La Restauración en España y la Crisis de 1917

Decadencia Moderada

En las elecciones de 1844, consiguieron mayoría y el general Narváez formó un nuevo gobierno. Su objetivo era clausurar la etapa revolucionaria e implantar un nuevo régimen basado en autoridad, el orden y represión. Se trataba de crear un sistema liberal moderado que garantizase el dominio de lo que los demócratas llamaban oligarquía: la gran burguesía terrateniente y financiera. Para ello elaboraron la constitución de 1845, que asentaba los principios del moderantismo que fueron desarrollados por los distintos gobiernos. Un decreto de 1845 reguló la libertad de imprenta. La Ley Electoral de 1846 estableció un sufragio censitario restringido al 1% de la población. Solo tenían derecho a voto los grandes contribuyentes y personalidades destacadas de la cultura. Además, la ley facilitaba la intromisión del gobierno en las elecciones y el falseamiento de los resultados ya que se favorecían los distritos rurales. Para mejorar la relación del Estado con la iglesia, muy deterioradas por las desamortizaciones, se firmó un Concordato con la Santa Sede donde hubieron ventajas tanto para los moderados como a la iglesia católica. El papa Pio IX reconocía como reina a Isabel II y deja de apoyar la causa carlista, también la iglesia acepta no excomulgar a las personas que habían comprado tierras desamortizadas, así mismo el Estado se comprometía al sostenimiento de la Iglesia, y se le dará la posibilidad de volver a obtener tierras en libertad, se restablecerá la confesionalidad del Estado y se le permitirá el control del estudio público y privado. Para aumentar los ingresos del Estado se llevo acabo una reforma fiscal, que establecía la contribución directa sobre la propiedad y creaba el impopular impuesto del consumo. Para poner fin a la dispersión legislativa, se aprobaron el Código Penal y el Código Civil. Por otro lado, se procedió a la Ley de reforma local de 1845. El temor a que la centralización diera lugar a un nuevo levantamiento carlista dio lugar al Decreto de 1844 sobre el mantenimiento del País Vasco y Navarra de los ayuntamientos forales. Se estableció la Ley de Instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de enseñanza. Para el mantenimiento del orden público se creó la Guardia Civil., se impulsó el Servicio Militar Obligatorio, a través de un sistema de quintas que era redimible. Y se adoptó un sistema métrico decimal. Los gobiernos moderados no consiguieron dar estabilidad política al Estado. Tuvieron que hacer frente a diversos conflictos y a las acciones de demócratas y republicanos. Los carlistas protagonizaron un nuevo levantamiento apoyando a un nuevo candidato. El régimen respondió con represión. Por otro parte, las divisiones del moderantismo dio inestabilidad en los gobiernos. Fueron incapaces de hacerse cargo del país.

Bieno Progresista

La deriva autoridad del régimen moderado precipitó el levantamiento de progresistas y algunos sectores del moderantismo. La acción inicio en Madrid, con el pronunciamiento del general O’Donell, un moderado descontento. La incorporación de los progresistas al movimiento, que publicaron el Manifiesto de Manzanares de contenido reformista, desencadenó la revuelta popular en las ciudades con la intervención de demócratas y republicanos y la formación de juntas reformistas. El cambio se hizo irreversible e Isabel II se vio obligada a aceptar el restablecimiento inmediato de la Milicia Nacional y de las libertades, un gobierno presidido por Espartero y con O’Donell al frente con la ley electoral de 1837, que aumentaba el número de electores. La emergente alianza entre progresistas tibios y moderados avanzados condujo a la formación de la Unión Liberal, reflejo del acuerdo entre O’Donell y Espartero. Las elecciones dieron amplia mayoría a progresistas y unionistas. Las nuevas Cortes redactaron una Constitución que no llegó a publicarse. El gobierno progresista impulsó importantes reformas que dieron lugar a una etapa de desarrollo y expansión económica hasta 1866, cuando se inició una grave crisis económica. Las Cortes aprobaron una nueva Ley de Desamortización civil y eclesiástica, obra de Pascual Madoz, que afectó a los bienes del Estado, de la iglesia. Con su venta y privatización se consiguieron recursos para la Hacienda y en detrimento de los pequeños campesinos. También se aprobó la Ley General de Ferrocarriles, regulaba e incentivaba la construcción de líneas ferroviarias. Esta legislación se completó con nuevas iniciativas como la puesta en marcha del sistema de telégrafo. El nuevo gobierno tuvo que afrontar graves problemas sociales. Una crisis de subsistencia que, unida a una epidemia de cólera, affectó especialmente a las clases sociales y acentuó el malestar social. El descontento social provocó también una importante conflictividad obrera. Los trabajadores pedían la reducción de los impuestos de consumos, la abolición de las quintas, las mejora de los salarios y la reducción de la jornada laboral. Ante la ocnflictividad social algunos jefes militares promovieron duras medidas represivas que, amparadas por el ministro de la Guerra, O’Donell provocaron el enfrentamiento con el gobierno de Espartero. L intervención de la reina a favor de O’Donell, al que nombró nuevo jefe del ejecutivo, ratificó el cambio y se proclamó el estado de guerra. La protesta de un grupo diputados fue insuficiente y se produjeron movimientos de resistencia en defensa del gobierno progresista en diversos puntos de España, que puso fin al bienio: cerró las Cortes, suprimió la Milicia y anuló la libertad de prensa.

Socialismo y Anarquismo a finales del siglo XIX

Tras la escisión y crisis de la AIT, las corrientes socialistas y anarquistas españolas siguieron caminos separados. Los socialistas seguían los principios marxistas que propugnaban la necesidad de la acción política y de la conformación de un partido de la clase obrera. La nueva Federación Madrileña, de carácter marxista, se transformó en 1879 en la Agrupación Socialista Madrileña, fundada por Pablo Iglesias, núcleo del PSOE, los socialistas impulsaron la creación de un sindicato socialista. La Unión General de Trabajadores. El PSOE se definía como un partido marxista de orientación obrerista y partidario de la revolución social. Se afilió a la Segunda Internacional, protagonizó algunas grandes revueltas en Vizcaya y consiguió tener concejales en diferentes ayuntamientos. Por otro lado, las corrientes anarquistas se mantuvieron en la ilegalización FRE, en 1881, cambió su nombre por el de Federación de trabajadores de la Región Española, para adaptarse a la legalidad vigente, que prohibía las organizaciones de carácter internacional. La nueva organización implantaba sobre todo en Andalucía y Cataluña, creció en afiliados y desarrollo una acción sindical reivindicativa. La constante represión que una parte del movimiento anarquista optara por la acción directa, la vía violenta, para acabar con el sistema.

La Restauración

Cánovas concibió un sistema bipartidista en el que dos partidos se turnasen en el gobierno sin tener que recurrir al apoyo del ejercito en forma de pronunciamiento o golpe de Estado, como había sucedido en tiempos de Isabel II. Los dos partidos dominantes, conocidos también como partidos dinásticos fueron: El Partido Liberal Conservador, creado y liderado hasta su asesinato, por Cánovas del Castillo y sustituía al antiguo Partido Moderado. El Partido Liberal Conservador, conocido como Partido Liberal, fue fundado por Sagasta y tenía un programa más progresista, que incluía del sistema diseñado por Cánovas. En ambos casos no se trataba de partidos de masas, con sedes, agrupaciones y afiliados. Se trataba de partidos de notables, es decir de líderes políticos con sus respectivas clientelas, sus órganos de prensa y sus apoyos locales. Ambos partidos coincidían ideológicamente en lo fundamental: La defensa de la monarquía, de la Constitución y de la propiedad privada, así como la consolidación de un Estado unitario.

Funcionamiento

La alternancia regular en el poder entre los partidos del turno quedaba garantizada por un peculiar manera de formación del gobierno.

Continuación

Mientras que en los sistemas democráticos el partido que gana las elecciones forma del gobierno, la Restauración invertía el proceso: cuando un gobierno experimentaba el desgaste de su gestión, o sencillamente cuando los líderes políticos consideraban necesario en relevo. El nuevo presidente del Gobierno era siempre el líder de la oposición y recibía junto con su nombramiento el decreto para la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones, con el objetivo de conseguir el número de diputados suficiente para formar la mayoría parlamentaria que le permitiese gobernar. El resultado de las elecciones era acordado de antemano por ambos partidos, por lo que la alternancia en el poder se lograba de una forma artificial y se producía por mutuo acuerdo entre sus jefes respectivos. Con ello se evitaba que uno de los partidos tuviera tentación de recurrir al ejercito para obtener el poder mediante un pronunciamiento militar. El régimen se caracterizaba por la corrupción electoral, que facilitaba la manipulación de las elecciones en beneficio de los partidos del turno. El caciquismo se fundamentaba en la influencia sobre la sociedad de determinadas personas, que, valiéndose de su poder y autoridad, influían en el comportamiento de los electores. Tuvo su principal fortaleza en el mundo agrario, aunque también actuó en el ámbito urbano. El proceso de las elecciones empezaba con el encasillado, donde ya estaban escritos los nombres los candidatos, luego, el gobernador civil buscaba el acuerdo con los caciques para conseguir ajustar los resultados electorales a las instrucciones recibidas del Ministerio de la Gobernación.

Crisis de 1917

A comienzos de 1917, en España existía una situación de descontento social que se vio agraviado por la coyuntura de la Primera Guerra Mundial, que supuso un empeoramiento del nivel de vida de las clases populares en un momento de grandes beneficios empresariales. La crisis estalló en Marzo, cuando la CNT y la UGT convocaron una huelga para protestar ante el encarecimiento de los productos de primera necesidad. Durante el verano de 1917, el Gobierno tubo que hacer frente a una crisis generalizada. Las organizaciones sindicales, los militares en desacuerdo con el sistema de ascensos de los oficiales, conseguidos mayoritariamente por méritos de guerra y que beneficiaban a los militares africanistas, se organizaron en unas Juntas de Defensa, Los partidos opositores se reunieron en la Asamblea de Parlamentarios en la que reclamaron la formación de un gobierno provisional. La reacción del gobierno fue represiva: la huelga obrera fue duramente reprimida por el ejército Las Juntas de Defensa militares fueron disueltas. El ejercito apoyo a la monarquía para que no hubieran revueltas, el sistema duro cinco años.

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