Dictadura de Primo de Rivera
5.1 Las causas del golpe militar
Defendieron su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. La inestabilidad y el bloqueo del sistema político parlamentario, así como su desprestigio derivado del continuo fraude electoral; el miedo de las clases acomodadas a una revolución social ante el auge de la conflictividad obrera y campesina; el aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos periféricos; y, por último, el descontento del ejército tras el desastre de Annual. También influyó el deseo de evitar que las Cortes exigieran responsabilidades por los hechos de la guerra de Marruecos. Así, en su manifiesto inaugural, Primo de Rivera anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional. La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema, que podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.
5.2 La reorganización del Estado
La dictadura de Primo de Rivera atravesó dos fases sucesivas. Hasta 1925 gobernó el Directorio Militar cuyos miembros eran militares, pero a partir de ese año, el gobierno dictatorial incluyó entre sus ministros a personalidades civiles, como José Calvo Sotelo en Hacienda y Eduardo Aunos en el Ministerio de Trabajo. Se pasó entonces al Directorio Civil. Las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional, disolución de las cámaras legislativas, cese de las autoridades civiles, prohibición de las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos, etc. También se disolvieron los ayuntamientos, que fueron sustituidos por juntas de vocales integradas por los mayores contribuyentes. La renovación política se limitó a sustituir a unos caciques por otros. El interés de Primo de Rivera, que asumió personalmente el Alto Comisionado de Marruecos en 1924. Al año siguiente se organizó el desembarco de Alhucemas con gran éxito. En 1927, el ejército español dio por concluida la ocupación efectiva de todo el protectorado en Marruecos. A partir de 1926 Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen para darle continuidad y permanencia. Indudablemente, el modelo e influencia del fascismo italiano fue muy clara. El camino hacia un régimen autoritario comenzó con la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva de carácter corporativo. Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó un partido único, que se llamó Unión Patriótica.
5.3 La política económica y social
La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional iniciada en los ´´felices años veinte´´. La idea rectora fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. El Estado tuvo un protagonismo notable gracias al fomento de las obras públicas. El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional. También se concedieron grandes monopolios, como el de telefonía, a la Campaña Telefónica Nacional de España, y la exclusividad en la importación, refinado, distribución y venta de petróleo a la compañía arrendataria CAMPSA. Se iba acumulando una gran deuda extraordinaria. El mundo agrario siguió en manos de los grandes propietarios sin que se emprendiera reforma alguna, aunque sí se promovió el regadío a través de la creación de las llamadas Confederaciones Hidrográficas. Pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado. Con este fin se creó la Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones. Su misión era la reglamentación de los salarios y de las condiciones de trabajo, así como la mediación y arbitraje en caso de conflicto, representada por la UGT, que pudo desenvolverse con cierta libertad bajo el régimen; mientras, los anarcosindicalistas y comunistas eran perseguidos y obligados a permanecer en la clandestinidad.
5.4 La oposición a la dictadura
La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y la casi totalidad de los intelectuales. Con respecto a los intelectuales y el mundo universitario, la dictadura pretendió controlarlos férreamente mediante la censura y limitando su libertad. Figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez y Menéndez Pida fueron perseguidos. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la llamada Alianza Republicana. En Cataluña, las medidas tomadas por Primo de Rivera, como la liquidación de la Mancomunidad, así como la prohibición del uso público de la lengua catalana y del baile de la sardana. Por último, la CNT se mostró contraria al régimen y fue intensamente perseguida. En julio de 1927, los primeros crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia 1929, cuando rechazó abiertamente los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la República.
5.5 La caída de Primo de Rivera
En esta tesitura, el rey optó por retirarle su confianza y Primo de Rivera acabó dimitiendo el 30 de enero de 1930. El general Berenguer fue el encargado de sustituirle, con la misión de celebrar unas elecciones que permitieran retornar a la normalidad constitucional (dictablanda). Acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930). El gobierno de Aznar decidió convocar en primer lugar elecciones municipales, al considerarlas las menos peligrosas para la monarquía, pero Alfonso XIII se había comprometido excesivamente con la dictadura y las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.