Reformas económicas Carlos III

El reinado de Carlos III


Fase reformista y giro conservador Carlos III, rey de Nápoles e hijo de Isabel de Farnesio, accedíó al trono tras la Muerte sin heredero de su hermanastro. Su reinado coincide con la difusión de las ideas de La Ilustración, corriente de pensamiento que permitíó bautizar al Siglo XVIII como Siglo de Las Luces. El movimiento se basaba en la confianza en la razón: los seres humanos, Conducidos por su inteligencia, podrían alcanzar los conocimientos necesarios para alcanzar La felicidad terrenal. La historia conducía a un progreso ininterrumpido; el fanatismo y la Superstición serían finalmente derrotados. En España la llegada de la Ilustración fue lenta y Difícil. Precedida por figuras como Feijoo, a partir de 1750-1760 surgíó una generación de Pensadores entre los que destacaron Campomanes, Cadalso, Jovellanos, Olavide y Campany, que coincidían en el interés por la ciencia, el espíritu crítico y la idea de progreso, Pero excluían cualquier transformación del sistema político y trataban de hacer compatibles La Ilustración y la religión católica. Hicieron de la educación su objeto prioritario, el eje en El que sustentar el cambio social, y orientaron sus propuestas a la mejora de la economía.

Carlos III se mostró partidario de seguir algunas ideas ilustradas siempre que no atentaran Contra el poder de la monarquía absoluta. Se inició así la etapa del despotismo ilustrado En España (“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”). Al principio, Carlos III tuvo que Enfrentarse con la oposición de los privilegiados a las reformas. En 1766 se produjo el Motín de Esquilache, una revuelta de causas complejas en la que se unieron el malestar de La población por la escasez y el elevado precio de los alimentos, el rechazo al excesivo Poder de los cargos extranjeros y el descontento de los privilegiados, que veían como las Reformas ilustradas disminuían su influencia. Todo ello confluyó en una revuelta popular en Madrid contra las medidas de saneamiento y orden público tomadas por el ministro Esquilache: limpieza urbana, alumbrado, prohibición de los juegos de azar, del uso de Armas y de utilizar chambergos y capas largas. Carlos III destituyó a Esquilache, paralizó las Reformas y tomó medidas populares como bajar el precio de algunos productos básicos. Los motines cesaron y el rey se mostró decidido a continuar con la política reformista. En adelante, contó con una serie de ministros y colaboradores que, desde diversos puestos Del gobierno, auxiliaron al monarca y fueron los responsables de los esfuerzos reformistas. Entre ellos destacan el conde de Aranda (sustituto de Esquilache), Pedro Rodríguez Campomanes, el conde de Floridablanca y, desde otros puestos púbicos, Pablo de Olavide, Francisco Cabarrús y Gaspar Melchor de Jovellanos, que estudiaron, informaron y Propusieron una serie de medidas tendentes a la modernización y racionalización del Estado. Los ilustrados eran regalistas, defensores de la autoridad y las prerrogativas del rey Frente a la Iglesia. Carlos III reclamó el derecho a los nombramientos eclesiásticos, al Control de la Inquisición y a la fundación de monasterios, combatiendo el intento de la Iglesia de constituir un poder dentro del Estado. En 1767 Aranda expulsó a los jesuitas, Una orden religiosa de enorme poder, de directa obediencia al papado y probable Instigadora de los motines contra Esquilache.

En el ámbito social, en 1783 se proclamó un decreto en el que se declararon honestas Todas las profesiones. En educación, se inició una reforma de los estudios universitarios y De las enseñanzas medias (Estudios de San Isidro de Madrid), pero muy especialmente se Fundaron las Escuelas de Artes y Oficios, ligadas a conocimientos prácticos, y se impulsó la Obligatoriedad de la educación primaria. Además, se promovíó la fundación de academias Dedicadas a las letras y las ciencias. En el terreno económico se establecieron diversas medidas para estimular el crecimiento Mediante el incentivo a las actividades generadoras de riqueza. En el sector agrario, se Limitaron los privilegios de la Mesta, se apoyó la propuesta de Olavide para colonizar Nuevas tierras (Sierra Morena) asentando campesinos en ellas y se estudiaron proyectos de Reforma agraria, aunque con pocos resultados prácticos. Los gobiernos ilustrados Fomentaron la libre circulación de mercancías en el interior de España y la liberalización Progresiva del comercio colonial, con el fin del monopolio del puerto de Cádiz. También Apoyaron la actividad industrial, reduciendo el poder de los gremios y abandonando la Gestión directa de las Reales Fábricas. En cambio, establecieron aranceles y firmaron Tratados comerciales para defender la producción nacional de la competencia exterior. Otro Aspecto importante fue la simplificación en la política impositiva, con el objetivo de Fomentar la producción y limitar el gasto público; se introdujo la Lotería Nacional para Generar nuevos ingresos y se puso en marcha el banco de San Carlos para financiar al Gobierno. En el capítulo de las inversiones destaca la construcción de obras públicas: se Diseñó la red radial de carreteras y se remodeló el plano urbano de Madrid (paseo del Prado, puerta de Alcalá, etc.). Todas estas medidas contaron con la inspiración y el respaldo de las Sociedades Económicas de Amigos del País, instituciones particulares nacidas con el nuevo espíritu Ilustrado cuyo objeto era fomentar la agricultura, el comercio y la industria, traducir y Publicar libros extranjeros y difundir las ideas fisiócratas y liberales. La primera fue fundada Por el conde Peñaflorida en 1765. El despotismo ilustrado de Carlos III presenta en su conjunto un balance positivo: se Impulsaron reformas económicas, educativas, culturales, higiénico-sanitarias, etc. Sin Embargo, las reformas tenían límites que han llevado a algunos historiadores a hablar de un Giro conservador a lo largo del reinado; esos límites eran el poder del monarca, la religión Católica y los fundamentos del Antiguo Régimen. Ni Aranda ni Floridablanca traspasaron Nunca esos límites. Así, por ejemplo, la reforma agraria quedó paralizada porque trastocaba El poder de los privilegiados, lo que habría supuesto acabar con la desigualdad sobre la que Se asentaba la monarquía absoluta. Con el estallido de la Revolución francesa, esos límites Del despotismo ilustrados se harían aun más evidentes.

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