2.El nacimiento de los nacionalismos
Los nacionalismos periféricos aparecieron a finales del Siglo XIX a partir de movimientos culturales que reivindicaban la lengua y la cultura propias: las Renaixença catalana y valenciana, el Rexurdimento gallego o los euskaros. Estos nacionalismos se opusieron al uniformismo y al centralismo propios del liberalismo español. Durante la Restauración el nacionalismo catalán fue el de mayor relevancia e influencia política, patrocinado por la burguésía industrial que sentía que sus intereses económicos estaban poco representados en los gobiernos dinásticos. Los primeros pasos del nacionalismo catalán arrancaron a finales del Siglo XIX: • En 1885, Valentí Almirall, considerado el padre del nacionalismo catalán, defendíó en el Memorial de Greuges (agravios) el proteccionismo, el federalismo y el derecho civil catalán. • Poco después, en 1892, la Uníó Catalanista elaboró las Bases de Manresa, el primer programa político del catalanismo que defendía la autonomía catalana, fruto de un pacto con la corona. Durante el primer tercio del Siglo XX, la Lliga Regionalista de Francesc Cambó y Prat de la Riba, se convirtió en el principal partido de Cataluña, respaldada por la alta burguésía y las clases medias conservadoras. La Lliga defendía compatibilizar la regeneración de la vida política y la modernización económica y administrativa con su reivindicación de la autonomía de Cataluña. Practicó una política pactista, colaborando en ocasiones con los partidos dinásticos. Ante su creciente conservadurismo, el sector de izquierdas de la Lliga se separó y fundó el Centre Nacionalista Republicá. Pero esta corriente, que trató de aunar el nacionalismo catalán con el republicanismo y el reformismo social, no logró desbancar a la Lliga. Un momento decisivo en la evolución de nacionalismo catalán fue la uníón de todas las fuerzas catalanistas en la coalición electoral Solidaridad Catalana, que obtuvo un gran éxito en las elecciones de 1907 al conseguir 41 de los 44 diputados correspondientes a Cataluña. En 1922 Francés Macià fundó Estat Català, el primer partido catalán abiertamente independentista. El nacionalismo vasco fue la respuesta a la derrota del carlismo, la pérdida de los fueros y el proceso industrializador, que provocó la llegada de inmigrantes de otras provincias españolas y la rápida transformación de la sociedad tradicional vasca. Los principales líderes del nacionalismo vasco procedieron del carlismo, con el apoyo del clero. Fue el caso del máximo líder e ideólogo del nacionalismo vasco, Sabino Arana, quien, en 1895, fundó el Partido Nacionalista Vasco, con especial implantación entre la pequeña burguésía vizcaína. Arana defendíó que la integridad cultural y étnica vasca estaba en peligro por la supresión de los fueros y por la emigración de “maketos” que había traído la industrialización. En las primeras décadas del Siglo XX, tras la muerte de Sabino Arana, en el seno del PNV se produjo un duro enfrentamiento entre el sector ortodoxo, defensor de la pureza de las ideas aranistas, y otro sector más moderado, liberal y posibilista, que aceptaba el juego parlamentario y optaba por la autonomía. A pesar de las escisiones políticas que se derivaron de estas disputas, el auge económico del País Vasco favorecíó el crecimiento del PNV en todas las provincias vascas, su aproximación a la burguésía industrial y su consolidación como la mayor fuerza política en el País Vasco, obteniendo una importante representación parlamentaria desde 1917. En 1911 el PNV fundó el sindicato católico Solidaridad de Obreros Vascos con el fin de apartar a los obreros del socialismo. También se desarrollaron otros nacionalismos, pero de carácter más minoritario y sin apenas incidencia política: el gallego, el valenciano y el andaluz .