Que materia prima utiliza la industria textil

1. LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. CONDICIONES PREVIAS


Se conoce como Revolución Industrial al proceso global de transformación y crecimiento económico entre finales Siglo XVIII y mediados XIX. Primero Gran Bretaña, luego, Francia, Bélgica y Alemania. Supuso la transición de una economía preindustrial a una industrial. El proceso tuvo dos carácterísticas: el mayor aumento de la renta per cápita y que se mantuvo cte.

Causas de la Rev. Indus:


Primera causa

Nuevas tecnologías en la producción agraria, industrial y  transportes. Se trató de sencillos hallazgos realizados por campesinos y artesanos mediante el método de prueba-error, (la ciencia contribuyó poco) (rotación de cultivos sin barbecho)

a mayoría de las innovaciones en la industria y los transportes nacieron en Gran Bretaña, ya que este país presentaba condiciones favorables para ello: un artesanado altamente cualificado y una ley de patentes que incentivó el ingenio, puesto que aseguraba el enriquecimiento del descubridor. Durante varias décadas, las nuevas tecnologías se extendieron por otros países europeos por medio de la emigración clandestina de artesanos, el espionaje industrial y el contrabando de Tema 1. La Revolución Industrial en Gran Bretaña 2 máquinas, ya que Gran Bretaña no permitíó la libre salida de técnicos y de maquinaria hasta 1825 y 1842, respectivamente. Con la Revolución Industrial hubo una verdadera eclosión de innovaciones. Pese a la gran cantidad de innovaciones, el cambio tecnológico puede simplificarse así: a) Aparecieron nuevas máquinas movidas, primero, con energía hidráulica y, luego, con vapor que sustituyeron a otras accionadas por el ser humano los animales, el agua y el viento. B) Se utilizaron materias primas muy abundantes (carbón mineral, hierro, tintes artificiales, fertilizantes químicos…) que reemplazaron a otras de naturaleza orgánica cuya escasez impónía límites al crecimiento económico (madera, tintes vegetales, abono animal…). Segunda causa: La aparición de nuevas formas de organización del trabajo también contribuyó al aumento de la productividad durante la Revolución Industrial. En lo esencial, se trató de la sustitución de las pequeñas explotaciones agrícolas y de los talleres artesanales por latifundios y fábricas que empleaban mano de obra asalariada. Ello supuso una organización más eficiente de la producción por tres razones. La primera fue una mayor división del trabajo. En las pequeñas explotaciones agrícolas y en los talleres, campesinos y artesanos realizaban casi todas las operaciones necesarias para obtener los bienes que producían, mientras que en latifundios, fábricas y, más tarde, en grandes empresas de servicios como las de ferrocarriles, las operaciones fueron divididas y encadenadas, especializando a grupos de trabajadores en cada una de ellas, lo que aumentó la velocidad de producción. La productividad crecíó además porque en las haciendas capitalistas y en las fábricas se impuso una metódica y férrea disciplina laboral que no existía en las pequeñas explotaciones agrícolas y en los talleres. Los campesinos y los artesanos regulaban ellos mismos su trabajo (cuántas horas trabajar, con qué intensidad, con cuántos descansos…). Frente a ese tipo de trabajo de ritmos irregulares, surgíó otro reglamentado mediante horarios estrictos y vigilancia del rendimiento por parte del capataz. Finalmente, durante la Revolución Industrial se dieron los primeros pasos hacia lo que después de 1850 sería la llamada empresa moderna, entendida como aquella que ya no es gestionada por un propietario que realiza múltiples actividades, Tema 1. La Revolución Industrial en Gran Bretaña 3 sino por directivos especializados por departamentos (compras, producción, ventas, personal, contabilidad…). Tercera causa: Otro hecho que elevó la productividad fue la mayor especialización económica territorial que originó el aumento del comercio. Los economistas Adam Smith y David Ricardo prestaron especial atención a las razones por las que los intercambios favorecieron el crecimiento. Cuando dos regiones o naciones producen los mismos bienes y no existe comercio entre ellas, la riqueza que se genera es menor que cuando se especializan en la producción de aquello en lo que poseen ventaja. Cuarta causa: Finalmente, la productividad crecíó como consecuencia del cambio estructural que provocó la Revolución Industrial. En Economía, se denomina cambio estructural al trasvase de trabajadores desde el sector primario (agricultura) al secundario (industria) y desde ambos al terciario (servicios). Las razones del cambio estructural fueron de demanda y de oferta. Un estadístico alemán llamado Ernst Engel desarrolló la conocida como ley de Engel. Cuando aumenta la renta de una persona, su gasto también lo hace, pero en proporción decreciente el dedicado a bienes de primera necesidad y en proporción creciente el dedicado a los que no lo son. Pues bien, como la renta por persona aumentó durante la Revolución Industrial, la demanda de bienes industriales y de servicios crecíó proporcionalmente más que la de alimentos. El cambio estructural también tuvo razones de oferta. La mayor demanda de bienes industriales y de servicios creó incentivos para producirlos, cosa que fue posible porque el incremento de la productividad agraria líberó trabajadores del campo que pasaron a trabajar en la industria. Ahora bien, la industria aumentó su productividad por encima de la de la agricultura, liberando trabajadores que se emplearon en un sector terciario de productividad también creciente. Por tanto, el cambio estructural originó una mayor productividad en el conjunto de la economía al transferir trabajadores a sectores cada vez más productivos.


2.1. El proceso de cambio: la industria algodonera La industria que más crecíó en los inicios de la Revolución Industrial fue la del algodón. Ello se debíó a razones de demanda (crecimiento de la población, aumento de la renta per cápita y mercados externos) y de oferta (innovaciones tecnológicas y nuevas formas de organización del trabajo). El impacto de las innovaciones tecnológicas y de organización del trabajo se entenderá mejor explicando cómo se producían las telas antes de la Revolución Industrial. La producción de tejidos requiere de estas operaciones: hilar, tejer, lavar, blanquear y colorear. Las dos primeras son mecánicas, y las otras, químicas. El Tema 1. La Revolución Industrial en Gran Bretaña 11 hilado se hacía con ruecas manuales o con tornos de pedales. Los hilos se tejían en pequeños telares movidos manualmente. Las telas se lavaban y suavizaban mediante sustancias orgánicas (suero de leche, álcali extraído de algas, jabones elaborados con grasas animales…). Los tejidos se blanqueaban exponiéndolos al sol durante días y, para tintarlos, se utilizaban sustancias animales o vegetales (quermes, cochinilla, índigo, azafrán…). Todas estas operaciones se realizaban de forma dispersa en centenares de hogares campesinos y talleres artesanales. Por lo general, el hilado y el tejido se efectuaban en el campo, y los otros procesos, en las ciudades. La industria textil estaba organizada mediante el Verlagssystem o Putting out system. El sistema consistía en que comerciantes compraban la materia prima distribuyéndola entre los hogares campesinos y pagando a hiladores y a tejedores un tanto por pieza. Luego, pasaban los tejidos a artesanos a quienes adelantaban las sustancias orgánicas necesarias para lavar, suavizar y colorear, pagándoles también un tanto por pieza. Terminado el producto, los comerciantes se hacían cargo de su transporte y venta. Las principales innovaciones tecnológicas nacieron en Inglaterra porque allí se daban las condiciones más favorables: un artesanado muy cualificado, un efectivo sistema de patentes y empresarios emprendedores. La primera innovación fue la lanzadera volante de John Kay (1733). Este artesano inventó un modo de tejer más rápidamente: una lanzadera volante provista de ruedecillas que, accionada por un único tejedor mediante un bramante, hacía que los hilos discurrieran a través de la urdimbre a una mayor velocidad. La incorporación de la nueva lanzadera a los telares manuales elevó la productividad en la fase de tejer rompiendo su equilibrio con la de hilar (cada tejedor necesitaba ahora de un mayor número de hiladores). El desafío generó incentivos para idear una máquina que hilara más rápidamente, hasta el punto de que la Society of Arts convocó un premio para quien la descubriera. James Hargreaves patentó en 1768 la spinning jenny, una máquina manual que permitía hilar varios husos a la vez. Richard Arkwright descubríó un año más tarde la water frame y, en 1779, Samuel Crompton patentó la mule jenny. Estas dos máquinas se movían con energía hidráulica y eran capaces de hilar simultáneamente decenas de husos. La revolución del hilado volvíó a quebrar el equilibrio entre esta operación y la de tejer. El desafío consistía ahora en idear telares que no fueran movidos por el hombre, lo que logró en 1786 Edmund Tema 1. La Revolución Industrial en Gran Bretaña 12 Cartwright al construir uno accionado, primero, por caballos y, luego, mediante energía hidráulica. El progreso tecnológico no se detuvo aquí. Dio un gran salto adelante cuando, desde fines del Siglo XVIII, comenzó a aplicarse a las máquinas de hilar y tejer una nueva fuente de energía inanimada mucho más eficaz y regular que la del agua. La máquina de vapor la ideó en 1769 James Watt, un técnico de laboratorio de la Universidad de Glasgow, cuando reparaba una vieja máquina atmosférica de las empleadas desde 1711 en la minería del carbón para bombear el agua de los pozos. Perfeccionada por él y por Matthew Boulton mediante un regulador de velocidad y un sistema de doble acción que permitía movimientos no solo verticales, sino también rotatorios capaces de accionar árboles de transmisión, la nueva máquina pudo acoplarse a hilaturas y a telares. La mecanización y el vapor se aplicaron, primero, a la industria del algodón, y solo después de 1840-1850 a la de la lana, el lino y la seda, porque las primeras máquinas provocaban bruscos movimientos que la fibra de algodón podía resistir por su dureza, pero no las otras, que son más quebradizas. El aumento de la productividad en las operaciones mecánicas de hilar y tejer generó otro desafío, ahora en las operaciones químicas. Era preciso sustituir el uso de sustancias orgánicas por otras inorgánicas más abundantes y baratas. La respuesta consistíó en transferir innovaciones de la industria química a la del algodón: sosa cáustica, ácido sulfúrico y cloro permitieron lavar, suavizar y blanquear un número cada vez mayor de tejidos. Después de 1850, los tintes artificiales sacaron a la industria textil del cuello de botella que originaba el uso de colorantes animales y vegetales. La nueva maquinaria obligó a pasar del Verlagssystem al sistema fabril. Durante algunas décadas, la lanzadera volante y la spinning jenny reforzaron el trabajo doméstico y el Verlagssystem, puesto que funcionaban accionadas por un único hilador o tejedor. En cambio, el tamaño de las water frame, de las mule jenny y de los telares mecánicos, así como su dependencia de fuentes de energía inanimada –agua y luego vapor–, resultaban incompatibles con el trabajo doméstico, de manera que hubo que crear fábricas donde se ubicó la nueva maquinaria y donde se procedíó a una nueva organización del trabajo (división de las tareas por grupos de obreros y férrea disciplina laboral). El nuevo sistema fabril dio un gran impulso a la productividad haciendo que costes y precios descendieran. Este descenso de los Tema 1. La Revolución Industrial en Gran Bretaña 13 costes y los precios de los tejidos de algodón producidos en fábrica incrementó su demanda, provocando la crisis del Verlagssystem en esta rama de la industria. Parte de los trabajadores a domicilio y artesanos encontraron empleo en las fábricas, pero otros se vieron abocados al paro, lo que explica la aparición del ludismo, un movimiento de destrucción de máquinas que se dio en varios países y que se denomina así porque en Gran Bretaña lo líderó un artesano llamado Ned Ludde. Dado que no existen estadísticas sobre la producción de tejidos de algodón durante la Revolución Industrial, utilizaremos la evolución de las importaciones de algodón en rama como indicador de aquella. El crecimiento de la industria textil provocó economías de aglomeración en las regiones donde se concentró, y también tuvo efectos de arrastre sobre industrias de otras regiones. Tomaremos como ejemplo lo sucedido en las regiones británicas que se especializaron en la producción de tejidos. Las economías de aglomeración concentran en un espacio reducido un gran número de actividades económicas y, en el caso que nos ocupa, actuaron de este modo: 1) En las regiones textiles, aparecieron industrias auxiliares que proveían a la de tejidos de inputs y medios de producción (carbón, productos químicos y máquinas de hilar y tejer). 2) La industria textil y sus auxiliares provocaron un intenso proceso de urbanización que, a su vez, elevó la demanda de otros bienes industriales, lo que hizo que también se desarrollaran en esas regiones sectores como construcción, vidrio, velas, jabón, bebidas o papel. 3) Finalmente, uno y otro hecho fomentaron el crecimiento del transporte y de los demás servicios. En cuanto a los efectos de arrastre de la industria del algodón sobre industrias de otras regiones británicas, los principales fueron el aumento de la demanda de hierro dulce necesario para construir maquinaria de hilar y tejer y para construir buques con los que importar algodón y exportar tejidos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *