Tema 12.3 (segunda parte): La Regencia de María Cristina de Habsburgo y el turno de partidos. La oposición al sistema. Regionalismo y nacionalismo.
Alfonso XII muere de tuberculosis en Noviembre de 1885. Su viuda, María Cristina de Habsburgo, fue regente de España hasta la mayoría de edad de su hijo, el futuro Alfonso XIII, en 1902. Fue una regente trabajadora, prudente y respetuosa con la Constitución. El turno pacífico de partidos (sistema ideado por Cánovas para la Restauración, según el cual los dos grandes partidos –
liberal y conservador – se irían alternando en el poder pacíficamente) perduró durante toda la regencia.
Es un periodo de estabilidad institucional, que contrasta con la inestabilidad de las décadas anteriores del Siglo XIX, y con el reinado de Alfonso XIII.Las diferencias ideológicas entre conservadores y liberales no eran muy acusadas. Ambos partidos eran monárquicos, liberales, y defensores de los principios de la Constitución de 1876. Los dos partidos tenían como objetivos fundamentales que la burguésía conservase el poder, y evitar el acceso al gobierno de izquierdas y ultraconservadores. El partido liberal, liderado por Sagasta, defendía el sufragio universal masculino, y estaba más inclinado a un reformismo social de carácter más progresista y laico. Pero, en la práctica, la actuación de los dos partidos al acceder al gobierno no difería en lo esencial.El sistema del turno no era un sistema democrático. Cuando el partido en el gobierno sufría un desgaste político, se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones. Entonces, se producía un acuerdo entre los partidos sobre cómo repartir los escaños (operación conocida como encasillado). Las elecciones eran manipuladas. El cacique era el encargado (en el ámbito rural especialmente) de otorgar favores a los electores a cambio de que éstos votasen al partido que él les pidiese. Los caciques también podían recurrir al chantaje o a la coacción. También se recurría a la falsificación del censo, o la compra de votos. Así, los resultados de las elecciones no reflejaban realmente la voluntad del pueblo. El sistema funciónó en gran parte por la apatía que sentían los españoles hacia la política.Al morir Alfonso XII, Cánovas había impulsado un acuerdo con los liberales (Pacto de El Pardo) que sentó las bases del sistema del turno. Cánovas renunció al poder, y así, el primer gobierno de María Cristina lo formó Sagasta, y tuvo una duración de cinco años (1885-1890). Durante el gobierno largo de Sagasta, se aprobó la Ley de Asociaciones, se introdujo el sufragio universal masculino, y se redactó un nuevo Código Civil. Sin embargo, la universalización el sufragio quedó desvirtuada por las prácticas de corrupción electoral.Después del gobierno largo de Sagasta, en 1890 los conservadores volvieron al poder, en 1892 lo hicieron los liberales, y en 1895 Cánovas asumíó la presidencia hasta su asesinato en el Balneario de Santa Águeda en 1897 a manos de un anarquista. Después del gobierno del conservador Francisco Silvela, Sagasta ocupa de nuevo la presidencia, y es durante ese gobierno cuando se declara la mayoría de edad de Alfonso XIII.La política exterior durante los gobiernos de Cánovas fue de prudencia. España ya no era la gran potencia que había sido antaño. En plena fase de expansión imperialista de las potencias europeas, España no pudo competir en igualdad de condiciones en la carrera colonial, y las pocas colonias que manténía España en ultramar eran apetecidas por el resto de naciones.Durante la Restauración, republicanos, carlistas, socialistas y nacionalistas quedaron relegados a la oposición. Los republicanos estaban muy divididos, y tenían poco prestigio tras el fracaso de la I República. Pedían democracia auténtica, derechos para los obreros y la expropiación de tierras.Los carlistas entraron en un profundo declive tras su total rendición militar en 1876. Tenían escaso apoyo electoral, y se encontraban divididos internamente entre diferentes corrientes.A finales del Siglo XIX, van a surgir opciones políticas nacionalistas. El nacionalismo defiende que un pueblo que tiene una lengua común, una historia común y una cultura común tiene derecho a constituirse en un Estado independiente. Si bien el nacionalismo fue un fenómeno común a la mayor parte de la periferia peninsular (nacionalismo gallego, nacionalismo valenciano de Blasco Ibáñez, andalucismo) fue especialmente importante en el País Vasco y en Cataluña.- El nacionalismo catalán tiene profundas raíces históricas y culturales, que se remontan a la Edad Media. Cataluña, a finales del Siglo XIX, se sentía orgullosa de ser la regíón más desarrollada de España. La Lliga Regionalista, liderada por Francesc Cambó, fue el partido que aglutinó las tendencias del nacionalismo catalán en esta época. La Lliga representaba a la burguésía catalana enriquecida. Sus miembros pedían autonomía (no independizarse de España), y protección para el empresariado catalán. El proletariado no simpatizó con este catalanismo. El movimiento cultural asociado con el nacionalismo catalán fue la Renaixença, que tenía como objetivo la recuperación de la lengua y las señas de identidad catalanas.- El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue creado por Sabino Arana en 1895. Los nacionalistas vascos eran independentistas, católicos, y pedían la defensa del euskera y las tradiciones culturales vascas. El País Vasco era una de las zonas más desarrolladas industrialmente de España. Los nacionalistas rechazaban a los inmigrantes maketos (trabajadores industriales procedentes de otras regiones de España), por lo que el nacionalismo vasco adquiríó tintes xenófobos. Los nacionalistas vascos reivindicaban e idealizaban la forma de vida rural tradicional vasca. Contó con escasos apoyos entre el pueblo y los intelectuales.
Alfonso XII muere de tuberculosis en Noviembre de 1885. Su viuda, María Cristina de Habsburgo, fue regente de España hasta la mayoría de edad de su hijo, el futuro Alfonso XIII, en 1902. Fue una regente trabajadora, prudente y respetuosa con la Constitución. El turno pacífico de partidos (sistema ideado por Cánovas para la Restauración, según el cual los dos grandes partidos –
liberal y conservador – se irían alternando en el poder pacíficamente) perduró durante toda la regencia.
Es un periodo de estabilidad institucional, que contrasta con la inestabilidad de las décadas anteriores del Siglo XIX, y con el reinado de Alfonso XIII.Las diferencias ideológicas entre conservadores y liberales no eran muy acusadas. Ambos partidos eran monárquicos, liberales, y defensores de los principios de la Constitución de 1876. Los dos partidos tenían como objetivos fundamentales que la burguésía conservase el poder, y evitar el acceso al gobierno de izquierdas y ultraconservadores. El partido liberal, liderado por Sagasta, defendía el sufragio universal masculino, y estaba más inclinado a un reformismo social de carácter más progresista y laico. Pero, en la práctica, la actuación de los dos partidos al acceder al gobierno no difería en lo esencial.El sistema del turno no era un sistema democrático. Cuando el partido en el gobierno sufría un desgaste político, se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones. Entonces, se producía un acuerdo entre los partidos sobre cómo repartir los escaños (operación conocida como encasillado). Las elecciones eran manipuladas. El cacique era el encargado (en el ámbito rural especialmente) de otorgar favores a los electores a cambio de que éstos votasen al partido que él les pidiese. Los caciques también podían recurrir al chantaje o a la coacción. También se recurría a la falsificación del censo, o la compra de votos. Así, los resultados de las elecciones no reflejaban realmente la voluntad del pueblo. El sistema funciónó en gran parte por la apatía que sentían los españoles hacia la política.Al morir Alfonso XII, Cánovas había impulsado un acuerdo con los liberales (Pacto de El Pardo) que sentó las bases del sistema del turno. Cánovas renunció al poder, y así, el primer gobierno de María Cristina lo formó Sagasta, y tuvo una duración de cinco años (1885-1890). Durante el gobierno largo de Sagasta, se aprobó la Ley de Asociaciones, se introdujo el sufragio universal masculino, y se redactó un nuevo Código Civil. Sin embargo, la universalización el sufragio quedó desvirtuada por las prácticas de corrupción electoral.Después del gobierno largo de Sagasta, en 1890 los conservadores volvieron al poder, en 1892 lo hicieron los liberales, y en 1895 Cánovas asumíó la presidencia hasta su asesinato en el Balneario de Santa Águeda en 1897 a manos de un anarquista. Después del gobierno del conservador Francisco Silvela, Sagasta ocupa de nuevo la presidencia, y es durante ese gobierno cuando se declara la mayoría de edad de Alfonso XIII.La política exterior durante los gobiernos de Cánovas fue de prudencia. España ya no era la gran potencia que había sido antaño. En plena fase de expansión imperialista de las potencias europeas, España no pudo competir en igualdad de condiciones en la carrera colonial, y las pocas colonias que manténía España en ultramar eran apetecidas por el resto de naciones.Durante la Restauración, republicanos, carlistas, socialistas y nacionalistas quedaron relegados a la oposición. Los republicanos estaban muy divididos, y tenían poco prestigio tras el fracaso de la I República. Pedían democracia auténtica, derechos para los obreros y la expropiación de tierras.Los carlistas entraron en un profundo declive tras su total rendición militar en 1876. Tenían escaso apoyo electoral, y se encontraban divididos internamente entre diferentes corrientes.A finales del Siglo XIX, van a surgir opciones políticas nacionalistas. El nacionalismo defiende que un pueblo que tiene una lengua común, una historia común y una cultura común tiene derecho a constituirse en un Estado independiente. Si bien el nacionalismo fue un fenómeno común a la mayor parte de la periferia peninsular (nacionalismo gallego, nacionalismo valenciano de Blasco Ibáñez, andalucismo) fue especialmente importante en el País Vasco y en Cataluña.- El nacionalismo catalán tiene profundas raíces históricas y culturales, que se remontan a la Edad Media. Cataluña, a finales del Siglo XIX, se sentía orgullosa de ser la regíón más desarrollada de España. La Lliga Regionalista, liderada por Francesc Cambó, fue el partido que aglutinó las tendencias del nacionalismo catalán en esta época. La Lliga representaba a la burguésía catalana enriquecida. Sus miembros pedían autonomía (no independizarse de España), y protección para el empresariado catalán. El proletariado no simpatizó con este catalanismo. El movimiento cultural asociado con el nacionalismo catalán fue la Renaixença, que tenía como objetivo la recuperación de la lengua y las señas de identidad catalanas.- El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue creado por Sabino Arana en 1895. Los nacionalistas vascos eran independentistas, católicos, y pedían la defensa del euskera y las tradiciones culturales vascas. El País Vasco era una de las zonas más desarrolladas industrialmente de España. Los nacionalistas rechazaban a los inmigrantes maketos (trabajadores industriales procedentes de otras regiones de España), por lo que el nacionalismo vasco adquiríó tintes xenófobos. Los nacionalistas vascos reivindicaban e idealizaban la forma de vida rural tradicional vasca. Contó con escasos apoyos entre el pueblo y los intelectuales.