EL REINADO DE Fernando VII (1814-1833): SUS ETAPAS
El restablecimiento del absolutismo.
Una vez acabada la Guerra, las Cortes se trasladan a Madrid. De acuerdo con la Constitución, las Cortes, para aceptar a Fernando VII como rey, éste debía jurar la Constitución. Fernando, denominado el Deseado, recuperó su trono entre muestras de calor popular y de prestigio.
Fernando VII llega a España, entra por Cataluña , sigue hacia Zaragoza, y de allí a Valencia, en esta ciudad recibe el Manifiesto de los persas, un escrito de sesenta y nueve diputados instándole a que implante el Antiguo Régimen y por tanto la monarquía absoluta. A su vez, el monarca también recibía en Valencia el apoyo del general Francisco Javier Elío con sus tropas para que volviera a recobrar sus derechos absolutos. Se preparó el Golpe de Estado y, mediante el decreto, dado en Valencia, de 4 de Mayo de 1814, se restauraba el poder absoluto del monarca y se abolía toda la legislación de las Cortes de Cádiz, «como si no hubiesen pasado jamás tales actos». A finales de Mayo, Fernando VII, como rey absoluto, entraba en Madrid.
Debe tenerse en cuenta que el retorno al absolutismo se inscribe en un contexto favorable a la vuelta al Antiguo Régimen en Europa a la caída de Napoleón. Las potencias vencedoras de Napoleón se reunieron en el Congreso de Viena y terminaron creando la Santa Alianza, una uníón entre las monarquías absolutistas para acabar con cualquier brote liberal.
Tras el Golpe de Estado vino la represión política. Fueron detenidos y juzgados liberales y afrancesados, acusados, respectivamente, de conspiración contra el rey y de traición.
Otros muchos lograron abandonar antes el país, integraban el primer exilio de la España contemporánea. En cuando a la labor de los gobiernos de Fernando VII hay que decir que fue desastroso. La Hacienda estaba prácticamente en bancarrota, los pagos de los intereses de la deuda estatal no se cumplían y la guerra en América se llevaba los pocos ingresos de la Hacienda. Pero el mantenimiento de las colonias americanas era clave para la Hacienda, por los recursos que desde siempre habían generado, y ello explica el denodado esfuerzo de Fernando VII para hacer fracasar la independencia de las colonias.
La represión política no detuvo la acción de los sectores liberales. Se dedicaron a conspirar siendo el mejor marco para ello las logias masónicas, muy difundidas en el ejército y serán los pronunciamientos o golpes militares las herramientas más adecuadas para acabar con el absolutismo. El Trienio Liberal . – Restablecimiento de la Milicia Nacional, fuerza cívico-militar, que los liberales apoyaban en los medios urbanos para defender la Constitución.
Mientras, en el interior de la cámara empezó a darse una división entre los mismos liberales. Por otro lado estaban los exaltados o radicales, se trataba de elementos jóvenes, querían una aplicación estricta de la Constitución, reduciendo, si cabe, los poderes del rey a los meramente ejecutivos. A todo esto, el régimen constitucional avanzaba con grandes dificultades. Tenía la oposición de las potencias absolutistas de Europa, las reacciones antiliberales del campesinado, los problemas de la Hacienda, llena de deudas a la espera de una reforma fiscal y los enfrentamientos con la Iglesia.
El 7 de Julio de 1822, en Madrid, un golpe militar absolutista pudo acabar con el gobierno liberal. Desde entonces las partidas o guerrillas realistas organizadas por la aristocracia y el clero absolutista, que ya venían actuando desde 1821, incrementaron sus acciones. En Seo de Urgel se hicieron fuertes e instalaron una Regencia formada por absolutistas que fueron más tarde sometidos. Para terminar con el régimen constitucional no había otra forma que actuar desde fuera.
Las potencias de la Santa Alianza decidieron en el congreso de Verona intervenir en España para restablecer el poder real. Francia fue la encargada de enviar un ejército que entró en España en Abril de 1823 al mando del duque de Angulema. Recorríó, sin apenas oposición, la Península, llegó a Cádiz dónde fue libertado el monarca, llevado por el gobierno casi como un prisionero. La década absolutista o década ominosa .
Fernando VII desencadenó una violenta represión, el terror blanco, contra los liberales, muchos de los cuales, entre ellos Rafael del Riego, fueron ejecutados. Se comprende, en fin, que la historiografía liberal denominara como «ominosa» o abominable a esta década. Con todo, por mucho que lo pretendieran los absolutistas más acérrimos, la vuelta al absolutismo, repitiendo los esquemas de la restauración de 1814, no era posible, entre otras cosas, porque con aquéllos se desembocó en la vuelta al liberalismo en 1820, algo que no se estaba dispuesto a repetir. Por tanto, con la vigilancia estrecha del monarca, había una vía media defendida por estos absolutistas reformistas, cuyo objetivo final era la supervivencia del absolutismo, pero esta vía estaba amenazada, a su vez, por los liberales, que pretendían, mediante pronunciamientos o conspiraciones la vuelta a la Constitución, y por los absolutistas acérrimos, realistas ultras o ultrarrealistas, opuestos a cualquier cambio o reforma.
En la corte, este sector se agrupaba alrededor de don Carlos María Isidro, hermano del rey y su posible sucesor, dado que Fernando VII no tenía descendencia. Además de sofocar las insurrecciones ultrarrealistas también se reprimieron todos los levantamientos liberales. El último intento, el protagonizado por un grupo dirigido por José María Torrijos finalizó con el fusilamiento de Torrijos y los 49 hombres detenidos con él . El 1830, después de un cuarto matrimonio, con María Cristina de Borbón, y ante la eventualidad de una descendencia femenina el rey promulgó la Pragmática Sanción El proceso de independencia.
La burguésía criolla , marginada del poder político y económico en el Siglo XVIII, será la que dote al proceso emancipador de sus líderes fundamentales y la que asuma el poder cuando las tropas españolas abandonen el continente. Coincide en gran parte con la Guerra de la Independencia en España. En el territorio del Río de la Plata se dieron los primeros pasos para la independencia de Argentina . En Venezuela, Simón Bolívar también los dio , sin embargo, las tropas españolas lograron rehacer la situación y Bolívar tuvo que abandonar Caracas .
En general, con la vuelta de Fernando VII a España, en 1814, se logra restablecer la situación. La monarquía de Fernando VII, que domina casi todos los focos de rebelión no tiene recursos para aguantar el nuevo rebrote independentista a partir de 1816. Las campañas de Simón Bolívar en el norte con los triunfos en Boyacá y Carabobo permitieron la independencia de Ecuador, Venezuela y Colombia. Finalmente, Antonio José de Sucre, en la batalla de Ayacucho derrotaba al último ejército español, al mando del virrey La Serna, lo que originó la independencia de Perú y Charcas .
En 1824 la mayor parte de las colonias se habían independizado de la corona española, que sólo manténía el dominio en Cuba y Puerto Rico, y, en el Pacífico, en Filipinas, las Marianas y otros archipiélagos. La independencia de las colonias no solo cerró tres siglos de uníón política entre la metrópoli y América, sino que originó profundas transformaciones a ambas orillas del Atlántico. España se quedó convertida en una potencia de segundo orden y económicamente maltrecha por perder los recursos que venían de las Indias, así como sus ricos mercados