3.1. Los Reyes Católicos:
uníón dinástica e instituciones de gobierno. Tras la muerte de Enrique IV (1474), su hermana Isabel se proclama reina en Segovia. Juana también reclamó el trono. Estalló una guerra civil donde las ciudades del sur, parte de la nobleza castellana, Portugal y Francia apoyaron a Juana. Las ciudades del norte, la Corona de Aragón y el resto de la nobleza castellana apoyaron a Isabel. La guerra comenzó en 1475, y en 1476 el ejército isabelino derrotó al portugués en la batalla de Toro. Los reyes de Castilla afianzaron su poder al ser reconocidos en las Cortes de Madrigal (1476), y Fernando, proclamado rey de Aragón a la muerte de su padre, derrotó a los últimos partidarios de Juana. Se puso fin a la guerra con el Tratado de Alcacovas (1479); Isabel y Fernando fueron reconocidos como reyes de Castilla; Juana renunciaba a sus derechos dinásticos y se la obligaba a vivir en un convento; el infante Alfonso (hijo del príncipe heredero de Portugal) se casó con la infanta Isabel y se repartieron los territorios del océano Atlántico: Castilla reconocía los avances portugueses a cambio de que se respetase su ocupación de Canarias. La monarquía de los Reyes
Católicos se constituyó sobre la uníón personal de Isabel y Fernando, por lo cual la uníón de los reinos era personal y dinástica, y Aragón y Castilla conservaban sus instituciones, leyes y moneda propias. Se pusieron en común la política exterior, la diplomacia y el ejército. La uníón no fue igualitaria por el desigual peso territorial, demográfico y económico, que hicieron de Castilla el centro político de la uníón. La Corona mostró menos oposición al intervencionismo y al aumento de poder de los monarcas, y con los Reyes Católicos la monarquía hispánica fue una de las primeras en acceder a este nuevo sistema de poder. Las instituciones de gobierno fueron, en Castilla: Consejo Real de Castilla como máximo órgano político, administrativo y de justicia, junto a él se establecieron el Consejo de Aragón y el Consejo de las Órdenes Militares. Chancillerías como máxima autoridad judicial (a la de Valladolid se añadió la de Granada). Santa Hermandad (1476) como institución que mantiene el orden del reino, formada por cuadrillas armadas costeadas por los concejos que juzgaban y ejecutaban a los delincuentes. El poder municipal controlado mediante corregidores que defendían las prerrogativas reales, presidían las reuniones del ayuntamiento y nada se decidía sin su beneplácito. Las Cortes formadas por representantes de la nobleza, el clero y los procuradores de las ciudades; los reyes debilitaron su poder excluyendo a sus adversarios políticos de su representación en las Cortes, vigilando las sesiones y disminuyendo las reuniones. En Aragón: los Reyes respetaron el pactismo y se instituyó el Consejo de Aragón para asesorar al monarca, se establecieron audiencias para cada reino de la Corona. Las Cortes continuaron con el poder legislativo y fiscal, mientras que en el gobierno de las ciudades se impuso un sistema de insaculación.
3.2. El significado del 1492. La guerra de Granada y el descubrimiento de América.
Los Reyes Católicos ya consolidados, hicieron la unificación política de la Península. La guerra de Granada tuvo lugar entre 1481 y 1492. En 1481, el reino de Granada rompíó hostilidades con la toma de Zahara, seguida de la conquista de Alhama por la nobleza andaluza.
Los Reyes
Católicos intervinieron de forma enérgica e iniciaron un largo enfrentamiento. El conflicto se justificó por el sentimiento de cruzada y se vio facilitada por las disputas internas entre nazaríes. Hasta 1487 las operaciones militares se centraron en el oeste, con la toma de Ronda y Málaga. Una vez asegurada la parte occidental, los Reyes se centraron en el oriental conquistando Baza, Guadix y Almería. Los dominios nazaríes quedaron reducidos a Granada y sus alrededores (Alpujarras y Sierra Nevada) y en Enero de 1492 el último rey nazarí (Boabdil) entregó la ciudad a Isabel y Fernando. Las capitulaciones firmadas con los granadinos fueron generosas: se les permitíó conservar su religión, lengua, propiedades, costumbres y leyes, pero la tolerancia no duró mucho tiempo y muchos musulmanes fueron expulsados.
Europa buscaba una ruta marítima para comerciar con Asía, sobre todo por las especias. Portugal y Castilla eran los Estados más dinámicos. Castilla apostó por un navegante que pretendía dirigirse hacia el oeste atravesando el Atlántico, lo que supónía alejarse de la costa sin muchas referencias. Portugal rechazó la propuesta porque ya había explorado gran parte del Atlántico y confiaba en encontrar un paso hacia las Indias por el sur y por respetar el Tratado de Alcacovas que le impedía navegar al oeste. Tras la negativa fue a España donde presentó el proyecto a la Corte con el apoyo de los monjes de La Rábida, pero fue rehusado por una comisión de expertos. En Abril de 1492, tras muchas dudas los Reyes Católicos respaldaron la expedición y firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, donde Colón sería nombrado almirante, virrey y gobernador general de las tierras que descubriera y tendría derecho a recibir la décima parte de lo comerciado.