Durante el reinado de Alfonso XIII (1902-1931) el régimen de la Restauración entra en crisis. Los Conservadores y Progresistas intentarán acometer reformas que no serán suficientes para acabar con los graves problemas por los que atravesaba el país. La oposición política en manos de republicanos, socialistas y nacionalistas iba en aumento igual que la conflictividad social que causará huelgas y movilizaciones obreras. La respuesta de los gobiernos será la represión lo que provocará un aumento de la tensión produciéndose disturbios como la Semana Trágica (1909), huelgas como la de “La Canadiense”, resistencia en la industria y en el campo como el Trienio Bolchevique además del problema de Marruecos. Ante esto triunfará la instauración de la dictadura de Primo de Rivera que contará con el beneplácito del rey Alfonso XIII. Se pretende construir un régimen estable que le alejara de los partidos liberales tradicionales a los que se le responsabiliza de los males del país.
El Directorio Militar (1923-1925)
En septiembre de 1923, Primo de Rivera perpetró un golpe de Estado que justificó como un intento regeneracionista de solucionar los problemas del país mediante una dictadura temporal. El golpe fue apoyado por el rey, el Ejército, la iglesia y la burguesía. La dictadura no tocó la base real del sistema: la oligarquía que siguió predominando la vida económica y social. Se diferencian dos periodos: En el Directorio Militar (1923-1925) una vez suspendida la Constitución y disueltas las Cortes, Primo de Rivera se nombra ministro único asesorado por un Directorio Militar formado exclusivamente por militares. Su política se basó en el centralismo y el autoritarismo. Las actuaciones políticas más importantes de este periodo fueron la suspensión de la Constitución en 1876 y del Parlamento, la prohibición de los partidos políticos, la censura de la prensa, la represión con los nacionalismos, la prohibición de las huelgas y manifestaciones y se ilegalizaron las organizaciones anarquistas, el nombramiento de alcaldes por el gobierno y la creación de la Unión Patriótica siguiendo con el modelo de Mussolini. En cuanto a la Guerra de Marruecos, a pesar de que inicialmente Primo de Rivera era partidario de abandonar Marruecos por las dificultades para controlar el territorio y la oposición a la guerra terminó aceptando la permanencia ante la presión del Ejército y la propuesta de Francia para emprender operaciones conjuntas contra Abd-el-Krim. En 1925 se produce el Desembarco de Alhucemas que puso fin a la resistencia de guerrillas, su líder se entregó a las autoridades. Encargó su defensa a la Legión y los Regulares evitando el desgaste político y popular reconciliándose con el Ejército, con los ciudadanos cansados de tanta guerra y con los empresarios inversores en Marruecos.
El Directorio Civil (1925-1930)
La segunda fase es el Directorio Civil (1925-1930); los éxitos llevaron a Primo de Rivera a intentar perpetuarse en el poder. Trató de institucionalizar la dictadura y establecer un régimen estable a través de un Directorio Civil. En 1925 sustituye el Directorio Militar por un Directorio Civil entre los que destaca José Calvo Sotelo como ministro de Hacienda. Sus objetivos fueron la institucionalización del régimen, la mejora económica y la paz social: La institucionalización del régimen se intentó a través de una Asamblea Nacional consultiva formada por miembros de la Unión Patriótica, elegidos por sufragio restringido y a semejanza del Gran Consejo Fascista Italiano y que fracasó rápidamente en su intento de elaborar una Constitución para la dictadura ya que organizaba un Estado sin soberanía y sin división de poderes. La política económica liderada por Calvo Sotelo tuvo un fuerte proteccionismo arancelario con la creación de monopolios estatales. Aunque a corto plazo fue una política positiva que favoreció el desarrollo industrial, eliminó el paro y ayudó a la paz social, a la larga generó una enorme deuda pública que se agravará con la crisis del 29. Esta crisis económica la hereda la Segunda República hipotecando muchas de sus actuaciones. Finalmente con la paz social se buscó mejorar las condiciones laborales de los trabajadores con la creación de la Organización Corporativa del Trabajo, que pretendió asemejarse a un sindicato oficial para la regulación de las relaciones laborales y las condiciones de trabajo según los principios del corporativismo de raíz católica y el corporativismo de la Italia fascista.
El fin de la dictadura y el final del reinado de Alfonso XIII
El fin de la dictadura fue a partir de 1928 cuando entra en un desgaste por los siguientes motivos: el aumento de la movilización obrera: el anarquismo recupera sus fuerzas y la UGT puso fin a la colaboración institucional con el régimen; la reorganización de las fuerzas de oposición: liberales y conservadores se niegan a colaborar con el dictador, reclaman el restablecimiento de la Constitución de 1876 y la celebración de elecciones, por otro lado, los partidos republicanos se agrupan en la Alianza Republicana con el apoyo del mundo intelectual de Ortega y Gasset y hubo presión desde el catalanismo con un descontento con la política centralista que evoluciona a fundaciones de izquierda (fundación de ERC en 1931). Además se produjo la división del Ejército motivada por el apoyo de Primo de Rivera a los africanistas. Finalmente se producen revueltas estudiantiles lideradas por la Organización Estudiantil (FUE). Ante esta falta de apoyos y ante los primeros síntomas de crisis económica, Primo de Rivera presentó su dimisión en 1930 que el rey aceptó. El militar se exilió a París.
Después tiene lugar el final del reinado de Alfonso XIII. Alfonso XIII nombra jefe de Gobierno al general Berenguer que anunció una vuelta al régimen constitucional del 76. Calificado de “dictablanda”, el gobierno fue perdiendo credibilidad al ofrecer a la sociedad española una vuelta al sistema anterior incapaz de combatir los problemas económicos y sociales del país. La oposición al rey fue en aumento incluso entre los grupos tradicionales como Alcalá Zamora y Miguel Maura que fundaron partidos republicanos a los que se sumará el movimiento obrero: socialistas, anarquistas y nacionalistas. En agosto de 1930 los representantes de esta oposición llegan a un acuerdo conocido como el Pacto de San Sebastián que decide organizar un levantamiento contra el rey, sin embargo fracasó por falta de coordinación. Los miembros fueron detenidos y encarcelados pero una ola de protestas, huelgas y manifestaciones sacudió todo el país. Berenguer presentó su dimisión. Alfonso XIII encargó formar gobierno al almirante Aznar que convocó elecciones municipales. El triunfo aplastante en las zonas urbanas de las candidaturas republicanas y socialistas precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Ese mismo día Alfonso XIII salía hacia Cartagena camino del exilio en Italia.