Los primeros críticos del capitalismo industrial
En Inglaterra surgieron las respuestas a los problemas sociales en dos planos: la acción y la teoría. La primera fue iniciada por dirigentes aliados de la clase obrera; la teoría fue formulada por pensadores que no pertenecían a ella, como Owen, un industrial, Hall un médico, Spence un maestro de escuela. Aunque no coincidían en las soluciones, todos partían de que la industrialización había creado un ejército de pobres. Destacan algunas corrientes:
Owenianos
Robert Cowen, dueño de una empresa de hilaturas en New Lanark, creó una experiencia idílica con economatos, comedores y escuelas para obreros dentro de un proyecto más amplio de ciudad-jardín al lado de Doherty. Aunque Owen prefería las pequeñas cooperativas, consiguió formar un gigantesco sindicato, la Great Trade Union, con 500.000 miembros. El gobierno reaccionó alarmado y declaró ilegal esta gran federación.
Ricardianos
El gran economista Ricardo, en su obra “Principios de la economía política”, proporcionó argumentos notables a los pensadores socialistas. De esta escuela saldrán autores tan notables como Thompson.
Los escritores
“Sybil de Disraeli” o “Tiempos difíciles de Dickens” contribuyeron a difundir entre muchos sectores de la población conciencia de que los excesos del capitalismo exigen una corrección.
Radicales
Hacia 1770 surgió en el pueblo bajo de Londres y en las ciudades industriales del Norte de Inglaterra y Escocia un movimiento apoyado y dirigido por intelectuales y miembros de profesiones liberales que pedían la reforma del parlamento y el derecho universal al sufragio de hombres y mujeres. Su figura más representativa, Spence, publicó “Los verdaderos derechos del hombre”. Los radicales, que realizaron una actividad infatigable en la calle, pueden considerarse los antecesores de los cartistas en la medida en que reclamaban soluciones políticas a la cuestión social.
Sindicalistas
Iniciaron su lucha contra las leyes que prohíben las asociaciones obreras. John Doherty fundó la Unión General del Reino Unido, federación de los hiladores de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Posteriormente Doherty propuso la asociación de todos los oficios en una gran central sindical y así se constituyó en 1831 la National Association for the Protection of Labour, que llegó a contar con 100.000 miembros.
El movimiento cartista
Hasta 1830 la tendencia preponderante del obrerismo inglés reducía sus proyectos a mejoras exclusivamente laborales. Pero hacia esa fecha la miseria de las clases obreras inclinó a los líderes hacia posturas más precisas de reforma política. En 1831, durante la campaña sobre la reforma electoral, Lovett reclamó el sufragio universal. En mayo de 1838 un nuevo grupo redacta un documento histórico, la “Carta”, en el que se pide sufragio universal, supresión del certificado de propiedad para ser miembro del Parlamento, inmunidad parlamentaria, circunscripciones electorales iguales. Son peticiones políticas; mientras no haya un cambio en la política, no se producirá un cambio social. Dentro del movimiento cartista se destaca una tendencia moderada la de Lovett y Owen, que pone acento en las cuestiones económicas, postulando la organización de cooperativas de producción y la supresión de los intermediarios. En general los líderes más prestigiosos, el periodista irlandés O’Connor y el demócrata O’Brien, se inclinaban por los mítines y huelgas de carácter violento. Lovett recelaba cada vez más de esta tendencia y postulaba el entendimiento entre las clases trabajadoras y medias. El primer Congreso cartista, celebrado en Londres en 1839, optó de forma decidida por las posturas de fuerza: huelga general, algaradas presiones con todos los medios. Ante las decisiones del Congreso y especialmente la amenaza de huelga general, el gobierno inglés colocó los distritos industriales bajo mando militar, detuvo a los líderes y autorizó la formación de unidades cívicas armadas. Tras el fracaso del Congreso se produjo el enfrentamiento entre las tendencias violenta y moderada. Los líderes cartistas concluyeron de la experiencia que la clase obrera aislada no podía conseguir una gran reforma política. A partir de entonces, el obrerismo inglés se une a ciertos sectores de las clases medias para obtener sus reivindicaciones. El cartismo quedó como el primer ensayo de los obreros para unirse en congresos y coordinarse en una disciplina común.