialista expulsado del partido, fundó los llamados Fasci di Combattimento, un movimiento que agrupaba antiguos combatientes y que tenía un programa populista y nacionalista. En Noviembre de 1921, Mussolini transformó los Fasci en el Partido Nacional Fascista, que se presentó como un instrumento eficaz frente a la amenaza del comunismo y la bolchevización de Italia. Además, Mussolini dotó a su partido de un programa nuevo que mezclaba un discurso populista en lo social, pero claramente defensor de la propiedad privada, con un fuerte nacionalismo y un proyecto expansionista y militarista en la política exterior. El partido adquiríó una simbología propia: los fascistas adoptaron la camita negra como uniforme y el saludo a la romana con el brazo en alto.

Las bases del partido se nutrieron de sectores obreros descontentos con la situación política y social, pero sobre todo de la pequeña burguésía, atemorizada ante la crisis y el ascenso de las fuerzas revolucionarias obreras. El partido pronto fue bien visto ente los industriales, los grandes propietarios de tierras, y sectores del ejército, o el propio gobierno, ya que lo consideran un buen instrumento para frenar el socialismo y el comunismo. Las escuadras fascistas protagonizaron numerosos actos de violencia social. Expediciones de castigo contra políticos, ayuntamientos y periódicos de izquierda.

2.3 La marcha sobre Roma y la llegada del poder

El Partido Nacional Fascista demostró que contaba con una buena organización en la huelga de Agosto de 1922, convocada por todas las fuerzas de izquierda. Los escuadristas mantuvieron en funcionamiento el servicio de correos, trenes y autobuses, y con su acción se ganaron las simpatías de la clase media. Pero el golpe definitivo para hacerse con el poder llegó con la marcha sobre Roma en Octubre de 1922. Miles de camisas negras ocuparon los edificios públicos de la capital. Asumiendo toda la responsabilidad, Víctor Manuel III pidió a Mussolini el 30 de Octubre que constituyese un nuevo ejecutivo.

El establecimiento de la dictadura fascista fue el resultado de un proceso de restricción de las libertades que se llevó a cabo entre 1922 y 1924. Primero, un gobierno de coalición entre diferentes fuerzas políticas mantuvo formalmente la vida parlamentaria, así como la liberta política y sindical. El viraje definitivo hacia la dictadura tuvo lugar en 1924, a raíz del asesinato del diputado socialista Matteotti, quien había denunciado los críMenes perpetrados por las escuadras fascistas y el fraude con que el Partido Nacional Fascista había conseguido ganas las elecciones. Los fascistas estaban directamente implicados en el asesinato, y para no tener que enfrentarse a las críticas del Parlamento, Mussolini asumíó plenos poderes y silenció a toda la oposición.

2.4 La dictadura fascista

A partir de 1925,  Mussolini, el Duce, inició un proceso encaminado a convertir Italia en un régimen totalitario en el que Estado y Partido Nacional Fascista quedasen completamente identificados. Una ley nombró a Mussolini jefe de Gobierno y le otorgó todos los poderes: nombraba y revocaba a los ministros, legislaba mediante decretos y controlaba todo el poder ejecutivo. En 1926, la Ley Rocco prohibíó todos los partidos y sindicatos, a excepción de los fascistas, y en 1934, los sindicatos fueron integrados en 22 corporaciones, que también contaban con representación de las organizaciones patronales. El régimen de Mussolini supo atraerse a la Iglesia católica. A pesar de cierta oposición de algunos sectores católicos, el apoyo del papado al fascismo constituyó uno de sus puntuales más sólidos. También contribuyó a la popularidad del fascismo su política nacionalista y expansionista.

2.5 Un fuerte dirigismo económico

En el terreno económico, el fascismo se caracterizó por un fuerte intervencionismo estatal, por el proteccionismo a la industria nacional y por la tendencia a la autarquía económica. El Estado fue haciéndose con el control de sectores importante de la economía (electricidad, siderurgia, construcción…). La orientación militarista de la industria distorsiónó la producción y comportó el estancamiento de la industria ligera y de bienes de consumo. El nivel de vida de los italianos se situó por debajo del europeo. Y el paro aumentó.

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