1. LA SITUACIÓN DEL CAMPO
A principios del S. XIX, España tenía una economía agraria de subsistencia y señorial.
Agraria
La mayoría de la población eran campesinos, y la mayor parte de la riqueza provénía del campo.
Subsistencia
Era una agricultura atrasada, con técnicas muy rudimentarias (barbecho, abono orgánico, herramientas anticuadas, etc.), muy supeditada a las inclemencias del medio (sequía, heladas, etc.) y, en definitiva, con muy bajos rendimientos.
Señorial
La mayoría de las tierras pertenecían a instituciones (clero, nobleza, ayuntamientos, Corona) y estaban amortizadas (no se podían vender ni comprar). Son las llamadas “manos muertas”. En el caso de la nobleza, existía el mayorazgo por el cual las tierras están vinculadas al título y las heredará solo el primogénito.
Por motivos históricos, se han formado dos Españas desde el punto de vista de la explotación agraria:
+ Norte peninsular, donde abunda la pequeña propiedad (minifundio) trabajada por campesinos propietarios.
+ Sur peninsular, donde abunda la gran propiedad (latifundios) explotados indirectamente (arrendamiento) o directamente (contratación de jornaleros).
+ En la Meseta
Castellana tenía una gran importancia la Mesta (asociación de ganaderos con amplios privilegios que perjudicaban a la agricultura).
2. CarácterÍSTICAS GENERALES
La revolución liberal había empezado en 1808, y en 1840 estaba sin culminar. Las principales normas legales giraron alrededor de la redefinición del nuevo derecho de propiedad que relacionaba la titularidad individual con la capacidad de disponer libre e ilimitadamente de dicha propiedad.
El régimen liberal no se puede entender sin el concepto de propiedad privada.
Para un liberal, ésta era sagrada e inviolable, se podía disponer libre e ilimitadamente de ella y era importante para ser feliz, pues te aseguraba el derecho a existir hoy y tener una mejor existencia futura (los bienes aseguran el futuro). Por otra parte, la propiedad da sentido al interés de cada uno por el trabajo, se convierte en el elemento motriz de la sociedad y, al final, es el sustento de la riqueza de las naciones.
De acuerdo con esto, los distintos gobiernos liberales van a intentar acabar con el concepto de propiedad del antiguo régimen (amortizada), y las cortes de Cádiz establecerán su deseo de convertir en libre (desamortizar) la propiedad del antiguo régimen.
Se pretendía también la disolución del régimen señorial, mediante la cual los señores perdían sus atribuciones jurisdiccionales (ejercer justicia, cobrar impuestos) pero conservaban la propiedad de las tierras así que, los campesinos, que tradicionalmente habían trabajado la tierra, perdían todo el derecho y pasaban a ser simples jornaleros o arrendatarios. El antiguo señor se convirtió en el nuevo propietario agrícola. Este proceso se alarga hasta 1841 e incluso más (S. XX).
Sacar al mercado todos los bienes amortizados supuso una doble acción:
DESVINCULACIÓN
Desvincular las tierras del título de los bienes de la nobleza. Acaba en 1837. Supuso una doble acción:
Abolición de los señoríos
Acabar con privilegios y relaciones de dominio (cobrar impuestos, juzgar, ocupar altos cargos, etc.) y convertir en propiedad particular y libre las tierras. Esto no supuso un cambio de propietario, pues se pactó con la nobleza que conservaran la propiedad de la tierra.·
Supresión de los mayorazgos (se inicia en el Trienio Liberal y acaba en 1841). El primogénito (varón) recibía por herencia un bloque de bienes del que no era propietario, sino usufructuario, y que podía aumentar con compras, pero nunca vender, manteniendo el deber de transmitirlo a su heredero.
DESAMORTIZACIÓN
DE LOS BIENES ECLESIÁSTICOS Y MUNICIPALES que serán nacionalizados y vendidos. Además, se decretó la disolución de las órdenes religiosas (excepto las de enseñanza y hospitalarias). Fue la medida económica de mayor trascendencia del S. XIX. También supuso una doble acción:
· La incautación por el Estado de los bienes que estaban en “manos muertas” (fuera del mercado) para convertirlos en “bienes nacionales”.
· La venta en subasta pública:
Puesta a la venta de estos en subasta pública. El producto obtenido lo aplicaría el Estado a sus necesidades.
Ambas acciones pretendían lo mismo: sacar al mercado libre bienes que el Antiguo Régimen había dejado al margen de este, para que fueran objeto de compra y venta. Se trataba de proporcionar las condiciones necesarias para que aumentara el número de propietarios particulares y, con la aplicación de su trabajo a dichos bienes, crecería su felicidad personal, y con ella la riqueza nacional.
Hubo numerosos intentos desamortizadores a lo largo del S. XIX: Godoy, Cortes de Cádiz, Trienio Liberal, etc., pero las más importantes fueron las de Mendizábal (1836-1851) y la de Madoz (1855-1924).
3. DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL
Juan Álvarez de Mendizábal, liberal progresista, ministro de Hacienda primero y presidente del gobierno después, inició un proceso desamortizador (1837) fundamentalmente sobre los bienes eclesiásticos, suprimiendo las órdenes religiosas (clero regular) y expropiándoles sus bienes muebles e inmuebles.
Buscó alcanzar tres objetivos:
FINANCIERO. Pagar la deuda pública del Estado y obtener recursos para ganar la guerra (carlista)
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POLÍTICO. Crear simpatizantes al liberalismo entre aquellos que comprasen las tierras. También consiguió numerosos enemigos entre el clero, que apoyarán a Don Carlos.
SOCIAL. Crear una clase media de campesinos propietarios.
Los resultados fueron, sin embargo, decepcionantes. No se pudo pagar toda la deuda estatal, el liberalismo se encontró con una dura oposición entre los católicos, que no comprendían por qué se le quitaba el medio de vida a la iglesia, y la venta en pública subasta provocó que fuesen los ricos los grandes compradores, creándose un nuevo latifundismo burgués y perjudicando a los campesinos humildes que no pudieron comprar y vieron como los nuevos propietarios les subían las rentas. Paradójicamente, en España, un amplio sector del campesinado fue antiliberal al considerarse agraviado por muchas de las reformas, mientras que la mayoría de la nobleza apoyó la revolución liberal.
Tras esta desamortización, la Iglesia perdíó casi todos sus bienes, tierras, edificios y fincas urbanas. Como compensación, el Estado se comprometíó a asegurar la sustentación del clero secular, que recibiría anualmente dinero con cargo a los presupuestos públicos (Concordato con la Santa Sede). Eso sí, se consiguió ganar la guerra.
4. DESAMORTIZACIÓN DE Madoz
Pascual Madoz, liberal progresista, amigo de Mendizábal y ministro de Hacienda, publicará en 1855 su Ley de Desamortización General. Se la llamó general porque afectaba a todos los bienes de propiedad colectiva, a los eclesiásticos no vendidos anteriormente y, sobre todo, a los bienes municipales, que los había de dos tipos:
+ Propios: que proporcionaban rentas al concejo (ayuntamiento).
+ Comunes: usados por todos los vecinos.
El procedimiento usado fue similar al anterior: confiscación primero, y venta en pública subasta después. En este caso, el objetivo del dinero iba destinado a la expansión del ferrocarril. El dinero sería para los ayuntamientos, pero lo administraría el Estado adjudicando obras públicas en sus municipios. De nuevo, el gran beneficiario fue la burguésía adinerada, que amplió sus latifundios pero, en esta ocasión, los pequeños propietarios de los pueblos participaron algo más. Esta desamortización se prolongó hasta 1924.
5. EFECTOS DE LAS DESAMORTIZACIONES
Las desamortizaciones no supusieron una verdadera reforma agraria, es decir, no se hizo un reparto de las tierras entre los campesinos menos favorecidos para acabar con la pobreza rural y crear una clase media de propietarios agrícolas, sino todo lo contrario: favorecieron a la concentración de la propiedad en manos de una minoría (la burguésía) que invirtió en tierras dejando al lado otras actividades de resultados económicos más dudosos (industrialización). Se ha llegado a considerar a este proceso como una de las grandes oportunidades perdidas para abordar una reforma de la estructura de la propiedad de la tierra. Esta habría podido disminuir las grandes desigualdades y fomentar una mayor expansión de la producción agraria. Además, crearon un conflicto directo con la iglesia, la gran perjudicada, conflicto que, con frecuencia, llevó al fracaso a numerosos gobiernos progresistas y fue abriendo una brecha entre las tendencias más progresistas y la iglesia católica (laicismo, anticlericalismo, etc.). Otro efecto negativo de las desamortizaciones fue la ruina de una parte importante del patrimonio histórico-artístico religioso que sufríó ventas, expolios, ruina, etc.
Otro efecto negativo fue que, en España, un amplio sector del campesinado fue antiliberal al considerarse agraviado por muchas de las reformas, mientras que la mayoría de la nobleza apoyó la revolución liberal.
Pero las desamortizaciones también tuvieron sus efectos positivos. Para empezar, supusieron un movimiento de dinero que ayudó a reactivar la economía. Aumentó la tierra cultivada a costa de las tierras comunales, en muchas zonas aumentó también la producción, y en otras se desarrolló una agricultura de mercado, sobre todo en algunos sectores destinados a la exportación:
+ Viticultura: Rioja, Cataluña, Jerez (Osborne, Domecq, Terry: inversiones de burguésía extranjera).
+ Aceite de oliva en Andalucía.
+ Cítricos levantinos.
+ Cereales castellanos.
En 1868 estalla la Revolución Gloriosa, que supuso el fin del reinado de Isabel II pero, pese al entusiasmo de muchos, se abrían ahora 6 años de gran inestabilidad política donde se desarrollarán varios regíMenes políticos (democracia, monarquía, república)
Y donde los estallidos violentos fueron frecuentes. Los protagonistas de esta revolución fueron la pequeña burguésía y el incipiente movimiento obrero.
Los conflictos fueron numerosos y terminarán acabando con esta etapa:
+ El cantonalismo (extremo del federalismo).
+ Guerra en Cuba.
+ Guerra carlista.
+ Aparición del movimiento obrero.
En estos seis años podemos distinguir varias etapas:
+ 1868-1870: gobiernos provisionales.
+ 1870-1873: monarquía de Amadeo de Saboyá.
+ 1873-1874: república (federal y unitaria).
1. CAUSAS
El fin del reinado de Isabel II vino motivado por la llegada de la primera gran crisis económica del sistema capitalista que en nuestro país fue de tipo:
Financiera
Caída de las acciones del ferrocarril.
Industrial
Falta de algodón por la guerra de Secesión de EE. UU.
Subsistencia
Malas cosechas, subida de precios, etc.
Todo ello se tradujo en las calles en paro, descontento y conflictividad social.
La inoperancia e intransigencia de los gobiernos moderados, tan próximos a la reina, favorecíó que la oposición (progresistas y demócratas) firmase el Pacto de Ostende, conspiración anti-isabelina a la que se unirán los Unionistas y, con estos, una parte importante del ejército. Así, en Septiembre de 1868, el almirante Topete hace un pronunciamiento en Cádiz cuyo lema es “Viva España con honra”. Serán muchos los que le sigan y en pocos días se levantarán numerosas ciudades como Málaga, Almería, Cartagena…. Se forman Juntas Revolucionarias, vuelven exiliados como Prim o Serrano, e Isabel II tiene que irse al exilio después de que su ejército fuese vencido en la batalla de Alcolea (Córdoba).
2. GOBIERNOS PROVISIONALES (1868 – 1870)
Tras el exilio de la reina, progresistas y unionistas se harán con el poder. Siendo ambos monárquicos, establecen una regencia encabezada por Serrano, mientras que Prim se hará cargo de la presidencia del gobierno. Demócratas y republicanos quedan marginados del gobierno.
La primera decisión importante será convocar elecciones a cortes constituyentes por sufragio universal masculino que se encargarán de redactar la Constitución de 1869.
CONSTITUCIÓN DE 1869
+ Primera constitución democrática de nuestro país.
+ Amplios derechos y libertades (manifestación, asociación, reuníón, etc.).
+ Libertad religiosa y aconfesionalidad del Estado.+ Soberanía nacional.
+ Cortes bicamerales elegidas (Congreso de los diputados y Senado).
+ Disminución de los poderes del monarca: “El rey reina pero no gobierna”.
+ España es definida como una monarquía democrática.+ Sufragio universal masculino.
Además de esta labor legislativa, se intenta hacer frente a la crisis económica y, para ello, se busca una renovación de la economía mediante:
+ Supresión de los consumos.
+ Establecimiento de una contribución personal según la renta.
+ Se crea la peseta como moneda nacional.
+ Ley de Minas: supuso una “desamortización” de las minas para pagar la deuda pública.
+ Apoyo al librecambismo que no gustó ni a los industriales catalanes ni a los cerealistas del interior.
Pese a todas estas medidas económicas y políticas, se va a producir una frustración de los republicanos que no aceptan la monarquía, de los radicales que no comprenden que el Estado siga manteniendo a la iglesia, y de las clases populares cuya situación económica no mejora. La conflictividad social en el ambiente revolucionario no se hará esperar. Los jornaleros piden la reforma agraria, las clases populares urbanas la supresión de todos los consumos, de las quintas y la bajada de precios, y el movimiento obrero (anarquistas y socialistas) la mejora de salarios y de condiciones de trabajo.
Va a surgir así un nuevo panorama político:
DERECHA.
+ Carlistas (católicos y monárquicos tradicionales).
+ Moderados (monárquicos borbónicos: Cánovas del Castillo).
CENTRO.+ Monárquicos demócratas (unionistas y progresistas: Prim, Sagasta).
IZQUIERDA.
+ El incipiente movimiento obrero.
+ Republicanos, si bien entre estos hay diferencias entre los unitarios (Castelar) y los federales, que a la vez se dividen en benévolos (Pi y Margall) e intransigentes.
3. EL REINADO DE AMADEO DE Saboyá (1870 – 1873)
La constitución establecía que España era una monarquía, y para ello había que buscar un rey que permitiese el consenso nacional e internacional. La tarea era difícil y, pese a los numerosos pretendientes, la elección de Amadeo (hijo del unificador de Italia) provocó, en el exterior, la guerra Franco-prusiana y, en el interior, numerosas disensiones que se irán materializando desde el comienzo del reinado. Así, tres días antes de que el nuevo monarca llegue a Cartagena, Prim (máximo valedor del rey) será asesinado, preámbulo de la oposición con la que se va a encontrar Amadeo de Saboyá: + No todas las Cortes lo votaron. + Oposición de la aristocracia, clero y moderados. + Oposición de parte del ejército. + Oposición de parte del pueblo, mayoritariamente republicano.
Su reinado va a estar lleno de problemas y dificultades, como la gran deuda pública del Estado, los carlistas (Carlos VII) que se vuelven a levantar en el norte, los cubanos que, tras el Grito de Yara, se levantan en una guerra que durará diez años, el pueblo y los republicanos que provocarán insurrecciones federalistas por todo el país, a lo que se une la oposición de los moderados (Cánovas del Castillo: vuelta de los Borbones), de la iglesia (se niega a jurar la constitución) y de la élite del dinero, que no acepta el librecambismo, el fin de la esclavitud y la regulación del trabajo infantil, entre otras cosas.
Quedaba claro que el fin del reinado estaba cerca, y éste se produjo cuando se rompíó la coalición gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas). Amadeo, ante los problemas y la incomprensión de muchos, renuncia y se va.
4. LA PRIMERA REPÚBLICA (1873 – 1874)
De nuevo, la inestabilidad política quedaba de manifiesto, ¡dos monarcas en apenas un lustro! Ante esta situación, las cortes se reúnen y ponen en votación la proclamación de una república, y esta sale por amplia mayoría pese a que gran parte de los diputados son monárquicos. Se estaba buscando ganar tiempo para volver a traer a los Borbones.
La república nace con pocos apoyos.
Dentro, sólo ponen entusiasmo las clases populares, que pensaban que con ella llegaría el cambio social, el reparto de tierras y la consecución de las reivindicaciones obreras. A nivel internacional, la república sólo cuenta con el beneplácito de EE. UU. Y Suiza.
Lo primero que hace el nuevo régimen es convocar elecciones a cortes constituyentes, que son ganadas por los republicanos federales con el 60% de abstención. Se proclama así la República Democrática Federal.
Mientras se está elaborando una nueva constitución, el primer presidente de la república (Figueras (no es federalista sino unitario)) dimite, y el segundo (Francisco Pi y Margall)
Se propone dar a la constitución un carácter federal, separar la iglesia del Estado, darles la independencia a las colonias y establecer leyes sociales (quintas, consumos, educación). Sin embargo, serán numerosos los conflictos que impidan el desarrollo de todo ello, y otros dos presidentes sucederán a Pi y Margall:
Salmerón primero y Castelar después.
CONSTITUCIÓN DE 1873
La I República tuvo que hacer frente a numerosos problemas, de los que cabe destacar tres:
LA 3ª GUERRA CARLISTA estalla cuando estos intentan poner en el trono a su pretendiente Carlos VII y, posteriormente, cuando se niegan a aceptar una república. Muy limitada al norte del Ebro, llegó a crearse un estado carlista entre las vascongadas y Navarra, con capital en Estella.
LA GUERRA DE Cuba, iniciada tiempo atrás, intenta solventarse con el modelo federal del Estado, si bien todas las negociaciones van a ser obstruidas por los monárquicos y la propia división de los republicanos.
LA SUBLEVACIÓN CANTONALISTA
Es el problema más grave para la república, mezcla de las aspiraciones autonomistas y de revolución social. Las clases sociales menos favorecidas quieren aplicar la estructura federal desde abajo, desde los gobiernos municipales (más próximos a ellos).
Pronto se crearán cantones independientes en numerosas ciudades (Cartagena, Sevilla, Málaga, Granada, Cádiz, Tarifa, Alicante, Algeciras, Torrevieja, Salamanca…) que caen en manos de los más radicales: asalariados, pequeños comerciantes, artesanos, etc. Dirigidos por los federales intransigentes. El presidente Pi y Margall no quiere usar las armas frente a ellos, por lo que será sustituido por Nícolás Salmerón, que inicia una acción militar para conseguir un rápido fin. Con esta acción represiva acaba con numerosos cantones, pero Cartagena resiste. Además, el presidente se niega a firmar las sentencias de muerte de los declarados culpables, por lo que dimitirá y será nombrado un nuevo presidente:
Emilio Castelar
Republicano unitario, pronto empieza a desplazarse hacia la derecha, suspende las sesiones parlamentarias y le da grandes atribuciones al ejército. Cuando se vuelven a abrir las Cortes, los federales presentan una moción de censura contra él y, ante el miedo a que la pierda, el general Pavía entra en las cortes con apenas resistencia. Los unionistas y los progresistas no están muy convencidos de que convenga continuar con la república y, poco después, el general Martínez Campos hace una pronunciamiento en Sagunto (Valencia) a favor de la monarquía borbónica. Poco antes, el rey Alfonso XII (hijo de Isabel II) había publicado el Manifiesto de Sandhurst, inspirado por Cánovas del Castillo, en el que expónía el programa de la monarquía alfonsina: conservador, católico y liberal. Se ponía fin a seis años de experiencia democrática y se iniciaba un nuevo sistema político: la Restauración.