Isabel II (1843-1868): El Reinado Efectivo
Alternancia en el Poder: Moderados y Progresistas
Los 25 años de reinado efectivo de Isabel II estuvieron marcados por la alternancia en el poder de los partidos liberales burgueses, llamados dinásticos: el Partido Moderado, liderado por Narváez, y el Partido Progresista, liderado por Espartero.
Tras acceder al trono al adelantarse su mayoría de edad en noviembre de 1843, Isabel II mostró desde un principio su preferencia por los moderados, dejando fuera del juego político al Partido Progresista.
La Década Moderada (1844-1854)
En mayo de 1844 se formó un gabinete presidido por el general Narváez, la gran figura de los moderados. Sus principales medidas fueron:
- Limitación de los derechos individuales (Ley Electoral y Ley de Imprenta).
- Salvaguarda del orden público: en 1844 se creó la Guardia Civil para garantizar el orden público y la seguridad de la propiedad en el medio rural.
- Mantenimiento de la influencia de la Iglesia: las relaciones entre la Iglesia y el Estado se habían deteriorado a causa de las desamortizaciones, pero la reconciliación llegó con la firma del Concordato de 1851, por el que la Santa Sede reconocía el régimen liberal español.
- Control gubernativo sobre la administración provincial y local: la Corona nombraba al gobernador provincial, quien dirigía la capital provincial y elegía a los alcaldes de las poblaciones de más de dos mil vecinos.
- Reforma de la Hacienda: se creó un sistema único de impuestos más racional, eficaz y moderno.
- Unificación jurídica: se aprobó el Código Civil y el Código Penal, que unificaban la legislación en todo el país en ambas materias.
- Elaboración de la Constitución de 1845: sus principales características eran la soberanía no nacional, la confesionalidad del Estado, el reconocimiento de un amplio número de derechos individuales, las facultades de la Corona y el poder legislativo.
Estas medidas centralizadoras, que atentaban contra los privilegios forales, así como el fracaso en las negociaciones para casar a Carlos VI con Isabel II, dieron lugar a la Segunda Guerra Carlista (1846-1849).
Con los años, ante la imposibilidad de acceder al gobierno, los miembros más radicales del Partido Progresista se escindieron en 1849, formando el Partido Demócrata y el Partido Republicano. Al final del periodo, el autoritarismo del presidente de gobierno Bravo Murillo, la mala situación económica y el enriquecimiento de la camarilla política que rodeaba a la reina, encabezada por el conde de San Luis, provocaron el descontento popular.
El Bienio Progresista (1854-1856)
Durante la década moderada (1844-1854), la manipulación electoral impedía gobernar a los progresistas, que veían en la insurrección la única manera de hacerse con el poder. Sin embargo, fueron algunos moderados enfrentados a la camarilla de Isabel II quienes en julio de 1854 se sublevaron.
Isabel II se deshizo de su camarilla y nombró jefe de gobierno a Espartero, quien designó a O’Donnell como ministro de la Guerra. Durante el Bienio Progresista se llevaron a cabo reformas legales, sobre todo económicas, entre las que sobresalen:
- La Desamortización Civil de Madoz.
- La aprobación de la Ley de Ferrocarriles.
- La creación del Banco de España.
- Se redactó una nueva Constitución.
La agitación social creciente provocó la ruptura entre Espartero y O’Donnell, quien fundó un nuevo partido, la Unión Liberal, siendo además nombrado por la reina presidente del gobierno en julio de 1856, prescindiendo de los progresistas. Era el fin del Bienio Progresista.
La Vuelta al Moderantismo (1856-1868)
La principal preocupación del nuevo gobierno moderado fue restaurar el orden, para lo cual llevó a cabo toda una serie de medidas:
Política Interior
O’Donnell adoptó dos medidas: en primer lugar, realizó una dura represión contra las revueltas populares; y en segundo lugar, para recuperar el equilibrio político, creó un nuevo grupo político, la Unión Liberal.
Política Económica
En el terreno económico, la preocupación del gobierno fueron las inversiones públicas y concluir obras públicas como el Canal de Isabel II.
Política Exterior
Para recuperar el prestigio internacional, unir a los diferentes partidos mediante el nacionalismo y contentar al ejército, se llevaron a cabo intervenciones militares en Marruecos (con la excusa de la amenaza a Ceuta y Melilla), Conchinchina, México, Perú y Chile.
Crisis y Revolución
Sin embargo, la esperada estabilidad política y social no llegó debido a la política autoritaria de O’Donnell y Narváez, la corrupción e impopularidad de la reina, las insurrecciones de grupos marginados del poder (progresistas y demócratas), la dura represión de los gobiernos moderados y la crisis económica y de subsistencia de 1866-1868.
El resultado de todo ello fue que todas las fuerzas de la oposición firmaron el Pacto de Ostende, con un acuerdo de actuación conjunta para acabar con el gobierno moderado y con el reinado de Isabel II. Era el inicio de la Revolución Gloriosa.