La industrialización española fue tardía con respecto a los países europeos del norte y Oeste
(Inglaterra, Francia, Alemania), aunque similar a otros países mediterráneos y de la Europa
Oriental. Ello fue debido a:
Aquí no existíó una revolución agraria previa que facilitara los excedentes y el capital que
impulsó el desarrollo industrial inglés, ya que las reformas liberales no lograron sacar al
campo de su atraso.
Escasa demanda interna del país. En España había poca población con bajo poder
adquisitivo, lo que contrasta con la potente demanda generada por las pujantes clases
medias y altas europeas.
Ausencia de inversiones nacionales; gran parte de la burguésía invirtió su dinero en
comprar tierras desamortizadas (tras Mendizábal y Madoz). No existíó un inversor nacional,
ni burgués que invirtiera en la industria.
Falta de mentalidad empresarial.
Escasez de materias primas y fuentes de energía. Inglaterra, Bélgica, Francia o Alemania
contaban con minas muy productivas. España tuvo que importar gran parte del carbón.
Deficiente red de comunicaciones que permitiera el desarrollo del comercio. España no
alcanzó unos niveles mínimos de desarrollo hasta finales de siglo (a finales del Siglo XIX
Europa estaba ya en la segunda fase de la industrialización).
Escasez de innovaciones tecnológicas propias. Carecíamos de grandes inventos e
inventores. Las innovaciones procedían, principalmente, de Inglaterra (máquina de vapor,
telares, hiladoras, ferrocarril…
).
Bloque de contenidos del Siglo XIX
Continuas crisis políticas y conflictos bélicos que impedían la estabilidad necesaria para
el desarrollo económico e industrial.
Concentración industrial en determinadas regiones (Norte Peninsular), dejando al resto
del país prácticamente al margen de la modernidad. La industria se localizaba en zonas
como Asturias, País Vasco, Cataluña y Andalucía. Esta polarización industrial también se
produjo en otros países, pero no tan marcada.
La industria llegó a España gracias a las iniciativas estatales y de las inversiones extranjeras.
Hacia 1850 coexistían en España la producción artesanal y las escasas iniciativas que anticipaban
el nuevo modelo industrial.
Los principales sectores industriales en España fueron:
A) La industria textil
La industria textil algodonera catalana fue la primera industria moderna del país. Hacia 1830 se
introdujeron los telares mecánicos impulsados por vapor. Destacan industrias como la de los
Hermanos Bonaplata. La industria se concentró geográficamente entorno a Barcelona-Mataró
aprovechando la cercanía de la costa para aprovisionarse de materias primas (algodón) y fuentes
de energía (carbón), o de los ríos para aprovechar la energía hidráulica.
Cataluña se convirtió en el principal centro fabril del país. Esta industria comenzó su desarrollo
en el Siglo XVIII gracias a una burguésía industrial que exportaba sus productos a las colonias
americanas. Tras la emancipación de las colonias, esta industria se orientó al mercado interior,
especialmente tras la pérdida de Cuba. Esta burguésía
presiónó a los gobiernos de la Restauración,
para redactar una legislación proteccionista que defendía los productos catalanes frente a las
importaciones británicas. Los industriales textiles catalanes se organizaron en defensa de sus
intereses y crearon las primeras asociaciones patronales de España en 1847 (Junta de Fábricas).
También se desarrollaron otras industrias textiles en el país, como la lanera (Castilla), sedera
(Valencia) o del lino (Galicia).
En Extremadura destaca la producción pañera de Hervás y Torrejoncillo.
B) La industria siderúrgica
La industria siderúrgica comenzó a desarrollarse en Andalucía hacia 1830, en torno a Málaga
(Factoría La Constancia), intentando aprovechar el puerto, los minerales de la regíón y el carbón
vegetal, pero esta iniciativa se truncó desde mediados de siglo por la escasez de carbón. Asturias
tomó el relevo aprovechando los yacimientos carbóníferos de la cuenca del río Nalón, de manera
que hacia 1868 la mitad de la producción española se concentraba en el eje Mieres-La Felguera.
El País Vasco inició su despegue en el último tercio del siglo, apoyado en las minas de hierro y en
la colaboración con Gran Bretaña, con quien intercambiaba hierro por coque (combustible obtenido a partir del carbón mineral). Entre las empresas que aparecen en estos momentos tenemos la
Factoría de Santa Ana de Bolueta (Bilbao) o los Altos Hornos de Vizcaya (1902).
En Extremadura destaca la industria metalúrgica en Azuaga y Guadalupe.
En esta época cabe señalar la incorporación del convertidor Bessemer (que permitíó la obtención
de un acero más puro y de mejor calidad).
C) Minería
A lo largo del Siglo XIX se explotaron los yacimientos mineros del país, especialmente tras la Ley de minas de 1868 que permitíó la venta de las minas a particulares, generalmente compañías extranjeras (salvo en el caso del hierro vasco cuya explotación estuvo, en parte, controlado por la burguésía vasca), y favorecíó el expolio de los recursos mineros del país.
Durante el Sexenio Democrático (1868-1874), el subsuelo español quedó en manos decompañías extranjeras, que pagaban una tasa equivalente al 1% del mineral extraído y obtuvieron concesiones, como la Societè Minière et Mètallurgique de Peñarroya (que extraía plomo de los
yacimientos de Badajoz y Córdoba) o la Tharsis Sulphur and Cooper Ltd.Los apuros económicos de la I República hicieron que el gobierno vendiera las minas de cobre
de Ríotinto (Huelva) a la empresa anglo-alemana H.M. Matheson and Company por unos 100millones de pesetas. Estas minas producían el 20% del cobre mundial.
D) Otras industrias
Otros sector industrial que comenzó a finales de siglo fue la industria química, vinculada a la minería (dinamita y gomas explosivas) y a la industria textil (lejía, sosa, colorantes…). Esta se desarrolla principalmente en Asturias, País Vasco, Barcelona y Zaragoza.
e) Transporte. Comunicaciones terrestres: carretera y ferrocarril.La existencia de una red de transportes era vital para la integración de las actividades económicas nacionales (sin esta no se podían distribuir
las materias primas ni los productosa manufacturados). En 1840 se llevó a cabo un programa de ampliación y mejora de carreteras, sinm embargo, la red viaria peninsular resultó deficiente y no cubríó las necesidades del país. Los dferentes gobiernos se propusieron conectar las principales ciudades con Madrid, con el finde abriru nuevos mercados interiores. El ferrocarril también llegó a España con retraso debido a las dificultades de consolidar un régimen liberal, y la escasez de capitales y tecnología propia. Fue el principal medio de comunicación del Siglo XIX. Esto hizo que las principales compañías fueran extranjeras, entre ellas la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) perteneciente a los Rothschild o la Empresa de ferrocarriles del NORTE propiedad de Crédit Mobilière Française.
Las primeras líneas de ferrocarril en la España peninsular fueron la de Barcelona-Mataró (1848) con 29 km y la Madrid-Aranjuez (1851) con 50 Km. Antes de la Ley de Ferrocarriles de 18551 había un total 475
kilómetros de ferrocarril.Durante el Bienio Progresista (1854-1856)se crearon las condiciones legales e
institucionales para el despegue definitivo dele ferrocarril, así se creó la Ley de Ferrocarriles de 1855 que permitía la entrada del capital extranjero. Además, el
Estado ofrecía subvenciones a compañías ferroviarias en relación a los kilómetros construidos.España contó con tecnología y material ferroviario extranjero, como también lo fueron los inversores, principalmente franceses (Pereire, Guillot o Rostchild), ingleses,alemanes y belgas,aunque también los hubo españoles como el Duque de Alba. Por último, se cedieron de manera gratuita terrenos para las estaciones e instalaciones ferroviarias.Apoyados en esta Ley, durante las décadas siguientes, se configuró la red ferroviaria con una
estructura radial en torno a Madrid que pretendía enlazar las regiones del centro con la costa y
las fronteras, y permitía una rápida movilización del ejército en caso de ser necesario.