Los Reyes Católicos: uníón dinástica e instituciones de gobierno
Los Reyes Católicos alcanzaron el poder tras vencer la Guerra de Sucesión castellana entre Isabel I y Juana la Beltraneja, con la firma del Tratado de Alcaçovas en 1479. Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón comprometieron una uníón dinástica de sus reinos a través de la Concordia de Segovia. Su reinado supuso las bases del Estado moderno. Consiguieron la unidad política retirando los privilegios de nobleza y clero, controlaron las Órdenes Militares, organizaron un ejército profesional y garantizaron el orden a través de la Santa Hermandad. La Iglesia fue controlada a través del Patronato Regio, a la vez que implantaron la Inquisición para perseguir la heterodoxia religiosa. También imitaron la convocatoria de Cortes. En Aragón, los virreyes aseguraron la autoridad del rey. La administración se organizó a través de Audiencias o Chancillerias con poder jurídico y los Consejos u organismos de gobierno especializados. Controlaron los municipios nombrando corregidores. Para garantizar la unidad religiosa, el Edicto de Granada de 1492 establecíó la expulsión de judíos y musulmanes que no se hubieran convertido.
El significado de 1492. La guerra de Granada y el descubrimiento de América
Los Reyes Católicos planearon la conquista de Granada aprovechando la crisis política entre El Zagal y Boabdil, aspirantes al trono. La conquista culminó con las Capitulaciones de Granada en Enero de 1492. Los Reyes Católicos prometieron respetar a la población, pero la Pragmática de 1502 obligaba a la conversión forzosa. La unificación territorial culminó con la conquista de Navarra, formalizada en las Cortes de Burgos de 1515. Castilla y Portugal competían por la apertura de nuevas rutas comerciales. Cristóbal Colón organizó una expedición autorizada por los RRCC a través de las Capitulaciones de Santa Fe. La expedición alcanzó tierra en Octubre de 1492: otros viajes demostraron el descubrimiento de América. La posesión del continente se confirmó con las bulas Inter Caetera y el Tratado de Tordesillas con Portugal, para un reparto efectivo del mundo. El territorio se organizó según el modelo castellano: virreinatos divididos en gobernaciones y Audiencias o tribunales. El comercio se monopolizó por la Casa de Contratación de Sevilla, creada en 1503.
El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política interior y conflictos europeos
Carlos I de Habsburgo heredó de su madre, Castilla y Aragón y el Imperio americano;
Y por su padre, Flandes, Austria y la candidatura al Imperio alemán.
Carlos fue nombrado rey de Castilla y Aragón en 1518, y en 1520 partíó a Alemania para defender su candidatura al trono. Esto provocó las revueltas de las Comunidades y las Germánías, sofocadas en 1521 y 1523. Carlos V apoyó el concepto de Monarquía Universal, pretendiendo unificar la cristiandad frente a la amenaza turca, frenada en Viena en 1529. Su proyecto se vio dificultado por varios conflictos: la guerra contra Francia por Nápoles y el Franco Condado, que culminó con la victoria de Pavía y los tratados de Madrid en 1526, y Cambray en 1529. En el proceso, Carlos saqueó Roma para imponer su autoridad frente al Papa. La reforma luterana significó el principal problema de su reinado. Martín Lutero fue condenado en la Dieta de Worms, formándose la Liga protestante de Esmalcalda e iniciándose una guerra contra la autoridad imperial. Carlos V accedíó finalmente a reconocer el protestantismo en la Paz de Augsburgo de 1555, abdicando poco después para morir en Yuste en 1558.
La monarquía hispánica de Felipe II. Gobierno y administración. Los problemas internos. Guerras y sublevación por Europa.
Felipe II heredó de Carlos V extensas posesiones, junto con la corona de Portugal. Establecíó una red burocrática con capital en Madrid. El gobierno se distribuyó en un sistema polisinodial de Consejos, territoriales y temáticos, con Virreyes representantes en los diferentes territorios. En política interior, se enfrentó a la rebelión morisca de las Alpujarras, reprimida violentamente, y a conspiraciones internas, como las del Príncipe Carlos, o la del secretario Antonio Pérez. Felipe II dirigíó una intensa política exterior en defensa del Catolicismo, que llevaría a sucesivas bancarrotas del Estado. La guerra contra Francia por Italia culminó en la batalla de San Quintín y la paz de Cateau-Cambrésis. Después participaría en las Guerras de Religión francesas, finalizadas con la Paz de Vervins. La amenaza turca fue frenada gracias a la victoria de Lepanto. La rebelión de los Países Bajos fue la más costosa. El Edicto Perpetuo aseguró la libertad religiosa, pero la guerra se mantuvo hasta la Paz de Vervins, que reconocía la independencia protestante. Ante las injerencias inglesas, Felipe II planeó la invasión de Inglaterra con la Armada Invencible, pero fracasó.