5.LA BAJA Edad Media. CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV
5.1 ORGANIZACIÓN Política. LAS INSTITUCIONES EN LA BAJA Edad Media: EL REINO DE Castilla Y CORONA DE ARAGÓN
A partir del siglo XII se reemprendíó en varias universidades europeas el estudio del Derecho Romano que reivindicaba una mayor concentración del poder político en manos del monarca, ya que hasta ese momento, y durante toda la época feudal, estaba repartido entre el monarca, la nobleza, las cortes y los municipios. En la Corona de Castilla: se inició en el reinado de Alfonso X y fue confirmándose en los posteriormente, especialmente con la promulgación del Ordenamiento de Alcalá (Alfonso XI). En este documento se reconoce que el rey tiene el poder de hacer y cambiar las leyes y los fueros de Castilla. Sin embargo, los nobles, que van a ir cediendo su poder político después de duros enfrentamientos con el rey, no pierden el poder económico y social. A lo largo de la Baja Edad Media se sientan las bases de lo que con los Reyes Católicos se definirán como monarquía autoritaria. Los reyes de Castilla reorganizaron algunos de los organismos: el consejo real. El más importante. Pasó a sustituir a la Curia R. Y se convirtió en centro de las grandes decisiones políticas. Lo formaban representantes del alto clero, de la alta nobleza y algunos juristas.
- La Audiencia. El rey quiso reservarse el papel de juez supremo del reino. Para ello creó la Audiencia, que dependía totalmente del monarca y funcionaba como una especie de Tribunal Supremo en todo el reino, por encima de los tribunales de las ciudades y de los señoríos.
- Las Cortes. Habían surgido a finales del Siglo XII (1188) durante el reinado de Alfonso IX de León, como ampliación de la Curia Regia. En ellas participaban, además de los nobles y el alto clero, representantes de las ciudades. En el Siglo XIII existían unas Cortes en Castilla y otras en León, unificándose ambas en el Siglo XIV.
- En los municipios: la asamblea de vecinos va perdiendo poder que recaerá en las oligarquías urbanas. Al final de la E Media el poder municipal lo ejercen los regidores, pero por encima de éstos se irá perfilando la autoridad del corregidor, funcionario de nombramiento real que de hecho controlará el gobierno de las ciudades.
En la Corona de Aragón la monarquía era pactista y su poder estaba limitado por las costumbres y leyes de cada Estado. La C. Aragón se estructuraba como una “federación” de tres Estados: Cataluña- Mallorca, Aragón y Valencia, que tenían en común un mismo monarca, pero en la que cada uno conservaba su personalidad (idioma, leyes, costumbres, Cortes…) y el rey tiene que jurar y aceptar las peculiaridades de cada uno de los estados existentes y se comprometía a mantenerlas en una especie de pacto con sus vasallos.
Cada Estado tenía sus Cortes que se reunían cada tres o cuatro años y, a diferencia de las castellanas, tuvieron un verdadero poder legislativo. Para vigilar el cumplimiento de lo acordado en las Cortes se creó la Diputación General, formada por representantes de los tres brazos de las Cortes, y que con el nombre de Generalitat se convertirá en un organismo permanente para recaudar tributos y exigir el cumplimiento de las leyes.
Barcelona tuvo la forma de municipio más avanzada. El poder municipal estaba en manos de un pequeño consejo de cinco consellers elegidos por el Consell de Cent (Consejo de Ciento) y por jurats (jurados). En todos ellos dominaba la alta burguésía que era quien ejercía el poder de la ciudad.
5.2. LA BAJA Edad Media: CRISIS DEMOGRÁFICA, ECONÓMICA Y POLÍTICA
Al llegar el Siglo XIV se produce un cambio de coyuntura y se entra en una profunda crisis y recesión que alcanza a todos los reinos de la Península y afecta a todos los sectores: demográfico, económico, social y político.
– La crisis demográfica se inició con las hambrunas, consecuencia de las malas cosechas, que provocaron un aumento de la mortalidad. Sobre los cuerpos ya debilitados llegó a Mallorca y la costa catalana la peste negra en 1348 traída por un barco genovés, y extendíéndose a todos los reinos de la corona de Aragón, Navarra y Portugal. La epidemia causó mortandades en todas partes y afectó a todos los sectores sociales: el propio rey Alfonso XI murió de ella. Muchas zonas se despoblaron y en muchos reinos murió la mitad de la población causando una crisis demográfica sin precedentes. Las consecuencias fueron nefastas: campos sin cultivar, falta de personas para cubrir un gran número de empleos (jueces, médicos, vigilantes…), conventos vacíos, disminución de la producción artesanal, disminución del comercio, conflictos sociales provocados por disminución de las rentas de nobleza y rey por falta de contribuyentes ante lo que aumentan los impuestos para no ver descender las rentas por la disminución de los contribuyentes…
– Crisis económica: en Castilla la base de la economía era el sector cerealista y la ganadería lanar a través de la Mesta. En la Corona de Aragón la base también era fundamentalmente agraria, pero había diversificado más su economía, como el artesanado y el comercio que había alcanzado gran auge.
La peste negra acabó con casi todo: campos sin cultivar por falta de brazos y de potenciales consumidores, y encarecimiento de los productos existentes. Allí donde la actividad comercial era la más importante, como en Cataluña, se inició una regresión de la actividad de la que se tardaría mucho tiempo en salir. El puerto de Barcelona se hundíó y su lugar lo irá ocupando el de Valencia. Allí donde los recursos principales eran agrícolas se súperó más fácilmente. La ganadería fue la única riqueza que salíó favorecida con la crisis: las tierras abandonadas provocaron un aumento de los pastos, exigía poca mano de obra.
– La crisis política: las guerras civiles y la llegada de hijos ilegítimos al trono obligó a hacer grandes concesiones a la nobleza que perjudicaban al estado llano. En Castilla las minorías de Fernando IV, de Alfonso XI y la llegada de los Trastámara con Enrique II, tras una Guerra Civil con Pedro I, llevaron al reino al borde de la descomposición. En la Corona de Aragón la crisis monárquica fue menos aguda, pero Pedro IV hubo de enfrentarse a la nobleza de Aragón y Valencia. La muerte de Martín el Humano sin descendencia provocó conflictos por la sucesión que se resolvíó en el Compromiso de Caspe (1412) que nombró rey a Fernando I, de la casa Trastámara.
– Las tensiones sociales se generalizaron ante la reacción nobiliaria de aumentar la presión fiscal sobre los campesinos para recuperarse de las pérdidas provocadas por disminución de sus vasallos y rentas. Además, el aumento general de los precios, y en particular de las manufacturas, afectó sobre todo a la nobleza y al clero, que eran los principales clientes de este tipo de productos. Ante estas dificultades económicas (disminución de rentas, aumento de gastos(los señores reaccionaron tratando de recuperar su pérdidas por diversos medios, a costa de la monarquía (usurpándole tierras y prerrogativas) y de los campesinos. La nobleza endurecíó las condiciones de arrendamiento (acortando los plazos) y de rentas (revisándolas al alza). La conclusión fue el estallido de numerosos conflictos entre grupos sociales de intereses opuestos: rebeliones campesinas de carácter antiseñorial (hermandiños en Galicia, remensa en Cataluña) enfrentamientos en las ciudades (contra la oligarquía), progroms contra los judíos, etc.
5.3. LA BAJA Edad Media: LA EXPANSIÓN DE LA CORONA DE ARAGÓN EN EL MEDITERRÁNEO
A mediados del Siglo XIII la Corona de Aragón, a diferencia de la de Castilla, ya había finalizado su propia reconquista, debido a que, por el oeste, se encontraba limitado por la Corona de Castilla y no podía adentrarse en un territorio que no le pertenecía. En esa situación, la Corona de Aragón, con Jaime I como rey, comenzó a expandirse por la única vía libre que tenía, el Mediterráneo.
La Corona de Aragón, con la ayuda de los Almogávares (ejército de mercenarios) dirigidos por Roger de Lauria, se apoderará de importantes puntos en torno al Mediterráneo (Sicilia, Nápoles, Alejandría, Ducados de Atenas, Neopatria…), que los sucesores de Jaime I a la Corona de Aragón irán efectuando; entre ellos destacan Pedro III (Sicilia 1282) y Pedro IV (Cerdeña, Los Ducados de Neopatria y Atenas). Las expansiones territoriales fueron la base de la hegemonía comercial de la Corona de Aragón, que durará tres siglos (XIII-XV), durante los cuales comerció con Asía (Constantinopla, Mongolia, Damasco…) y África (Trípoli, Túnez, Bugía…), importando especias, sedas, oro, perfumes, telas, etc., y exportando paños, pieles, lanas, sal, armas y hasta esclavos.
Los dos elementos más representativos de esta expansión comercial son las Lonjas (edificios mercantiles donde se realizaban negocios de compra y venta a través de agentes de cambio), como las de Barcelona, Valencia, Mallorca… Y El Consulado del Mar (institución donde se inspeccionaba el comercio marítimo mediante cónsules que se encargaban de fijar precios, defender o juzgar a los mercaderes, etc.) Barcelona exportaba hierro y sobretodo tejidos e importaba cereales de Cerdeña y Sicilia, pieles y cueros de Berbería y especias de Bizancio, Siria y Egipto. También manténía una ruta comercial hacia Flandes por el Estrecho de Gibraltar. La etapa de máximo esplendor del comercio catalán fue el s. XIV, pero la profunda crisis de Cataluña afectó también a su actividad comercial y Valencia sustituyó a Barcelona como principal puerto mercantil de la Corona de Aragón.