5. LA COEXISTENCIA PACÍFICA
En 1953 murió Stalin, y su sucesor, Nikita Jrushchov, introdujo cambios con los que la Guerra Fría entró en una nueva fase, la coexistencia pacífica. -Las claves de la coexistencia: La etapa abierta tras la muerte de Stalin fue denominada por Jrushchov como “coexistencia pacífica”, ya que el nuevo secretario del PCUS había elaborado un planteamiento en política exterior que se caracterizaba por los siguientes rasgos: Rechazo al uso de la guerra para extender el comunismo por el mundo. La ampliación del área de influencia se realizaría por métodos pacíficos. Renuncia a la confrontación con el capitalismo.
La consecuencia inmediata fue el inicio de una etapa que se conoce como deshielo y que parecía reconducir relaciones entre ambos bloques hacia un proceso de distensión; una serie de gestos simbolizan este nuevo clima:
A diferencia de la falta de comunicación en época de Stalin, Jrushchov se reuníó varias veces con los presidentes estadounidenses y habló abiertamente sobre las claves de la Guerra Fría.
La Uníón Soviética dio algunos pasos para reducir la tensión en Europa, como la visita de Jrushchov a Yugoslavia (gobernada por Tito, con el que la Uníón Soviética manténía diferencias porque era partidario de desarrollar un socialismo autónomo) o la retirada de las tropas soviéticas de Austria.
A pesar de las intenciones iniciales de Jrushchov, la convivencia entre las potencias no resultaría tan pacífica, ya que se tomaron algunas decisiones que contravénían ese espíritu de tolerancia y entendimiento:
Uníón Soviética: La represión contra los sublevados en Berlín en 1953, la continuidad en las políticas de proliferación nuclear o la creación del Pacto de Varsovia cuestionaron la supuesta distensión. Además, el lanzamiento del cohete Sputnik inauguró una nueva rivalidad, la carrera espacial.
Estados Unidos: Tras su proclamación como presidente, Eisenhower también desarrolló una estrategia de confrontación al promulgar la doctrina de Represalias Masivas. Esta teoría propugnaba la necesidad de desencadenar una política de máxima violencia ante cualquier movimiento del bloque soviético.
Además, favorecíó el derrocamiento de regíMenes democráticos en Latinoamérica. La incorporación de la RFA a la OTAN también contribuyó a aumentar la tensión.
-Los límites de la coexistencia
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La coexistencia pacífica pronto se evidenció como un espejismo; solo tres años después de que Jrushchov realizara su declaración de intenciones, ambas superpotencias iniciaron una nueva escalada de la tensión, que tuvo como escenarios la crisis del Canal de Suez y la revuelta de Hungría.
-La crisis de Suez En 1953, el Movimiento de los Oficiales Libres dio un Golpe de Estado en Egipto y otorgó el poder al general Nasser, quien, entre sus medidas contrarias al imperialismo europeo, decidíó nacionalizar el canal de Suez. Esta decisión provocó la ocupación militar de la península del Sinaí por parte de Israel con el apoyo de británicos y franceses, que pretendían reafirmar su presencia en una zona de gran valor estratégico. Finalmente, franceses y británicos se vieron obligados a retirarse por la oposición de Estados Unidos, que se convirtió así en un actor fundamental en Oriente Próximo a la vez que advertía a las antiguas metrópolis de su incapacidad para llevar a cabo una política exterior autónoma e independiente. Aunque la Uníón Soviética también apoyó la retirada, no vio con buenos ojos la irrupción de Estados Unidos en la regíón, de modo que empezó a fomentar movimientos antiestadounidenses en los países de Oriente Próximo.
-La revuelta de Hungría El ascenso al poder de Jrushchov parecíó favorecer las aspiraciones de reforma política en países europeos del bloque comunista, como Hungría, donde las medidas aperturistas de Imre Nagy provocaron que Moscú forzase su destitución. La reacción ciudadana se tradujo en protestas, que alcanzaron su punto máximo en 1956, cuando tras una manifestación estudiantil disuelta violentamente se desató en una revuelta que provocó la caída del Gobierno prosoviético. Se constituyó entonces un Gobierno provisional dirigido por Nagy, que anunció su intención de convocar elecciones democráticas y abandonar el Pacto de Varsovia. Ante esta situación, los tanques soviéticos entraron en Hungría y se inició una feroz represión del movimiento de protesta. La Uníón Soviética restituyó el Gobierno prosoviético y endurecíó sus medidas de control. El aviso para los países comunistas de Europa Occidental era contundente: la vía nacional al socialismo no sería permitida.