Crisis de 1840
El año 1640 fue un año de crisis. La catalana y la portuguesa fueron las más importantes, aunque también hubo revueltas en Aragón, Andalucía y Sicilia. La crisis catalana: Las Cortes catalanas, en 1626, rechazaron la Unión de Armas. En 1640 se produce una rebelión, provocada por el reclutamiento forzoso y los desmanes causados por las tropas enviadas para luchar contra Francia en la Guerra de los Treinta Años. Los campesinos tomaron Barcelona y asesinaron al virrey (Corpus de Sangre). Cataluña se colocó bajo protección militar francesa. Esto permitió la derrota de las tropas españolas. La problemática que se generó los llevó a reintegrarse en España, tras la promesa de Felipe IV de respetar sus fueros (1652). La crisis portuguesa: Causas de la revuelta portuguesa: Rechazo a la Unión de Armas, Aumento de los impuestos, Dificultades causadas al comercio colonial por la participación española en la Guerra de los Treinta Años e impopularidad de la integración de Portugal en la Monarquía hispánica. Las Cortes portuguesas proclamaron rey al duque de Braganza como Juan IV. Los intentos militares de recuperar Portugal fracasaron. La Monarquía hispánica reconoció la independencia de Portugal en 1668.
Guerra de Sucesión (1701-1714)
La Guerra de Sucesión se origina por la disputa al trono de España entre Felipe de Anjou (Felipe V, de la dinastía de los Borbones) y Carlos de Austria. En 1700 Carlos II, rey de España, muere sin descendencia y en su testamento nombra heredero al trono a Felipe de Anjou, nieto de Luis XVI de Francia. Con ello una España débil quedaba vinculada a la primera potencia, Francia. Sin embargo, el archiduque Carlos de Austria reclama sus derechos al trono de España. En 1701 Felipe de Anjou es proclamado rey de España sin renunciar a sus derechos al trono de Francia. Esto suponía un peligro para los países europeos, porque cabía la posibilidad de la unión de Francia y España bajo una misma corona.
Los países europeos se dividen en dos: – Inglaterra, Austria, Países Bajos, Prusia, Saboya, Portugal y Aragón, temerosos de la creación de un bloque franco-español, apoyan al archiduque Carlos. – Francia y Castilla apoyan a Felipe de Anjou. Comienza así, en 1701, la Guerra de Sucesión, que fue un conflicto civil y europeo. La guerra dio un giro en 1711, cuando el archiduque Carlos fue elegido emperador sin renunciar al trono de España. Esto planteaba una amenaza para Europa: la recreación del antiguo bloque hispano-alemán de Carlos V, por lo que Inglaterra presionó para que se firmara la paz.
La paz de Utrecht (1713): La paz de Utrecht puso fin a la Guerra de Sucesión, con las siguientes concesiones por parte de España: – A favor de Inglaterra: Gibraltar y Menorca y los privilegios económicos del Navío de Permiso y el Asiento de Negros (comercio de esclavos con América). – A favor de Austria: los Países Bajos, Milanesado, Nápoles y Cerdeña. – A favor de Saboya: Sicilia. Posteriormente Austria y Saboya se intercambiaron Sicilia y Cerdeña.
La paz de Utrecht representó para España la pérdida de todas sus posesiones en Europa, quedando como entidad política y potencia de segundo orden, lo que supuso la confirmación de Inglaterra como nueva primera potencia.
Cambio dinástico. Los primeros Borbones
Carlos II en su testamento nombra su sucesor a Felipe de Anjou, que es proclamado por las Cortes rey de España. Su victoria en la Guerra de Sucesión (1701-1714) lo confirmó como rey de España. Así una nueva dinastía comienza a reinar en España: los Borbones. Felipe V (1700-1746) – Política interior: creación de las secretarías de Estado, precedente de los actuales ministerios. – Política económica: puesta en marcha de las primeras manufacturas reales: Reales Fábricas. – Política exterior, alineamiento con Francia tras la firma de los Pactos de Familia (alianzas militares para recuperar territorios españoles perdidos en el Tratado de Utrecht) de 1733 y 1743. Por el Tratado de Viena de 1738, Felipe V obtiene Nápoles y Sicilia para su hijo el infante don Carlos, futuro Carlos III. Fernando VI (1746-1759): – Política económica: proyecto de realización del Catastro de Ensenada, que tenía por objeto sustituir los impuestos existentes por una única contribución proporcional a la riqueza. La oposición de los privilegiados, por temor a perder sus ventajas fiscales, hizo fracasar el proyecto. – Política cultural: fundación de las Reales Academias: Academia de San Fernando de Bellas Artes en 1752, Lengua, Historia… – Política exterior: neutralidad de España frente a Francia e Inglaterra y firma del Concordato de 1753 con la Santa Sede.
Carlos III (1759-1788): Practicó el despotismo ilustrado: Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Su política reformista chocó con la oposición de la nobleza y de la Iglesia, sobre todo los jesuitas, que fueron expulsados por promover el denominado Motín de Esquilache (revuelta popular) de 1766. Las principales reformas llevadas a cabo por Carlos III fueron: – Fomento de la agricultura. Se liberalizaron los precios del grano, se suprimió la Mesta y aumentaron las tierras cultivadas. Pero la Ley Agraria de Campomanes, que buscaba una reforma de las estructuras de la propiedad, no llegó a desarrollarse. – Fomento de las manufacturas. Se crearon las Reales Fábricas (Tapices, Cristales, Porcelanas) y se favorecieron talleres privados libres de las restricciones gremiales. – Fomento del comercio. Se suprimió la tasa de granos, se eliminaron las aduanas interiores, se liberalizó el comercio con América y mejoraron las infraestructuras. – Revalorización del trabajo. Se promulgaron decretos que perseguían la mendicidad y establecían la dignidad de cualquier actividad productiva, incluso para la nobleza. – Reforma de la Hacienda. Se creó el Banco de San Carlos en 1782, precedente del Banco de España. – Reforma educativa. Se extendió la enseñanza primaria y se promovieron las ciencias útiles (mate)