Conflicto entre Liberales y Absolutistas durante el Reinado de Fernando VII (1808-1839)
El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Tras la firma del Tratado de Valençay en 1813, Fernando VII regresó a España y encontró un ambiente propicio para la restauración del absolutismo. Disolvió las Cortes de Cádiz, derogó la Constitución de 1812 e inició un periodo de persecución contra liberales y afrancesados.
El Trienio Liberal (1820-1823)
En 1820, el pronunciamiento del Coronel Riego obligó a Fernando VII a jurar la Constitución y dio comienzo al Trienio Liberal. Durante este periodo, los liberales se dividieron en dos facciones: los moderados, que buscaban un pacto con los privilegiados, y los exaltados, defensores de la soberanía nacional y la vía revolucionaria. Se implementaron medidas como la desamortización de bienes eclesiásticos y la abolición de los señoríos.
La intervención de la Santa Alianza en 1823, a través de los Cien Mil Hijos de San Luis, puso fin al Trienio Liberal y restauró el absolutismo.
La Década Ominosa (1823-1833)
La pérdida de las colonias americanas y los problemas económicos llevaron a Fernando VII a implementar algunas reformas administrativas y fiscales. Sin embargo, la represión contra los liberales continuó y se crearon instituciones como la policía política y la milicia absolutista. La oposición al régimen se manifestó en el levantamiento de los «malcontents» en Cataluña en 1827.
La Cuestión Sucesoria y las Guerras Carlistas
En 1830, el nacimiento de Isabel II planteó un problema sucesorio. Los carlistas, defensores de la Ley Sálica que impedía el acceso de las mujeres al trono, apoyaron a Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. El rey promulgó la Pragmática Sanción, que abolía la Ley Sálica, pero los carlistas la rechazaron.
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, estalló la Primera Guerra Carlista (1833-1839). El conflicto tuvo un componente ideológico (absolutismo vs. liberalismo) y otro sucesorio. La guerra finalizó con la firma del Convenio de Vergara en 1839.
Ideas de la Ilustración y el Despotismo Ilustrado
La Ilustración fue un movimiento intelectual del siglo XVIII que se basó en la razón y el progreso. Durante un tiempo, las ideas reformistas de la Ilustración coincidieron con el absolutismo, dando lugar al despotismo ilustrado. Los Borbones en España llevaron a cabo una política de reformismo ilustrado, impulsando mejoras en la agricultura y la educación.
La Guerra de Independencia Española (1808-1814)
La Guerra de Independencia Española tuvo como antecedentes la política de alianza con la Francia napoleónica de Manuel Godoy, valido de Carlos IV, y los problemas socioeconómicos del país. El Motín de Aranjuez en 1808 provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII. Napoleón aprovechó la situación para forzar la abdicación de ambos y colocar a su hermano José I en el trono español.
El levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid marcó el inicio de la guerra. Los españoles, con el apoyo de la guerrilla y el ejército regular, se enfrentaron a las tropas francesas. Tras la retirada de las tropas napoleónicas para la campaña rusa, Fernando VII regresó a España en 1814.
Independencia de las Colonias Americanas
La crisis del Antiguo Régimen y el descontento de los criollos con las reformas borbónicas que limitaban su autonomía económica y política, fueron las principales causas de la independencia de las colonias americanas. La Guerra de Independencia Española (1808-1814) propició la formación de juntas de gobierno en América y las primeras declaraciones de independencia. Tras el regreso de Fernando VII al trono, el movimiento independentista se intensificó bajo el liderazgo de Simón Bolívar. La batalla de Ayacucho en 1824 supuso la derrota definitiva de las tropas españolas y la independencia de la mayoría de las colonias americanas, con excepción de Cuba y Puerto Rico.
Las Guerras Carlistas
La Primera Guerra Carlista (1833-1839) estalló tras la muerte de Fernando VII y tuvo como causa el conflicto sucesorio entre Isabel II y Carlos María Isidro, así como la cuestión foral. La guerra se dividió en tres etapas y finalizó con la victoria de los isabelinos.
La Segunda Guerra Carlista (1846-1849) fue una insurrección carlista contra el gobierno de Isabel II. Su origen se debió al fracaso de los intentos de casar a la reina con Carlos Luis de Borbón, pretendiente carlista.