1. Orígenes del nacionalismo alemán. La Alemania de la Restauración (1815-1848)
Alemania estaba compuesta por 39 estados, todos dentro de una Confederación en la que lo único en común era la Dieta Federal, presidida por el emperador austriaco, una especie de Parlamento que se encontraba en Francfort y donde se reunían los distintos gobernantes de los Estados alemanes.
Fue a partir de las guerras napoleónicas cuando en Alemania comenzó a aparecer un sentimiento nacional genuinamente alemán que, poco a poco, había de resultar irrefrenable. Filósofos como Fichte, Hegel o Ranke se convirtieron en los inspiradores de un movimiento intelectual que en las universidades, entre la juventud, fue cobrando fuerza, dispuesto a lograr la unificación de Alemania. El pensamiento ROMántico, su vocación idealista, la idea de la justicia de esta causa en uníón a la creencia de una superioridad moral de Alemania y de los alemanes, se había de convertir en el motor de la unidad. El segundo Romanticismo, el de Heidelberg, aportará la reflexión nacional alemana sobre algo inestimable y básico, el Volk (pueblo), base de una idea nacional que girará en torno a una idea comunitaria, primigenia, de superioridad, que con el paso del tiempo se deformará hasta caer en un racismo intransigente.
En la Alemania de la Restauración, Austria y Prusia serán las que difundan las ideas políticas y filosóficas de la Restauración, que serán adoptadas por la burguésía o junkers (conocida así en Prusia). Es una clase nacionalista, de terratenientes y gente adinerada; mientras, el campesinado, que no era conservador en todo momento, veía peligrar su situación ante algo nuevo, como lo era la idea de unificación, y prefería seguir con sus tradiciones y costumbres. De este modo, los intelectuales, estudiantes y sociedades secretas serán las que compartan las ideas de la Restauración. En 1830 el movimiento de unidad surge de estas clases acomodadas, que han visitado el extranjero y tienen ideas en común, y que son llamados la República de los profesores según Aycoberry.
La crisis económica que se vivía provocó motines populares instigados por los liberales. Y es que, el desarrollo económico alemán es atrasado porque para pasar de un Estado a otro hay que pagar altas tarifas aduaneras, por lo que no hay un mercado nacional, y cada Estado está gobernado de un modo arcaico, intentando proteger lo suyo, es decir, adoptaron el proteccionismo, sobre todo a partir de 1816 cuando los productos ingleses invadieron los mercados continentales.
2. La consolidación del Zollverein y la lucha entre la Gran Alemania y la Pequeña Alemania
Prusia decidíó ser la que tomase el liderazgo del proceso de unificación alemana, y desde la época de la Restauración comienza a prepararse, modernizando el Estado en todos los ámbitos. La primera medida que toma Otto von Bismarck, canciller de Prusia, fue la de eliminar las altas tasas aduaneras con los Estados vecinos a Prusia. Esta medida será conocida como Zollverein (Uníón Aduanera Alemana, 1834) y conseguirá unir a los Estados ante la crisis económica, culminando la uníón con la incorporación de 25 Estados alemanes, que en total sumaban 26 millones de habitantes. Los únicos que se opondrán al Zollverein serán Austria y los Estados aliados de Austria.
Prusia comienza a construir nuevas vías de comunicación para el desarrollo del comercio, que además, ante el aumento demográfico en la Confederación, permitíó que sus habitantes circulasen con una mayor libertad y rapidez, sobre todo con el ferrocarril. Así, se produce un éxodo rural que satura a la población de las ciudades y provoca la emigración alemana a otros Estados.
Por otro lado, la estructura agraria sigue siendo arcaica; las clases medias se van fraccionando y el proletariado comienza a aparecer por el proceso industrializador alemán. En 1848, la población agrícola se sitúa en torno al 70% de la población total en la Confederación, siendo de este modo el sector primario la columna económica del momento. La burguésía se convierte en inversora en estos momentos, especialmente con el ferrocarril. En 1846, se produce una grave crisis económica que, junto a la aparición de la crisis de subsistencia por las malas cosechas de patatas y cereales (el Real Decreto de 1834 en Prusia obligaba a los campesinos a plantar en una extensión de las tierras cultivables patatas), se caracterizó por la crisis industrial y financiera, ya que la burguésía dejó de invertir. El descontento social fue utilizado entonces por la burguésía nacional y liberal, producíéndose los actos revolucionarios de 1848 en la Confederación.
En la ciudad de Heidelberg se reunieron representantes liberales de algunos Estados del Sur para contemplar la unificación alemana, en el llamado Parlamento de Baden. Se convocó, por primera vez, lo que después se llamaría el Parlamento de Fráncfort, en el que se reunirían representantes de los estados alemanes, hasta un máximo de 655 parlamentarios. El Parlamento también integraba al Imperio austriaco y no se representaron las regiones nacionales no alemanas. Estos parlamentarios proceden de la burguésía y de las profesiones liberales, preparada académica y laboralmente, y elaboran la Constitución Imperial alemana (1849), que establecía la existencia de un emperador que gobernaría junto al Parlamento, que estaría integrado por la Cámara Alta con representantes estatales y la Cámara Baja elegida mediante sufragio universal masculino. La nueva constitución reforzaba el centralismo político del Parlamento, que se ocuparía de la política exterior, militar y legislativa; aunque se reconoce cierta autonomía a los Estados.
Se diferencian dos grupos parlamentarios: los partidarios de la Gran Alemania que apostaban por un Estado Federal con la hegemonía del Emperador austriaco, y la Pequeña Alemania defensora del nacionalismo alemán y de la hegemonía de Prusia. Los pequeños alemanes piensan que la unificación no tiene que sobrepasar los límites de la Confederación; mientras que los grandes alemanes quieren expandir la unificación de Alemania bajo la autoridad de Austria. Sin embargo, surge un problema: la falta de apoyo popular. En el proceso unificador sólo se integraron intelectuales y militares, y es que tras la revolución de 1848, el pueblo alemán perdíó la oportunidad de liderar la unificación.
3. Etapas de la unificación
– La cuestión de los Ducados daneses (1864).
El primer paso para la unificación se centró en la cuestión de los tres Ducados daneses bajo la tutela de Austria desde 1815: Schleswig, Holstein y Lauemburgo. La modificación de la Constitución sin consultar a sus habitantes provocó las protestas contra Dinamarca, apareciendo además ideas a favor de la uníón a Alemania. Bismarck quiere integrar estos territorios y convence a los opositores de la adhesión, consiguiendo el apoyo de Austria. Austria y Prusia iniciaron una guerra contra Dinamarca que terminaría con la derrota de ésta y la firma del Tratado de Praga (X-1864) por el cual Prusia se quedaba con Schleswig y el puerto de Kiel y Austria con Holstein. Pero las intenciones prusianas de intentar crear una base naval en Kiel chocaron con Austria. En la Convencíón de Gastein (VIII-1865) se repartieron definitivamente los ducados, quedando como estaban. De esta manera, Austria quedó marginada, al verse involucrada en una regíón tan alejada de su Imperio.
– La Guerra de las Siete Semanas (1866).
Bismarck continuaba con su política de unificación convenciendo al pueblo alemán de los estados aún no incorporados sobre los beneficios de la unidad. Pero Austria se opónía a conceder más capacidad de liderazgo a Prusia, por lo que la rivalidad entre ambas potencias llega a un punto culminante. Mientras, internacionalmente, Bismarck llevó a cabo una actividad diplomática muy importante con la que consiguió la neutralidad de Francia e Inglaterra en una posible guerra con Austria, y la ayuda de Rusia en ese conflicto. Austria tan sólo contaba con la ayuda de los grandes Estados alemanes, como Baviera.
La guerra estalla entre Prusia y Austria, una guerra que terminaría en la batalla de Sadowa (3-VII-1866), en la que se mostró lo bien preparado técnica y tácticamente que estaba el ejército prusiano respecto al ejército austriaco y los beneficios del ferrocarril en la guerra, ya que la movilización de tropas prusianas fue mucho más rápida.
De este modo, se proclamaba el 17-IV-1867 la Constitución de la Confederación Alemana del Norte, un Estado Federal en el que Guillermo I era el presidente y Bismarck el canciller. Nacía un Estado-nacíón de carácter liberal y populista: Alemania.
– La guerra Franco-prusiana (1870).
La consolidación alemana dejó estupefacta a toda Europa y se creó un gran entusiasmo entre los propios alemanes. Para Bismarck, la guerra contra Francia podía unir más a los alemanes, porque Francia había sido el enemigo tradicional de los alemanes.
El reinado de Napoleón III es muy fastuoso, con muchos edificios; en cambio, Alemania era para ellos todo lo relacionado con lo bárbaro. Bismarck no quería declarar la guerra, y esperaba a que Francia diese ese paso, ya que quería preservar el prestigio internacional de Prusia.
Esta situación comienza en 1868, cuando en la cuestión sucesoria en España, tras la caída de Isabel II, se incorporó el nombre de Leopoldo, hijo de Carlos Antonio de Hohenzollern, como candidato al trono del Reino de España. Francia no deseaba verse rodeada por miembros de la Casa de Hohenzollern (España y Alemania), por lo que estaba en contra de la candidatura de Leopoldo. Bismarck presiónó para que Leopoldo aceptara el trono; pero, el candidato tenía que pedir permiso a Guillermo I, máximo representante de la Casa de Hohenzollern. Francia consiguió convencer a Guillermo I para que no diese su permiso al candidato alemán; y ante esta negativa, Bismarck declara públicamente la candidatura de Leopoldo para provocar a Francia, que había recibido la garantía de Guillermo I de no dar su visto bueno a la candidatura.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Gramont, hace un discurso en la Asamblea francesa para provocar a Prusia. Guillermo I se encontraba en el Balneario de Ems cuando aparecíó el embajador francés, el conde Benedetti, rogándole que hablase con Leopoldo de nuevo, retirando de nuevo Carlos Antonio la candidatura de su hijo. Es en este momento cuando surge en Francia un nuevo aliado, los partidarios anti-liberales de Gramont y la emperatriz Eugenia de Montijo. El 12 de Julio Francia pide a Guillermo I un escrito en el que rechace la candidatura definitivamente, a lo que el rey de Prusia se niega. El 13 de Julio Guillermo I envía un telegrama a Bismarck pidiendo disculpas por las maneras mostradas ante el embajador francés. Cuando el telegrama de Ems llegó a Bismarck, éste lo rehízo para que pareciera que el rey había tratado con desdén al embajador, enviándolo a los gobiernos extranjeros. El 19 de Julio Francia declaró la guerra a los prusianos.
El ejército prusiano se movilizó rápidamente gracias al desarrollo del ferrocarril; además, la disciplina y la superioridad numérica y de armamento prusiana resultaron factores decisivos en la guerra. El 1-IX-1870 el ejército de Napoleón III caía derrotado en la batalla de Sedán, y el propio emperador fue capturado por los prusianos. El III Imperio Francés se desplomó y días después se proclamaba la III República Francesa. Uno de los objetivos conseguidos por Prusia fue la adhesión de Alsacia y Lorena; y también la conquista de Metz.
La firma de la Paz en el Salón de los espejos del palacio de Versalles (1871) sirvió para la proclamación del II Reich alemán y la coronación como Emperador de Guillermo I. De esta manera, el sistema de equilibrio configurado en el Congreso de Viena se rompe definitivamente y se configura definitivamente el nuevo Estado alemán con la incorporación de los últimos Estados del Sur, en especial de Baviera.