INTRODUCCIÓN
En 1517, a la muerte de Fernando el Católico, su nieto Carlos de Gante heredó los reinos de Castilla y Aragón con sus respectivas posesiones en América, el norte de África e Italia. De su abuelo paterno Maximiliano de Habsburgo, el patrimonio de la Casa de Austria; y de María de Borgoña heredó los territorio de la Casa de Borgoña, incluido los Países Bajos. En 1519, aumentó su poder al proclamarse Emperador, como Carlos V, en un Imperio que requería un notable esfuerzo militar y económico. Con él comenzó la dinastía de la Casa de Austria que reinó hasta 1700.Con Felipe II, sucesor de Carlos I, el título de emperador quedó desligado de la corona hispana. La época del Imperio español atravesó una etapa de auge y esplendor en el siglo XVI. En el Siglo XVII el Imperio fue acumulando graves problemas internos y externos que llevaron a su hegemonía en Europa.
DESARROLLO
➔ Carlos I
El programa político de Carlos V fue el de un emperador germánico empeñado en la defensa de los intereses de la casa de Austria, que consideraba vinculados a los de la cristiandad y la hegemonía de Europa. Su idea imperial era reunir a todos los cristianos bajo la autoridad política del Emperador y la autoridad religiosa del Papa y de frenar el avance de los infieles, representado por los turcos. Para lograr sus objetivo tuvo que enfrentarse con distintos estados.
Los enfrentamientos de Carlos V con Francisco I (Francia), fueron constantes durante todo su reinado. A la enemistad personal entre los dos monarcas se unía la situación geopolítica de todas las posesiones de Carlos V. En 1521, Francia invadíó Navarra, y desde Milán, trataron de asegurar su hegemonía en el norte de Italia. Fueron derrotados en Pavía (1525) y Francisco I fue prisionero de Carlos.El monarca francés consiguió la libertad tras firmarse la paz con el tratado de Madrid, a cambio de renunciar a Italia. Francisco I no cumplirá las condiciones y formará la Liga Clementina, aliándose con el Papa, Inglaterra y varias ciudades italianas contra Carlos V. El triunfo de Carlos tras el saqueo de Roma (1527) y la firma de la Paz de Cambray supuso la renuncia de Francia a Italia y de Carlos a Borgoña. Las luchas con Francia se reanudaron en 1536 en Italia y las fronteras de Flandes, prolongándose durante veinte años. La última guerra Franco-española se libró tras la abdicación de Carlos V en 1556, donde Felipe II salíó victorioso en San Quintín (1557). La paz de Cateau-Cambresis (1559) establecíó la hegemonía española en Italia y en Europa occidental.
En el dominio del Mediterráneo, Carlos V tuvo conflictos con el Imperio Turco por la amenaza en los dominios otomanos y por cuestiones religosas. Consiguió conquistar Túnez en 1533, pero la derrota imperial en Argel en 1541 supuso la pérdida del control marítimo del norte de África. Los otomanos amenazaron los territorios imperiales de Austria, y aunque frenó su avance Carlos V en Viena no pudo acabar con el problema otomano.
Los problemas en el Sacro Imperio de Carlos V fueron varios: consideró la lucha contra la Reforma protestante como obligación propia. Tuvo como meta el mantenimiento de la unidad política y religiosa del Imperio. La expansión de las ideas de Lutero en los Países Bajo llevó al Emperador a intervenir,para solucionar el conflicto convocó la Dieta de Worms en la que instó al monje agustino (Lutero) a retractarse. Ante su negativa fue excomulgado.
Tras el fracaso de la Dieta de Wörms, numerosos príncipes alemanes se levantaron contra el Emperador, a los que derrotó en la batalla de Mühlberg (1547). Esta victoria no supuso el triunfo del conflicto y finalmente Carlos V se vió obligado a firmar la paz de Augsburgo (1555), catolicismo y protestantismo quedaban en igualdad. Esto supuso una derrota moral para Carlos, renunciando a la corona imperial y al reino de Austria a favor de su hermano Fernando; la corona hispana pasó a manos de Felipe II.
➔ Felipe II
Felipe II asumíó el trono español tras la abdicación de Carlos I en 1556, y hasta 1598 gobernó el Imperio heredado, a lo que se añadieron las conquistas posteriores Imperio portugués. Heredó de su padre los objetivos de su política. Felipe II fue un rey burócrata que trató de controlar hasta los menores detalles de la administración. La falta de contacto con sus súbditos debilitó el afecto por la monarquía en el ánimo del pueblo.
La lucha contra el Islam. El asedio de la isla de Malta, la conquista de Chipre y la expulsión del soberano de Túnez llevaron a formar la Liga Santa (esfuerzo naval de Venecia y Juan de Austria jefe de España). La batalla de Lepanto (1571) supuso la victoria a los cristianos, donde a finales de siglo disminuyó la amenaza islámica en el Mediterráneo occidental.
La guerra de Flandes. Flandes era un territorio muy próspero económicamente. En 1556 comenzaron las rebeliones por la disidencia religiosa y las aspiraciones de independencia de la nobleza y de los comerciantes, además de los intereses de Francia e Inglaterra en dominar el comercio de estos territorios. Ante la extensión de disturbios populares en las principales ciudades de los Países Bajos, el rey envió a Fernando Álvarez de Toledo para solucionar estos problemas y acabar con toda la oposición política y religiosa, además de constituir el
Tribunal de los Tumultos (1566), que llevó a cabo una represión fortísima, confiscó bienes y ejecutó a miles personas sin importar la religión o estatus social.
Su línea dura había fracasado. Guillermo de Orange logró escapar fortalecido y se convirtió al calvinismo. Se alió con los príncipes protestantes, Inglaterra y los hugonotes franceses, de esta manera se inició un conflicto armado (1576). Para evitar que fuese el fracaso de la monarquía hispánica se llegó a un acuerdo en 1579 con los rebeldes, dividiendo el territorio en: Uníón de Arrás (católica) y Uníón de Utrecht (protestante). Este acuerdo no significó el fin del conflicto. Felipe II designó antes de morir, a su hija Isabel Clara Eugenia gobernadora con derecho a sucesión. Pero al no tener descendencia, los Países Bajos volvieron a la Corona española en el Siglo XVII. El conflicto no había finalizado.
Conflictos con Francia. Felipe heredó la enemistad con Francia, y tuvo como principal detonante la invasión de los Estados Pontificios por Fernando Álvarez de Toledo, y las interferencias de Francia en los Países Bajos. Tras la derrota de la batalla de San Quintín y Gravelina, se zanjó el conflicto con la paz de Cateau-Cambresis en 1560, se acordó el casamiento de Felipe II con la hija de Enrique II de Francia, Isabel de Valois.
La guerra con Inglaterra. La alianza que Carlos I manténía con Inglaterra se prolongó durante los primeros años del reinado de Felipe II. La llegada al trono de Isabel I supuso la persecución a los católicos, asimismo, Inglaterra aspiraba a aumentar sus relaciones económicas con América, así perjudicando a España. Estas razones obligaron al monarca español a intervenir y declarar la guerra a Inglaterra. Para ello preparó una gran flota para invadir la isla, la Armada Invencible (1588). El fracaso naval de este proyecto supuso un impacto psicológico y político, a pesar de que el potencial militar y naval español apenas quedó dañado. Inglaterra comenzaba a despuntar en el panorama internacional.
Anexión de Portugal: La muerte del rey Sebastián fue la oportunidad de Felipe II para gobernar el reino portugués. Prometíó respetar la autonomía del reino y proteger el comercio, además de triunfar en el terreno militar. Las Cortes de Tomar (1581) reconocieron a Felipe II como soberano de Portugal.
CONCLUSIÓN
El fracaso de la política de Carlos en Europa tuvo consecuencias en el reinado de Felipe II, aunque ambos mantuvieron los principios de la defensa del catolicismo y la unidad de la casa de Austria. Las diversas actuaciones encaminadas a su ejecución produjeron desajustes entre los ingresos de la Corona y los plazos establecidos por los bancos para devolver el dinero, con lo que se provocaron varias bancarrotas. España (Castilla), se enriquecíó por sus relaciones imperiales y dominación de América, pero el auge fue temporal. Gran parte de esos recursos se destinaron a mantener la hegemonía hispánica en Europa, lo que provocó su empobrecimiento.
Mientras que el Siglo XVI fue un siglo de auge y esplendor, el Siglo XVII fue de lenta decadencia, donde el Imperio tuvo graves problemas que llevaron a la desaparición de su hegemonía en Europa, Aunque con Felipe II la monarquía alcanzó su apogeo, también se ganó enemigos. Contra su padre y contra el mismo se difundieron escritos denigratorios que contribuyeron a crear la ¨leyenda negra¨.