Sociedad ilustrada

TEMA 11: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)


11.1. La creación del Estado franquista. Grupos ideológicos y apoyos sociales. Etapas de la dictadura y principales carácterísticas de cada una de ellas.

El contexto internacional: del aislamiento al reconocimiento exterior


Franco era, ante todo, un militar, con escasa formación política. Nunca tuvo un proyecto político concreto para organizar el Estado aunque había que reconocerle sus dotes de mando y una gran habilidad para adaptarse a las circunstancias políticas de cada momento. El régimen fue una dictadura militar que se impuso mediante la represión. Sus antecedentes están en la Guerra Civil, cuando el golpe militar de Julio de 1936 se convirtió en un conflicto prolongado y se creó la Junta de Defensa Nacional con Franco como Jefe de Estado y Generalísimo de los ejércitos, uniendo bajo su mando los poderes militar político, sentando las bases del nuevo régimen. El 1 de Enero de 1938 se creaba oficialmente el Estado Nacional, con sede en Burgos, que eligió a Franco como Jefe de Estado y Presidente de Gobierno. A esta doble condición unía la de la jefatura militar y la de las fuerzas políticas (falange, carlistas y monárquicos), que habían sido obligadas a unirse bajo su mando. Entre las carácterísticas del nuevo régimen destaca:
 Era un sistema personalista y autoritario en el que Franco concentraba todos los poderes (Jefe del Estado y del gobierno, Generalísimo de los ejércitos y jefe del partido único) a imitación de otros líderes autoritarios, de los que acuñará el término de caudillo.
 Tenía como pilares ideológicos: el tradicionalismo, el anticomunismo y la defensa de la Unidad de España.
 El nuevo estado se basaba en lo principios de Administración centralizada, autoridad y jerarquía.
 Las únicas organizaciones de carácter social reconocidas eran los sindicatos y la familia.
 El régimen tenía un partido único que se denominaría Movimiento Nacional para evitar la utilización del término partido (recordando a la República y las degradadas democracias parlamentarias).
 Mitificación de la historia de España, adoptando el ágüila imperial, el yugo y las flechas, así como el lema «Una, grande y libre».
Tras la victoria en la Guerra Civil, el régimen franquista fue creando una estructura orgánica muy influida por el fascismo italiano, que llevó a que el régimen se definiese como nacionalsindicalista. Sin embargo, a partir de 1943, Franco dio un cambio de rumbo ideológico prohibiendo el término fascista para referirse a su régimen y selló su alianza con la Iglesia católica adoptando el calificativo nacional católico. Así se presentaba al franquismo, sin influencias de los modelos totalitarios italiano y alemán. Se reconocía como único referente ideológico al catolicismo y se establecía una interpretación muy singular de la democracia, definíéndola como «democracia orgánica», que consideraba que la verdadera democracia era aquella en la que estuviesen representados los tres órganos naturales de asociación: la familia, el municipio y el sindicato. Para el régimen franquista, los partidos políticos eran construcciones artificiales que solo dividían y enfrentaban a la sociedad. Para cimentar estos principios, se fueron incorporando un conjunto de normas de carácter pseudoconstitucional conocidas como Leyes Fundamentales:
 El fuero del trabajo, 1938.
 Ley constitutiva de Cortes, 1942.
 El fuero de los españoles, 1945.
 Ley de referéndum nacional, 1945.
 Ley de sucesión, 1947.
 Ley de principios del Movimiento Nacional, 1958.
 Los sindicatos verticales.

Grupos ideológicos y apoyos sociales


Los grupos políticos que apoyaron la sublevación militar se situaban en el espacio de la derecha ideológica. Su modelo social y político coincidía con el de los militares
golpistas, en términos generales. No obstante, representaban posiciones ideológicas diversas y, en ocasiones antagónicas. Todas estas formaciones tenían sus propias aspiraciones, que fueron quedando diluidas tras ser obligadas a fusionarse, en pro de una causa mayor y bajo la autoridad de Franco. La Falange tenía gran influencia al comienzo del franquismo pues el número de sus miembros crecíó espectacularmente durante la Guerra Civil. Sus planteamiento ideológicos iniciales estaban próximos al fascismo y tenían una eficaz estructura paramilitar. Sin embargo, la muerte de Primo de Rivera (su fundador) permitíó a Franco someterlos a su autoridad. Controlaban ámbitos de poder muy importantes
dentro del franquismo (los medios de información y propaganda, la organización sindical y la dirección del Movimiento Nacional). Uno de sus líderes más significados fue Serrano Suñer, cuñado del dictador. Con el tiempo, su influencia fue decayendo a favor de los católicos, quienes no pertenecían a un movimiento ideológico concreto, aunque muchos procedían de la CEDA y de la Asociación Nacional de Propagandistas. Siendo la Iglesia católica uno de los pilares del régimen franquista, fueron ganando influencia al incorporarse a los gobiernos de Franco, ocupando diversos ministerios. A partir de los años 50, la influencia católica se incrementó con los miembros del Opus Dei, por su alta cualificación profesional. Franco recurríó a ellos para ocupar los ministerios de gestión económica. Fueron los llamados gobiernos de los tecnócratas. Por último estaban los monárquicos, que formaban dos bloques totalmente antagónicos:
 Los carlistas o tradicionalistas, también conocidos como Requetés, representaban el viejo formalismo y el legitimismo de la ley sálica.
 Los juanistas, partidarios del hijo de Alfonso XIII, Don Juan de Borbón, nuevo pretendiente al trono que aspiraba a la restauración de la monarquía borbónica. Don Juan, padre del rey Juan Carlos, acabó enfrentado con Franco y viviendo en el exilio.
El régimen franquista contó con amplios apoyos sociales, pues cualquier oposición era perseguida y reprimida. Los vencedores de la Guerra Civil impusieron una concepción de vida basada en la moral católica y la disciplina militar. La mentalidad conservadora y el orden social atrajeron a su causa a las clases altas e, incluso, a las clases medias y a los pequeños propietarios rurales que se vieron representados por los valores que defendía el nuevo régimen. El control ideológico de los españoles se convirtió en un objeto desde la infancia. En la enseñanza se introdujo la asignatura de Formación del Espíritu Nacional y se crearon organizaciones juveniles de encuadramiento doctrinario como el Frente de Juventudes y la Sección Femenina. Por su parte, el ejército y la Iglesia se convirtieron en los pilares del régimen. El ejército fue columna vertebral del sistema. Su fidelidad fue compensada con una situación de privilegio y su participación en los altos cargos de la administración. Por otra parte, el clero fue uno de los principales apoyos del régimen franquista. La decidida defensa del catolicismo por parte de Franco, convirtió la Guerra Civil en una «cruzada» contra el ateísmo y llevó al estado franquista a definirse ideológicamente como nacional católico. Eso le supuso el reconocimiento del Vaticano.

Etapas de la Dictadura


Tal vez la dictadura se pensase como una solución transitoria pero acabó siendo vitalicia y alargándose durante cerca de cuarenta años, pasando distintas etapas en las que se fue adaptando a la coyuntura internacional:
El triunfo y la creación del estado, la consolidación y el desarrollismo económico, y la crisis y muerte de Franco al final. Desde 1939 hasta 1959 el Estado franquista se fue asentando y organizando ideológicamente, primero bajo la influencia de la Falange y de los totalitarismos italiano y alemán, definíéndose como nacionalsindicalista hasta 1943 para luego alejarse del fascismo. La derrota nazi y el nuevo contexto internacional surgido de la Segunda Guerra Mundial hizo que el régimen franquista se distanciase, claramente, de las potencias del eje y se acercase a los aliados, que tenían sistemas democráticos. La propaganda franquista comenzó a denominar al régimen como una Democracia Orgánica, lo que no impidió su aislamiento internacional una vez acabada la guerra.
En el ámbito económico, las consecuencias de la Guerra Civil (que dejaron al país devastado) y el aislamiento internacional generaron graves problemas de desabastecimiento y la recesión de la economía española, que tuvo que recurrir al
autoabastecimiento (etapa de la autarquía). La población pasaba hambre y florecíó el mercado negro o estraperlo. A partir del 59 hasta 1973 comienza la etapa en la que el régimen termina consolidándose y comienza el desarrollismo.  Con la entrada de España en la ONU en 1955, se conseguía el reconocimiento internacional y la consolidación del régimen franquista. A mediados de los años 60 se inició una tímida apertura con la Ley de Prensa, que relajaba un poco la censura.  Sin embargo, en 1967, la Ley Orgánica del Estado confirmaba todos los poderes de Franco, siendo sometida a referéndum, obtuvo un 96% de votos afirmativos.  


Dos años después, en 1969, Franco nombró al príncipe Juan Carlos como su sucesor, a título de rey, pero obligándole a jurar fidelidad a las leyes fundamentales del Movimiento Nacional. En expresión del propio Franco, todo quedaba atado y bien atado. En el aspecto económico se produce un gran crecimiento impulsado por la política de los ministros (los «tecnócratas») y sus planes de desarrollo para impulsar la industria nacional y el turismo. Es la época del desarrollismo. A pesar de todo, entre 1973 y 1975, la avanzada edad de Franco y la creciente oposición política anunciaban el final de la Dictadura, aunque los miembros más fieles e inmovilistas del régimen se opónían a cualquier cambio. La realidad era que el régimen franquista era un anacronismo y la última dictadura en el contexto democrático de Europa Occidental que, aunque reconocía al régimen, le había impedido el acceso a la comunidad europea.  La crisis del régimen también coincidíó con una crisis económica a nivel mundial: la crisis del petróleo de 1973, que anunciaba una nueva recesión económica. El 20 de Noviembre de 1975, fallecía Francisco Franco y Don Juan Carlos era elegido como rey, abriendo una nueva etapa en la historia de España.

El contexto internacional


Al acabar la Segunda Guerra Mundial en 1945, los Aliados no olvidaron el apoyo de Franco a Hitler y sometieron al franquismo a una dura condena política y al aislamiento internacional, que tuvo su máxima expresión en la Resolución adoptada por la ONU el 12 de Diciembre de 1946, que acusaba al régimen de Franco de fascista, prohibíéndole la entrada en los organismos internacionales y retirando de España a sus embajadores. España también quedo fuera del Plan Marshall con el que se reconstruyó económicamente Europa tras la guerra. Únicamente Portugal y Argentina mantuvieron su reconocimiento a Franco. No obstante, el final de la guerra dio comienzo a la Guerra Fría entre EEUU y la
URSS, quedando Europa dividida en dos bloques ideológicos (Telón de Acero). La nueva coyuntura internacional favorecíó al régimen, que supo explotar su exacerbado anticomunismo y el valor estratégico de la Península Ibérica. EEUU buscaba aliados y territorios donde ubicar bases militares, lo que hizo cambiar la actitud del país hacia Franco, que pasó a ser considerado un aliado valioso y le abríó las puertas al reconocimiento internacional:
 En 1950 la ONU revocó la condena contra Franco.
 En 1953 se firmó el Pacto de Madrid con EEUU, que permitía que se estableciesen bases americanas en España.
 En 1955 España era admitida en la ONU, y en 1957 en el FMI.
La nueva situación rompía el aislamiento y fue definitivo para la consolidación de la Dictadura.

11.2. Política económica del franquismo: de la autarquía al desarrollismo

Transformaciones sociales: causas y evolución


La Guerra Civil había dejado a España en una situación ruinosa: destrucción de industrias y sus infraestructuras, pérdida de capital financiero y de las reservas de oro, pérdida de población… Al terminar la guerra española, comenzó la mundial, lo que impidió a España recibir ayuda del extranjero. Tras la guerra, el aislamiento internacional del régimen provocó un bloqueo a la economía española que, además, no se pudo beneficiar de las ayudas económicas del Plan Marshall. Debido a estas circunstancias, la economía española tuvo que abastecerse dependiendo de sus propios recursos, eso la convirtió en una economía cerrada y de autoabastecimiento. El propio régimen lo fomentó como símbolo de independencia y de dedida de capacidad de los españoles, denominando al sistema económico como autarquía, y cuyas carácterísticas son:
 Intervencionismo estatal en todos los aspectos económicos, se nacionalizaron bienes estratégicos y de primera necesidad.
 Fuerte proteccionismo con aranceles para proteger la industria nacional e impedir la importación de productos.
 Creación de un conglomerado industrial controlado por el Estado, el INI.
La recuperación económica fue muy lenta y España tardó varias décadas en salir del subdesarrollo, cuya máxima expresión eran las cartillas de racionamiento para abastecer a las familias de productos básicos y disimular la miseria. En 1957, la situación política y económica internacional aconsejaron dar un cambio de rumbo en el gobierno, al que se incorporó un grupo de ministros y altos cargos con una acreditada cualificación profesional, de los cuales la mayoría eran miembros del Opus Dei. Estos gobiernos llevaron a cabo una serie de medidas en el ámbito económico conocidas como los planes de desarrollo, que pretendían impulsar la industria nacional y modernizar a la economía española para sacarla del estancamiento y del subdesarrollo. La llegada de los tecnócratas al gobierno iba a suponer un cambio en la orientación económica. El modelo de autarquía se había mostrado ineficaz, por lo que se tomaron nuevas medidas con las que se pretendía limitar el intervencionismo, reducir la política proteccionista y equilibrar los presupuestos.
Para conseguir estos objetivos se impulsaron varios planes económicos:
 Plan de Estabilización (1959-1964), con el que se quería ajustar la economía estabilizando los precios y conteniendo la inflación. Se devaluó la peseta y se dio entrada a la inversión extranjera.
 Planes de Desarrollo (1964-1975), teniendo como objetivo equilibrar la desigual distribución industrial de España, creando nuevas zonas industriales en ciudades medianas y capitales de provincia. Con estos polos industriales de desarrollo también se pretendía frenar la emigración interior.
Las consecuencias de estas medidas fue el denominado milagro económico español, con el que se consiguió doblar la renta per cápita española, mejorar la producción agraria, impulsar la industrialización y conseguir un fuerte crecimiento en el sector servicios (impulsado por el turismo). Este desarrollismo fue posible por los bajos salarios y por las remesas de dinero enviadas por los emigrantes españoles en Europa con los que también se mitigaban las cifras del desempleo. Entre los resultados positivos del milagro español cabría señalar como los más importantes los siguientes:
 La renta per cápita española aumentó en más del doble entre 1960 y 1970.
 El PIB casi se triplicó.
 Se inició una modernización en todos los sectores económicos incorporando nuevas tecnologías.
 El sector industrial fue el más impulsado.
 Avance del sector servicios durante los años 60 con la llegada masiva de turistas extranjeros.
No obstante, el milagro económico español ocultaba todavía grandes desajustes:
 Gran desequilibrio entre las regiones que favoreciesen el desarrollo de áreas industriales como Cataluña, Madrid o el País Vasco, mientras que el interior quedaba atrasado y despoblado.
 La balanza comercial seguía siendo muy deficitaria por la carencia de recursos energéticos y la importación de maquinaria.
 El desarrollo económico no creó el suficiente empleo, por lo que millones de extranjeros se vieron obligados a emigrar. Esto tuvo diversos efectos:
o La llegada de divisas que los emigrantes enviaban a sus familiares españoles.

o Una salida al desempleo en España que habría provocado tensiones sociales y políticas.
o Un cambio en las carácterísticas de la sociedad española.

Transformaciones sociales


El desarrollo económico también tuvo sus efectos sobre la sociedad española, transformándola de rural a urbana. Las ciudades españolas doblaron o triplicaron su población entre 1960 y 1975 debido a uno de los fenómenos demográficos más importantes de este periodo, los grandes movimientos migratorios tanto interiores como al exterior. Millones de españoles se desplazaron desde las áreas rurales a las grandes ciudades o las regiones industriales y turísticas. El especular crecimiento de Madrid o Barcelona hizo surgir un cinturón de ciudades dormitorio en su periferia. Por su parte, la emigración exterior hacia Europa supuso la salida de más de un millón y medio de españoles cuyas remesas de divisas fueron fundamentales para impulsar el desarrollo económico del país y para mitigar el desempleo. La sociedad también se vio afectada en su estructura. El aumento de la renta permitíó que las clases medias supusiesen, por primera vez, más del 50% de la población española. El bienestar económico introdujo a España en el modelo de las sociedades de consumo, lo que supuso una mejora en la alimentación, de la demanda de bienes de consumo o de vivienda propia. Surge una nueva mentalidad en la juventud que se aleja de la estricta moral católica y aspira a mayor libertad en las costumbre y en la política. La sociedad española comenzaba a demandar caminos hacia la libertad y hacia la democracia.


11.3. La oposición a la dictadura: principales grupos y evolución en el tiempo. La crisis del franquismo desde 1973 a la muerte de Franco.
La España de Franco no fue la de la reconciliación. Cerca de medio millón de españoles abandonó España al acabar la Guerra Civil, huyendo de la represión franquista. En las últimas semanas de la Guerra Civil, miles de combatientes republicanos y sus familias marcharon al exilio por la frontera francesa. Todos los miembros del gobierno republicano, incluidos Juan Negrín y Manuel Azaña, se exiliaron, primero en Francia y luego en México, donde mantuvieron las instituciones republicanas. Muchos republicanos esperaban que la derrota de los fascismos de la Segunda Guerra Mundial supondría el final de Franco, por lo que se sumaron a la resistencia francesa o rusa y organizaron una oposición al Régimen franquista desde el exterior, presionando para que fuese condenado y aislado internacionalmente. Muchos fueron apresados por los nazis y conducidos a campos de exterminio como el de Mathausen, donde perdieron la vida. Algunos intentaron entrar en España por el valle de Arán para acabar con el franquismo pero su aventura acabó en fracaso. Sin embargo, el inicio de la Guerra Fría favorecíó al franquismo por sus posiciones anticomunistas y le permitíó sobrevivir. El gobierno republicano en el exilio organizó una oposición desde el exterior, consiguiendo, en un principio, que las democracias occidentales les reconociesen como gobierno legítimo y que condenasen y aislasen internacionalmente a la España de Franco. Consiguieron evitar su entrada en organismos internacionales como la ONU o el Mercado Común Europeo y una resolución en la que no sólo condenaban al régimen, sino que se le exigía formar un gobierno democrático. Sin embargo, la situación cambió drásticamente en 1953, con la firma de un Tratado preferencial con EEUU, que
establecía una alianza militar por la que España cedía su territorio para que se instalasen bases militares norteamericanas y, a cambio, conseguían ayuda militar, económica y reconocimiento internacional. Con el apoyo estadounidense y los países iberoamericanos, la España de Franco consiguió ingresar en la ONU en 1955 y consolidar su reconocimiento internacional. Pese a todo, dentro de España surgíó una oposición interna que se fue reorganizando clandestinamente contra el franquismo. Entre 1944 y 1949, se organizó un movimiento guerrillero de oposición formado por antiguos combatientes republicanos y conocido como maquis. Su intención era mantener la lucha armada dentro de
España hasta que la presión internacional acabase con el franquismo. Su lucha se concentró en zonas rurales y aisladas de la cordillera cantábrica y Pirineos. Sin embargo, su aislamiento y el hostigamiento de la Guardia Civil acabaron con el movimiento. A finales de los años 50, la oposición se extendíó a otros ámbitos como el universitario. En 1956 las protestas estudiantiles provocaron el cierre de la Universidad y la declaración del estado de excepción. También se reorganizaron clandestinamente, y con el apoyo exterior, algunas fuerzas políticas (PCE, PSOE, PNV) y sindicales que reclamaban mejoras salariales y el derecho a huelga. Por su parte, la iglesia comenzó a jugar un nuevo papel social más comprometido en el que una nueva generación de sacerdotes abogaban por la reconciliación y el cambio social o haciendo suya la lucha obrera, siendo conocidos como los curas rojos. Por su parte, el clero catalán y vasco mostró su apoyo al bando nacionalista. Los monárquicos acabarían también enfrentados al régimen de Franco. Alfonso XIII había abdicado en su hijo Don Juan. Al final de la Guerra Civil, un grupo de militares y procuradores pidió a Franco restaurar la monarquía, pero este lo rechazó. En 1945, Don Juan pidió a Franco que dimitiese y restaurase la monarquía (Manifiesto de Lausana). Franco no lo hizo y sus relaciones se deterioraron. Don Juan nunca llegó a reinar. En 1962, representantes de diversas fuerzas políticas antifranquistas, tanto del interior como del exilio, se citaron en Múnich para aunar sus fuerzas, buscar una salida política e impedir el ingreso de España en la comunidad europea. A partir de los años sesenta aumentaron los frentes de oposición:
 El movimiento obrero a través de sindicatos clandestinos, cuya reclamación del derecho a la libre sindicación les fue dando fuerza y protagonismo. En este contexto nacíó el sindicato Comisiones Obreras, impulsado por el partido comunistas y los sindicatos de tendencia cristiana, como USO.

 La agitación universitaria revitalizada a partir de 1969 con huelgas y manifiestos en los que participaron profesores de prestigio, que acabaron expedientados y expulsados de sus cátedras.
 Los sectores de la iglesia, aunque la alta jerarquía se mantuvo fiel al franquismo, provocado por el Concilio Vaticano II. Muchos sacerdotes ampararon y colaboraron con las fuerzas de oposición, permitiendo reuniones y encierros del movimiento obrero en las parroquias.
 Grupos y formaciones políticas, que proliferaron clandestinamente representando amplios espectros ideológicos: el PCE, el PSOE, el PNV y Ezquerra Republicana, el FRAP, el GRAPO y ETA.

La crisis del franquismo desde 1973 a la muerte de Franco


Entre 1970 y 1975 había un gran clima de inestabilidad política acentuado por las acciones terroristas. La oposición política y social iba en aumento y los propios franquistas estaban divididos entre aperturistas (partidarios de introducir reformas en el franquismo) e inmovilistas aunque conocidos como el Búnker (deseosos de mantener el régimen inalterable). En 1969, Franco había designado al príncipe Juan Carlos como sucesor con la intención de restaurar la monarquía pero haciéndole jurar los Principios del Movimiento Nacional para darle continuidad al régimen. En Junio de 1973, Franco formó un nuevo gobierno presidido por el almirante Carrero Blanco, persona de confianza del dictador y perteneciente al segundo grupo. Por primera vez se diferenciaban los cargos de Jefe del Estado y de Presidente del Gobierno, que hasta entonces había asumido el dictador. El 20 de Diciembre de 1973, un atentado de ETA acabó con la vida de Carrero Blanco y daba un duro golpe al régimen. Para sustituirle, se nombró a Carlos Arias Navarro, que inició una tímida apertura y promulgó una Ley de Asociaciones Políticas en Diciembre de 1974, aunque solo estaba pensada para dar satisfacción a las distintas tendencias del franquismo. La inestabilidad política se fue acentuando con las protestas ciudadanas: manifestaciones y huelgas que exigían mejoras sociales y derechos democráticos. Por otra parte, los atentados terroristas de ETA y el FRAP se incrementaron, lo que llevó a la aprobación de una nueva Ley Antiterrorista, que recogía la pena de muerte para los condenados a terrorismo. Al amparo de la nueva ley, en Septiembre de 1975, serían sentenciados a muerte y ejecutados cinco miembros de ETA y del FRAP, lo que desató una oleada de protestas internacionales y la amenaza de sanciones diplomáticas que hicieron reaparecer el fantasma del aislamiento internacional de España. Además, en 1974, una sublevación militar conocida como la Revolución de los Claveles, acabó con la dictadura en Portugal, dejando a la dictadura franquista como un anacronismo dentro de Europa Occidental. A los acontecimientos políticos se uníó una grave crisis económica provocada por la subida de los precios del petróleo en 1973, cuyos efectos fueron: el aumento del déficit, el incremento de la inflación y el paro, y la interrupción de la emigración hacia Europa. La situación económica aumentó la conflictividad laboral y la oposición al Régimen franquista, al que consideraba incapaz de dar una solución a los graves problemas. Solo al final del franquismo se veía salida a la crisis económica, social y política. La avanzada edad y el deterioro de la salud de Franco prolongaron la crisis final del franquismo entre 1974 y su muerte, el 20 de Noviembre de 1975. La incertidumbre política debilitaba la toma de decisiones, como quedó patente en la crisis del Sáhara español. El gobierno de Marruecos reclamó el territorio y promovíó una marcha de ciudadanos, conocida como la Marcha Verde, para ocuparlo. La indecisión del gobierno español acabó cediendo a las presiones marroquíes con la entrega del Sáhara Occidental a Marruecos el 14 de Noviembre de 1975, olvidando los compromisos de independencia prometidos al pueblo saharaui.

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