Oposición al Franquismo y Autarquía Económica en España

La oposición

Aunque la oposición al régimen franquista desapareció casi por completo, nunca dejó de existir y se irá organizando lentamente:

Durante los años 40:

La forma de resistencia más clara durante los primeros años partió de los denominados maquis que protagonizaban acciones aisladas de guerrilla en zonas montañosas. Actuaban como si la guerra no hubiese terminado, intentando combatir al régimen con las armas. Con la evidente consolidación del franquismo, el desánimo fue apoderándose, pero partidos y sindicatos antifranquistas continuaron operando desde el extranjero y, aunque, su capacidad e influencia eran muy limitadas, ya durante los años 1945-47 promovieron cierta conflictividad laboral (en Cataluña y Bilbao) con la esperanza de un cambio de rumbo en el régimen tras la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial. Sin embargo, la protesta se extinguió ya que la represión y la permanencia del régimen la acallaron y no resurgirá hasta los años 50.

Durante los años 50:

Se producen las primeras acciones importantes de protesta política:

  1. “Huelga de los Tranvías” (Barcelona, 1951). Boicoteó el uso de tranvías.
  2. Rebelión estudiantil del 56 en la Universidad de Madrid.
  3. Intelectualidad crítica o disidente (I. Aldecoa o C. Martín Gaite).

Todas estas acciones fueron sofocadas, pero mostraban la oposición de una parte de los españoles, así como la de pequeñas organizaciones que, con el tiempo, cristalizarían en nuevos sindicatos y partidos democráticos.

La autarquía económica

Al finalizar la guerra, la economía española estaba en mal estado y gran parte de la población vivía en condiciones de extrema pobreza. El gobierno aplicó una política económica de autarquía, que consistía en limitar las importaciones extranjeras y fomentar la producción nacional para generar empleo. Sin embargo, esta política resultó inviable y condujo a años de escasez y racionamiento de productos básicos hasta 1951-52, lo que utilizó el surgimiento de un mercado negro conocido como ‘estraperlo’ que desviaba gran parte de la producción agrícola.

La autarquía fue elegida como parte de la agenda nacionalista del régimen franquista, con la intención de emular la economía de la Alemania nazi o la Italia fascista. Se argumentaba que España debía ser autosuficiente, pero en un marco ‘abierto y solidario’ con las potencias fascistas. Aunque la situación internacional, incluida la Segunda Guerra Mundial, influyó en los primeros años del franquismo, las restricciones económicas propias de la autarquía impidieron el desarrollo económico, a pesar de la disponibilidad de mano de obra barata. Como consecuencia, hubo aumento de la inflación, déficit en la balanza de pagos y aumento de la miseria entre la población, con la renta nacional y per cápita por debajo de los niveles de 1935 hasta la década de los 50.

La década de los 50 marcó una transición entre la autarquía de los años 40 y la liberalización económica que vendría en 1959. En el exterior, la Guerra Fría favoreció el reconocimiento internacional del régimen franquista a través de acuerdos y sanciones levantadas, mientras que en el interior se impulsaron medidas para relajar la autarquía y estabilizar los precios, aumentar la producción agrícola e industrial, modernizar el aparato productivo y mejorar el nivel adquisitivo de los españoles. Estas medidas tuvieron cierto éxito en el corto plazo, con la supresión del racionamiento y la recuperación de la producción agrícola e industrial.

Sin embargo, a medida que avanzó la década de los 50, se hizo evidente que las reformas eran insuficientes y persistían problemas crónicos como el déficit comercial con el exterior. La necesidad de una liberalización económica se volvió urgente, pero al no ser completa, el país se enfrentó a graves desequilibrios y, a finales de los años 50, se encontró al borde de la bancarrota. En resumen, las décadas de los años 40 y 50, la política de autarquía implementada en España tuvo consecuencias negativas en la economía y la sociedad, aunque se intentaron algunas medidas para mejorar la situación, fue necesario esperar a la década de los 60 para que se produce una verdadera liberalización económica en el país

Fundamentos ideológicos

El régimen se caracterizó por su antiliberalismo y su nacionalismo, y su inspiración se basó en la Falange Española, el partido fundado por José Antonio Primo de Rivera en 1933. El régimen de Franco se perfeccionará confesional y él mismo se beneficiará de un hombre providencial elegido por Dios para salvar España. El régimen era militar y el ejército tenía amplias prerrogativas, incluida la jurisdicción militar para cualquier delito. El régimen creó un estado policial y represivo que perseguía cualquier forma de disidencia. El Estado era centralista, desapareciendo toda la autonomía de municipios, regiones y nacionalidades. El régimen era políticamente corporativo y populista, obligando a trabajadores y empresarios a pertenecer a Sindicatos Verticales oficiales dirigidos por jerarcas falangistas. El régimen convocaba a las masas en contadas ocasiones para mostrar su adhesión al régimen, sobre todo ante la opinión internacional.

Sociales

El régimen franquista apareció casi cuarenta años gracias a una serie de apoyos sociales. Entre los apoyos negativos se encuentran la represión, el miedo a una nueva guerra civil y la desaparición de las capas sociales y minorías intelectuales. Los apoyos positivos incluyen los grupos económicos que recuperaron su poder y privilegios, el ejército que actuó como un poderoso grupo de presión, el partido único FET y de las JONS que proporcionó la relación con las masas populares y la camarilla de fieles vinculados personalmente a la figura del jefe. La oligarquía financiera y terrateniente que apoyó al franquismo consiguió la restauración de su poder político y su hegemonía como clase social, mientras que amplios sectores de las capas medias urbanas y del pequeño campesinado en las regiones centrales del país fueron durante mucho tiempo el apoyo social de masas que el franquismo requería. La Iglesia, la Falange y el Ejército fueron los tres pilares institucionales del régimen. La permanencia del régimen se fundamentó en un control absoluto de los mecanismos de propaganda y educación.

Políticos

A pesar de que solo se reconocía un partido, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), cuyo líder máximo era Franco. Estas corrientes aparecieron a los falangistas, los carlistas, los católicos y el Opus Dei. Los falangistas, un partido totalitario de corte fascista, crecieron durante la guerra y proporcionaron simbología y apoyo de masas a Franco. Los carlistas aportaron altos cargos en la administración de justicia y cargos institucionales. Los católicos eran herederos de la derecha conservadora y tenían su propio periódico. El Opus Dei, una corriente católica orientada hacia lo confesional, creció entre las clases acomodadas de la burguesía desarrollada durante la dictadura y ocuparon puestos importantes en la política económica y otros campos. Sin embargo, todas estas corrientes operaban bajo la autoridad de Franco, quien distribuía cargos y ministerios entre ellas mientras practicaban lo que él llamaba ‘contraste de pareceres’.

Desarrollo económico y transformaciones sociales

En España durante el período de 1962 a 1975, bajo la dirección de Laureano López Rodó, miembro del Opus Dei y encargado de la Comisaría del Plan de Desarrollo. Se implementaron tres planes de desarrollo cuatrienales que posteriormente direcciones de inversión preferentes y asignaron recursos en base a ellas, en lo que se conoció como ‘planificación indicativa’. Se estimuló la iniciativa privada con beneficios fiscales y crediticios, y se crearon ‘polos de desarrollo’ en siete ciudades del país.///El proceso de industrialización se caracterizó por la importación de bienes de equipo, el ingreso de divisas procedentes del turismo y de los ahorros de emigrantes, así como la inversión de capital extranjero, principalmente de Alemania y Estados Unidos, que facilitó la adquisición de materias primas necesarios Esto llevó a un aumento significativo en la producción industrial, con una tasa anual de crecimiento del 10% entre 1960 y 1973, lo que resultó en un fuerte éxodo rural, industrialización y urbanización en el país.//Sin embargo, a pesar del éxito económico, el régimen franquista solicitó ingresar al Mercado Común (ahora Unión Europea), pero nunca se le concedió debido a las características políticas del régimen dictatorial.

La sociedad española experimentó cambios significativos 1962 hasta 1973. A pesar de persistir las diferencias de renta y desequilibrios entre regiones y provincias, hubo un éxodo rural de más de cuatro millones de personas en ese período. Entre las tendencias de modernización se destacan: un acelerado proceso de urbanización, la expansión de las clases medias y el inicio de pautas de ahorro y consumo que impulsaron la demanda interna, la ampliación de la educación con la Ley General de Educación de 1970 que establecer la enseñanza básica hasta los 14 años y recuperó la coeducación abolida por el franquismo, la secularización y los intentos de apertura cultural a pesar de la censura y represión, y una leve ampliación de los derechos sociales de las mujeres,///En 1963 se promulgó la Ley de Bases de la Seguridad Social, que reemplazó el sistema de seguros sociales existentes por un régimen de previsión general similar al de Europa Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Esto permitió que un número creciente de españoles accediera a pensiones de pensión y cobertura sanitaria, que se completaría con la recuperación democrática en los años noventa.

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