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En Septiembre de 1868 se produjo la Gloriosa Revolución. Se inició en Cádiz como una sublevación militar, a la que se unieron sublevaciones populares, apoyadas por algunos partidos políticos. La victoria de los revolucionarios fue rápida debido al descrédito de la monarquía, la crisis económica y social, el pacto de Ostende, la crisis del sistema político existente y a la falta de apoyo militar de la Reina. La consecuencia fue el derrocamiento de Isabel II y su exilio. En 1868 se creó un gobierno provisional cuyo primer objetivo fue encauzar la revolución y disolver las Juntas. Lo integraron unionistas, con Serrano y progresistas. Algunas medidas fueron la restauración de las libertades esenciales, la implantación del liberalismo económico y la monarquía como sistema político. Rápido, el gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino.
La victoria de los progresistas, que dominaron las votaciones, elaboraron la Constitución de 1869 que tenía soberanía nacional y división de poderes, una monarquía democrática, con un recorte de poderes del rey, que pierde el derecho a veto y el poder legislativo que corresponde a las cámaras. Amplios derechos y libertades del ciudadano, como las libertades de reuníón y asociación, con límites, y la libertad de cultos religiosos aunque con el clero católico por el Estado. Había sufragio universal masculino para mayores de 25. Fue nombrado regente el general
Serrano y al frente del gobierno se situó Prim. El gobierno puso en marcha una política de reformas en las instituciones políticas del país y en aplicar un programa de liberalismo económico, aunque no se concretó. También buscaron un nuevo monarca para España. Finalmente fue elegido Amadeo de Saboyá.
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Durante el reinado de Amadeo I (1871-1873), no logró construir una monarquía democrática por la inestabilidad política y social y los grupos opositores que hicieron inviable el proyecto. Al poco de llegar Amadeo al poder fue asesinado el general Prim, principal valedor del rey. A esto se le sumó la ruptura de la coalición de los partidos de la revolución, la división que la muerte de Prim había organizado y los constantes cambios de gobierno. Además se extendíó un malestar social expresado a través de manifestaciones y huelgas. Regresó el falseamiento electoral, desvirtuando los principios democráticos del régimen. El rey tuvo a numerosos grupos en contra.
En la derecha, los carlistas resurgieron y contaron con el apoyo de los grupos católicos más conservadores. En 1872 se inició una nueva guerra carlista. El clero también se opuso y el Vaticano rompíó relaciones con el gobierno. Las clases dirigentes hicieron el vacío al rey y los monárquicos que querían la vuelta de los borbones. En la izquierda, los republicanos querían reformas políticas, sociales y económicas fueran más igualitarias y radicales. Eran anticlericales y partidarios de la república como forma de gobierno. Por último debemos sumar las guerrillas independentistas de Cuba y Puerto Rico. Todo esto hizo que Amadeo I renuncia al trono en 1873. Ante el vacío de poder, optaron por proclamar la República el 11 de Febrero de 1873.
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La Primera República pone fin a la monarquía en España y abre una nueva etapa, breve, ya que los grupos más poderosos desconfiaban de las intenciones reformistas de los republicanos y de su capacidad para mantener el orden. También había diferencias ideológicas de los republicanos, unionistas y federalistas. El primer presidente fue Figueras, donde sucedieron sublevaciones de mandos del ejército y una actividad del movimiento obrero. En Mayo de 1873 se celebran elecciones a Cortes Constituyentes donde ganaron los republicanos federalistas, aunque con una abstención del 60%. En Junio Pi y Margall asumíó la presidencia y plantearon una nueva constitución que plantea la creación de 17 estados federados, incluyendo los territorios de ultramar. Pero no entró en vigor por las dificultades para ser reconocido en el exterior, la bancarrota del Estado, la caída de la Bolsa, la conflictividad social y la intensificación de la Tercera Guerra Carlista con la que aparecíó el cantonalismo, un movimiento que comenzó en Cartagena y que se extendíó. Querían dividir el Estado en cantones independientes, una constitución y acuñar monedas. Fueron reprimidos salvo el de Cartagena.
Tras la dimisión de Pi y Margall, fue sustituido por Nícolás Salmerón, cuyo objetivo fue restablecer el orden utilizando el ejército. Se inició así una República conservadora. Sin embargo, Salmerón dimitíó y fue sustituido por Emilio Castelar que era conservador y centralista y que logró un poder extraordinario de Las Cortes. Castelar ordenó un aislamiento masivo mediante las quintas y derrotaron al cantón de Cartagena. Se reanudaron las sesiones en las Cortes y los federalistas, hicieron que Castelar dejara la presidencia. Al día siguiente el general Pavía protagonizó un Golpe de Estado irrumpiendo en el Congreso y procediendo a su disolución por la fuerza. Más tarde, la Junta de Capitanes Generales decidíó dar la Jefatura del Gobierno a Serrano, lo que le permitíó suspender la Constitución de 1869 y disolver Las Cortes definitivamente. Esta etapa duró hasta el 29 de Diciembre de 1874, momento en el que Martínez Campos se sublevó con el objetivo de restaurar la monarquía borbónica