BLOQUE III. LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700)
El reinado de los Reyes Católicos (RR. CC.) fue el punto de partida del Estado moderno en España. Durante su gobierno tuvieron lugar la creación de la monarquía autoritaria, la unificación dinástica de los territorios, el descubrimiento de América y la expansión ultramarina, la conquista de Granada, y la unificación religiosa.
1. LA CREACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: LOS REYES CATÓLICOS
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se casaron en 1469, siendo herederos de sus respectivas coronas. Su matrimonio y posterior subida al trono (1474) supuso la creación de un nuevo Estado que se ha denominado Monarquía Hispánica. Esta entidad englobó la Corona de Castilla y la de Aragón, aunque no significó la unificación política de ambos reinos. Cada uno mantuvo sus propias instituciones de gobierno, sus propias leyes y particularidades. De la misma forma tampoco hubo una integración económica y los comerciantes castellanos seguían considerándose extranjeros en Aragón o los valencianos en Castilla.
1.1. El fortalecimiento del poder real
La política interior de los Reyes Católicos se centró en lograr una monarquía autoritaria y fuerte. Pretendía socavar los privilegios políticos de la nobleza, la Iglesia y las ciudades, y reforzar el poder real. Por todo ello reforzaron las instituciones existentes, especialmente las castellanas:
- Se reorganizó el Consejo de Castilla, que constituía el principal órgano de gobierno. Se profesionalizó e introdujeron funcionarios para reducir el poder de la nobleza dentro de este órgano. Se crearon otros consejos para Aragón, Navarra, Indias e Inquisición.
- Se establecieron nuevos cargos: los secretarios reales, funcionarios con formación jurídica, se encargarían de mediar entre los diferentes consejos y los reyes; y los virreyes, que representarían a los soberanos en aquellos territorios que por su lejanía hacía imposible la presencia de los reyes.
- En los municipios se instauró el cargo de corregidor, puesto de designación real que se encargaba del gobierno de los municipios. Su actuación frenó el poder de las oligarquías locales (nobleza y burguesía) en favor de la autoridad real.
- Se crearon las Audiencias o chancillerías. Eran instituciones judiciales, su jurisdicción abarca todo el Estado. Los reyes eran los jueces supremos, el fortalecimiento de la justicia real supuso un duro golpe para la nobleza.
- Se creó un ejército permanente, pagado por la monarquía e independiente de la nobleza, aunque esta conservaba los cargos relevantes. Se crean los famosos tercios que dominarán media Europa en el siglo XVI y que se harían famosos en Italia con Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
1.2. La uniformidad religiosa
En los reinos medievales coexistieron tres religiones: musulmanes, judíos y cristianos. Para potenciar la unidad y reforzar el poder real, los Reyes Católicos vieron la conveniencia de que sólo existiera una y así actuaron duramente con las otras dos.
Para controlar la uniformidad religiosa, crearon el Consejo de la Real Inquisición (1478). La Inquisición fue la única institución que tenía jurisdicción tanto en Castilla como en Aragón y que dependía directamente de los monarcas.
La uniformidad religiosa se concretó en la expulsión de los judíos decretada en 1492. Afectó probablemente a unas 200.0000 personas (se desconoce el número exacto y solo contamos con estimaciones), que se exiliaron a Portugal, Marruecos y diversas ciudades europeas y mediterráneas. Los judíos que salieron de España se llamaban sefardíes. Otros 50.000 judíos optaron por convertirse al cristianismo para permanecer en España; sin embargo, se desconfió de la sinceridad de su conversión y fueron vigilados y perseguidos por la Inquisición.
En este contexto de uniformidad religiosa cabe entender también la conquista del reino nazarí de Granada. Desde 1236 el Reino de Granada se mantenía independiente gracias a los tributos que pagaba a Castilla y sus fronteras apenas habían variado en más de doscientos cincuenta años. Esta situación termina en 1489, cuando los Reyes Católicos comenzaron su campaña militar contra Granada. La resistencia nazarí fue muy dura al ser una región montañosa, con recursos y muy poblada. Tras estallar una guerra civil en Granada entre el sultán Muley Hacen y su hijo Boabdil, Fernando maniobró diplomáticamente y consiguió la entrega de la ciudad el día 2 de enero de 1492. En el pacto de rendición (capitulaciones) se prometió a los musulmanes la conservación de sus propiedades, sus leyes, su fe y su forma de vida. Sin embargo, muy pronto se empezó a perseguir a los mudéjares (musulmanes residentes en territorio cristiano): en 1502, tras una rebelión musulmana en las Alpujarras granadinas, se obligó a los mudéjares a convertirse al cristianismo o a ser expulsados del país. Los conversos pasaron a denominarse moriscos, los cuales fueron expulsados definitivamente en 1609 por orden de Felipe III. Se lograba así un Estado sin minorías religiosas.
1.3. Política exterior expansionista
La política de los Reyes Católicos se orientó a la conquista de los territorios penínsulares y la política matrimonial de sus hijos con casas reales europeas, que garantizasen el incremento del poder territorial y político de la monarquía hispánica.
- Conquista del reino nazarí de Granada. Supuso la conclusión del proceso de Reconquista iniciado en el siglo VIII y sirvió de contrapunto a la toma de Constantinopla por los turcos otomanos, eliminando la presencia musulmana en la Europa Occidental. Además, la conquista de Granada liberó recursos económicos y militares que fueron destinados a una nueva empresa, la conquista de América. Las Capitulaciones de Santa Fe fueron firmadas a las puertas de Granada.
- La conquista de Navarra, un territorio disputado entre los RR. CC. y Francia. La anexión tuvo lugar en 1512, aunque conservó sus instituciones y sus fueros.
- Acercamiento a Portugal por la vía de la política matrimonial. Los RR. CC. casaron a su hija Isabel con el rey de Portugal Manuel el Afortunado, el hijo de ambos, el príncipe Miguel sería el heredero de toda la Península, pero murió a los pocos años. Más tarde casaron a su hija María con el mismo rey, ahora viudo, pero ella ya no era la heredera de la Corona. La unión no se lograría hasta 1580 con Felipe II, y duraría hasta 1640.
- También hubo un acercamiento al Sacro Imperio por la vía de la política matrimonial. A su hija Juana, la heredera tras la muerte de la princesa Isabel, y a su hijo Juan los casan con Felipe y con Margarita de Austria, hijos de María de Borgoña y Maximiliano de Austria, emperador alemán. Las consecuencias de este hecho son importantes: el hijo Juana y Felipe será Carlos I de España (emperador Carlos V de Alemania), que heredará casi media Europa.
- Igualmente, el acercamiento al Reino de Inglaterra se produjo con el casamiento de Catalina, a la que prometen con Enrique VIII de Inglaterra para comprar su alianza frente a Francia. De todas maneras, el rey inglés se separó de ella.
- En el Mediterráneo occidental nos encontramos con dos focos de interés. Por un lado, Italia, donde frenaron el intento de los franceses de ocupar el reino de Nápoles, que quedó integrado en la Corona de Aragón. Por otro lado, África, donde se conquistaron los enclaves de Melilla, Orán, Trípoli y Argel. Con ello se evitaban las actividades de los piratas berberiscos y se detenía el avance turco por el Mediterráneo occidental.
- La expansión por el Atlántico. En 1496 se conquistaban las Islas Canarias, un enclave estratégico en las rutas comerciales hacia África y desde 1492 hacia América.
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE AMÉRICA
El descubrimiento de América se inscribe en un proceso histórico protagonizado por Castilla y Portugal a finales del siglo XV que tenía como objetivo hallar una ruta hacia Asia a través del Atlántico, ya que la vía tradicional por el Mediterráneo estaba bajo la amenaza de los turcos.
Las causas del descubrimiento
- Cambio de mentalidad que abre la curiosidad por el conocimiento y la exploración.
- Necesidad comercial de encontrar nuevas rutas a Asia, tierra lejana de la que venían las especias indispensables en Europa para la conservación de los alimentos, para el condimento de las mesas de los ricos o para su utilización en la farmacopea. Las rutas tradicionales hacia la India, China, Japón o las islas Molucas, estaban cerradas. Los turcos en el Mediterráneo oriental impedían la llegada de esos productos a Europa, y los pocos que llegaban eran excesivamente caros.
Los portugueses fueron los primeros en tratar de encontrar un itinerario alternativo. Bajo la iniciativa del príncipe Don Enrique “el Navegante” se pusieron en marcha las primeras expediciones que trataban de abrir nuevas rutas rodeando el continente africano. Los avances en navegación y el apoyo continuado de la monarquía lusa hicieron posible que muy pronto Bartolomé Días doblará el cabo de Buena Esperanza (1488, sur de África) y Vasco de Gama llegará a la India (1498).
En este contexto se sitúa la figura de Cristóbal Colón, navegante de origen desconocido, que llegó a la corte de los RR. CC. con un proyecto para llegar a China y Japón navegando hacia el oeste. Convencido de la esfericidad de la Tierra, y tras recabar la negativa de la Corona portuguesa, consiguió que los RR. CC. aprobaran su proyecto al finalizar la conquista de Granada. Así se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, un acuerdo en el que se establecían las condiciones de la conquista de los nuevos territorios y el reparto del botín.
La expedición, compuesta por tres naves, salió de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492. Sin embargo, los cálculos de Colón sobre la circunferencia terrestre eran erróneos y el viaje se prolongó más de lo esperado. Tras un periplo complicado con varios intentos de motín, el 12 de octubre de ese año puso pie en la pequeña isla de Guanahani (Islas Bahamas), a la que llamó San Salvador. En ese mismo viaje también se exploraron las islas de Haití y Cuba.
Colón realizó tres viajes más y exploró buena parte del mar del Caribe, Venezuela y parte de Centroamérica. Murió en 1506 convencido de que había llegado a las costas asiáticas abriendo una nueva ruta por el Atlántico.
Los descubrimientos de Colón hicieron resurgir las tensiones con Portugal por el control de las nuevas tierras. Portugal y Castilla firmaron el tratado de Tordesillas (1494), por el que todas las tierras “descubiertas o por descubrir” situadas a 370 leguas al oeste de las Islas Cabo Verde, serían para Castilla y al este, para Portugal. Por este acuerdo, Brasil, aún ignoto, quedó para Portugal.
Tras Colón los españoles ocuparon casi todas las islas del Caribe y pasaron al continente. El proceso de exploración y conquista del nuevo mundo tuvo varios hitos destacados:
- Vasco Núñez de Balboa atravesó el istmo de Panamá y descubrió el océano Pacífico (1513).
- Entre 1519 y 1522, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, realizaron el primer viaje de circunnavegación al mundo. En este viaje se tomó posesión de las islas Filipinas.
- Entre 1519 y 1550 se llevaron a cabo las grandes conquistas en América:
- Hernán Cortés. Con pocas tropas, y la ayuda de pueblos indígenas enemigos de los aztecas, emprendió la conquista del imperio azteca (1519-1521).
- Francisco Pizarro y Diego de Almagro conquistaron el imperio inca (1531-1532), comprendido entre Ecuador, Perú y Bolivia.
Consecuencias de la conquista
Desde el primer momento se planteó la legalidad de la misión colonizadora y para ello el papa Alejandro VI concedió a la Corona de Castilla el derecho a evangelizar esos territorios (según la mentalidad medieval el Papa es el dueño legítimo de los territorios poblados por infieles).
Con respecto a las poblaciones indígenas, desde el punto de vista legal fueron considerados vasallos de la Corona Castellana, igual que los peninsulares, pero en la práctica fueron sometidos a innumerables abusos que con los siglos forjaron la leyenda negra de las Indias.
A cada colono español se le encomendaron varios indios para que procediera a su evangelización, pero desgraciadamente fueron sometidos a trabajos forzados en plantaciones y minas, aunque estaba prohibido. En poco tiempo la población indígena mermó de manera considerable y escandalosa. La dureza de los trabajos forzados y el contacto de estas poblaciones con enfermedades desconocidas como la viruela, la sífilis o el sarampión produjeron una elevada mortandad e hizo necesario reemplazar en algunos casos a los indígenas por esclavos africanos.
Los abusos que generaron las diversas formas de explotación de nativos americanos fueron pronto denunciados por algunos misioneros, entre los que destacó fray Bartolomé de las Casas. Las propuestas fueron escuchadas por Carlos V, que en 1542 promulgó las Leyes Nuevas de Burgos destinadas a proteger a los indios, aunque los abusos continuaron en la práctica.
El idioma español y portugués se impusieron en sus respectivas zonas de dominio, y la religión católica pasó a ser dominante. Se produjo un mestizaje (criollo, mestizo, zambo), consecuencia de las relaciones entre colonos e indígenas. Productos como el tabaco y alimentos como el maíz, la papa (o patata), la batata, el cacao, la vainilla o el tomate llegaron a Europa y se convirtieron en parte integral de la dieta.
LOS AUSTRIAS MAYORES (CARLOS I Y FELIPE II)
3.1 LA “MONARQUÍA UNIVERSAL” DE CAR
LOS I (REY 1516-1556).
a. La herencia recibida.
Carlos I era hijo de Felipe “el Hermoso”, heredero de Maximiliano I de Austria y de María de
Borgoña, y de Juana “la Loca”, la heredera de los Reyes Católicos. La muerte de su padre y la incapacidad de su madre dejaron en sus manos una combinación de reinos y territorios que le convirtieron en el monarca más poderoso de su tiempo:
• De su abuela materna, Isabel de Castilla, recibe la corona de Castilla, Canarias, las plazas norteafricanas y los territorios americanos.
• De su abuelo materno, Fernando de Aragón, obtiene la Corona de Aragón y sus posesiones italianas (Cerdeña, Sicilia y Nápoles)
• De su abuela paterna, María de Borgoña, hereda los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado.
• De su abuelo paterno, Maximiliano de Austria, recibe sus posesiones en Austria y Alemania, y los derechos al trono imperial (Sacro Imperio Romano Germánico).
Su legado era un conjunto heterogéneo de territorios que solamente tenían en común a su monarca. Se intentará una política integradora mediante el mantenimiento de la unidad religiosa (catolicismo) y el desarrollo de la idea de la monarquía universal.
b. Política interior.
Carlos I (nacido en Gante, Bélgica) llegó a España cuando apenas era un joven de dieciséis
años, sin conocer el idioma castellano y rodeado de un grupo de consejeros extranjeros, principalmente flamencos. Esto dificultó su aceptación por castellanos y aragoneses.
Mientras el monarca se ocupaba de consolidar su gobierno, llegó la noticia de la muerte de su abuelo Maximiliano I de Austria (1519), lo que le convertía en candidato a la corona imperial. Inmediatamente marchó para ser coronado como el emperador Carlos V. En esos momentos el rey valoraba más sus posesiones flamencas y alemanas que las españolas. Mientras, en España, tuvieron lugar dos graves acontecimientos:
• En Castilla se extendió el malestar porque este reino pagaba la elección de Carlos como emperador y porque el rey nombró a extranjeros para los altos cargos. El descontento desembocó en la revuelta de las Comunidades (1520), una rebelión contra la corona. Tras la derrota de los comuneros en la batalla de Villalar (1521) y la ejecución de los cabecillas (Padilla, Bravo y Maldonado), Carlos I rectificó sus errores. A partir de ese momento, la lealtad de Castilla a la corona será absoluta.
• En la corona de Aragón al mismo tiempo que la revuelta comunera pero sin ningún tipo de conexión, surge el llamado movimiento de las Germanías (1520-1522). Se inició en Valencia cuando los gremios se hicieron con el poder en la ciudad. Fue una pugna entre la burguesía (artesanos) y la nobleza por el control de la ciudad, pero también entre los campesinos y los señores en el mundo rural. Finalmente, los sublevados fueron derrotados.
Ambos conflictos reforzaron la monarquía, que se impuso a las Cortes y demostró a la nobleza que necesitaba del ejército real para contener el malestar social.
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c. Política exterior: el fracaso del “sueño imperial”.
La política exterior de Carlos I estuvo marcada por los intereses dinásticos de los Austrias en
Europa y no por los intereses de los reinos hispánicos. El monarca pensaba que la política europea debía regirse por una monarquía universal y cristiana dirigida por un doble poder: el espiritual, que concernía al Papado, y el terrenal, que correspondía al emperador. Desde esta perspectiva se explican los principales problemas de su reinado:
• Enfrentamiento con Francia, que tenía su origen en la lucha por controlar Italia que se había iniciado con los RR.CC. El nuevo rey francés Francisco I promovió hasta siete guerras sucesivas contra Carlos V. En todos los encuentros Francia resultó derrotada e incluso en la batalla de Pavía (Italia), en 1525, el propio Francisco I fue vencido y apresado por las tropas españolas.
• Enfrentamiento con el Imperio Turco, que avanzaba hacia Europa Central y suponía una amenaza en el mar Mediterráneo con su apoyo a los piratas berberiscos (norteafricanos) y sus asaltos y saqueos. Las tropas de Carlos derrotaron a las turcas a las puertas de Viena, cuando ya los musulmanes estaban a punto de tomar esta ciudad, y se consolidó la presencia en el norte de África con la conquista de Túnez.
• Lucha contra el protestantismo. En los principados alemanes del Imperio se extendía con fuerza la reforma religiosa protestante (Martín Lutero). Algunos príncipes alemanes, descontentos con el emperador, abrazaron el protestantismo como un medio de enfrentarse no sólo religiosamente sino también políticamente a la idea de imperio universal y cristiano propuesta por Carlos, y pasaron a la rebelión armada. El emperador los aplastó militarmente en la Batalla de Mülhberg (1547), pero los protestantes pudieron recuperarse gracias a la ayuda francesa. Como por otra parte el problema en su vertiente religiosa seguía sin tener solución, Carlos reconoció en la Paz de Augsburgo (1555) el derecho de cada príncipe a imponer su propia religión en sus tierras; esto suponía en la práctica el triunfo del protestantismo en casi la mitad de Alemania.
En 1556 Carlos I agotado tras una vida entera en los campos de batalla cedió los títulos de emperador de Alemania a su hermano Fernando y abdicó en su hijo Felipe el resto del Imperio. A continuación, ya enfermo, seretiró al monasterio de Yuste (Extremadura) donde moriría en 1558.
3.2 LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II (1556-1598).
Felipe II comenzó su reinado en 1556. Heredó de su padre el imperio más grande de la Tierra y durante su etapa de gobierno lo amplió enormemente.
Los grandes objetivos de su política interior y exterior fueron la defensa del catolicismo y el mantenimiento de la hegemonía española en Europa y ultramar. Gobernó desde España, donde instaló la capital en Madrid (1561).
a.Política interior.
A pesar del enorme poder que poseyó, Felipe II tuvo que hacer frente a varias rebeliones, la más importante de las cuales fue la rebelión de los moriscos de las Alpujarras (1568). Los moriscos eran descendientes de los antiguos musulmanes granadinos que se rebelaron ante el
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mandato que les obligaba a abandonar su lengua, vestidos y tradiciones. Ante la magnitud del conflicto y el peligro de que los 150.000 moriscos rebeldes recibieran ayuda turca, Felipe II encomendó sofocar la revuelta a su hermanastro D. Juan de Austria. Tras duros enfrentamientos parte de los moriscos abandonaron la península y el resto se les dispersó por Castilla para forzar su integración, pero siguieron viviendo en comunidades aisladas y rechazadas por los cristianos.
Pero el problema interno más grave durante todo el reinado de Felipe II fue la crisis de la Hacienda a causa de la política exterior. El Estado se declaró en bancarrota hasta en tres ocasiones.
b. Política exterior.
Felipe II fue el monarca más poderoso de su época, sobre todo a partir de la unión con
Portugal en 1580. Sin embargo, el mantenimiento de este extenso imperio no estuvo exento de conflictos. En Europa hubo de hacer frente a la rebelión de los Países Bajos y a la creciente hostilidad de Inglaterra. En el Mediterráneo, le esperaba de nuevo el imperio turco.
• Francia. Al comienzo de su reinado Felipe II liquidó los asuntos pendientes con Francia derrotándola definitivamente en la batalla de San Quintín (1557). A partir de este momento Francia quedó neutralizada.
• El imperio turco. El Imperio Turco volvía a avanzar con fuerza por el Mediterráneo amenazando las posesiones españolas y las del Papado y Venecia. Con la colaboración de estas potencias se formó la Santa Liga. Se preparó una enorme flota de galeras al mando de Don Juan de Austria, en la que España aportaba la mayor parte de hombres y barcos. El enfrentamiento naval tuvo lugar en Lepanto (1571) en lo que fue la batalla naval más sangrienta de la historia. La victoria española fue aplastante y vivida como un triunfo decisivo de toda la Cristiandad.
• Inglaterra había sido una aliada tradicional de España durante el reinado de Carlos I, y el propio rey Felipe II fue rey consorte inglés gracias a su matrimonio con la reina María I Tudor. Con la llegada al trono inglés de Isabel I (1558) las relaciones con España se hicieron cada vez más tensas. La nueva reina, apoyó a los rebeldes protestantes de los Países Bajos y fomentó las actividades de los corsarios ingleses en el Atlántico, comenzando una campaña de acoso y rapiña a los barcos españoles procedentes de América. En 1588, Felipe II intentó la invasión de Inglaterra y para ello reunió una poderosa flota en el Canal de La Mancha, pero la mala planificación y las adversidades meteorológicas dieron al traste con sus barcos, sufriendo graves pérdidas. Así fracasó la invasión y surgió el mito de la mal llamada “Armada Invencible”.
• En 1566, en los Países Bajos comenzó una rebelión contra Felipe II en la que se mezclaban las causas políticas (deseos nacionalistas de los holandeses) y religiosas (extensión del calvinismo). Finalmente, el territorio quedó dividido: las provincias católicas del sur permanecieron fieles al Felipe (actual Bélgica) y las del norte continuaron su lucha contra España. Estos territorios rebeldes pasaron a llamarse Provincias Unidas (actuales Países Bajos) y se convirtieron en una de las grandes potencias marítimas del momento y uno de los principales rivales de España, con quien siguió en guerra hasta 1648.
• Unión con Portugal (1580). Felipe II tenía opción a heredar el trono de Portugal al ser nieto de Manuel I. Al morir el rey portugués (Don Sebastián), Felipe reivindicó su derecho al
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trono y lo consiguió con el apoyo de la nobleza portuguesa. Con esta unión se creó el mayor imperio territorial y maritimo conocido hasta entonces.
4. LOS AUSTRIAS MENORES (FELIPE III, FELIPE IV Y CARLOS II).
4.1 LA “PAX HISPÁNICA” DE FELIPE III (1598-1621).
Felipe III heredó el imperio más extenso y poderoso del mundo cuando accedió al trono en 1598. Pero el joven rey se inclinaba más al ocio y a la vida cortesana que a las tareas de gobierno. Por ello, con Felipe III se estrenó la figura del favorito o valido, una especie de primer ministro, generalmente miembro de la alta nobleza, que adquiría plenos poderes en los asuntos de Estado y que ejercía el mando como si fuese el monarca. Era un cargo de designación real, por lo que su cese y nombramiento dependían de la voluntad del rey. Para este cargo Felipe III designó al duque de Lerma.
Los validos se convirtieron en figuras habituales en la política española del siglo XVII, casos del duque de Lerma y el de Uceda con Felipe III, el conde-duque de Olivares o el duque de Haro con Felipe IV; aunque llegarían a existir hasta en el siglo XIX, caso de Manuel Godoy, valido del monarca Carlos IV.
En muchas ocasiones, los validos ejercieron el poder en función de sus intereses particulares, por lo que predominó el nepotismo y la corrupción. Además, algunos de ellos accedieron al poder por el mero capricho del rey o de la familia real, sin méritos de ningún tipo en el orden político o administrativo. Es por ello que se considera que sus actuaciones son una de las causas de la crisis de la monarquía hispánica en el siglo XVII.
a.Política interior.
En el panorama interior dos cuestiones marcaron el reinado: la crisis financiera y la
expulsión de los moriscos:
• La crisis financiera de la monarquía tenía sus orígenes en el reinado anterior. Para
remediarla se impulsó una política exterior pacifista y una serie de reformas económicas. Sin embargo, estas medidas, llevadas a cabo por los arbitristas, no consiguieron acabar con la deuda, en gran parte por los desmedidos gastos de la corte. El Estado declaró la bancarrota a comienzos del siglo XVII.
• La otra cuestión fue la expulsión de los moriscos en 1609. Los moriscos habían sido dispersados por Castilla y Aragón tras la rebelión de las Alpujarras. El aislamiento en sus comunidades, la pervivencia de sus costumbres, el rechazo popular, su elevado crecimiento demográfico y las sospechas de su permanente contacto con los piratas berberiscos fueron exacerbando el odio y preparando el terreno para la decisión de Felipe III de expulsarlos de forma definitiva en 1609. Las repercusiones fueron graves en Valencia y Aragón donde la mayoría eran campesinos dóciles y hábiles en las labores de regadío.
b.Política exterior.
La política exterior de Felipe III se puede considerar pacifista. El rey y su valido, el duque de Lerma, llegaron al convencimiento de que mantener abiertos tantos frentes de lucha supondría
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inevitablemente la ruina total de la monarquía. Por esta razón intentaron alcanzar acuerdos de paz y acometer una reforma de la Hacienda que reforzase la monarquía. Para ello se firmó la paz con Inglaterra, y con las Provincias Unidas (Holanda)se acordó la Tregua de los Doce Años (1609- 1621).
La paz en Europa y la excelente red diplomática que desplegó España han llevado a hablar de Pax Hispánica al referirse a este reinado.
4.2 EL REINADO DE FELIPE IV (1621-1665).
Felipe IV subió al trono en 1621, con sólo dieciséis años. Por ello desde el primer momento estuvo bajo la tutela de su preceptor Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, que asumió el papel de valido del joven rey. Ambos tenían más capacidad y visión política que Felipe III y Lerma, lo que se plasmó en serios proyectos para mejorar la situación interna y externa de la monarquía.
a.Política interior.
Felipe IV y, sobre todo, Olivares retomaron una política exterior ofensiva centrada en mantener el prestigio de España, de ahí la implicación en costosas guerras en Europa. Esta política exigía grandes cantidades de dinero, pero la Hacienda seguía en crisis, y todo el peso económico y militar recaía fundamentalmente en Castilla, debilitada y exhausta por las necesidades de la corona. Para solucionarlo, el conde-duque de Olivares ideó la Unión de Armas (1625): la creación de un ejército de 150.000 hombres sostenido por todos los reinos en función de su población y riqueza y no sólo Castilla, como era habitual. Detrás de este proyecto estaba la idea de una mayor integración y uniformización de todos los territorios de la monarquía y un reforzamiento del poder absoluto del rey. Pero esta idea encontró una dura resistencia: Portugal y Cataluña iniciaron una guerra para independizarse en 1640, cosa que logró Portugal en 1668.
Las rebeliones de la década de 1640 hicieron fracasar la política del conde-duque de Olivares, quien se retiró del gobierno en 1643. La monarquía quedó sumida en una grave crisis.
b.Política exterior.
Felipe IV abandona la política pacificadora de su padre e involucra a España en la Guerra de
los 30 Años (1618-1648), una serie de complejos enfrentamientos con raíces políticas y sobre todo religiosos (católicos frente a protestantes) que afectaron a los Estados de la Europa central y del norte (la monarquía española se vio arrastrada a la contienda por los vínculos familiares y políticos existentes con los Habsburgo austríacos, también católicos).
Durante los primeros años de la guerra los Habsburgo llevaron la iniciativa. Pero la situación se complicó militarmente para España al abrírsele al mismo tiempo nuevos frentes: en 1621 se reanudó la lucha en los Países Bajos tras la Tregua de los Doce Años. Simultáneamente se enfrentó en el océano a los ingleses, que fueron rechazados en su intento de tomar Cádiz. Además, Francia prestó una gran ayuda a los protestantes holandeses, hecho que conseguiría la aniquilación de los tercios españoles en la batalla de Rocroi (1643).
En 1648, los países europeos, agotados por tantas guerras, se avinieron a firmar la Paz de Westfalia, la cual ponía fin a la Guerra de los Treinta Años y suponía el reconocimiento por parte de Felipe IV de la independencia holandesa.
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España y Francia resolvieron sus diferencias en la paz de los Pirineos (1659), cediéndose a los franceses parte de Cataluña (el Rosellón y la Cerdaña). El tratado fue refrendado con el matrimonio del rey francés Luis XIV con María Teresa de Austria, hija de Felipe IV.
España, agotada militar y económicamente, perdió su hegemonía en Europa en favor de Francia. No obstante, el imperio español conservó casi intactas las posesiones ultramarinas.
4.3 EL REINADO DE CARLOS II (1665-1700).
Carlos II era una persona enfermiza y débil física y mentalmente que siempre vivió bajo perpetua tutoría. Hoy se cree que sus patologías eran seguramente el resultado de los sucesivos matrimonios consanguíneos que realizaban entre sí los miembros de la casa de Austria, pero en aquella época todos los males y deficiencias del rey se explicaban a través de la superstición y la brujería, llegando a conocérsele como el “Hechizado”.
Esta incapacidad del monarca dio lugar a que el gobierno fuera controlado y disputado por sucesivos validos.
Su reinado se caracterizó por el estancamiento administrativo y político, no obstante, la crisis económica tocó fondo y en los últimos años del reinado asistimos a una relativa recuperación económica y demográfica.
Hacia 1697 se sabía que el rey estaba próximo a morir. Como no tuvo hijos hubo que buscar un heredero extranjero. Dos eran los candidatos con vínculos familiares: Felipe de Borbón, duque de Anjou, candidato francés, y el archiduque Carlos de Austria, candidato austríaco.
Tras fuertes presiones de ambos bandos, Carlos II dejó como heredero a Felipe de Borbón, futuro Felipe V. Su decisión contaba con el apoyo de Francia, pero estaban en contra el resto de potencias europeas (Inglaterra, Holanda y Austria). Por ello, tras la muerte del monarca en 1700, se inició una guerra por el trono de España: la Guerra de Sucesión.
5. SOCIEDAD Y ECONOMÍA.
La sociedad.
El siglo XVI fue un periodo de crecimiento demográfico. La mayor parte de la población residía en el campo. Las ciudades eran pequeñas y sólo Sevilla superaba los 100.000 habitantes.
A finales de siglo y durante todo el siglo XVII tuvo lugar una acusada crisis demográfica y la población se estancó. Varias causas explican este estancamiento: las epidemias de peste que afectaron a la península; las reiteradas malas cosechas, que provocaban frecuentes crisis de subsistencia; y la expulsión de los moriscos (1609), que hizo disminuir la población de algunos territorios hispanos: Valencia, Murcia y Aragón.
La evolución económica.
La evolución económica de los siglos XVI y XVII presenta dos etapas:
• La primera, durante el siglo XVI, es de crecimiento económico, especialmente en Castilla. Los
dos factores principales que favorecieron este crecimiento fueron el aumento de la población y el desarrollo comercial gracias a la explotación de las Indias.
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• La segunda, durante el siglo XVII, se caracterizó por una grave crisis económica que afectó a toda Europa, pero en España alcanzó tientes especialmente graves: ruina de la industria textil; disminución de la llegada de metales preciosos; y la crisis de la Hacienda Real (por el incesante aumento de los gastos -guerras y gastos suntuosos- y la disminución de los ingresos).
6. CULTURA: LA ESPAÑA DEL SIGLO DE ORO.
Con los Austrias, la ciencia y el pensamiento estaban sometidos al rígido control eclesiástico, quedando España al margen de las nuevas corrientes europeas del racionalismo y el progreso científico.
Pero los campos en que se produjo una auténtica explosión cultural con resultados brillantísimos y extraordinarios fue en las Artes y la Literatura; es aquí donde se habla del “Siglo de Oro español”, adscrito a las coordenadas estilísticas del Barroco y dentro del espíritu religioso de la Contrarreforma Católica.
En Pintura encontramos maestros como Velázquez, uno de los mejores artistas de todos los tiempos, pero también a Murillo, Zurbarán, Alonso Cano…
En Escultura, casi siempre de temática religiosa, al servicio de la piedad católica destacaron Gregorio Fernández (escuela castellana), Martínez Montañés (escuela sevillana) y Alonso Cano (granadina).
En Arquitectura se construyen ahora grandiosas plazas mayores en las principales ciudades como en Madrid (Gómez de Mora) o Salamanca (Churriguera).
En Literatura ven la luz obras excepcionales como la de Cervantes que en 1605 publica El Quijote universalmente reconocida como la mejor novela de todos los tiempos; también en otros géneros como el teatro encontramos autores extraordinarios como Lope de Vega, Calderón y Tirso de Molina, así como en la poesía con Quevedo y Góngora. En las obras de estos genios encontramos un excelente retrato de la sociedad de la época, las contradicciones y contrastes, miserias y grandezas que definían a la España Imperial.